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La apologética ha sido definida ampliamente como la defensa de la filosofía cristiana sobre la vida ante las diversas declaraciones de la filosofía no cristiana sobre la vida. Esta definición combina bien con la amonestación práctica que expresó el apóstol Pedro, cuando dijo: «estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes» (1 P 3:15). La apologética, entonces, se resume en saber lo que creemos, por qué lo creemos y poder comunicar lo que creemos de una manera efectiva y atractiva a quienes cuestionan nuestra fe.
Dado que nuestra creencia se basa en la Escritura, hay un número limitado de cosas que tenemos que defender. Además, cada una de esas cosas ha sido articulada claramente por los autores bíblicos bajo la inspiración del Espíritu Santo, por lo que la herramienta más poderosa que podemos usar es la misma Palabra de Dios. Usar la Escritura como modelo y base para la intervención apologética es un enfoque al que llamo «apologética expositiva».
LA NECESIDAD DE LA APOLOGÉTICA
La apologética ha tenido altibajos en cuanto a su popularidad entre los cristianos de Norteamérica. En ocasiones, ha habido mayor énfasis en el ministerio de misericordia, en el alcance social o en el crecimiento de la iglesia. En otras ocasiones, el evangelismo y la apologética han sido el enfoque central. Actualmente, estamos en medio de un aumento de la popularidad y la práctica de la apologética. Cada vez más, los cristianos comienzan a reconocer esta necesidad. La apologética es necesaria hoy en día debido a situaciones como el analfabetismo bíblico, el pensamiento posmoderno y poscristiano y la oposición abierta contra la verdad bíblica.
EL ANALFABETISMO BÍBLICO
Una razón fundamental por la que necesitamos la apologética es por el analfabetismo bíblico básico que encontramos tanto en la cultura en general como en la iglesia. La gente simplemente no sabe qué dice la Biblia. Como resultado, algunos de los principios más básicos del cristianismo, los que alguna vez en el pasado fueron conocidos y asumidos como verdaderos por la mayoría de los estadounidenses, hoy se consideran dudosos y sospechosos.
Ya casi nadie conoce los Diez Mandamientos, y mucho menos se cree que sean relevantes. Y la catequesis es un concepto extraño incluso para los cristianos más comprometidos. Como resultado, nuestra cultura ya no está llena de personas que crecieron inmersas en estas ideas básicas. Hoy ni siquiera aquellos que asistieron a la iglesia cuando eran niños han escuchado las verdades bíblicas fundamentales. En consecuencia, no podemos asumir nada. Tenemos que estar preparados para defender las afirmaciones e ideas más básicas de nuestra fe, y tenemos que estar preparados para hacerlo con la Biblia.
EL PENSAMIENTO POSCRISTIANO
La creencia de que la verdad es relativa se opone directamente al concepto de apologética. Aprendí esto de manera dura cuando fui estudiante en la Universidad de Oxford. Estaba terminando un programa de doctorado en los Estados Unidos mientras comenzaba simultáneamente otro programa de doctorado en el Reino Unido. Durante mi primera semana en Oxford, me presentaron a mi instructor principal. Cuando se enteró de que yo era un estadounidense que trabajaba en una disertación orientada a la apologética en los Estados Unidos, inmediatamente se dispuso a trazar un curso para mí que incluía leer y escribir sobre el inclusivismo y el pluralismo. Fue un período de prueba muy difícil.
Me encontré cara a cara con el posmodernismo en su forma más poderosa. Aquí estaba yo, en la segunda universidad más antigua y posiblemente la más respetada del mundo, y donde quiera que miraba se negaba la verdad, se afirmaba la ambigüedad y se difamaba la certeza. Tuve que aprender muy rápidamente a sostener mi posición y defender mi fe entre las élites académicas. También aprendí que esas élites, de manera sofisticada, atentaban contra los argumentos mismos con los que yo estaba familiarizado.
Al final, aprendí a usar el poder de la Palabra para dar forma a mis argumentos e impulsar a otros a reconocer su falta de soporte autoritario para las posiciones que sostenían. Enfatizar esta antítesis no siempre resultó en el reconocimiento de la autoridad de la Escritura. Sin embargo, a menudo resultó en el reconocimiento de que el debate era entre la palabra del hombre y la Palabra de Dios.
LA OPOSICIÓN ABIERTA CONTRA LA VERDAD BÍBLICA
Otra situación que provoca el resurgimiento de la apologética es la oposición abierta a la verdad bíblica que prevalece en la sociedad occidental. Quedaron atrás los días en que se asumían las verdades de la Biblia y los hombres eran responsables de ellas. Hoy el cristianismo es visto como una amenaza a la libertad, o incluso como una condición patológica. Las escuelas aceptan la «teoría» de la evolución, pero ven la idea de la creación como un mito peligroso. Los jueces ven la posición bíblica sobre la sodomía como un discurso de odio. De hecho, varios departamentos estatales de servicios de protección infantil en ocasiones han nombrado la asistencia regular a la iglesia como una de las características distintivas de la crianza abusiva.
Ante este panorama, los cristianos deben tener una respuesta lista para aquellos que creen que no solo estamos equivocados, sino que además somos malos. La apologética expositiva puede ser una herramienta poderosa en medio de tal oposición. No estoy proponiendo que la apologética necesariamente cerrará la boca de nuestros detractores. Eso es trabajo del Espíritu Santo. Sin embargo, ciertamente podemos exponer la hipocresía de ellos y señalarles hacia la verdad usando la espada de Dios viva, eficaz y de dos filos que tenemos a nuestra disposición.