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Creo que todos nosotros tenemos una cosa en común, y es que sin importar cuánto disfrutemos nuestro trabajo y labores (nuestras vocaciones) también disfrutamos de algunas formas de recreación. No sé lo que te guste hacer para recrearte, pero a mí me gusta tocar música, me gusta jugar golf, y hay algunas actividades que disfruto como recreación.
Pero ¿que quiero decir con “recreación”? y ¿Por qué la “recreación” es llamada “recreación”? Voy a escribir esta palabra en la pizarra como para que algunos de ustedes no puedan verla, y solo tendrán que imaginarla. Es la palabra “recreación” y el prefijo “re” ¿qué significa? “Otra vez” o “Nuevo”. Y la raíz de la palabra “creación” tiene que ver con que el mundo fue creado y formado por Dios.
Génesis uno nos habla acerca de la obra de creación de Dios, pero también hay una especie de recreación que, en primera instancia, se refiere bíblicamente al fin del tiempo del plan de redención de Dios cuando renovará este universo caído. Recuerda cómo Pablo nos dice en Romanos que toda la creación gime a una con dolores de parto, esperando por la redención de los hijos de los hombres.
Esto quiere decir que nosotros hemos llevado a toda la naturaleza a la ruina. Aun los animales y las plantas están, en su propia forma, anhelando la perfecta renovación, la restauración del cosmos—incluso todo el reino animal cayó mientras caíamos bajo él. Me es interesante que cuando la maldición es pronunciada sobre Adán y Eva, y cómo aparece la enemistas que existe no solo entre el ser humano y Satanás, sino también entre humanos y otros humanos y también entre los humanos y la naturaleza y también entre la persona consigo misma.
Pero la mayor enemistad es entre nosotros y Dios. Pero la ruptura de la camaradería entre nosotros y Dios también distorsionó y arruinó nuestras relaciones interpersonales. Una vez que el pecado entra en los seres humanos, afecta las relaciones. Obviamente afecta tu relación con Dios. Afecta tus relaciones con otras personas y las de otras personas contigo.
También afecta tu relación contigo mismo. Existe ese concepto de auto distanciamiento. No estamos en paz ni aun con nosotros mismos. Pero más allá de eso, las Escrituras hablan de un distanciamiento, o una alienación, entre nosotros mismos como pecadores y todo el reino animal, del cual se suponía que íbamos a tener dominio y debíamos cuidar con amor y nutrir. Algunas veces me paró frente a una ventana y veo a un ave aterrizar en el patio y la observo buscar comida por sí misma, pero por todo el tiempo que anda buscando comida, pareciera como si tuviera un espasmo de terror.
La cabeza nunca está fija, siempre está subiendo y bajando, zigzagueando y sus ojos mirando alrededor buscando depredadores—un gato, buscando un halcón—pero sobretodo, buscando seres humanos. Yo acostumbraba a cazar en las montañas de Pensilvania, me metía por el bosque solo, y cada vez que entraba al bosque, lo que me llamaba más la atención era ese silencio absoluto. Disfrutaba el silencio al caminar entre los árboles. No oías el escándalo de la gente o los autos o ninguna de esas cosas similares o maquinarias. Solo camina por un bosque y verás cuán silencioso es. Y luego tomaría algún tiempo para adentrarme en el bosque, luego me sentaría sobre un tronco o aun sobre un árbol en pie, y no haría ningún ruido por 15, 20 o 30 minutos, uniéndome al silencio del bosque.
Y luego algo extraordinario tomaría lugar. De repente, empiezas a escuchar ruidos. Escuchas el rasguño de una pequeña pata, escuchas el piar de las aves y es como si el bosque cobrara vida y la fauna empieza a aparecer y congregarse para empezar sus actividades normales, siempre y cuando ellos sepan que no estás por allí. Pero tan pronto como la presencia humana se manifiesta, todo cambia. Lo puedes llamar instinto—o como quieras llamarlo—pero hay un temor básico que los animales nos tienen y ellos tienen razones fundadas para temernos porque hemos contaminado el ambiente.
Le hemos hecho daño a su experiencia de vida diseñada bajo la agencia creativa de Dios. Y así, toda la creación espera con ansias el día final de la recreación final, el descanso final, la renovación y una nueva página. Pero aun la idea de redención, del redimir no solo a la gente, sino a todo el cosmos, de la creación es anunciada muy temprano en el libro del Génesis, y se encuentra en la historia del diluvio donde, como sabemos, Dios visitó con juicio sobre la tierra.
Pero Él salva pares de criaturas de la tierra que son puestas a salvo en el arca, y bajo la familia de Noé. Y después de que las lluvias cesan y las inundaciones retroceden, Noé envía una paloma que regresa, y vemos que la tierra se está secando, y los habitantes de arca desembarcan sobre el monte Ararat en tierra seca. Ahora, Dios renueva su pacto con los seres humanos, y llamamos a ese nuevo pacto que Dios hace en ese momento como Pacto Noénico—esto es el pacto que Dios hace con Noé.
En un sentido muy real, Noé está repitiendo a Adán. Él es la nueva cabeza de la raza humana porque todo el resto de la raza humana ha sido aniquilada por su maldad. Y así Dios reinstaura y reinstituye su pacto de creación. Y éste es importante porque los términos de tal pacto de creación que Dios hace con Noé han de ser vistos como parte de las ordenanzas de la creación. Ahora, permítanme recordarles una vez más de lo que estamos hablando cuando hablamos de las ordenanzas de la creación.
Justo esta semana recibí una carta de un abogado que ha estado trabajando con líderes nacionales en un esfuerzo para llamar al pueblo de los Estados Unidos, los abogados, los legisladores y la rama ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos y también el poder judicial del país de regreso a las raíces norteamericanas. Y la tesis que este abogado ha escrito sobre dice que la constitución no debe ser entendida como un documento de nova o nuevo que de repente apareció al final del siglo dieciocho, sino que este fluye de las afirmaciones hechas en la declaración de la independencia, donde en ese documento esa idea es afirmada, de que somos hechos por un Creador, y que se nos ha investido, por nuestro Creador, con ciertos derechos inalienables.
Ahora, por supuesto, lo que esta persona está escribiendo en el ensayo es que Dios—que realmente creemos, antes que nada, que hay un Dios que establece el gobierno en primer lugar y que, en segundo lugar, creemos que Él—como Creador—ha dotado a la gente con derechos. ¿Existe tal cosa como la Ley Natural? Recordemos todas las trifulcas que se levantaron cuando en Estados Unidos Clarence Thomas fue nombrado para ser miembro de la Corte Suprema de Justicia y cuando en una de las audiencias Joe Biden interrogó a Thomas sobre el tema de la Ley Natural porque hay muy pocas instituciones que siquiera enseñan Ley Natural.
Esta es una idea que ahora es considerada pasada de moda por la cultura. Pero Clarence Thomas era una especie de reliquia, un apéndice de una era pasada y extraña porque todavía seguía sosteniendo la idea de que la naturaleza misma revela ciertas leyes básicas que se aplican a todos—lo que los filósofos llaman la “igualdad general”—que si estudias todas las culturas del mundo y observas sus códigos legales, verás toda clase de diferencias y tonalidades que hacen cada cultura distinta de las otras y cada sociedad distinta.
Pero al mismo tiempo, verás ese compromiso básico y fundamental con ciertas leyes. Y esas leyes de las naciones, el “jus Gentium” o la ley internacional, como es llamada—la igualdad general es entendida como un reflejo de las leyes que no son dadas a cristianos por ser cristianos o a judíos por ser judíos, sino que son dadas a los seres humanos por ser seres humanos. Así como recordamos que cuando Dios creó a Adán y Eva, tuvimos el pacto de creación que fue hecho entre Dios y todos los seres humanos.
Y yo dije en ese momento que cuando lo observamos estamos de forma inexorable atados a tal pacto de creación, que todos nosotros estamos aquí como resultado de la actividad del Creador, y todos nosotros rendimos cuentas al Creador. Y todos nosotros estamos bajo pacto con Dios ya sea que queramos estar o no, sea que nos guste o no, o sea que creamos en Él o no.
Lo que dije en ese momento es que si dices, “No creo en Dios y no soy responsable de mantener esas leyes de las que dices que están en la creación”, de seguro querrás abandonar el pacto, pero no puedes hacerlo. Cada persona está en una relación de pacto con Dios.
Podríamos no estar todos en el Nuevo Pacto—en el Pacto Cristiano—o en el Pacto Judío o algo como eso, pero todos sí estamos en el Pacto de Creación. Y la pregunta final es, ¿Somos guardadores o quebradores del pacto? Bueno, por naturaleza rompemos el pacto, pero lo que quisiera que entendamos es que después del diluvio, el Señor renovó el pacto de creación con Noé.
Ahora, veamos algunas de las cosas que aprendemos cuando Dios le dice a Noé en el capítulo ocho, “Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra”.
¿Puedes notar la repetición del mandamiento original de ser fructífero, multiplicarse y poblar la tierra? Aquí está otra vez. “Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.
Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar”. ¿Lo ves? Inmediatamente después de la redención de Noé, él adoró a Dios. Él ofreció sacrifico de alabanza en honor a Dios. Un sacrificio de acción de gracias. “… Y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
Y mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche”. ¿No es increíble? Dios dijo que no iba a destruir a la creación más, y mientras su creación perdura, va a haber estaciones. Va a haber tiempo para plantar y tiempo para cosechar. Voy a gobernar este mundo a través de mi providencia y voy a asegurarme que esta tierra es preservada y que la tierra dé su fruto para ti. “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra”.
Ahora escuchen esto, “El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar…”
De esto es lo que estaba hablando hace un minuto—como nos temían los animales, aunque muy pocos son domados. Animales salvajes huyen ante la aparición de seres humanos. “… en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre”.
Y ahora tenemos esta ley de la creación: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. Mas vosotros fructificad y multiplicaos…” Aquí tenemos la institución bíblica de la pena capital por asesinato. Recuerdo cuando el estado de Pensilvania en Estados Unidos estaba discutiendo el tema de la pena capital. El gobernador de Pensilvania tenía que lidiar con un proyecto de ley que había pasado por el legislativo que restauraba la pena capital en el estado de Pensilvania, y el gobernador vetó la ley.
Él habló públicamente sobre eso diciendo: “No tenemos pena capital en este estado. Estoy vetando esta ley porque Dios dijo, No Matarás”. Y yo pensé que era extraño porque cuando Dios dijo, “no matarás” hizo la provisión para con aquellos que quebrantan este mandamiento, para aquellos que matan, en donde Dios requería que el asesino sea ejecutado.
¿Por qué? Lo dice aquí, “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada”. Esta no es una profecía. No está diciendo, “Aquellos que vivan por la espada, morirán por la espada”. Ese no es el punto aquí. El punto en este texto es que Dios está promulgando un mandamiento. ¿Por qué? Porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios; y el más grande asalto contra la dignidad humana es tomar con maldad una vida humana—asesinar.
No estamos hablando de homicidio involuntario. Estamos hablando de premeditación maliciosa, asesinato de primer grado, y Dios ve el asesinato no solo como un ataque contra una criatura que tiene la imagen de Dios, sino que Él considera esto como un ataque contra Dios mismo porque Dios está diciendo que puso su imagen en cada ser humano y la vida humana es tan sagrada que no tolerará el asesinato. Por eso es que era tan interesante para mí el escuchar los debates sobre la pena capital porque aquellos que se oponían a la pena capital tendían a hacerlo sobre la base de que la pena capital denigraba la santidad de la vida humana.
Estaban diciendo que la vida humana es tan sagrada que nunca debiéramos tomarla intencionalmente, como en una ejecución o un asesinato. Aun la vida de una asesina es sagrada. Aun la vida de un asesino es valiosa; y estoy de acuerdo con que la vida del asesino es valiosa. Pero el punto en el debate es cual punto de vista tiene una visión más alta de la vida.
Si el motivo para la pena capital es la venganza o la revancha, entonces Dios lo odia; pero la justificación moral para la pena capital que Dios da aquí en el texto es porque Dios dice que la vida humana es tan importante, tan sagrada, que si alguien más, voluntariamente, con malicia va y asesina a otro ser humano, él o ella pierden su derecho a vivir.
Y no es solo que ellos podrían ser ejecutados. Es un mandamiento de Dios en la creación de que sean ejecutados.
Ahora, yo no conozco nada en ningún lugar de la Biblia que posteriormente lo haya abolido. Podemos hablar de las leyes de Moisés, donde algunas de esas han sido anuladas, pero las ordenanzas de la creación son aquellas ordenanzas que Dios da a la raza humana que se levantan en la creación. Eso debería ser parte de nuestro entendimiento de la igualdad general.
“Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente…” Y luego dice, “… y no exterminaré ya más toda carne con aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra”.
¿Te das cuenta que Dios está haciendo un pacto con Noé y con los descendientes de Noé—una vez más con la raza humana—y que ese pacto incluye una promesa una sagrada? Y tal promesa es luego representada por una señal exterior—por un sacramento, si lo quieres, en el Antiguo Testamento.
Y tal señal que Dios establece es la señal del arcoíris. Y lo que Dios está diciendo es que toma las cosas ordinarias, como en la Cena del Señor donde toma el pan y el vino y les da un significado especial en la celebración del sacramento. En el bautismo, Él toma el agua—un líquido ordinario—y le conecta con un significado especial en términos de ser una señal de la promesa de Dios.
Bueno, aquí es donde vemos esto, donde el Señor toma el arcoíris y Dios dijo: “Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra… y me acordaré del pacto mío…y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne”. Entonces, cada vez que llueve y miramos hacia el cielo, vemos literalmente la escritura de Dios en el cielo.
Vemos una señal visible, tangible y concreta de la promesa del Dios invisible. Y cada vez que veamos el arcoíris, deberemos recordar la promesa de Dios de preservar ese mundo en que Él está dramáticamente involucrado en su redención. Cuando has estado leyendo la Biblia, ¿alguna vez te has preguntado acerca de los mandamientos que se encuentran en las Escrituras y te has preguntado, ¿ellos se aplican hoy?
Todos nos damos cuenta que hay ciertos mandamientos que están escritos en las Escrituras que no podrían realmente tener ninguna aplicación significativa para el día de hoy. Por ejemplo, cuando Jesús envía a los 70 y les dice que no tomen sandalias para sus pies, ¿significa que es una regla para todos los ministros y todos los predicadores que ellos deben predicar descalzos? Obviamente, no.
Vemos que hay ciertas cosas que están relacionadas con la cultura y las costumbres—estilos de vestimenta, tipos de dinero. Por ejemplo, no tenemos que dar nuestros diezmos con denarios, usamos nuestra moneda local. Ustedes saben, el medio o la moneda precisa es un tema de costumbres. Lo principal se mantiene, pero lo relacionado con las costumbres cambia de cultura a cultura.
Bueno, hay un gran peligro, por supuesto, de imponer leyes sobre cada cultura que no tuvieron la intención de estar en cada cultura. Pero el otro lado es aún más peligroso. Cuando tomamos un mandamiento de Dios y decimos, “Bueno, esto está solo para ser aplicado en ese tiempo. No tiene relevancia para nosotros hoy”. Eso es peligroso.
La carga de la prueba siempre tiene que estar sobre aquellos que reducen una ley de Dios a una costumbre en lugar de volverla un mandato principal. Pero sin ir más allá, déjenme decirles esto: Que cuando estás leyendo la Biblia, y te encuentras con una de estas cosas de las que no estás seguro, toma nota que, si hay en ellos una apelación en el texto a la creación, puedes estar seguro de que no es cultural porque las leyes que Dios da en la creación se aplican en cualquier lugar en que la creación está presente.
Mantén eso en mente cuando estás estudiando la Palabra de Dios.