
5 cosas que debes saber sobre el infierno
20 mayo, 20255 cosas que debes saber sobre la toma de decisiones bíblicas

Este artículo forma parte de la colección 5 cosas que debes saber.
Decisiones, decisiones, decisiones. Todos tomamos muchas en un solo día. Es cierto que algunas decisiones parecen mundanas: ¿Regular o descafeinado?; mientras que otras ciertamente son más trascendentales para la vida: ¿A qué universidad debo asistir? ¿Acepto esta oferta de trabajo? ¿A quién elijo para casarme? En todos estos casos, los creyentes desean la ayuda y guía de Dios. Aunque no es una lista exhaustiva, aquí hay cinco cosas que todo cristiano debería considerar al tomar decisiones que sean bíblicamente sólidas.
1. La toma de decisiones bíblicas se fundamenta en la Biblia.
Afirmando lo evidente, la Biblia no es simplemente una voz entre muchas otras iguales de cuales podemos elegir. Es la única fuente de sabiduría, consejo, dirección y asesoramiento infalible. La Biblia no es simplemente un libro de información; es la misma voz de nuestro Dios, como si Él nos hablara con Su propio aliento (2 Ti 3:16). Dicho de otro modo, la Biblia no es meramente informativa, es relacional. Este es nuestro amoroso Padre celestial brindándonos Su guía en la toma de decisiones. Por lo tanto, cualquier decisión que sea una clara violación de la Escritura no solo implica rechazar la Biblia, sino también rechazar a nuestro Padre. E inevitablemente, habrá consecuencias.
2. La toma de decisiones bíblicas se realiza con oración.
La toma de decisiones bíblicas es relacional. Dios escucha, se preocupa y responde. No estamos simplemente investigando un manual impersonal; estamos pidiendo orientación al propio Guía. Tenemos una relación con el Autor. Es Su sabiduría, es Su consejo y está escrito por el bien de Sus hijos, por quienes Jesús murió, a quienes ha adoptado y ama. Él se complace en brindarnos ayuda cuando se lo pedimos.
¿O qué hombre hay entre ustedes que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden? (Mt 7:9-11).
3. La toma de decisiones bíblicas involucra buscar el consejo de otros.
La Biblia a menudo elogia la toma de decisiones sabias al consultar la sabiduría de otros. «Los proyectos con consejo se preparan» (Pr 20:18). «Con los que reciben consejo está la sabiduría» (Pr 13:10). Por supuesto, los «otros» deben ser cristianos piadosos, maduros y con un conocimiento bíblico profundo, que nos conozcan bien. Hay un gran beneficio en consultar a aquellos que pueden confirmar nuestra decisión o alertarnos sobre posibles peligros, desafíos u otros puntos ciegos que quizás no hayamos considerado. Esto se viola con mayor frecuencia cuando consultamos a personas menos maduras o incluso a amigos no cristianos, quienes a menudo dirán lo que queremos escuchar. Por lo tanto, seguimos el requisito de ser «conocedores de la Biblia» ya que «los consejos de los impíos [son] engañosos» (Pr 12:5).
4. La toma de decisiones bíblicas es providencial.
La toma de decisiones bíblicas implica prestar atención a lo que Dios está haciendo en Su providencia soberana, como el Dios que está activamente «preservando y gobernando a todas sus criaturas y todas las acciones de éstas» (Catecismo Menor de Westminster 11). Si bien este no es el único factor para determinar la voluntad de Dios en la toma de decisiones, Dios puede brindarnos oportunidades en respuesta a nuestras oraciones, o Su providencia puede guiarnos por un camino que no habíamos considerado antes. El pueblo de Dios puede confiar en que Él nos guiará providencialmente mientras lo buscamos con fe para recibir dirección.
5. La toma de decisiones bíblicas es una combinación, otorgada por Dios y respaldada por la Biblia, de estos principios (y otros) que deben considerarse en conjunto.
Una de las formas en que los cristianos bien intencionados toman decisiones que no son del todo bíblicas es enfocándose en un solo aspecto del proceso e ignorando los demás. Las dos soluciones más comunes en las que las personas confían erróneamente como «fuente única» para encontrar la voluntad de Dios son: (1) pensar que somos intérpretes infalibles de la providencia de Dios («vi esta señal» o «tuve este sueño») y (2) nuestros sentimientos («simplemente siento que esto es lo que Dios quiere que haga»). Cuando se usa solo uno de estos factores y se excluyen los demás, la decisión que se tome será desequilibrada. Dios nos ha dado toda Su Palabra para que la usemos en conjunto, prometiendo ayudarnos en la toma de decisiones.
La paz y la confianza que tenemos al tomar decisiones radican en que Dios nos ama y siempre cumplirá Su propósito supremo en cada decisión que tomemos. Incluso si «metemos la pata», aunque ciertamente pueda haber consecuencias negativas de las cuales somos completamente responsables, Dios seguirá supervisando nuestra vida, con todos nuestros pecados y errores, para nuestro bien y Su gloria. La paz y el consuelo que nos protegen de los vientos huracanados de los temores ansioso es que Él sigue siendo el Dios que, por Su voluntad soberana, hace que todas las cosas cooperen para bien de aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a Su propósito (Ro 8:28).