Historias de la gracia de Dios: Conoce a Tommie

Cuando Dios nos saca de la muerte espiritual y nos lleva a una vida nueva en Jesucristo, somos transformados para siempre. Sin embargo, la madurez cristiana no ocurre de la noche a la mañana, sino que es un proceso que dura toda la vida. En su búsqueda de crecimiento espiritual, un hombre descubrió los recursos bíblicos de discipulado de Ministerios Ligonier y ahora busca compartirlos con la gente de su comunidad. Conoce a Tommie.

Sentí la libertad, el amor, la alegría y la esperanza que trae el evangelio, y me encantaría que otras personas encontraran esa maravillosa esperanza. Esa es mi pasión. —Tommie

Transcripción

Crecí en un hogar cristiano nominal con padres que se amaban el uno al otro. Trataron de enseñarnos la verdad de la Biblia, pero nunca estuvimos arraigados en la iglesia local. Mis padres se mudaban mucho. Fui a doce escuelas. Era un poco inquietante para un niño.

Cuando llegué a la adolescencia, me rebelé, dejando toda la verdad a un lado. No quería saber de Dios, ni siquiera quería saber de mi familia. Los descarté y me lancé de lleno en el mundo. Me metí en las drogas, adopté todo tipo de malos estilos de vida, malos amigos. Y eso me condujo por un túnel aún más oscuro.

Algunos amigos nos reunimos una noche. Y aún recuerdo que fue la primera noche que no nos emborrachamos. Llovía a cántaros e íbamos en dos coches diferentes, dos de mis amigos delante. Doblamos en una esquina y ellos atravesaron una pared de concreto.

Al llegar a la escena, pensamos que uno de mis amigos había muerto. Estaba fuera del coche sangrando. Lo llevaron a urgencias del hospital. Y en verdad me sentía culpable por el accidente e iba a visitarlos todos los días después del trabajo.

Y el amigo que creíamos muerto, se rompió el cuello, conoció a Cristo y me ministraba. Y porque estaba acostado boca arriba, me decía: «Tommie, ¿podrías leerme la Biblia?». Sentía pena por mi amigo y le leía la Biblia. El me confrontaba con el evangelio. Me enojaba con él, cerraba de golpe la Biblia y lo dejaba.

Poco sabia yo que mi otro amigo también había sido salvo. Yo iba a su cuarto y él me confrontaba con mi pecado. Y después de esa semana, el Señor realmente agarró mi corazón. Me di cuenta de que era un pecador y necesitaba un Salvador.

Llamé a mis padres y les dije que tenía que volver a conectar con ellos. Mis padres se unieron a una iglesia, luego crecieron como cristianos y pudieron compartir las maravillosas buenas nuevas del Señor Jesucristo conmigo.

Fue un camino pedregoso después venir a Cristo. Todavía estaba apegado al mundo y no sabía cómo crecer como cristiano. No conocía la Biblia. No estaba familiarizado con la teología reformada. Quería saber más. Ligonier y R.C. Sproul jugaron un papel importante en mi vida. Libros como Las grandes doctrinas de la Biblia y Todos somos teólogos jugaron un papel importante en mi vida.

No crecí con una cultura de lectura, así que esos breves fragmentos de esos libros, los capítulos más cortos, desempeñaron un papel enorme en mi vida, para que pudiera recordar cosas. Y luego, obviamente, los sermones en línea, los maravillosos videos de R.C. Sproul. Y mientras veía estos videos, crecí en la Teología de la Reforma, aprecié las verdades que enseñaban. Mis padres también crecieron como cristianos, y simplemente descubrir verdades con ellos fue una herramienta maravillosa en las manos del Señor en mi vida.

Dirijo un ministerio llamado Imprint. Traducimos y publicamos buenos recursos teológicos para ayudar a los pastores. Ellos mismos no disponen de una biblioteca. Así que estamos orgullosos de ser uno de los distribuidores e impresores de Todos somos teólogos, y estamos ocupados traduciéndolo al afrikaans y al zulú. Esto sostiene a nuestro ministerio para así equipar también a otros pastores.

Sé dónde estaba yo, en zanjas, en perreras, despertándome por las mañanas sin esperanza y deprimido. Pero sentí la libertad, el amor, la alegría y la esperanza que trae el evangelio, y me encantaría que otras personas encontraran esa maravillosa esperanza. Esa es mi pasión. Quiero que más gente entienda quién es Jesús. Quiero que se conecten con iglesias saludables, para darles esperanza y luego transformar sus vidas y las vidas de otras personas para glorificar a nuestro gran Creador.