Separatismo
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Cuando los calvinistas holandeses y los arminianos se enfrentaron entre sí a principios del siglo XVII, los calvinistas ganaron la batalla inicial. La controversia, sin embargo, se extendió rápidamente más allá de las fronteras de los Países Bajos. Hoy, cuatrocientos años después, el conflicto continúa, y estrictamente en términos de números, el arminianismo está claramente ganando la guerra por alcanzar los corazones y las mentes de los cristianos profesos. Hoy en día, los calvinistas son una pequeña minoría. Pero, primero que nada, ¿por qué debatir? ¿Es esto realmente tan importante?
Muchos cristianos profesos de hoy dirían que el debate entre el calvinismo y el arminianismo debería cesar, que tenemos cosas más importantes en las cuales pensar. Robert A. Peterson y Michael D. Williams no están de acuerdo. En su libro, Why I Am Not an Arminian [Por qué no soy arminiano] (IVP, 2004), estos dos autores no solo explican qué es el arminianismo, sino que demuestran cómo es bíblica, teológica y filosóficamente erróneo y por qué debe ser rechazado por aquellos que buscan ser fieles a la enseñanza de la Escritura.
Peterson y Williams comienzan proveyendo un contexto histórico al debate. Primero dan una mirada al debate del siglo IV entre Agustín y Pelagio sobre la naturaleza del pecado. La importancia de nuestra comprensión de esta doctrina difícilmente puede ser exagerada, porque lo que una persona entienda sobre el pecado afectará inevitablemente su comprensión de la gracia y la redención. Los autores muestran que la subestimación del poder del pecado de parte de Pelagio y su sobreestimación del poder de la habilidad humana destruyen al evangelio.
Dos temas que se han debatido desde el siglo IV son la predestinación y la perseverancia, y Robertson y Williams dedican los dos siguientes capítulos a la examinación de cada uno. En general, los arminianos enseñan que la elección para la salvación está condicionada a la fe prevista. Los calvinistas, en cambio, creen que las Escrituras enseñan la elección incondicional, es decir, que la elección se basa en la voluntad soberana de Dios. Los arminianos también rechazan lo que los calvinistas denominan como «la perseverancia de los santos». Según la teología arminiana, los verdaderos cristianos pueden apostatar, y de hecho apostatan de la fe. Peterson y Williams dedican un espacio considerable para mostrar por qué las doctrinas arminianas son falsas y para demostrar el fundamento bíblico de las doctrinas calvinistas.
En el capítulo cinco, los autores proveen una visión general sobre la historia y la teología de la controversia calvinista-arminiana que condujo al Sínodo de Dort en 1618-19. En los cuatro capítulos restantes, Peterson y Williams comparan las enseñanzas calvinistas y arminianas bajo cuatro temas cruciales. Ellos primero observan las diferentes posiciones sobre la libertad humana. El arminianismo generalmente enseña que la libertad humana y la soberanía divina son incompatibles lógicamente. Los calvinistas, por otro lado, sostienen que la libertad humana y la soberanía divina son compatibles porque la Biblia afirma ambas cosas. Los últimos tres capítulos examinan las diferencias entre los calvinistas y los arminianos en los temas de la depravación, la gracia y la expiación. En cada caso, Peterson y Williams exponen el soporte bíblico para la posición calvinista. Ellos argumentan que la Biblia enseña claramente la depravación total, la gracia irresistible y la expiación sustitutiva.
A diferencia de muchos libros sobre el tema (desde ambas partes), Peterson y Williams contrarrestan las afirmaciones de los arminianos con claridad y caridad. Ellos no subestiman las diferencias serias, sino que son particularmente cuidadosos de asegurarse de que las opiniones de aquellos con quienes ellos difieren sean presentadas con precisión. Esto es importante porque criticar puntos de vistas que nadie sostiene para ganar puntos en el debate con aquellos que tienen poco conocimiento es deshonesto y una pérdida de tiempo.
El libro de Peterson y Williams es importante porque los temas que trata son importantes. Los temas centrales de la controversia calvinista-arminiana están íntimamente relacionados con el evangelio. La controversia aborda la naturaleza de la soberanía de Dios y el libre albedrío humano, el impacto del pecado en los seres humanos, el significado de la expiación, la definición y el poder de la gracia de Dios, la posibilidad de seguridad sobre la salvación y mucho más. Claramente, tales doctrinas se encuentran en el corazón de la fe cristiana.
El debate calvinista-arminiano no es uno que los cristianos puedan darse el lujo de ignorar. Es de vital importancia. Si has sido cristiano, sin importar por cuánto tiempo, probablemente conoces a personas que son arminianas o que han sido influenciadas por la enseñanza arminiana. Es importante estar preparados para dar una respuesta cuando somos cuestionados por tal enseñanza. Para aquellos que quieran estar listos, Why I Am Not an Arminian [Por qué no soy arminiano] es un buen lugar para comenzar.