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Transcripción
Vamos a continuar con nuestro estudio del concepto cristiano de la Trinidad, y si recuerdan, en nuestra última sesión, al final, vimos el prólogo del Evangelio según Juan, y les mencioné que su concepto del Logos divino, que desde toda la eternidad estaba con Dios, y sin embargo es Dios, preocupó la investigación intelectual y análisis del pensamiento de la iglesia cristiana en los primeros tres siglos. La tal llamada Cristología del Logos dominó la reflexión de la iglesia primitiva, y no todas esas reflexiones terminaron bien.
Algunas de ellas se movieron en una dirección de algo que posteriormente fue catalogado como herejía y distorsiones de la visión bíblica de Cristo, y obligaron a la iglesia a definir su comprensión de la Trinidad de una manera oficial. Casi todas las comunidades cristianas continúan afirmando las declaraciones de los llamados concilios ecuménicos de la historia de la iglesia, de los cuales, los dos principales fueron el Concilio de Nicea en el siglo IV y el Concilio de Calcedonia en el siglo V.
Así que, hoy quiero dedicar un tiempo para analizar los temas que provocaron la controversia que hizo que estos concilios fueran necesarios para la iglesia cristiana histórica. Como dije al principio, en los dos primeros siglos la reflexión se centró en la idea del Logos eterno, y la tensión constante que siempre estuvo ahí fue: ¿cómo relacionamos la afirmación de la deidad de Cristo en particular, así como del Espíritu Santo, pero particularmente la deidad de Cristo, con el concepto bíblico del monoteísmo? Así que esa fue la tensión que forzó el desarrollo de la Trinidad.
Entonces la pregunta era: ¿cómo entendemos la naturaleza de este Dios trino? Y lo que surgió históricamente en los siglos III y IV fue el desarrollo de lo que se llama monarquianismo. Ahora, no todo el mundo está familiarizado con este término. Es un término teológico que tiene un papel importante en la historia de la iglesia, pero estamos muy familiarizados con parte del término, y me refiero a la palabra «monarca». Cuando pensamos en un monarca, pensamos en el gobernante de una nación que es un rey o una reina. Y la idea de monarquía proviene del prefijo, otra vez, «mono», que significa «uno», y de la palabra griega arché, que significa «principio», «jefe» o «gobernante». Y lo hemos visto en otros contextos.
De hecho, al principio del Evangelio de Juan, cuando Juan dice: «En el principio ya existía el Verbo», el griego dice: «En arché», usando esta misma palabra: arché. Adicionalmente, la palabra arché, además de significar «principio», puede significar «jefe» o «gobernante». Y lo hemos visto en otras series. Hicimos una serie sobre ángeles, hace poco, en la que hablamos de ar-cángeles, ar-quitectos, ar-chienemigos, ar-zobispos. Todos estos términos (en el original) están calificados por el prefijo arch, que se toma prestado de la misma palabra griega, que significa jefe, de modo que un obispo principal sería un arzobispo. Un ángel principal o ángel gobernante sería un arcángel y así por el estilo; es la misma palabra.
Entonces, el monarquianismo fue un intento, históricamente, de preservar la unidad de Dios, y específicamente el monoteísmo, pero a veces, como dije, se desvió de su curso y creó varios problemas. La primera gran herejía con la que tuvo que lidiar la iglesia, con respecto al monarquianismo, se llamó «modalismo», monarquianismo modalista. Esa es una palabra difícil y tal vez nunca hayas oído hablar del monarquianismo, y ahora lo estamos complicando aún más con este prefijo, este término calificativo: «modalista». ¿Qué significa eso?
Bueno, en el siglo II, la iglesia se vio amenazada por la aparición de un grupo herético llamado los gnósticos, y sin entrar en todo lo que implicaba el gnosticismo, los gnósticos tenían una visión de Dios y una visión de la realidad que iba en una trayectoria de colisión con el cristianismo. Esto se refinó aún más en el desarrollo de una filosofía llamada neoplatonismo, y particularmente a través de su arquitecto principal, Plotino. Pero la idea del modalismo es simplemente esta: que toda realidad, desde los ángeles hasta las rocas, toda realidad manifiesta un cierto modo particular del ser de Dios.
Hay un panteísmo inherente involucrado en esto. Pero la idea es la siguiente: En la cúspide, o en el centro de la realidad, está la esencia o el núcleo del ser de Dios, y del mismo ser de Dios surgen, eternamente y por necesidad, varias emanaciones que salen del centro. Y la analogía sería como los círculos concéntricos que se mueven fuera del núcleo cuando dejas caer una piedra en un estanque de agua, y se ven las ondas que se mueven desde el centro en todas las direcciones; y te das cuenta de que cuanto más te alejas de donde cayó la piedra en el agua, más débiles se vuelven las ondas, hasta que después de un rato ni siquiera puedes discernir el movimiento.
Bueno, esta teoría de la emanación es que toda realidad es una manifestación del ser de Dios, de modo que tienes diferentes niveles – niveles espirituales, niveles intelectuales, niveles psíquicos y demás– y vienes aquí a la materia pura como las rocas y otras cosas, que incluso las rocas son parte del uno. Participan en el ser mismo del uno, aunque sean un nivel inferior o un modo inferior del ser principal. Pero todo sigue siendo parte del uno.
De nuevo, el líder principal en el siglo III de esta distorsión conocida como monarquianismo modalista, fue un hombre llamado Sabelio, y él usó una ilustración para comunicar lo que estaba enseñando con respecto a esta idea del modalismo. Su analogía era la analogía del sol y sus rayos. Es decir, esto es algo que experimentamos todos los días. Hacemos una distinción en nuestro lenguaje popular entre el sol y los rayos del sol.
A veces miramos a nuestro alrededor y vemos el sol brillando a través de la ventana, y parece que casi podrías empaquetar esos rayos del sol. Y preguntas: «¿Qué es eso?» y nosotros respondemos: «Es la luz del sol». «Bueno, ¿dónde está el sol?». El sol está a noventa y tres millones de millas de distancia, pero esa luz que nos llega del sol es parte del sol; es el rayo que viene del sol, la luz que viene del sol, y según Sabelio, estos rayos participan de la naturaleza misma del sol. De hecho, son de la misma esencia que el sol; solo que están más alejados del núcleo del sol.
Cuando Sabelio explicó esta idea de la relación entre Dios el Padre y Dios el Hijo, dijo que Cristo es como un rayo del sol. Él es una emanación del Padre. Él es un nivel inferior al Padre, pero es de la misma esencia que el Padre. Él participa en la deidad, pero también lo hacen las rocas. Y entonces usó una palabra para definir la relación entre el Padre y el Hijo, que probablemente en toda la historia de la iglesia fue la palabra más controvertida que jamás se haya tratado. Y esa era la palabra, homoousios, que es un término griego, y la palabra ousios, si sabes un poco de griego, sabrás que el término ousios es el participio presente del verbo «ser».
Ahora déjame hacerte una pequeña pregunta sobre lenguaje y gramática aunque no sepas griego. ¿Cuál sería el gerundio del verbo «ser» en español? Exactamente: ¡siendo! De ahí la idea que se deriva de la raíz de esta palabra homoousios de que ousios significa «ser», y el prefijo homo significa «lo mismo». Decimos que las cosas son homogéneas, etc., de modo que homoousios significa «el mismo ser o la misma sustancia». Estás empezando a ver parte de la razón por la cual la fórmula clásica de la Trinidad tiene esa afirmación al principio, de que Dios es uno en esencia o uno en el ser, pero tres en cuanto a personas. Entonces, Sabelio estaba diciendo: «Yo creo que hay una igualdad de ser entre Dios el Padre y Dios el Hijo, aunque Dios el Hijo no es igual a Dios el Padre porque Él es un nivel inferior del ser, así como el rayo del sol es más bajo que el centro del sol. Espero que lo entendamos.
Ahora, esta idea del monarquianismo modalista, que significa que Cristo es un modo de ser del Padre, fue condenada en el siglo III como herejía en Antioquía, veamos si alguien se acuerda del año. ¿Alguien en esta clase sabe el año en que Antioquía condenó a Sabelio y el monarquianismo modalista? Traten de calcular; Traten de recordar. Fue en el siglo III. 267. Muchas gracias, 267. Estaba pensando si te habías preguntado por qué tenía ese número en la pizarra. Alguien pensó que ese número representaba la puntuación del juego de alguien o algo así, pero no, ese es el año en que Sabelio fue condenado. Eso es importante porque después de que Sabelio fue condenado y esta controversial palabra, homoousios, fue rechazada por la iglesia, la iglesia sustituyó el término homoousios por el término homoi, no Hanoi, homoiousios. Tiene la misma raíz, ousios, pero el prefijo cambia de homo a homoi, y la diferencia en griego es esta: es la diferencia entre la frase «un mismo ser» y la frase «un ser similar».
De modo que, la iglesia rechazó como herejía la idea de Sabelio de que Dios el Padre y Dios el Hijo son la misma esencia porque estaban rechazando el modalismo en la filosofía detrás de este lenguaje. Por tanto, la iglesia dice: «No, no queremos decir que hay la misma esencia, porque eso nos meterá en este panteísmo que queremos evitar, y más bien», dijeron, «tenemos que decir que hay una similitud o semejanza en el ser de Cristo y el ser del Padre». Y así se convirtió en la palabra ortodoxa por el resto del siglo III, ya que los seguidores de Sabelio eran considerados herejes. Pero luego, después que esto sucedió, otro tipo de monarquianismo apareció en escena, y esta nueva forma de monarquianismo se llamó monarquianismo dinámico. Y la diferencia, o la distinción, entre el monarquianismo modalista y el monarquianismo dinámico, es que en el monarquianismo dinámico, todo este esquema de emanaciones que se hallaron o que se encontraron en el neoplatonismo o en el gnosticismo, fue rechazado.
El monarquianismo dinámico también se comprometió a preservar el monoteísmo mientras que al mismo tiempo daba honor e importancia central al cristianismo de la persona de Cristo. El punto de vista fue propagado por algunas personas que se desarrollaron en el área de Antioquía, y personas que incluían maestros como Pablo de Samósata y otros, pero fue más popularizado por su principal portavoz, cuyo nombre era Arrio. Arrio es conocido por ser el padre del arrianismo, no la versión A-R-I-A de Adolfo Hitler, y el heroísmo biológico de los nazis, sino más bien el arrianismo que se toma del nombre de este hombre, Arrio, quien fue el principal portavoz del monarquianismo dinámico.
A veces su punto de vista se llama cristología adopcionista, y es por esta razón que en el principio, antes de que Dios creara el universo, el primogénito de la creación, el primogénito de Dios es Cristo o el Logos. Lo primero que Dios crea es el Logos, y luego el Logos crea todo lo demás. De modo que el Logos es superior a los ángeles, superior a los seres humanos y es el que crea el mundo. Él es el Creador. Es anterior al mundo. Él tiene preexistencia sobre el resto del universo, pero no es eterno, y debido a que no es eterno, no es igual a Dios. Por tanto, el Logos es menos que Dios, pero más grande que el hombre. Y es el Logos el que se encarna históricamente en la persona de Jesús.
Así que, ahora, el Logos con la naturaleza humana se vuelve obediente al Padre, se vuelve uno con el Padre, en términos de estar en la misma página, tener la misma misión, comprometido con las mismas metas que el Padre. Y debido a Su obediencia, Él es «adoptado» por el Padre como el hijo del Padre, y por lo tanto es apropiado llamar a Cristo el Hijo de Dios, pero Él se convierte en el Hijo de Dios dinámicamente. Hay un cambio. Él no siempre fue el Hijo de Dios, sino que Su filiación de Hijo es algo que virtualmente se gana. Pero incluso entonces estaban hablando de la criatura más exaltada que seguía siendo una criatura.
Ahora, para defender este punto de vista, Arrio recurrió a la palabra que la iglesia usó en Antioquía en el año 267, cuando dijo: «Creo que Cristo es homoiousios». Es como Dios. Él es la imagen expresa de Su persona. Él es el resplandor de Su gloria, tomado del libro de Hebreos. Él es el primogénito de toda la creación. Él es el Hijo engendrado de Dios, pero no es Dios; y sostuvo que a partir del idioma griego, el lenguaje del Nuevo Testamento que describe a Dios, que describe a Cristo como engendrado, el lenguaje del griego significa allí «ser, engendrar o suceder», y lleva la implicación, particularmente biológica, de lo que tiene un comienzo en el tiempo. Y todo lo que tiene un comienzo en el tiempo es menos que Dios, porque Dios no tiene inicio en el tiempo. Dios no es engendrado en ese sentido, porque Él es eterno.
Así que, a partir de ese lenguaje bíblico, Arrio insistió en que la Biblia no enseñaba la deidad plena de Cristo, y esto es lo que provocó, en el análisis final, el Concilio de Nicea: la obra de Atanasio y la intriga que se llevó a cabo entre los tres partidos, el partido de la homoiousion, el partido de la homoousion y el partido de Atanasio, etc.; y es un estudio fascinante de la historia de la iglesia, ver la lucha que atravesó la iglesia a principios del siglo IV. Pero en el concilio de Nicea que nos dio el Credo de Nicea, el arrianismo fue condenado como una herejía. Y el Credo de Nicea tiene declaraciones como esta: «Que Cristo fue engendrado, no hecho» y la afirmación de la iglesia en Nicea era que Cristo es co-substancial y co-eterno con el Padre. Es decir, la iglesia estaba diciendo que cuando el término engendrado o primogénito se usa en las Escrituras, tiene que ver con un lugar de honor, no con el origen biológico como lo era en el idioma griego.
Hay algunas ocasiones en las que el idioma griego no transmite adecuadamente los conceptos hebreos que se querían expresar en la literatura bíblica. Y así, la iglesia condena claramente a Arrio, y con esta condena de Arrio condena el término homoiousios. Y ahora el Credo de Nicea usa la misma palabra que la Iglesia había condenado en el año 267 como la piedra de toque de la ortodoxia cristiana, homoousios. ¿Por qué la iglesia hizo esto? Podrías decir: «Bueno, la iglesia fue inconsistente, cambió de opinión», y cosas así. No. La herejía que amenazaba la comprensión de Cristo por parte de la iglesia en el siglo III había sido eliminada. La nueva amenaza del arrianismo era mucho mayor de lo que la amenaza del sabelianismo había sido.
Arrio estaba tratando de esconderse detrás de este término homoi, usándolo de una manera completamente diferente a como la iglesia lo pretendía en Antioquía. Y eso es lo que sucede con los herejes todo el tiempo. Tomarán el lenguaje ortodoxo y le darán un nuevo significado, para distorsionar la verdad del cristianismo. Así que el punto que tenemos que entender es que la iglesia del siglo IV vio la amenaza del arrianismo como algo tan serio para el cristianismo bíblico que volvió a un término que ella había rechazado previamente para comunicar la idea de que, independientemente de cómo entendamos a Cristo y al Espíritu, que son la esencia misma de Dios y de la deidad, que Cristo y el Espíritu son homoousios de la misma sustancia, ser y esencia que el Padre. Y aquí tenemos esta idea claramente sostenida de que Dios, aunque tres en cuanto a personas, es uno en esencia, uno en ousios.