
Los discípulos discipulan a sus hijos
13 julio, 2018
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17 julio, 2018Los discípulos obedecen a sus padres en el Señor

Nota del editor: Este es el décimo capítulo en la serie «Discipulado», publicada por la Tabletalk Magazine.
Si es verdad que un discípulo es un aprendiz, ninguna relación es más adecuada para la práctica del discipulado que la relación de los hijos con sus padres. La familia es el primer gobierno en prácticamente todos los tiempos, culturas y religiones. La vida comienza con una asociación y autoridad. En esta economía natural, las partes interesadas actúan de acuerdo con el amor filial, el interés propio, la tradición y la comunidad para crear un entorno que fomente la salud, el crecimiento, el aprendizaje y la maduración hasta la edad adulta. Pero esta disposición común difícilmente implica un estándar universal. Los padres pueden ser duros, flexibles, prácticos, idealistas, pasivos, activos, cerrados o abiertos; todo antes de que hayan dicho una sola palabra sobre sus objetivos para ti.
Desde la perspectiva del niño, ningún otro mecanismo en la vida es tan adecuado para el discipulado como el hogar.
Pero el hogar cristiano posee tanto el método como la meta en la Palabra revelada de Dios. Considere la forma simple de Efesios 6:1-4:
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.
El mandato: obedecer en el Señor. La evaluación: es justo. La promesa: prosperidad y vida. El método: la disciplina y la instrucción del Señor. La manera: sin ira. Este es el discipulado: aprender obediencia a lo que es correcto y bueno mediante la enseñanza, ejemplo, amonestación y práctica.
Desde la perspectiva del niño, ningún otro mecanismo en la vida es tan adecuado para el discipulado como el hogar. No requiere reubicación, no te cuesta nada, y nunca tendrás otro maestro tan invertido en tu éxito. Al simplemente crecer en el hogar de discípulos cristianos, si puedes aprender algo, seguramente aprenderás lealtad, respeto, sumisión y servicio al Señor.
Todo esto debe ser visto en términos de obligaciones de pacto entre padre e hijo. Sigue el paradigma de Deuteronomio 6:4-9: comienza con teología («El Señor uno es»). Habla de la relación («Amarás al Señor tu Dios»). Da dirección («Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón»). Se aplica generacionalmente («Diligentemente las enseñarás a tus hijos»). Y proporciona una metodología («Hablarás de ellas cuando te sientes…andes …te acuestes…te levantes»). Mientras las familias del mundo tienen una versión natural del discipulado, los hogares cristianos tienen el discipulado del evangelio, anclado en la obra salvadora de Cristo, la verdad de Su Palabra, las leyes de Su reino y la disposición del amor. Este discipulado es para bien (Prov. 1:9). Dios obliga a los padres a enseñarlo. Dios obliga a los niños a aprender de sus padres.