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26 marzo, 2024El ministerio de los medios ordinarios de gracia
Jonathan Edwards fue pastor misionero entre los nativos mohawk y mohicanos entre 1751 y 1758. A pesar de los numerosos desafíos del ministerio en la frontera noreste, el pastor de Nueva Inglaterra no estaba obsesionado con la contextualización o los métodos de misión y discipulado centrados en el hombre. Más bien, al igual que los apóstoles, Edwards se dedicó a la proclamación del evangelio a través de los medios ordinarios de gracia (Hch 2:42).
El poder salvífico a través de los medios establecidos
Edwards creía que la Palabra de la cruz (es decir, el evangelio) es el poder operativo de Dios para la salvación (Ro 1:16; 1 Co 1:18). Además, creía que el poder salvador de Cristo es mediado a través de los medios divinamente establecidos. En otras palabras, la salvación nos llega ordinariamente a través de los medios de la Palabra, los sacramentos y la oración en el contexto de la iglesia local. A pesar de su contexto extranjero y en contra de toda sabiduría humana, el misionero colonial puso su confianza en lo que Dios promete usar y no en lo que el hombre piensa que podría funcionar. Llevó a cabo el ministerio según los términos de Dios, no según los artificios del hombre. A través de los medios de gracia, los elegidos de Dios reciben a Cristo y permanecen en Él por la fe.
El ejemplo de Jonathan Edwards subraya el punto esencial de que el contexto del ministerio nunca debe determinar los medios del ministerio. La geografía y la cultura nunca deben determinar la teología y la práctica. Tanto si trabajaba en el sofisticado entorno de Northampton como en el salvaje entorno de Stockbridge, Edwards modeló un compromiso inquebrantable con la proclamación de Cristo a través de la Palabra y los sacramentos. Se mantuvo firme en la tradición reformada. Creyendo que el Catecismo Menor de Westminster era «un excelente sistema de divinidad», Edwards creía que:
Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención son, sus ordenanzas, y especialmente la Palabra, los sacramentos y la oración; todos los cuales son hechos eficaces para aquellos que han sido elegidos para la salvación (CmW 88).
En otras palabras, es a través de los medios ordinarios de gracia que el Cristo ascendido, por el Espíritu, salva, santifica y consuela a Sus elegidos. Los medios de gracia son las herramientas eficaces que Cristo ha prometido utilizar para edificar Su iglesia (Mt 16:18; 28:18-20; Hch 2:42; 1 Co 1:18-2:5; 4:1; 2 Ti 4:2-5). Por supuesto, Edwards no depositaba su confianza únicamente en los instrumentos, sino en el poder salvador de Cristo que operaba en ellos y a través de ellos. El formalismo religioso y litúrgico era una abominación para Edwards. También debería serlo para nosotros.
La estrategia de Dios son los medios de gracia
El ejemplo de Edwards de fidelidad a los medios de gracia sirve como un fuerte recordatorio tanto a pastores como a iglesias de no cambiar los medios de gracia de Dios por las estrategias de crecimiento del mundo. Con demasiada frecuencia en las iglesias de hoy, incluso entre los reformados, la predicación fiel se ve eclipsada por homilías moralistas, centradas en el hombre e impulsadas por la sociología. El bautismo y la Cena del Señor a menudo reciben poca atención en comparación con los equipos de alabanza y los programas de la iglesia. La oración queda relegada a los márgenes del culto y de la vida congregacional. La desaparición del culto vespertino en el día del Señor acentúa aún más la necesidad de recuperar la estrategia de Dios para el discipulado centrado en Cristo en nuestras iglesias. Los pastores están llamados ante todo a ser «servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios» (1 Co 4:1). Esos misterios de Dios son los medios de gracia instituidos por Cristo a través de los cuales Él se nos da a Sí mismo.
¿Por qué ordinarios?
Algunos se preguntarán por qué a los medios de gracia se les llama ordinarios. Son ordinarios en el sentido de que no poseen la gloria externa y visible de los signos, milagros y maravillas del éxodo, el ministerio público de Cristo o Pentecostés. Los medios de gracia son sencillos, sin adornos y comunes. Al mismo tiempo, los medios de gracia son bastante extraordinarios. ¿Por qué? Porque Dios ha prometido obrar a través de ellos para la salvación de Sus elegidos, para llevar a los pecadores culpables a la unión y comunión con Cristo por medio de la fe. Por lo tanto, descuidar los medios ordinarios de gracia en el ministerio de la iglesia no es solo cuestionar la sabiduría de Dios; es ignorar el poder salvador de Cristo. Esto no significa, por supuesto, que el ministerio de la iglesia fuera del culto público del día del Señor nunca sea apropiado o beneficioso para el pueblo de Dios. Los programas de la iglesia entre semana y las diversas actividades ministeriales pueden ser una gran bendición, pero nunca deben eclipsar los medios ordinarios de gracia.
Las herramientas ordenadas para destruir el reino de satanás
Finalmente, los medios ordinarios de gracia son las herramientas a través de las cuales Dios destruirá gradualmente a Satanás y al reino de las tinieblas. En su famosa History of the Work of Redemption [La historia de la obra de la redención], Edwards afirma que la destrucción de Satanás y su reino «no se llevará a cabo de una vez». En cambio, explica que «esta obra se llevará a cabo por medios, mediante la predicación del evangelio y el uso de los medios ordinarios de gracia, de modo que se realizará gradualmente»
Querido creyente, los pecadores son salvos y Satanás es derrotado no a través de la gloria visible del activismo social, las victorias políticas o la transformación cultural. Por muy beneficiosas que estas actividades puedan ser para mejorar la sociedad, el poder salvador de Cristo no está mediado por ellas. De hecho, es una de las tácticas de Satanás hacernos creer que sí lo es. Más bien, el poder salvador de Cristo es operativo, por el Espíritu, a través de los instrumentos de salvación escogidos por Dios: la predicación, la oración, el agua, el pan y el vino. Administrados por ministros del evangelio legítimamente ordenados, los medios ordinarios de gracia constituyen la principal estrategia de Dios para hacer discípulos. Dios crea y confirma la fe a través de ellos, y no aparte de ellos. Como parte de la tradición reformada, Edwards creía que un ministerio de medios ordinarios de gracia es un ministerio evangélico centrado en la persona y la obra de Cristo y lleno del poder salvador de Cristo. Que nosotros también lo creamos.