
Conocer a Dios
30 abril, 2025
La Trinidad
6 mayo, 2025Iglesia y ministerio

Este es el quinto artículo de la colección de artículos: Fundamentos doctrinales
Introducción
La iglesia es la asamblea de los que han sido llamados fuera del mundo por Dios en Cristo. Jesucristo es el Rey y la Cabeza de la iglesia. En consecuencia, Él ha elegido hacer de la iglesia la esfera de las bendiciones de Su pacto, junto con toda instrucción y amonestación. La Escritura se refiere a la iglesia con varios títulos y atributos. Mientras que Jesús es el gran Profeta, Sacerdote y Rey de la iglesia, Dios ha nombrado a otros oficiales en la iglesia por medio de los cuales equipa a Su pueblo para la adoración y el ministerio. Él llama a los ancianos para pastorear a los santos a través del ministerio de Su Palabra, los sacramentos, la oración y la disciplina, y llama a los diáconos para cuidar de las necesidades físicas y materiales de los miembros de la iglesia local. La iglesia es llamada por Dios para adorar y llevar a cabo la gran comisión por medio del ministerio de la Palabra, los sacramentos, la oración y la disciplina. La misión de la iglesia en el mundo se basa en el trabajo colectivo de sus miembros.
Explicación
La iglesia existe de acuerdo con el propósito eterno de Dios. Antes de la fundación del mundo, Dios se propuso redimir para Sí un pueblo de toda lengua, tribu, pueblo y nación (Ap 7:9). Los llama del mundo y los reúne para formar una comunidad de adoración en el cielo y en la tierra. La palabra iglesia deriva del griego ἐκκλησία (ekklēsia). La palabra ekklēsia puede traducirse como «llamados afuera». Dios llama a Su pueblo para que salga del mundo y entre en Su reino eterno. Además, la palabra ekklēsia conlleva la idea de ser «llamado afuera» para ser «congregado». Las palabras congregación y asamblea son traducciones de la palabra ekklēsia. Esta definición abarca la enseñanza de las Escrituras tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En su discurso, previo a su muerte, el primer mártir del Nuevo Testamento, Esteban, habló de Moisés como «el que estaba en la congregación [ekklēsia] en el desierto» (Hch 7:38). El apóstol Pablo destacó la importancia del elemento de la «reunión» de la iglesia cuando escribió: «Cuando se reúnen como iglesia [ekklēsia]…» (1 Co 11:18).
En el Antiguo Testamento, Dios se dirige a la iglesia con diversos nombres y títulos. A veces, la ekklēsia es llamada «Israel», «la hija de Sión» (Sal 9:14; Is 62:11; Mi 4:8), la «hija de Jerusalén» (2 R 19:21; Cnt 2:7; Lm 2:13; Sof 3:14), «Jerusalén», «Jacob» (Sal 14:7; 53:6; Is 9:8; 27:9; Jr 10:25), «Sión» (Is 33:6; 52:7-8; 59:20) y «la ciudad de Dios» (Sal 46:4; 87:3). En el Nuevo Testamento, la iglesia recibe los nombres de «esposa de Cristo», «pueblo de Dios», «casa de Dios» (He 3:1-6; 10:21), «templo de Dios» (1 Co 3:16-17; Ef 2:21), «hijos de Dios» e «Israel» (Gá 6:16). Estos nombres y metáforas representan las diversas características del pueblo de Dios y Su obra entre ellos.
Además de dar a la iglesia diversos títulos, la Biblia habla con relación a las diversas perspectivas de la iglesia. A veces se refiere a la iglesia universal, es decir, al único cuerpo de creyentes de todos los tiempos en el cielo y en la tierra, y a veces a la iglesia local, es decir, a cualquier congregación de un único lugar geográfico. Muchas de las cartas apostólicas del Nuevo Testamento se dirigen a iglesias locales específicas de ciudades o regiones concretas. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió cartas individuales a las iglesias de Roma, Corinto, Éfeso, Colosas y Tesalónica, así como a las muchas iglesias locales de la región de Galacia. A veces, las Escrituras usan la palabra iglesia para referirse a la iglesia invisible: aquellos que están unidos a Jesucristo de forma salvífica. En otras ocasiones, la Escritura alude a la iglesia visible: la multitud de creyentes profesantes y sus hijos, algunos de los cuales tienen verdadera fe y otros no. Además, la Escritura concibe a la iglesia a la luz de su existencia como la iglesia militante y la iglesia triunfante. La iglesia militante está formada por los creyentes que aún viven en la tierra, mientras que la iglesia triunfante está formada por los creyentes que han ido a la recompensa celestial.
La iglesia del Nuevo Testamento es la manifestación más plena del reino de Dios hasta la consumación. Está edificada sobre el fundamento de la persona y la obra de Cristo (1 Co 3:11). Al darnos la plena revelación de Cristo en las Escrituras, los apóstoles se convirtieron en parte del fundamento de la iglesia del nuevo pacto hasta que Cristo regrese de nuevo (Ef 2:20). Al concluir la era apostólica, los ministros del evangelio continúan impartiendo la palabra apostólica mediante la predicación y la enseñanza de las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento a la luz de la revelación apostólica completa. Teniendo en cuenta la fundación apostólica de la iglesia, el Credo Niceno establece acertadamente los cuatro atributos de la iglesia: ella es «una, santa, católica [es decir, universal] y apostólica».
Como Salvador del alma y del cuerpo, el Señor Jesucristo ha dado a Su iglesia el don de ancianos y diáconos (Flm 1:1; 1 Ti 3:1-7, 8-13; 4:14; 5:17; Tit 1:5; 1 P 5:1, 5). De Su propia plenitud, Cristo ha confiado el cuidado de Su pueblo al servicio amoroso de los oficiales de la iglesia. Los ancianos cristianos son llamados a equipar a los santos para la edificación del cuerpo en amor (Ef 4:11-16). Como Pastor principal de Su rebaño, Jesús ha designado pastores subalternos para guiar, enseñar, animar, consolar, advertir y disciplinar a Su iglesia (Jn 21:15-19; 1 P 5:1-5). Los ancianos son llamados a administrar los medios de gracia para el cuidado espiritual de los miembros de la iglesia. Los medios de gracia son los instrumentos designados por Dios para comunicar a Cristo y los beneficios de la redención a Su pueblo.
Puesto que todos los creyentes son un sacerdocio real, Dios ha dado a cada miembro de la iglesia dones para ministrar a otros creyentes en el cuerpo de Cristo. Todos los creyentes tienen acceso a Dios en la oración. El Espíritu Santo mora en cada creyente, iluminando sus mentes y corazones para entender la Palabra de Dios y capacitándolos para vivir de acuerdo a ella. Incluso los pequeños actos de servicio de los miembros de la iglesia son actos significativos en el servicio de los miembros del cuerpo de Cristo. El ministerio de cada miembro del cuerpo es una parte esencial de la vida en la comunidad del pacto.
Citas
El apóstol Pablo explica la doctrina de la iglesia para que entendamos lo que Dios ha hecho y para que entendamos quiénes somos. Y al llamarnos a comprender quiénes somos y qué estamos llamados a hacer, Pablo dice que somos la iglesia. Somos la iglesia que Dios ordenó desde la fundación del mundo. Somos Su pueblo; somos Su casa, así que dejemos que la iglesia sea la iglesia.
R. C. Sproul
«¿Qué es la iglesia?»
Revista Tabletalk
En el lenguaje de la Confesión de Fe de Westminster, la iglesia «consiste en el número total de los elegidos que han sido, son, y serán reunidos en uno, bajo Cristo su cabeza» (25.1). Esto se conoce también como la iglesia invisible. En otro sentido, la iglesia es el cuerpo de los fieles (1 Co 12:27; Ef 2:21-22; Ap 21:2, 9), formado por aquellos que en todo el mundo profesan la verdadera religión, juntamente con sus hijos (CFW 25.2). Esto se conoce también como la iglesia visible.
Derek Thomas
«Iglesia»
Revista Tabletalk
¿Qué significa que Jesús es la única Cabeza de la iglesia? Significa que Él gobierna Su iglesia por Su Palabra y por el Espíritu. Él ha puesto la Biblia en las manos de la iglesia a través de Sus apóstoles. La Biblia nos dice lo que Cristo quiere que creamos y como Cristo quiere que vivamos. Jesús también ha enviado Su Espíritu para morar en los creyentes. Es el deleite y el compromiso del Espíritu equipar a los creyentes para caminar en las sendas que Cristo ha establecido para ellos en Su Palabra (ver Is 59:21).
Guy Waters
«La cabeza de la iglesia»
Revista Tabletalk
Publicado originalmente en el blog de Ligonier Ministries.