El Señor es mi pastor, nada me faltará
2 noviembre, 2018Él restaura mi alma
8 noviembre, 2018En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce
Nota del editor: Este es el tercer capítulo en la serie «El Salmo 23», publicada por la Tabletalk Magazine.
El Salmo 23 nos proporciona un maravilloso ejemplo del cuidado y la protección de Dios en imágenes que estimulan la imaginación. Pero para la mentalidad contemporánea, el contexto de estas metáforas a muchos le puede resultar desconocido. Las imágenes del pastor son en realidad una metáfora de la realeza en el antiguo Medio Oriente. Así que cuando David expresa: «Jehová es mi pastor», esto implica más que una hermosa metáfora pastoral; él está diciendo: «Jehová es mi Rey [pastor]». Por lo tanto, en este salmo David canta del Rey divino que lo guía y lo sostiene, y esto es visto inicialmente en el verso 2. Usando la metáfora pastoral, David observa lo que Dios hace por él: «En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce». Al examinar con atención el lenguaje de este verso, queda claro que el cuidado de Dios para con Su pueblo es amplio y abarca todo.
Cristo como el Buen Pastor cuida de nosotros en el camino, sosteniéndonos a cada paso, en cada estación.
En hebreo, el texto literalmente dice: «En pastizales de pasto, me hace descansar; sobre aguas de descanso, él me guía». En el paisaje semiárido de la antigua Palestina, no abundaban las tierras de pastoreo. Los pastores tenían que guiar a sus rebaños hacia lugares con suficiente pasto. El pastor necesitaba saber a dónde ir, la mejor ruta para llegar y el paso al que debía llevar el rebaño. Era probable que tuvieran que atravesar por terrenos áridos y escabrosos, así como por incontables peligros de bestias salvajes y ladrones en el camino.
Esta realidad destaca la grandeza de Dios vista en este verso. La frase «lugares de verdes pastos» resalta la abundante provisión de Dios. La palabra traducida como «lugares de[…] pastos» significa tierras de pastoreo, y sugiere algo así como prados verdes. La adición de «hierba fresca» (traducida como «verde» en LBLA) subraya aún más la abundancia de provisión. El término a menudo se refiere a la hierba copiosa y abundante de la primavera después de que la temporada de lluvias ha regado la tierra (Dt. 32:2; 2 S 23:4). Por lo tanto, la frase transmite la imagen de una tierra de pastoreo fresca y abundante. Después de un viaje largo y agotador, no podría imaginarse un mejor destino. El texto también revela la centralidad de las acciones de Dios. El lenguaje está en voz causativa lo que indica que es Dios quien provoca la acción: «[Él] me hace descansar». El Rey Pastor está guiando soberanamente a David a esta abundancia y dándole un lugar donde habitar. Esta idea de un lugar de residencia se relaciona con el tema «refugio» predominante en el libro de los salmos, el cual también está presente en el resto de este salmo (23:5-6). Así pues, Dios provee un lugar seguro para que David reciba la provisión que necesita desesperadamente.
Pero la descripción que David hace de la provisión del Señor hasta este punto aún no está completa. La declaración paralela en este versículo proporciona otra imagen del cuidado de Dios para Su pueblo. David literalmente dice: «Hacia aguas de reposo, Él me guía». La provisión de agua es esencial para la vida, especialmente para un rebaño en una tierra árida y difícil. Un lugar de aguas tranquilas (es decir, donde no hay corrientes) sería un escenario para el pastor dar de beber y lavar a las ovejas, pero también era un lugar donde podía limpiar y curar las heridas que estas sufrían durante el tumultuoso viaje. Notablemente, el lenguaje de Dios guiando a David en este pasaje se encuentra en otras partes del Antiguo Testamento (Éx. 15:13, Sal. 1:3, Is. 40:11, 49:10), y en este versículo subraya la protección del Señor a Su siervo escoltándolo hacia «aguas de reposo». Esta frase a menudo se traduce como aguas «calmadas» o «quietas», destacando la tranquilidad de las aguas. Si bien esta es una forma perfectamente adecuada de interpretar este versículo, es importante notar que la palabra traducida «reposo» es en realidad un sustantivo en hebreo y es la última palabra en la frase «aguas de reposo». Esto implica que «reposo» es en realidad el escenario de las aguas y del lugar en el que ellas se encuentran. En el Antiguo Testamento, esta palabra para «reposo» a menudo se refiere a Canaán como un lugar de descanso para Israel (Dt. 12:9, 1 R 8:56, Is. 11:10) y para la morada de Dios (Sal. 95:11; 132:8, 14; Is. 66:1). Esto sugiere que Jehová mismo es el lugar de «reposo» a la luz del Salmo 23:2, y el final del salmo (v. 6) corrobora esta idea. De manera que, el último lugar de descanso para el pueblo de Dios es Dios mismo.
Este versículo en el Salmo 23 presenta al pueblo de Dios la maravilla de la abundante provisión (tanto material como espiritual) que tenemos en Su Hijo, el Buen Pastor. Cuando oramos, «Danos hoy nuestro pan de cada día» (Mt. 6:11), lo hacemos basados en la realidad de que Jesús, nuestro Rey soberano, nos guía a través de esta vida, proveyendo todo lo que necesitamos para cada día y para la vida eterna misma. Todo lo que hemos necesitado hasta el momento presente ha sido provisto por Su mano (vv. 31-34), y Él continuará proveyendo para nosotros hasta que llegue el día en que nos lleve a la provisión eterna de Su reposo. Cristo como el Buen Pastor cuida de nosotros en el camino, sosteniéndonos a cada paso, en cada estación. Y cuando «pasemos por las aguas» de la muerte, Cristo estará con nosotros (Is. 43:2), y nos guiará a los pastos abundantes, a la «Tierra de Emanuel».