
3 cosas que debes saber sobre Amós
1 agosto, 20253 cosas que debes saber sobre las cartas de Juan

Este artículo forma parte de la colección 3 cosas que debes saber.
La Biblia está llena de tesoros ocultos. Muchos de esos tesoros ocultos se encuentran en los libros más pequeños de la Biblia. La mayoría de los cristianos que toman en serio la lectura de la Palabra de Dios estarán razonablemente familiarizados con sus «grandes libros» (como Génesis, los Salmos, Isaías, el Evangelio de Juan, Romanos y Efesios). Supongo que no muchos están bien familiarizados con libros como Joel, Hageo, Sofonías y las tres cartas de Juan.
En esta breve meditación reflexionaremos en tres cosas que todo cristiano debe conocer acerca de las tres cartas de Juan.
1. Aunque estos libros son breves, desempeñan un papel importante en el crecimiento y la madurez espiritual del cristiano.
Después de cuarenta años de ministerio pastoral, he aprendido a no dar por sentado que los cristianos conocen sus Biblias tan bien como lo hacían las generaciones anteriores. La alfabetización bíblica y la predicación bíblica expositiva no son tan comunes como solían ser. La capacidad de atención general, incluso de los creyentes más fieles, ha sido infectada por el espíritu de la época. El buen deseo de ministrar de manera relevante en la cultura a menudo ha llevado a que los sermones sean más temáticos que expositivos. Todo esto ha privado a los creyentes de un conocimiento de la Palabra de Dios que sea tan amplio y profundo como la totalidad de las Escrituras.
Pablo le recordó a Timoteo: «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra» (2 Ti 3:16-17). Pablo estaba enfatizando de manera especial esta verdad a este joven hombre de Dios para que pudiera abrazar la Palabra escrita de Dios en su totalidad y permitir que moldeara su vida y ministerio. Lo que era cierto para Timoteo, sin duda, no es menos cierto para cada cristiano.
Por lo tanto, debemos conocer 1, 2 y 3 Juan para ser entrenados en la justicia y llegar a ser cristianos completos, capacitados para toda buena obra.
2. Las tres cartas de Juan fueron escritas contra el oscuro trasfondo de las herejías que amenazaban la pureza, la paz y la misión de la iglesia.
Estas herejías no eran nuevas en los días de Juan. Satanás las resucita regularmente para desviar a la iglesia de Cristo, motivar a que ella esté ensimismada y despojarla de su credibilidad evangélica. Al comenzar su primera carta, Juan escribe:
Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que les anunciamos: Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla. Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en la Luz, como Él está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él mentiroso y Su palabra no está en nosotros (1 Jn 1:5-10).
Observa la tríada: «Si decimos…» (1 Jn 1:6, 8, 10). ¿Por qué siente Juan la necesidad de escribir esto? Porque algunas personas en la iglesia decían que tenían comunión con Dios, pero andaban en tinieblas. Más adelante, en 1 Juan 2:19, Juan escribió: «Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros». Como un pastor fiel, Juan advierte a sus «amados», como él los llama, que estén en guardia contra las falsas enseñanzas: «Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla» (1 Jn 1:5; ver también 1 Jn 2:22; 4:1-3).
En 2 y 3 Juan, observamos con mayor claridad la preocupación del apóstol por guiar a sus amados hijos lejos del error. En 2 Juan 7 leemos: «Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo». En 3 Juan 9, Juan incluso advierte a sus queridos hijos acerca de un hombre en particular: «Diótrefes, a quien le gusta ser el primero». Juan sabe muy bien que una mala conducta es tan letal como una mala doctrina para corromper la vida del pueblo de Dios.
3. Las tres cartas de Juan modelan el amor, la compasión y la valentía que deberían encontrarse en todo ministro del evangelio y, de hecho, en todo cristiano.
Un ministerio que honra a Dios y alimenta a las ovejas está arraigado en una predicación que no solo es precisa y ortodoxa, sino que también es rica en compasión, valentía y ternura. Es sorprendente notar con qué frecuencia Juan describe a sus lectores como sus «hijitos» (1 Jn 2:1, 12, 28; 3:18; 4:4; 5:21). Su enseñanza hacia ellos emanaba de su amor por ellos. ¡Cuán diferentes serían muchas de nuestras iglesias si las personas supieran, incluso sintieran, que sus pastores los llevan en el corazón y valoran su bienestar por encima de la vida misma!
Las tres cartas de Juan son joyas del evangelio. Léelas, medita en ellas y quizás incluso haz el esfuerzo de memorizarlas, para que puedas seguir creciendo en la gracia de nuestro Señor.