
Para la antigua iglesia de la nueva era de las tinieblas
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Año 1000
5 febrero, 2022¿Qué es el propiciatorio?

Uno de los párrafos más importantes de la Biblia podría ser Romanos 3:21-26. Este párrafo lleno de contenido, ofrece una discusión detallada y gloriosa de la justificación por la fe. No es de extrañar que este párrafo desempeñe un papel crucial en la historia de la doctrina. Martín Lutero se enfocó en él, y no es sorpresa que las raíces del mismo se extiendan a lo largo de la Biblia misma. Hay dos lugares clave que merecen atención. El primero nos traslada a Éxodo, mientras que el segundo se encuentra cerca del final del Evangelio de Juan.
Primero, consideremos Éxodo 25:22. El contexto aquí se refiere a la descripción del tabernáculo y específicamente a la pieza de mobiliario clave en el tabernáculo, el arca del pacto. En la parte superior del arca se encuentra el propiciatorio, flanqueado a ambos lados por dos querubines (Ex 25:19). En este mismo lugar, en el propiciatorio, Dios se encuentra con Su pueblo. Éxodo 25:22 declara: «Allí me encontraré contigo».

La conexión con Romanos 3 gira en torno a la palabra griega utilizada para la palabra hebrea «propiciatorio». La traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, utiliza la palabra hilasterion para traducir la palabra hebrea. (La palabra hebrea es kappuret, relacionada con la palabra para expiación, que es kippur). Esta palabra griega, hilasterion, suele traducirse como «propiciación» en el Nuevo Testamento. La palabra «propiciación» aparece solo un par de veces en el Nuevo Testamento. Una de esas instancias es en Romanos 3:25. Refiriéndose a Cristo y a Su obra redentora, Pablo afirma que Dios exhibió a Cristo «como propiciación». Cristo es el sacrificio aceptable que satisface la ira en nuestro lugar.
Y luego está Juan 20:12. María Magdalena había llegado a la tumba de Cristo solo para encontrarla vacía. Cuando se inclinó para mirar: «Vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies». En Éxodo 25, dos ángeles tallados se encontraban a ambos lados del propiciatorio.
Ahora todo lo que tenemos que hacer es la conexión. Dios desea encontrarse con Su pueblo, y la sangre del cordero sin mancha es el único medio por el que se hace posible ese encuentro. El propiciatorio del Antiguo Testamento, y la sangre rociada sobre él por el sumo sacerdote, prefiguraban al Cristo que vendría. Cristo vino, hizo el sacrificio y resucitó de entre los muertos. Que no te quepa la menor duda: estas son realidades históricas. El tabernáculo fue real. El arca del pacto fue real. El propiciatorio fue real. La cruz fue real. La tumba vacía fue real. Y una mujer real se inclinó para mirar a ángeles reales.
Cristo es nuestro propiciatorio. Allí, en y por Cristo, Dios se encuentra con nosotros. Los puntos están conectados.