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Transcripción
En el mes de enero de 1996, mis amados Pittsburgh Steelers estaban en el Super Bowl. Al día siguiente, a las siete de la mañana, tenía una reunión con un colega que también era un ferviente seguidor de los Pittsburgh Steelers. Cuando llegó a la reunión tenía grandes ojeras y el semblante sombrío, y le pregunté: «¿Qué te pasa?». Supuse que todavía estaba triste porque los Steelers habían perdido en manos de los Dallas Cowboys. Dijo: «Oh, solo estoy cansado, es que me levanté a las tres de la mañana para ver el Super Bowl». Le dije: «¿Por qué hiciste eso?». Dijo: «Bueno, nunca veo televisión en el día de reposo y quería saber cómo iba el partido, así que lo grabé; luego no dejé que nadie me dijera lo que había pasado y me levanté a las tres y vi el partido», porque él tiene reparos sobre cómo guardar el día de reposo.
Mientras escuchaba lo que me contaba, pensé en lo extraño que sonaría esto, no solo para la gente secular de Estados Unidos, sino también para el cristiano evangélico promedio: que alguien se tomara tan en serio el mandamiento de guardar la santidad del día de reposo en esta época como para hacer este tipo de arreglos que lo libre de quebrantar el día de reposo. Las cosas han cambiado de forma dramática en nuestra cultura con respecto a guardar el día de reposo.
Recuerdo que en mi infancia, mientras crecía en Pensilvania, nunca escuché el sonido de una cortadora de césped en domingo. Recuerdo que, en ese entonces, en el día de reposo todas las tiendas de nuestro pueblo estaban cerradas, excepto una y la única tienda que estaba abierta era la farmacia y la única parte de la farmacia que estaba abierta era la parte que vendía medicinas, la fuente de soda estaba cerrada. Incluso entonces, solo estaba abierta por un corto período de tiempo, para satisfacer la necesidad de medicina en una emergencia. Recuerdo que en aquella época los únicos restaurantes que abrían los domingos eran los que estaban en los hoteles, donde la gente tenía que comer; es decir, era un asunto de comercio necesario, pero el restaurante regular no estaba abierto.
Eso no es algo que ocurrió en el siglo III, estamos hablando de mediados del siglo XX y más allá de mediados del siglo XX y eso parece casi gracioso para la persona de hoy, porque ahora el domingo se considera casi igual que cualquier otro día de la semana y todo tipo de comercio se realiza en domingo. Se nos dice que eso es parte de la separación entre la iglesia y el estado. La pregunta que permanece para el cristiano es: ¿cuál es el deber del cristiano con respecto a guardar el día de reposo? No solo tenemos disputas sobre esto entre cristianos y no cristianos, sino que también las tenemos dentro de la comunidad cristiana. No solo ahora, sino a lo largo de la historia.
San Agustín, por ejemplo, creía que nueve de los diez mandamientos fueron reafirmados en la ley neotestamentaria de Cristo, pero que la observancia del día de reposo había sido abrogada o dejada de lado o al menos ciertos elementos de la misma. Porque estaba claro que la comunidad neotestamentaria cambió su culto corporativo del séptimo día de la semana al primer día de la semana, conmemorando la resurrección de Cristo y aunque todavía se reunían sobre una base cíclica de un día de cada siete, la asociación de eso, a un día particular de la semana, había cambiado.
No solo eso, las declaraciones de Pablo sobre no estar atado por lunas nuevas o días de reposo y ese tipo de fiestas, sobre las que escribe en su carta a los colosenses, llevó a muchos de los grandes maestros de la iglesia a creer que con la venida de Cristo, toda la institución del día de reposo había sido abrogada. Sin embargo, en su mayor parte, la historia cristiana ha sostenido que los elementos esenciales para la observación del día de reposo siguen vigentes y algunas de las razones para ello son las siguientes:
En primer lugar, la santificación o la separación y consagración del séptimo día como un día de descanso del trabajo ordinario y como un día de santidad no fue algo instituido en el Decálogo, en el monte Sinaí con la entrega de los mandamientos a través de Moisés al pueblo de Israel. Fue un mandamiento que se estableció en la creación, que fue en la creación misma que Dios santificó el séptimo día; ya que era una ordenanza de la creación, no se limitaría a la historia de Israel, sino que se extendería al hombre como hombre, sea judío, cristiano o lo que fuera; se esperaba que toda la creación guardara este día en su doble connotación: en primer lugar, en la cesación del trabajo ordinario, y en segundo lugar, en la adoración, alabanza y honor que debemos atribuir al Creador.
Veamos la forma en que se nos explica el día de reposo en el Decálogo, en el capítulo 20 de Éxodo, empezando en el versículo 8, «Acuérdate del día de reposo para santificarlo». Se dice mucho más que eso, pero notemos algo del lenguaje aquí. No es que Dios esté diciendo que de ahora en adelante el día de reposo debe ser considerado santo. Está diciendo, quiero que recuerden que es santo y el mandamiento es guardarlo de esa manera. ¿Qué significa ser santo? En el sentido más elemental, el significado de ese término, ser «santo», significa ser diferente. Lo que Dios está diciendo aquí es: «Recuerden mantener este día diferente. Este es un día que he consagrado, que he apartado».
De nuevo, preguntamos, ¿qué es lo que lo hace diferente? ¿Qué tiene el día de reposo que lo hace inusual o extraordinario? Los dos enfoques de las Escrituras con respecto a guardar el día de reposo es, primero, la idea de descanso, y eso no es simplemente un descanso de la agitación. No significa que debamos dormir todo el día. No significa que el día deba ser un día de inactividad total. Lo que significa es un descanso del trabajo normal y como tal, es imitar, por un lado, las propias acciones de Dios en la creación. En la historia de la creación leemos de las acciones de Dios, Su obra, la cual ocurre en seis días sucesivos, pero el séptimo día reposó.
Así que una de las razones por las que descansamos es para actuar a la imagen de Dios y recordar a nuestro Creador y Su obra de creación, de modo que honramos a Dios, no simplemente mimándonos a nosotros mismos. Estamos honrando al Creador al practicar esta imitación del trabajo que Él hizo, del cual cesó en el día de reposo, en la creación. Hay beneficios prácticos obvios para esto. Sabemos que en Israel, este ciclo de un día cada siete, donde la gente era llamada a descansar era para el bienestar de los cuerpos físicos y el bienestar emocional de la gente, que el trabajo y nuestras labores pueden ser difíciles.
La gente necesita descansar. No solo estamos creados y constituidos de tal manera que todos los días debemos acostarnos y dormir. ¿Has pensado alguna vez en lo extraño que es dormir y en cuánto de nuestras vidas se vive en un estado inconsciente, porque no podemos vivir mucho tiempo sin descansar debido a cómo estamos hechos? Dios no solo designa un período parcial de tiempo en el ciclo de la vida para el sueño diario, sino que también existe este patrón semanal de descanso de nuestro trabajo normal.
A Dios le preocupaba que la gente no fuera explotada y reducida a ser como esclavos y que nunca tuviera la oportunidad de recrearse, de refrescarse, de descansar de su trabajo, así que designó un día, un día cada semana, en el que se suponía que la gente no debía trabajar. Eso se aplicaba no solo a los hombres de negocios y comerciantes y agricultores, sino también a los sirvientes, a los esclavos y no solo a las personas, sino que el descanso del día de reposo fue ordenado para las bestias de carga. Tus asnos necesitan descansar; tus bueyes necesitan descansar; tus caballos necesitan descansar; tus camellos necesitan descansar. Dales a ellos un día libre, uno de cada siete. Pero ni siquiera se detuvo ahí.
Dios instituyó también reposo para la tierra, por eso regulaba las formas en que la tierra no sería despojada por estar agotada, sino que cada siete años, debía haber un año de reposo completo en la tierra para que el campo permaneciera inactivo, para que pudiera recuperarse. Pertenezco a un campo de golf y el campo está cerrado para los socios los lunes y resulta ser que los lunes ese campo de golf estaba totalmente dedicado al equipo de mantenimiento del campo de golf para que lo abonaran, cortaran la hierba y cuidaran el terreno. Pero después empezó a surgir un interés para que grupos externos utilizaran el campo los lunes, así que ahora nuestro campo de golf se utiliza los siete días de la semana y el juego más intenso se produce los lunes porque es el más lucrativo económicamente, porque ese uso se puede vender a mayor precio ese día.
¿Cuál crees que es la mayor queja de los socios en estos momentos? La condición del campo de golf. Le dije al personal, «Han pensado que podría ser una buena idea darle un descanso al terreno, que la hierba necesita un descanso, la vegetación necesita un descanso, el campo necesita un descanso?». Dios lo concibió así y solo de esa manera se puede sacar más de los recursos que tenemos, pero por nuestra codicia por conseguir más, se nos hace creer que si mantenemos nuestras tiendas abiertas un día más, tal vez podemos aumentar nuestros ingresos en un 14,5 por ciento, pero en realidad no funciona así.
El primer principio era el descanso. Se trataba de una preocupación humanitaria, humana y ecológica. Vivimos en una época de profundo compromiso con los asuntos ecológicos y, sin embargo, despreciamos el reposo para la tierra.
El segundo propósito del día de reposo era la adoración colectiva y la atención especial a los asuntos de Dios. Esto no significa que Dios estuviera diciendo a su pueblo: «Mira, seis días de la semana, ocúpate de tus asuntos, olvídate de mí. No quiero ni siquiera estar en tus pensamientos. Imagínate que no existo. Pero un día de la semana, inclínate ante mí y reconóceme cuando vengas a la iglesia o a la sinagoga o lo que sea». No. Estaba claro que la vida de fe debía vivirse todos los días y que todos los días son propicios para la adoración a Dios, pero el ciclo en Israel era para un tiempo especial de celebración corporativa.
En Estados Unidos tendemos a ser muy individualistas, pero la fe judeocristiana tiene una orientación muy corporativa. No somos meros individuos aislados, sino que formamos parte de un grupo y nos reunimos donde todo el grupo se reúne el día de reposo, como congregación, para una asamblea solemne y decimos que este día es diferente; este momento es diferente. Es el momento en que nos reunimos para celebrar, no solo la creación, sino también para celebrar nuestra redención, para celebrar la resurrección de Cristo, para celebrar el don de la salvación que Dios ha dado a su pueblo y para honrarlo y para disfrutar de su presencia.
El tercer principio del día de reposo del que habla mucho el Nuevo Testamento es que el día de reposo se instituye inicialmente, no solo como una señal para recordar la creación, sino que el día de reposo en sí mismo es una especie de, y ahora tengan cuidado aquí, es una especie de sacramento, no un sacramento con «S» mayúscula sino con «s» minúscula, es decir, es un signo externo que señala algo de nuestra redención.
Si nos fijamos en el Nuevo Testamento, en particular en el libro de Hebreos, ¿a qué apunta el día de reposo? Señala hacia la meta final de nuestra redención, nuestra entrada en el cielo, porque el Nuevo Testamento nos dice que todavía hay un reposo para el pueblo de Dios, el descanso que disfrutan las almas de los justos que han sido hechos perfectos. Se nos dice que cuando entremos en el cielo, entramos en nuestro descanso. Incluso nuestras lápidas están adornadas históricamente con las iniciales QEPD. ¿Qué? Que en paz descanse. Anhelamos la paz del cielo, no un descanso de inconsciencia u olvido, sino el descanso de todas las preocupaciones y los problemas y los dolores que nos asedian en la carne mortal que vivimos.
Cada vez que nos reunimos para el día de reposo, cada vez que celebramos el día de reposo, no solo estamos recordando la obra de la creación de Dios, sino que estamos participando en la señal sacramental de Su promesa de redención. Es un pedacito del cielo, donde no habrá lágrimas, ni muerte, ni oscuridad; no es que no haya actividad en el cielo. Habrá actividad en el cielo, pero será el fin de la angustia, el fin de la ansiedad, donde entraremos en esa paz que trasciende toda comprensión humana, a todo esto apunta el día de reposo.
Sigamos viendo lo que dice en él: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra». Permítanme decir rápidamente, de paso, que hay muchos teólogos morales en la historia de la iglesia que se oponen a la semana laboral de cinco días sobre la base de este pasaje, diciendo que este pasaje no solo ordena que descansemos un día, sino que ordena que trabajemos seis, no cinco, sino seis y así, en algunos casos, transgredimos la ley trabajando siete en lugar de seis días o también podemos quebrantarla en la otra dirección tomando un descanso más largo de lo que debiéramos.
«Pero el séptimo día es el día de reposo para el Señor tu Dios». Es Su día. Por eso se llama, coloquialmente, «el día del Señor». Le pertenece a Él. Él reina sobre él. «No harás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día. Por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó».
Dice que no se trabaje y los fariseos, por supuesto, lo llevaron a un grado absoluto y dijeron que de ninguna manera se trabaje, cuando Jesús tuvo que instruirlos en el Nuevo Testamento de que hay algún trabajo que se puede hacer en el día de reposo. Dijo que es lícito hacer el bien en el día de reposo. Si tu animal cae en un pozo, no lo dejas ahí para que muera; o si alguien se enferma en el día de reposo, no dices: «No voy a llamar al médico porque es el día de reposo». Es lícito y no solo necesario, no solo es lícito, es necesario hacer esas obras de misericordia que se requieren para el bienestar de la vida en el día de reposo.
De modo que la iglesia siempre ha entendido que hay algún trabajo que siempre es necesario realizar en el día de reposo. Es el trabajo innecesario, el comercio innecesario, por el cual Dios juzgó a Israel, donde el motivo del trabajo era estrictamente económico y comercial, en lugar del cuidado humanitario necesario. Por eso creemos que los hospitales pueden estar abiertos en el día de reposo y ciertamente está bien que el ministro trabaje en el día de reposo porque el culto corporativo es parte de su responsabilidad. Entonces para muchos de nosotros que somos clérigos, el día más duro de trabajo es el día de reposo.
Pero en todo caso, este es un resumen de este mandamiento y tiene que ver con la conformación de toda la estructura de nuestra vida y de una nación. Es decir, una nación ante Dios es una nación que honrará a Dios honrando el día que Dios ordena que sea apartado como Su día.
CORAM DEO
Soy consciente de que todavía hay preguntas y problemas persistentes sobre lo que es apropiado, lo que no es un comportamiento adecuado en el día de reposo. Las discusiones son interminables sobre si está bien ir de picnic o tener recreación…qué tipo de descanso es descanso legítimo y cuál no. Estos temas continuarán y debemos tener cuidado de no caer en la trampa en la que cayeron los fariseos con su enfoque legalista del día de reposo, aunque creo que no hace falta decirlo. Pero el concepto fundamental aquí es ¿honramos a Dios con el día de reposo? ¿Estamos en sintonía con el propósito original del mismo?
Y permíteme preguntarte al cerrar el segmento de hoy, ¿cómo guardas el día de reposo? ¿Hay alguna diferencia en tu vida en este día? ¿Esperas con ansias el domingo, no porque es el día en que puedes dormir hasta tarde e ir a la playa, sino porque tienes un tiempo para refrescarte de tu actividad normal y porque puedes refrescar tu alma con la adoración colectiva y estar en la presencia de tu Creador y Redentor?