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Transcripción
En esta sesión vamos a dar inicio a una serie en el campo de la escatología. Sé que para algunos de ustedes este término suena un poco técnico, pero es un término común en teología, y la escatología es una subdivisión de la teología sistemática que está particularmente interesada en las últimas cosas, o las cosas futuras, o lo que llamamos los «últimos días» que proviene de la palabra griega para últimos tiempos.
Cuando entramos en el asunto de la escatología, entramos en un tema fascinante, pero en el que hay muy poco consenso entre los cristianos. Probablemente hay más desacuerdo sobre asuntos relacionados con la escatología entre los cristianos que entre todas las otras doctrinas que tienden a dividirnos, puestas juntas. Es por esto que ha habido una especie de crisis en nuestro tiempo cuando se trata de entender la enseñanza de las Escrituras con respecto a la profecía futura.
Necesito alertarlos desde el principio que al sondear algunos de estos temas de escatología de esta serie, voy a tomar una posición sobre la escatología que es un consenso minoritario. De hecho, será un punto de vista sobre la escatología que muchos, si no la mayoría de ustedes, que están escuchando esto, estarán escuchándolo por primera vez, tal vez. E incluso puede ser un shock para ustedes escuchar algunas de las posiciones que asumo porque mi propio pensamiento sobre asuntos escatológicos ha pasado por cambios desde la postura que tuve inicialmente.
He atravesado por varias etapas en mi propia comprensión de este tema, e incluso con mi postura presente, no tengo un dogmatismo feroz porque eso es algo peligroso con respecto a la escatología porque el tema en sí es muy difícil. Voy a seguir básicamente la estructura y el patrón del contenido que expuse en este libro titulado «Los últimos días según Jesús» subtitulado, «¿Cuándo dijo Jesús que regresaría?».
Entonces, como dije, hay menos consenso en la escatología que quizás en cualquier otro tema de la teología, y escuchamos repetidamente sobre debates sobre el tiempo y la naturaleza del milenio que se predice en el libro de Apocalipsis, la pregunta de la relación del Israel del Antiguo Testamento con la iglesia del Nuevo Testamento, asuntos sobre la identidad de esta figura misteriosa que llamamos el anticristo, preguntas sobre la naturaleza y el tiempo del rapto, y la relación entre el regreso de Jesús y el concepto bíblico del rapto.
Estos son los tipos de problemas de los que supongo que la mayoría de nosotros somos conscientes, pero en lo que quiero centrar la atención, no solo hoy sino a lo largo de esta serie, es en otra crisis de la escatología que a menudo se pasa por alto o se ignora dentro de los círculos evangélicos de la iglesia cristiana, crisis que pienso que es la más grave de todas con respecto a nuestra comprensión de la profecía futura. Esa crisis tiene que ver con el asunto de la credibilidad, y tiene que ver con la credibilidad de dos objetos distintos.
En primer lugar, tiene que ver con la credibilidad y confiabilidad de la Biblia misma, como trataré de mostrarles. En segundo lugar, tiene que ver, más importante aún, con la credibilidad de Jesús mismo. Es por eso que me preocupa ver lo que Jesús enseñó sobre las últimas cosas. No voy a cubrir muchos de los temas comunes de la escatología, interpretaciones, por ejemplo, del libro de Daniel y las setenta semanas del Antiguo Testamento y ese tipo de temas, porque me voy a centrar más en el Nuevo Testamento, y específicamente en la enseñanza de Jesús, por esta razón: el punto que a menudo se pasa por alto entre los evangélicos es que durante los últimos doscientos años ha habido un ataque sin precedentes contra la confiabilidad de las Escrituras.
Ahora, no es que nunca hubo crítica de la Biblia antes de la Ilustración, pero desde esa era hubo un crecimiento radical de críticas dirigidas contra la credibilidad, la confiabilidad, de los documentos bíblicos. Ese ataque no ha venido solo de fuera de la iglesia, sino que en su mayor parte en el último siglo más o menos los ataques de la crítica se han dirigido contra la autoridad de la Biblia desde dentro de la iglesia. Hay muchas razones por las cuales la alta crítica dirige su ataque contra la autenticidad de la Sagrada Escritura, pero el punto central número uno de ataque de la alta crítica contra la inspiración y la autoridad de la Biblia se centra por mucho en asuntos relacionados a la escatología.
Se ha dicho que dos tercios del contenido del Nuevo Testamento trata con profecías futuras. Si esa profecía es sospechosa con respecto a la crítica, entonces, por supuesto, eso plantea serias preguntas sobre toda nuestra comprensión de la naturaleza y credibilidad de la Biblia. Solo les daré una pequeña anécdota personal en términos de mis propios antecedentes y estudios. Cuando era estudiante de seminario en una institución que no era conocida por su pasión por la ortodoxia cristiana, en la que estaba expuesto a la mayoría de las teorías radicales de nuestros días con respecto a la Biblia, parecía que no había fin para que los profesores criticaran la integridad de la Biblia, en particular con respecto a las predicciones encontradas en el Nuevo Testamento con respecto a la venida de Cristo y los eventos futuros que la rodearon.
Como digo, los críticos se centraron en estos temas en su ataque a la confiabilidad de la Biblia. Aún más importante que el asunto de la credibilidad de la Biblia es, por supuesto, la credibilidad de Cristo mismo. Incluso fuera de la iglesia hay quienes, aunque no aceptan la deidad de Cristo, afirmarán que Él fue un gran maestro o que incluso fue un profeta. Pero cuando examinamos las profecías futuras de Jesús, los críticos llegan a ellas y dicen que las profecías que Jesús hizo con respecto al futuro no se cumplieron dentro del marco de tiempo específico que Él dijo que se cumplirían. Si eso es cierto, es decir, si las profecías de Jesús no se cumplen en los plazos en los que Él dijo que se cumplirían, eso estaría, en pocas palabras, reduciendo a Jesús al papel de falso profeta.
Así que permítanme hacer una pausa por un segundo aquí y decir que mis dos mayores preocupaciones, al abordar estas preguntas de la profecía del Nuevo Testamento, son lidiar con el ataque crítico contra la Biblia por un lado y contra la enseñanza de Jesús mismo por el otro. Permítanme ilustrar este problema tal como lo descubrimos no solo entre los estudiosos bíblicos, que veremos más adelante, sino como se resume para nosotros en la famosa crítica dirigida al cristianismo por el filósofo británico Bertrand Russell. Russell publicó un pequeño libro titulado, «¿Por qué no soy cristiano?», y en ese libro dio una serie de críticas contra el cristianismo histórico, contra los argumentos para la existencia de Dios y demás, pero centró su atención en la importancia central de Jesús para el cristianismo histórico. Llegó a este problema diciendo que, en su opinión, la religión en general y el cristianismo en particular son positivamente dañinos.
El impacto neto de la religión en la raza humana y la seguridad de la cultura y la civilización según Russell ha sido negativo. Todas las guerras religiosas y las hostilidades y las peleas y los prejuicios y la caza de brujas y todo eso que son parte de la mancha de la historia de la iglesia, él pone todo junto en un paquete y dice que la conclusión es que el resultado neto de la religión es dañino. Dijo que cree que era dudoso que alguna vez hubiera un Jesús de Nazaret. Es decir, desde una perspectiva histórica, Russell dudaba si Jesús alguna vez vivió.
Ahora, él no está solo en eso, pues hemos visto muchas teorías críticas, particularmente en el siglo XX, en las diversas búsquedas del Jesús histórico que han planteado preguntas sobre si Jesús es completamente mitológico y una invención de los escritores bíblicos y nunca existió realmente en el espacio y el tiempo. Hemos visto la crítica radical del «Seminario de Jesús» incluso en nuestros días que juega alrededor de los bordes de este tipo de pensamiento. Sin embargo, al mismo tiempo, Bertrand Russell hizo una distinción entre el verdadero Jesús histórico, que no cree que podamos conocer, y el Jesús que se nos presenta en la literatura del Nuevo Testamento, particularmente en los evangelios.
Ahora, él tenía algunas cosas buenas que decir sobre Jesús. Tenía un cierto grado de respeto por el carácter moral de Jesús, al menos el Jesús que aparece en los documentos del Nuevo Testamento. Encuentro eso algo fascinante como paréntesis porque incluso a los críticos más feroces del cristianismo les resulta difícil atacar la integridad personal del Jesús del Nuevo Testamento. En una ocasión, George Bernard Shaw estaba criticando a Jesús por enseñar una de las cosas que enseñó. Dijo que en esta ocasión en particular Jesús no se comportó como un cristiano. Pensé que era gracioso que cuando estaba haciendo esta crítica, no podía pensar en ningún estándar más alto por el cual juzgar a Jesús que el estándar de Jesús mismo.
Pero además de eso, Bertrand Russell dijo que aunque el Cristo de los evangelios muestra un alto carácter ético y moral, no despliega mucha sabiduría. ¿No es interesante que Aquel que ha sido considerado como el mejor maestro que jamás haya pisado la tierra fuera considerado por Bertrand Russell como alguien particularmente poco sabio? Ahora, su pregunta con respecto a la sabiduría de Jesús se centró principalmente en la enseñanza de Jesús sobre el futuro. Permítanme darles una cita de Bertrand Russell donde Russell dice, le cito una vez más: «Él [es decir, Jesús] ciertamente pensó que Su segunda venida ocurriría en nubes de gloria antes de la muerte de todas las personas que vivían en ese momento».
«Jesús ciertamente pensó que Su segunda venida ocurriría en nubes de gloria antes de la muerte de las personas que vivían en ese momento». Esa es la crítica principal de Bertrand Russell. Debo agregar, que esa es la crítica principal de los críticos bíblicos y los estudiosos bíblicos de los últimos doscientos años; es decir, que Jesús pensó y enseñó que Él regresaría, que aparecería, que Él vendría de nuevo, que su parusía, Su venida o manifestación de sí mismo ocurriría dentro de un cierto marco de tiempo, un marco de tiempo que estaba restringido al primer siglo, y al contexto de no más de cuarenta años desde el momento en que lo predijo.
Ahora, los tres textos a los que la mayoría de los estudiosos hacen referencia y todos los cuales fueron referidos por Bertrand Russell en su crítica del Nuevo Testamento en este punto son estos: en primer lugar, la declaración que Jesús hizo a sus discípulos en Mateo 10:23, «No terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre». Aquí Jesús dice que ellos, es decir, los discípulos, no terminarían su alcance misionero más allá de la esfera de todas las ciudades de Israel antes del Hijo del Hombre, y el Hijo del Hombre es un título obviamente que es la auto designación favorita de Jesús, Él está hablando claramente de sí mismo aquí, hasta que venga el Hijo del Hombre.
De nuevo, ¿cuánto tiempo le tomó a la iglesia primitiva terminar su misión de difundir el evangelio a través de las ciudades de Israel? Mucho antes del fin del primer siglo. Ciertamente esa misión no se demoró hasta el día de hoy para ser completada. Aquí hay un marco de tiempo que Jesús da: no recorrerás todas las ciudades de Israel hasta que venga el Hijo del Hombre. Ahora segundo, «hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en Su reino». De nuevo Jesús se dirige a sus contemporáneos, y a aquellos que se acercan para escucharlo hablar.
Él hace esta declaración, «algunos de ustedes», Él no está hablando de nosotros, Él está hablando a las personas que estaban allí escuchando Su profecía. Él les dijo: «Algunos de ustedes no probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en Su reino». Vamos a ver eso más adelante, y por supuesto, hacer la pregunta inmediatamente ¿qué quiere decir Jesús con venir en Su reino? ¿Se estaba refiriendo a Su segunda venida o se estaba refiriendo a algún otro evento? Esa es una de las preguntas que examinaremos. Pero por ahora, solo recuerda que este es el segundo texto que Bertrand Russell cita como evidencia del fracaso de las profecías de Jesús para cumplirse.
La tercera, que es quizás la más problemática de todas, y la que nos esforzaremos mucho en examinar en esta serie es la declaración que encontramos en el Evangelio de Marcos, capítulo 13, versículo 30, en la que Jesús declaró a Sus discípulos después de haber hablado con gran detalle sobre Su venida en gloria, que Él dijo, cito: «En verdad les digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda». Esta generación no pasará hasta que todo esto se cumpla o suceda. ¿Cómo tomamos esto? La forma en que los estudiosos evangélicos han manejado estas referencias de tiempo ha sido en muchos casos mucho menos que satisfactorio, y ciertamente no satisfactorio para los críticos que dicen que el significado claro y obvio de las palabras de Jesús en estos textos es que Él tenía la intención de manifestarse, de venir de nuevo en gloria, en el marco de no más de una generación y en términos hebreos una generación es de aproximadamente cuarenta años.
Además de estos tres textos críticos, Russell y otros señalan una serie de otras declaraciones en las Escrituras que indican que la iglesia primitiva, la comunidad apostólica, ciertamente el apóstol Pablo, que todos estos escritores tenían un sentido de urgencia sobre la cercanía o la inminencia de la venida de Cristo. Sin embargo, según los críticos, esas cosas que Cristo predijo que ocurrirían en un lapso de cuarenta años no han ocurrido incluso hasta el día de hoy. El libro de Apocalipsis, que es la fuente favorita para la especulación sobre asuntos futuros y el regreso de Jesús, también contiene referencias de marcos de tiempo que veremos que hablan de aquellos asuntos que deben suceder pronto.
Si el libro de Apocalipsis en la mayor parte de su contenido se refiere a la consumación final del reino de Cristo y Su aparición final en la historia, es difícil ver, ya que han pasado dos mil años desde que se escribió el libro, independientemente de la manera en que examinemos esto, que lo que se prometió que tendría lugar en breve difícilmente puede tomar dos mil años y aun así ser considerado como breve a menos que espiritualicemos estas palabras y hablemos de que un día a los ojos del Señor son como mil años, y por tanto solo han pasado dos días desde que se dio la profecía y etc. Pero a la luz de la enseñanza de los documentos del Nuevo Testamento, está claro que la iglesia primitiva, la comunidad cristiana primitiva tenía este sentido urgente de expectativa.
Por supuesto, los críticos dicen que cuando el tiempo empezó a pasar y estas cosas no ocurrieron como se había predicho, se hicieron ciertos ajustes a sus expectativas, de modo que a medida que aparecen los libros posteriores del Nuevo Testamento, quedó más espacio abierto para una larga brecha en la historia antes de que tengan lugar los tiempos de cumplimiento. Pero ese es el tipo de cosas que vamos a ver aquí. Pero la principal preocupación de esta serie será enfocarnos en cómo entendemos estas referencias de marcos de tiempo que la gente ha usado para criticar, tanto la credibilidad de la Biblia, como la credibilidad de nuestro Señor mismo.