Construir sobre un fundamento firme
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28 abril, 2023Descansar en las promesas
Al profano le parece asombroso que alguien llegara a los extremos a los que llegó René Descartes simplemente para descubrir que él existía. ¿Qué podría ser más evidente para un ser consciente que su autoconsciencia?
Pero Descartes no estaba perdiendo el tiempo. En un mundo de escepticismo sofisticado, buscó la certeza de algo que pudiera servir como base para mucho, mucho más. Pasó de la certeza de la autoconsciencia a la certeza de la existencia de Dios, un asunto no menor para el creyente abrumado por las dudas. Descartes y otros como él entendieron que probar la existencia de Dios va antes de afirmar la confiabilidad de las Escrituras y el nacimiento y obra de la persona de Cristo.
La certeza más importante que podemos tener es la certeza fundamental de la existencia de Dios. Fue este asunto el que llevó a Jonathan Edwards a declarar: «Nada es más seguro como que debe haber un Ser ilimitado e increado».
Sobre este cimiento de certeza descansan las promesas de ese Ser ilimitado e increado. Sobre estas promesas descansa nuestra fe. Dudar le sirvió a Descartes, pero Edwards sabía que, a la larga, es dudoso dudar de lo indudable.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Únete al clamor del centurión: «Creo; ayúdame en mi incredulidad».
Para estudiar más a fondo
2 Pedro 1:4
2 Corintios 1:20
2 Corintios 7:1