Sufrir por la justicia
10 abril, 2023Enfrentar las tinieblas
20 abril, 2023Confiar en la gracia de Dios
La ironía de la teología del sufrimiento meritorio es que tiende a producir el efecto totalmente contrario a su intención original. Lo que comenzó como un llamado a la humilde disposición a sufrir se convirtió en una herramienta insidiosa para la justicia propia. Quizás la tarea más difícil para nosotros es confiar en la gracia de Dios y solo en la gracia de Dios para nuestra salvación. Es difícil para nuestro orgullo descansar en la gracia. Creemos que la gracia es para otras personas, para mendigos. No queremos vivir bajo un sistema de bienestar celestial. Queremos esforzarnos para expiar nuestros propios pecados. Nos gusta pensar que iremos al cielo porque merecemos estar allí.
Todo el sufrimiento que posiblemente pudiera soportar no podría ganarme un lugar en el cielo. Tampoco puedo merecer el mérito de Cristo a través del sufrimiento. Soy un siervo inútil, por completo, que debe confiar en el mérito de otra persona para ser salvo.
Podemos regocijarnos con Pablo en nuestros sufrimientos si estos realzan la gloria de Cristo. Podemos regocijarnos en nuestras persecuciones y esperar la bendición prometida de Cristo. Pero la bendición que Cristo prometió, la bendición de una gran recompensa, es una recompensa de gracia. No nos ganaremos esta bendición, sino que la recibiremos porque Cristo la prometió.
Agustín lo dijo de la siguiente manera: «Nuestras recompensas en el cielo son fruto de que Dios nos corona con Sus propios dones. Sola gratia».
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Da gracias a Dios por tus recompensas celestiales, las cuales son fruto de que Dios nos corona con Sus propios dones.
Para estudiar más a fondo
Romanos 8:18
2 Corintios 4:16-18