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Este es el noveno artículo de la colección de artículos: Los cimientos de la hermenéutica
La Biblia registra la narración pactual de la creación divina de todas las cosas, la caída de la humanidad en el pecado, la redención mediante el pacto de gracia y sus diversas administraciones, y la consumación de todas las cosas en la gloria escatológica. Dios mismo es el narrador excelso, pues declara el fin desde el principio (Is 46:10) y Él mismo es el primero y el último (Is 44:6; Is 48:12). La Biblia es una antigua narración contada a lo largo de unos mil quinientos años en tres idiomas diferentes. Los recursos literarios del mundo antiguo no siempre son como los nuestros, así que puede resultarnos difícil entender lo que encontramos en estos relatos. Por lo tanto, aquí presentaremos tres estrategias de lectura que pueden ayudarnos a comprender y apreciar mejor el arte de la narrativa histórica antigua que encontramos en la Biblia.
1. Debes comprender que la narrativa unificada de la Biblia no siempre se presenta en orden cronológico.
Esto es evidente en una antigua técnica literaria en la que el autor hace una afirmación y luego retrocede para centrarse en detalles importantes sobre el evento en sí o sobre la manera en que algo llegó a suceder. En la Biblia, a veces la teología prevalece sobre la cronología en la disposición de los eventos que se registran. Por ejemplo, Génesis 2 comienza con una descripción del séptimo día de la creación (vv. 1-3), pero el resto del capítulo retrocede en el tiempo para reconsiderar los eventos del día sexto con más detalle (vv. 4-25). Génesis 10 registra los nombres de los descendientes de Noé, lo que conocemos como la tabla de las naciones, enumerados «según sus familias, según sus lenguas, por sus tierras, conforme a sus naciones» (Gn 10:31). Sin embargo, en el siguiente capítulo, regresamos al tiempo cuando solo había una familia, una lengua, una tierra y una nación para centrarnos en los eventos de la torre de Babel. Lo mismo ocurre en 1 Samuel 16 y 17. Al final de 1 Samuel 16, vemos que Saúl ama a David y que David está sirviéndolo como escudero a tiempo completo. En el siguiente capítulo, Saúl no conoce a David, y David no sabe cómo usar la armadura.
2. Siempre que sea posible, deja que el texto se interprete a sí mismo.
La narrativa bíblica consiste en los eventos registrados y también en el diálogo o discurso de los personajes que aparecen en esos eventos. A veces, un momento decisivo en el diálogo da la clave que necesitas para entender por qué se registraron y qué significan esos eventos.
Por ejemplo, 1 Reyes 17 nos presenta al profeta Elías, que entrega el mensaje de una sequía de tres años al rey Acab. Después, Elías se dirige a un río donde es alimentado por cuervos durante un tiempo indeterminado. Posteriormente, por mandato del Señor, el profeta sale de la tierra prometida para vivir con una viuda y su joven hijo. El hijo muere, y Elías resucita milagrosamente al niño. La respuesta de la viuda es la clave de todo el relato: «Ahora conozco que tú eres hombre de Dios, y que la palabra del Señor en tu boca es verdad» (1 R 17:24). La misma técnica se emplea de nuevo en el capítulo siguiente. Después de que Elías desafía y derrota a los profetas de Baal, el pueblo proclama: «El Señor, Él es Dios; el Señor, Él es Dios» (1 R 18:39). En una época de falsos profetas y otros dioses, la Biblia testifica en palabra y en obra que el Señor es el Dios verdadero y que Sus profetas hablan Su verdad.
3. Mantente atento a lo inesperado.
A veces, la Biblia registra algo extraño o fuera de lugar para presagiar o anticipar un evento futuro más trascendental. La narrativa histórica antigua enseña lecciones reiterando y repitiendo. Siempre debes escuchar el eco. Por ejemplo, en Éxodo 2, justo después del relato de su nacimiento, se registra que Moisés mató a un egipcio que estaba golpeando a un hebreo. Entonces, su propio pueblo se quejó contra él y Moisés huyó al desierto, donde estuvo vagando durante los siguientes cuarenta años (vv. 11-15). ¿Qué debemos pensar de esta breve narrativa? ¿Está diciendo: «Su pecado los alcanzará» (Nm 32:23)? ¿O está diciendo que si Dios puede usar a alguien como Moisés, un asesino, de seguro puede usar a alguien como tú o como yo? Las dos cosas son ciertas, pero no son la idea central de la narrativa. Estos eventos de la vida de Moisés presagian lo que está por venir. Como instrumento de Dios, Moisés está a punto de liberar a todo el pueblo del Señor, lo que resultará en la muerte de miles de egipcios. Después, va a pasar otros cuarenta años vagando por el desierto con sus compatriotas hebreos, que continuarán quejándose y murmurando contra él.
Conclusión
La forma artística de la antigua narrativa histórica que se encuentra en la Escritura es hermosa y sofisticada. Al leer estas narraciones, debes prestar atención y considerar todos los detalles, tanto lo que se incluye como lo que no se incluye. Por último, y lo más importante, esfuérzate por comprender la manera en que todas las unidades narrativas de la Biblia se unen en una gran narrativa, que culmina en la persona y obra de Jesucristo (Jn 5:39, 45-47; Lc 24:44).

