
¿Qué significa la perspicuidad de la Escritura?
28 octubre, 2025Cómo leer las epístolas pastorales
 
									Este es el segundo artículo de la colección de artículos: Los cimientos de la hermenéutica
Las tres epístolas pastorales son únicas entre las trece cartas de Pablo porque fueron escritas a los colaboradores de Pablo, Timoteo y Tito, quienes ejercían supervisión pastoral de iglesias. Ambos enfrentaban maestros falsos y otras pruebas que hacían de la labor pastoral un desafío. Aunque están dirigidas a Timoteo y a Tito, las cartas concluyen con la bendición de Pablo: «La gracia sea con ustedes», siendo «ustedes» en el griego original plural, por lo tanto, en cierto sentido, son semipúblicas. Pablo esperaba que estas cartas se leyeran a toda la iglesia. Con esto en mente, veamos cuatro consejos a tener en cuenta al momento de leer las epístolas pastorales.
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1. Lee las epístolas pastorales teniendo en mente al cuerpo de Cristo como comunidad y tu participación en él.
Muchos creyentes hoy parecen haber perdido el sentido de la importancia de la iglesia. Para ellos, la vida cristiana se enfoca más en su relación personal con Cristo que en ser un miembro activo del cuerpo de Cristo. En las epístolas pastorales, a Pablo le preocupa la salud y la fidelidad de la iglesia: es el lugar donde el pueblo de Dios es nutrido y crece en la fe. Por esta razón, Pablo dedica tiempo a detallar los requisitos para los líderes piadosos, tanto los ancianos (1 Ti 3:1-7; Tit 1:5-16) como los diáconos (1 Ti 3:8-13). También por eso Pablo exhorta repetidas veces a Timoteo a dedicarse al ministerio de la enseñanza y la predicación en la iglesia. Una iglesia sana requiere que el pueblo de Dios sea alimentado con el maná de la Palabra de Dios, tanto leída como predicada.
Aunque fueron dirigidas a individuos, las epístolas pastorales buscan edificar la iglesia de Cristo y fomentar una vida comunitaria activa. Esto incluye adorar juntos (1 Ti 2; 4:13), trabajar y servir juntos (2 Ti 2:21; Tit 3:1), ejercer generosidad con otros en la iglesia (1 Ti 6:17-19) y servirnos fielmente unos a otros. En estas epístolas, Pablo presenta la iglesia como algo central en la vida cristiana, no como una ocurrencia tardía ni un accesorio.
2. Reconoce el peligro de la falsa enseñanza y la necesidad de combatirla.
En las epístolas pastorales, Pablo dedica más tiempo a combatir la falsa enseñanza que a cualquier otro tema. En 1 Timoteo, él dedica tres pasajes a lo largo de la carta a los maestros falsos. De hecho, al comienzo de la carta, en lugar de la sección habitual de acción de gracias que normalmente sigue al saludo inicial en las cartas de Pablo y que era costumbre en su época, aborda de inmediato a los maestros falsos de Éfeso (1 Ti 1:3-11). Pablo vuelve a mencionar a los maestros falsos en el capítulo 4 y de nuevo en el capítulo 6. Combatir la falsa enseñanza también ocupa un lugar destacado en 2 Timoteo y Tito.
¿Por qué Pablo combate con tanta vehemencia la falsa enseñanza, incluso dejando de lado las convenciones sociales de la escritura epistolar para hacerlo? Porque la falsa enseñanza es una cuestión de vida o muerte. La salvación y la vida eterna descansan en creer y aferrarse a la verdad revelada por Dios en Cristo, por ello, Pablo lo considera un asunto de vida o muerte. Como escribe Pablo acerca de la falsa enseñanza en Galacia, «Un poco de levadura fermenta toda la masa» (Gá 5:9).
El complemento de combatir la falsa enseñanza es la necesidad de proclamar la verdad. Esto nos conduce a un tercer consejo para leer las epístolas pastorales.de enseñar la verdad. Esto lleva a un tercer consejo al momento de leer las epístolas pastorales.
3. Toma nota de la centralidad del ministerio de la Palabra.
Pablo da instrucciones para muchos ministerios de la iglesia, pero el que más enfatiza es el ministerio de predicar y enseñar la Palabra de Dios. Exhorta a Timoteo: «Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza» (1 Ti 4:13). El ministerio de la Palabra es esencial para la fe. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Además, al sentarnos bajo la enseñanza de la Palabra se fortalece la fe del pueblo de Dios. En 2 Timoteo, Pablo exhorta a su joven colaborador: «Predica la Palabra… a tiempo y fuera de tiempo… Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros» (2 Ti 4:2-3).
El ministerio de la iglesia asimismo incluye la oración congregacional —por quienes están en la iglesia, así como por gobernantes y autoridades fuera de ella— (1 Ti 2:1-2). Implica el ministerio directo de ancianos y diáconos. Se necesitan ancianos calificados que cuiden espiritualmente al pueblo de Dios como pastores. A los diáconos se les confía un ministerio de misericordia, atendiendo necesidades materiales. Aunque con frecuencia los diáconos realizan su labor tras bastidores, sin ser vistos por la mayoría en la iglesia, Dios da una promesa preciosa: «Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús» (1 Ti 3:13). Todos los ministerios son vitales para el buen funcionamiento de la iglesia; sin embargo, la Palabra es central.
4. Lee las epístolas pastorales siendo sensible al corazón de un siervo piadoso de Cristo.
Históricamente, a Pablo se lo ha retratado a menudo de manera negativa, incluso por muchos dentro de la iglesia. Una descripción física popular de Pablo dice que era bajo, calvo y patizambo, con una nariz grande y una ceja continua, normalmente con el ceño fruncido. También se lo ha descrito como irritable e incapaz de llevarse bien con la gente. Se separó de Bernabé, el hijo de consolación, nada menos, y se negó a darle a Marcos una segunda oportunidad.
No obstante, como muestran Hechos y sus otras cartas, el amor y la compasión de Pablo por los demás rebosan en las epístolas pastorales. Se refiere a Timoteo como «mi hijo» y como «mi hijo amado». Llama a Tito «verdadero hijo en la común fe». Pero es, sobre todo, al final de su última carta, 2 Timoteo, donde vemos el corazón de Pablo por los demás. Oímos su dolor por aquellos que lo abandonaron. Pero también vemos su amor por otros colegas y amigos, como Timoteo, Lucas e incluso Marcos, con quien evidentemente se ha reconciliado. Las epístolas pastorales dejan claro que el profundo amor de Pablo por Cristo desborda en su amor por los demás.
Publicado originalmente en el blog de Ligonier Ministries.

