
3 cosas que debes saber sobre Colosenses
23 julio, 20253 cosas que debes saber sobre 2 Pedro

Este artículo forma parte de la colección 3 cosas que debes saber.
1. El apóstol Pedro advierte a las iglesias sobre los peligros de la falsa enseñanza y la impiedad que esta produce.
Pedro no menciona a estos falsos maestros por nombre, pero por sus comentarios en 2 Pedro 2:1-3, queda claro que fueron en su momento cristianos profesantes de la fe y que desde entonces se han apartado de ella. Pedro los describe como aquellos que introducen herejías destructivas, negando al Señor que, según afirman, «los compró», mientras atraen a un gran número de seguidores que blasfeman contra el Señor. La falsa doctrina inevitablemente conduce a una conducta pecaminosa. Debido a su apostasía, el juicio de Dios sobre ellos es seguro.
Con base en varias pistas proporcionadas por Pedro, es posible que estas personas malinterpretaron las cartas de Pablo para justificar un comportamiento antinomiano (sin ley). En 2 Pedro 2:19, Pedro escribe: «Les prometen libertad, mientras que ellos mismos son esclavos de la corrupción». El apóstol continúa diciendo en 2 Pedro 3:15-16 que hay algunas cosas en las cartas de Pablo que son «difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen, como también tuercen el resto de las Escrituras, para su propia perdición». Al parecer, el contenido de las cartas de Pablo fue distorsionado en la era apostólica, tal como ocurre en la nuestra.
2. Pedro habla de sus lectores como aquellos que tienen una posición justa ante Dios por medio de la fe.
Pedro escribe «a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo» (2 P 1:1). La fe que otorga tal posición es un don de Dios dado a través de Jesucristo —quien es la fuente de la justicia de Dios— y, por lo tanto, algo que se recibe (Ef 2:8-9). A todos aquellos a quienes se les ha otorgado tal fe, se les dice que han recibido una fe como «la nuestra» (la de los apóstoles). Los creyentes obtienen esta posición justa ante Dios mediante el instrumento de la fe a través de Jesucristo, quien, como nos dice Pedro, es Dios.
Esta posición justa se contrasta a lo largo del resto de 2 Pedro con los injustos: los falsos maestros y aquellos que los siguen. Ellos en un tiempo conocieron el camino de la justicia y profesaron creer en el evangelio predicado por Pedro y los apóstoles, pero desde entonces se han apartado de él. Pedro escribe que hubiera sido mejor para ellos no haber conocido nunca el camino de la verdad (2 P 2:21), contrastando a los falsos maestros con un santo del Antiguo Testamento, Noé, quien fue «un predicador de justicia» (2 P 2:5). La recepción del don de la fe distingue a los justos de aquellos que inevitablemente se encontrarán enfrentando el juicio de Dios porque se apartaron de la verdad. Este es un asunto tan serio, que Pedro lo aborda a lo largo del segundo capítulo de esta carta.
3. Pedro nos informa que los falsos maestros niegan que Jesús regresará.
Pedro ya ha descrito su experiencia al estar con el Señor en el monte de la transfiguración (2 P 1:16-21), donde fue testigo de la gloria del Señor. Esto se convierte en la base de la confianza de Pedro en las promesas del Señor.
En 2 Pedro 3:3-7, Pedro advierte a sus lectores, diciendo:
En los últimos días vendrán burladores con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, y diciendo: «¿Dónde está la promesa de Su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación».
Pedro advierte que el mundo que existió hace mucho tiempo (en los días de Noé) «fue destruido, siendo inundado por el agua. Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por Su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos».
La confusión acerca del regreso de nuestro Señor era común en la Iglesia primitiva (uno puede pensar en las preguntas y respuestas sobre los tiempos del fin, en las dos cartas de Pablo a los Tesalonicenses), al igual que lo es en nuestros días. Los gurús de profecías bíblicas han hecho tantas predicciones descabelladas e irresponsables sobre la segunda venida de Jesucristo, que los no cristianos ya no prestan atención a la enseñanza bíblica de que Jesús regresará para resucitar a los muertos, juzgar al mundo y hacer nuevas todas las cosas.
Para consolar a sus oyentes, Pedro les recuerda:
El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas (2 P 3:9-10).
Así pues, dice Pedro, que los burladores sean advertidos mientras el pueblo de Dios permanece esperanzado en la gloria que está por venir, porque «según Su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia» (2 P 3:13).