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Uno de los elementos fascinantes de la Biblia es el significado que a menudo se conecta al uso de nombres y títulos. Por supuesto, los nombres y títulos de Dios Padre son muchos y están revelando algo de su carácter. Y lo mismo es cierto para Jesús. Creo que es seguro decir que Jesús es la persona con más títulos en toda la historia registrada.
Recuerdo una ocasión en la que en un seminario teológico donde una vez trabajé, ellos realizaban una convocatoria anual donde un destacado estudioso venía y daba un discurso académico para la ocasión y en ese día, en particular, el estudioso que fue invitado era muy conocido, y todo el mundo esperaba un discurso académico muy técnico durante sus 45 minutos de discurso. Y sorprendió a todos con solo subir al podio. Abrió un pedazo de papel que tenía una larga lista, y como letanía empezó a recitar los nombres de Jesús que se encuentran en las Escrituras.
Empezó a leer de esta lista diciendo cosas como: «Señor, Hijo de Dios, Hijo del Hombre, Hijo de David, Emanuel, el Verbo, el Autor, la rosa de Sarón, el lirio de los valles», y continuó y siguió y siguió durante 45 minutos antes de agotar la lista de nombres que se le da a Jesús en el Nuevo Testamento. Y cada uno de estos nombres, o cada uno de estos títulos, nos revela algo sobre el carácter de Cristo o sobre la obra en la que estaba comprometido, y ese es un estudio interesante que ustedes pueden hacer por su cuenta. Al ir recorriendo la Escritura, tomen nota cada vez que la Escritura asigna un título a Jesús.
Ahora, en el breve tiempo que tenemos en esta sesión, vamos a ver algunos de los nombres o títulos más prominentes que se dan a Jesús en el Nuevo Testamento. Sabemos que estamos familiarizados con el nombre Jesucristo. Pero llamar a esto su nombre es en sí una equivocación, porque no es realmente su nombre. Su nombre es Jesús, o Jesús bar José, o Jesús de Nazaret. Cristo es un título. Es como nos referiríamos del presidente de los Estados Unidos, el presidente George Washington, o quien sea el presidente en este momento. ‘Presidente’ es el título; George es su nombre.
Y así, en este caso, el título que se utiliza es Cristo, y este es el título para Jesús que se utiliza con más frecuencia que cualquier otro título en toda la Escritura. Y es debido a su frecuencia numérica, es debido a su uso tan frecuente en conexión con Jesús que hemos llegado a pensar en él como un segundo nombre de Jesús, Jesucristo. Ustedes notan cómo a veces la Biblia invierte el orden y habla de Cristo Jesús. Ahora, la palabra Cristo viene de la palabra griega Christos, que es la traducción griega de la palabra del Antiguo Testamento para el Mesías, y significa el que es ungido.
Y recordamos a Jesús, cuando dio su primer sermón, registrado, en la sinagoga, donde ese día la lectura para la congregación provino de Isaías 61, que dice: » EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES», y lo demás. Y Jesús, después de la lectura de ese texto simplemente dijo a la congregación: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído», en la que estaba identificándose con el contenido que Isaías estaba explicando con respecto a la idea del Mesías. Si bien el concepto de Mesías es extremadamente complejo, no es una idea simple, pero hay varios hilos que están entrelazados en la revelación progresiva bíblica de la función y el carácter y la naturaleza de este Mesías, quien vendría a liberar a su pueblo, Israel. Y, en un sentido, para que Cristo sea el Mesías, tiene que ser el Pastor; tiene que ser el Rey; tiene que ser el Cordero; tiene que ser el Siervo Sufriente de Dios que se predice en el libro de Isaías, por ejemplo.
Hay muchos, muchos hilos diferentes que se unen de una manera maravillosa. De hecho, creo que una de las evidencias extraordinarias para la inspiración divina de la Biblia es ver cómo todas estas diferentes líneas de expectativas mesiánicas establecidas en el Antiguo Testamento convergen y se cumplen en una sola persona de una manera dramática. Mencioné el otro día el texto en el Apocalipsis donde Juan tuvo una visión y esperaba ver un león, y en lugar de un león, ve el cordero. Bueno, Jesús cumple ambas cosas, ¿no es cierto? Él es el León de Judá, el nuevo rey de Israel; y Él es también el Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo.
Ahora, el segundo título más utilizado para Jesús en el Nuevo Testamento, que es un título de gran importancia, es el título ‘Señor’. Y, de hecho, este título es tan importante que se dice que el credo más antiguo de la comunidad cristiana, la iglesia del siglo I, la primera confesión de fe fue muy simple. Fue la confesión, Jesus ὁ Kúrios, Jesús es Señor. Esa fue la simple confesión de fe, y una de las razones históricas de ello fue que, fue en el momento en el que la comunidad cristiana abrazó a Jesús como Señor, que los puso en dificultades con las autoridades romanas. Debido al culto al emperador en Roma, donde, por lealtad al Imperio Romano, se exigía a los ciudadanos recitar públicamente las palabras ‘Kairós kúrios’, César es señor.
Ahora bien, los primeros cristianos estaban profundamente comprometidos con el mandato que habían recibido de Cristo y de los apóstoles de ser obedientes al magistrado civil, de orar por el rey, honrar al rey y todas esas cosas, y así hacían lo que fuera para pagar sus impuestos y obedecer las leyes del estado, y lo demás, pero lo único que no pudieron hacer fue el atribuir al César el honor y la majestad que traía consigo este término. Ahora, este término Señor no siempre se utiliza de una manera tan majestuosa en el Nuevo Testamento. De hecho, es un poco confuso para nosotros porque hay tres maneras distintas en las que se utiliza esta palabra señor, la cual se traduce del griego kurios.
Es el primer lugar donde la palabra ‘señor’ pudo usarse y funcionó como la forma sencilla y educada para dirigirse, la que usarías con cualquier hombre. Es como decirle «Señor» a un hombre. Así que cuando tenemos personas que no conocen a Jesús y se encuentran con Él por primera vez en el Nuevo Testamento, y se dirigen a Él como Señor, no queremos llegar a la conclusión de que de repente tienen este profundo entendimiento de la medida completa de la majestad de Cristo. Puede ser que simplemente se hayan estado dirigiendo a Él de una manera educada, diciendo: «Señor», ya sabes, este es mi problema, ¿qué puedes hacer al respecto?
Pero esa palabra, señor, incluso en el idioma español puede tener un significado más exaltado, ¿no? Y cuando alguien es nombrado Sir (caballero), en Inglaterra, por ejemplo, y son elevados a la nobleza, cuando se les da ese título, ahora se dirigen por el nombre de Sir, Sir Winston Churchill, Sir Laurence Olivier. Es un título que originalmente se dio a los caballeros, Sir Galahad, y los demás.
Bueno, la segunda forma en que este término se utiliza en el Nuevo Testamento es con referencia específica a un dueño de esclavos, quien era una persona rica que tenía suficiente dinero para comprar sirvientes que trabajaran para él, y el siervo fue llamado, o el esclavo fue llamado un doulos en el Nuevo Testamento, y uno no podía ser un doulos a menos que perteneciera a un kurios, a un señor. Así que aquí el término ‘señor’ se utilizó para referirse a uno que poseía esclavos. Ese es uno de los usos del título ‘señor’ que le gustaba al apóstol Pablo, ¿no es así?
Con qué frecuencia se describe a sí mismo: «Pablo, un doulos de Jesucristo” «Pablo, esclavo del Señor Jesús», Y él dirá de todos nosotros, ‘no son de ustedes porque han sido comprados con un precio. Así que cuando confesamos que Jesús es el Señor, entendemos con eso que Cristo nos posee; Él nos ha comprado en la expiación, y por lo tanto somos su posesión cuando lo llamamos Señor. Pero el uso más alto del término en el Nuevo Testamento es lo que se llama el uso imperial del título ‘señor’. Y por supuesto, ese fue el uso que César había tratado de atribuirse a sí mismo.
Y eso, por supuesto, fue lo que causó a los cristianos todo el dolor. Y, en este sentido, el Nuevo Testamento nos da de alguna manera una declaración críptica que dice que nadie puede llamar a Jesús Señor excepto por el Espíritu Santo, casi parece contradecir lo que Jesús mismo dijo al final del Sermón del Monte, cuando dijo: ‘Muchos vendrán en aquel día diciendo’ ¿qué? ‘Señor, Señor, ¿no hicimos esto en tu nombre y no hicimos aquello en tu nombre?’, y él dijo: ‘Los miraré y diré: “APARTAOS DE MÍ, LOS QUE PRACTICÁIS LA INIQUIDAD”. “Jamás os conocí”. De nuevo, Jesús dijo: «ESTE PUEBLO CON LOS LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZÓN ESTÁ MUY LEJOS DE MÍ». Así que Jesús obviamente entendió que una persona podía abrir la boca y usar la fraseología y llamarlo por el título ‘Señor’ incluso en el sentido imperial, exaltado y aún así no estar redimido.
Entonces, ¿por qué la Escritura dice que ningún hombre puede llamar a Jesús Señor excepto por el Espíritu Santo? Bueno, hay dos maneras de interpretar eso. Una es que la declaración es elíptica, y lo que se omite y se debe insertar es que nadie puede llamar sinceramente a Jesús Señor a menos que se le haya dado eso por medio del Espíritu Santo, y sólo las personas regeneradas tienen una confesión genuina de fe por la cual llaman a Jesús Señor, o, puede hacer referencia al tiempo de la persecución donde la única cosa que las personas que no eran verdaderos creyentes no querían hacer públicamente era abrir la boca y decir que Jesús es el Señor, porque si eran atrapados diciéndolo, podrían convertirse en una antorcha humana en el jardín de Nerón, o en una atracción destacada en el Circus Maximus.
En todo caso, el verdadero significado de este título se encuentra en lo que es traducido del Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, así como Cristo tiene muchos títulos en el Nuevo Testamento, así Dios tiene muchos títulos en el Antiguo Testamento. Su nombre en el Antiguo Testamento es Yahvé. Pero leerás textos en la Biblia donde dice: «¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra». O «Dice el SEÑOR a mi Señor, siéntate a mi diestra». Y cuando lees esos textos, a veces verás las extrañas marcas en la impresión en español de la Biblia donde una vez verás el nombre de ‘Señor’ con todas las letras mayúsculas, y luego en la siguiente línea verás la palabra ‘Señor’ con letras minúsculas.
Es la misma palabra en español, pero está impresa de manera distinta. ¿Por qué? Porque cuando es mayúscula S, mayúscula E, mayúscula Ñ, mayúscula O y R, el editor te está dejando saber el secreto de que la palabra que está siendo traducida por este término ‘Señor’ es el nombre de Dios, Yahvé, el nombre sagrado, el nombre inefable. Y cada vez que ves S, e minúscula, ñ minúscula, o y r minúscula, eso indica que se usa una palabra hebrea distinta; por lo general Adon o Adonai, alguna forma de ese nombre, que era el título más alto utilizado por el pueblo hebreo para Dios en el Antiguo Testamento. Era un título que se le dio a Dios de manera única. Indicaba que Dios, quien es Adonai, Señor, Oh Señor, Oh Yahvé, nuestro Adonai, “cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra”. El término Adonai se refiere a la soberanía absoluta de Dios sobre toda su creación.
Ahora, llegamos al Nuevo Testamento. Leemos el increíble himno que Pablo utiliza en el segundo capítulo de su epístola a los filipenses, a veces llamado himno kenótico. «Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo… Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte» y así continua. Entonces, ¿cuál es el clímax de esa expresión que Pablo dice? «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla… y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre».
Ahora, hay un poco de dificultad en la construcción de ese texto, y mucha gente lee ese texto y si les decimos: ‘¿Cuál es el nombre que es por sobre todo nombre?’ Ellos responderán inmediatamente, ¿qué?, el nombre de Jesús. Debido a la forma en que lo dice, «y le confirió el nombre que es sobre todo nombre”, que al nombre de Jesús toda rodilla se doblaría. No, es a Jesús que Dios da el nombre que es por sobre todo nombre, para que cuando escuches el nombre de Jesús, te inclines y confieses ese nombre que se le confiere y que está por sobre todo nombre y es el nombre ‘Señor’. Así que al nombre de Jesús toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que es Señor, que Él es kurios, que es Adonai para la gloria de Dios Padre.
Ahora, tenemos una serie especial que hemos hecho en Ligonier, que mira en esto con mucho más detalle y no podemos verlo en el rápido panorama general de esta serie, pero es una que recomiendo a la gente que quiere indagar más profundo, y se llama «La Majestad de Cristo». Y mucha gente nos ha dicho que eso les ha ayudado a ver cómo el Nuevo Testamento muestra a Jesús, y yo sólo te lo recomendaría, de paso. Pero, en cualquier caso, estos son los dos primeros títulos utilizados para Jesús en términos de su frecuencia de uso. Cuando llegamos al tercer título en términos de frecuencia de uso, realmente el título Mesías se utiliza cientos de veces y también cientos de veces está el título ‘Señor’. Y luego, cuando llegamos a la tercera en la lista de frecuencias, bajamos dramáticamente a los 80 y algo, y ese es el título ‘Hijo del Hombre’. ‘Hijo del Hombre’.
Ahora, lo que es inusual y fascinante acerca de este título para Jesús es que, aunque ocupa el tercer lugar en la frecuencia de uso de títulos para Jesús en el Nuevo Testamento, entre todos, es por mucho el título número uno que Jesús usó para sí mismo. Ahora, eso es significativo, porque una de las cosas que todos tendemos a lidiar en nuestra vida diaria es gente pronunciando mal nuestros nombres, aún a la señora Vélez le pronuncian mal su nombre de vez en cuando. Estoy seguro de que la llaman Pérez de vez en cuando, pero, saben que, hay gente que me llama Eprol, y digo: ‘cuando me llamas Eprol, no hago caso, porque quiero que mi nombre se pronuncie correctamente’. Es Sproul y rima con españOL y otras rimas más.
Pero eso puede ser un asunto de vanidad y orgullo también; y todo ese tipo de cosas. Pero es un asunto de cortesía llamar a la gente como quieren ser llamadas. Y es significativo para mí que Jesús obviamente tuviera una preferencia. Porque hay 82 u 83 (olvido el número exacto) de referencias a este título en el Nuevo Testamento, y todas, menos tres de ellas, son utilizadas por Jesús mismo. Lo que también tiene un poco más de significado, cuando tienes a los de la alta crítica que ven el texto y tratan de destrozarlo con su ataque negativo a la Biblia.
Dicen que gran parte de la imagen y el retrato de Jesús que tenemos en el Nuevo Testamento fue fabricado por los compañeros celosos de Cristo en la iglesia primitiva. Así que, eso es extraño, ¿cierto? Que cuando reprodujeron el retrato de Jesús y nos dan la historia de su vida, que si realmente estuvieran haciendo eso, uno esperaría que pusieran en la boca de Jesús las designaciones favoritas que ellos tenían para Él en lugar de las designaciones de Él mismo. Y, sin embargo, de las 80 y algo veces que este título ocurre en la Biblia, y en el Nuevo Testamento, todas, menos tres de ellas, son atribuidas a Jesús mismo. Y eso es significativo porque Jesús está diciendo, «Así es como me identifico a mí mismo.»
Ahora, ¿cuál es el significado de ‘Hijo del Hombre’? Algunas personas ven en eso una expresión de la humildad de Jesús; Él está siendo humilde; yo soy solo un pobre predicador del campo; solo soy un ser humano común y corriente. No, no, no, no, no. Si volvemos al Antiguo Testamento, particularmente al libro de Daniel y vemos la visión que Daniel tiene en las cámaras interiores del cielo, tenemos una escena en la que Dios aparece en el trono del juicio como el Anciano de Días, y recibe en su presencia a Aquel que viene a El en las nubes de gloria, quien es llamado el Hijo del Hombre. Y es el Hijo del Hombre quien tiene la autoridad de juzgar al mundo.
Y entonces, el uso de este título en el Nuevo Testamento, el Hijo del Hombre, es una persona celestial que desciende del cielo a la tierra y Él representa nada menos que la autoridad de Dios. Y viene a traer crisis o juicio al mundo porque Él es el juez que está encarnando la visita divina a este mundo, el día del Señor y el día de la visitación de Dios. Entonces, este es un título bastante exaltado que es dado singularmente a Jesús en el Nuevo Testamento. Y les pido que tengan cuidado al leer las Escrituras cada vez que se encuentren con este título, Hijo del Hombre, deténgase y vean su contexto, y empezarán a ver lo majestuoso y exaltado que es como una representación de Jesús. Todo nombre que se le da a Jesús en el Nuevo Testamento tiene significado. Cada nombre tiene sentido. Cada nombre nos revela algo acerca de quién es Él y lo que Él ha hecho.