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6 marzo, 2025¿Qué es la prudencia?

Este es el séptimo artículo de la colección de artículos: Virtudes y vicios
Es una triste realidad: con frecuencia nos pasamos de necios. Por ejemplo: ¿cuándo fue la última vez que caíste en una estafa? ¿Y qué de cuando compraste una «ganga» que resultó ser basura? Todos hemos caído alguna vez, y cuando me sucede, lo detesto.
Como Padre protector, Dios nos llama a la prudencia, a pensar antes de actuar. Esto puede parecer sencillo, pero incluso la prudencia tiene sus impostores. Podemos pensar que estamos siendo prudentes mientras seguimos actuando como necios. ¿Cómo? De dos maneras: podemos ser «prudentes» respecto a las cosas equivocadas o ser «prudentes» por los medios equivocados. Para ser verdaderamente prudentes, necesitamos distinguir entre la prudencia bíblica y estos impostores.
La prudencia respecto a las cosas equivocadas
La parábola de los talentos (Mt 25:14-30) ofrece un claro ejemplo de ser «prudente» respecto a las cosas equivocadas, utilizando el ejemplo del trabajo. En esta parábola, tres siervos reciben ciertos talentos. Dos siervos invierten sus talentos y el tercero lo entierra, alegando ante su señor: «Tuve miedo, y fui y escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo» (Mt 25:25). Este siervo fue «prudente» ante el riesgo: trató de evitarlo por completo. Enterrar su talento parece una decisión prudente, pero su estrategia resultó contraproducente: fue reprendido como un «siervo malo y perezoso» (Mt 25:26). Su prioridad de evitar el riesgo a toda costa no agradó a su señor, como tampoco le agrada a nuestro Señor del cielo que evitemos todo riesgo. Jesús enseñó a Sus discípulos a «[calcular] el costo» (Lc 14:28), no a evitarlo.
En lugar de intentar evitar todo riesgo, la prudencia bíblica evalúa el riesgo y actúa de acuerdo con los deseos revelados de Dios. El error clave del siervo insensato fue juzgar mal el carácter de su señor, considerándolo severo cuando en realidad resultó ser una persona generosa que recompensó a los siervos fieles e incluso los invitó a participar de su gozo. Si queremos ser siervos fieles, debemos basar nuestras decisiones en un conocimiento preciso de Dios, tanto de quién es como de lo que hace. Cuando protegemos lo que Dios valora y actuamos a la luz de una visión correcta de Sus promesas y provisión, ejercemos la prudencia bíblica.
La prudencia por los medios equivocados
El segundo impostor nos engaña uniendo dos verdades y convirtiéndolas en una mentira. La primera verdad es que Dios es soberano; la segunda es que el poder de Cristo se perfecciona en la debilidad (2 Co 12:9). Ambas son verdades importantes dignas de ser celebradas y que nos motivan a adorar a Dios. Pero el enemigo sabe torcer estas verdades para engañarnos, al tejerlas en una mentira: que el trabajo duro no es acorde con la obra de Dios.
La verdadera prudencia sirve a las prioridades de Dios
a través de los medios de Dios.
¿Cómo se puede disfrazar el trabajo duro como peligroso? El acusador te puede decir que tu trabajo duro refleja preocupación y que, por tanto, eso es falta de confianza en Dios, e incluso hasta desobediencia a Su mandato de no estar afanosos por nada. Según Satanás, tu trabajo te condena; estás afanoso porque trabajas para tu propio orgullo y no para la gloria de Dios. Mientras revisas tu currículum —revisando la gramática, el contenido y el estilo— el acusador te dice que Dios es soberano y que es Él, y no tu currículum, quien decidirá si consigues ese trabajo. Este falso argumento dice: «Lo “prudente” es que reduzcas tu trabajo duro, no sea que hagas de tu currículum un ídolo y te tomes la gloria para ti en lugar de darla a Dios».
Si el enemigo no logra engañarte con este enfoque para que te quedes inactivo, puede intentar otro, diciendo que tu trabajo duro refleja lo estrecha que es tu visión, ya que solo buscas lo que puedes lograr con tus propias fuerzas en lugar de lo que Dios puede lograr con las Suyas. «Seguramente tu red de contactos y tus entrevistas pueden conseguirte algún trabajo, pero puede que no sea el trabajo que Dios quiera para ti. La manera “prudente” de saber que tu trabajo ha sido elegido por Dios es dejar de trabajar tan duro para ser un candidato fuerte y, en su lugar, esperar y ver qué trabajo te da Dios». Esto pretende erróneamente quitarnos nuestra responsabilidad y mayordomía en la toma de decisiones.
La prudencia bíblica
La visión mundana, tanto de la providencia como de la «prudencia», falla neciamente en entender que Dios cumple Su perfecta voluntad a través de medios, incluyendo tu trabajo duro (CFW 3.1). Filipenses 2:13 dice: «Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención». Tu trabajo no está inherentemente en conflicto con el trabajo de Dios. Los dos pueden —y por diseño regularmente lo hacen— trabajar al unísono. Proverbios 10:5 dice: «El que recoge en el verano es hijo sabio, / El que se duerme durante la siega es hijo que avergüenza». Dios es honrado cuando trabajamos duro en aquello a lo que hemos sido llamados. Él no nos llama a quitarnos del camino para que Él haga el trabajo por nosotros; Él nos dice que nos pongamos en el camino para que Él haga el trabajo a través de nosotros.
La verdadera prudencia sirve a las prioridades de Dios a través de los medios de Dios. Como señala Jerry Bridges: «La prudencia utiliza todos los medios legítimos y bíblicos a nuestro alcance para evitar el daño a los demás y a nosotros mismos, y para lograr lo que creemos que es el curso correcto de los acontecimientos». La prudencia bíblica incluye tanto la oración como el trabajo duro; cualquier otra cosa es un impostor.
Publicado originalmente en el blog de Ligonier Ministries.