Planificar para la eternidad
18 octubre, 2023Considerar el presente a la luz del futuro
18 octubre, 2023Esperar el día del Señor
En el Antiguo Testamento los profetas hablaron del día de la «visitación de Dios». A veces era visto como un día de gran consuelo y regocijo, y en otras ocasiones como un día de gran angustia y juicio.
Dios visitó la tierra cuando Jesús nació. La visitación fue celebrada en el himno inspirado escrito por Zacarías, en el cual hace doble mención de la visitación divina (Lc 1:68-69, 78).
El Nuevo Testamento llama a Jesús el «Obispo de nuestras almas». Él es el Obispo encarnado. Su visita a este mundo ha cambiado el curso de la historia. La visita inicial de nuestro Obispo celestial fue un gran misterio. No vino como un general militar sino como un bebé en un pesebre de paja. Él vino a cuidar de nuestras almas. Él vino a ver nuestra situación. Él vino con bendición y redención divina. También vino con una advertencia divina.
Nuestro Obispo anunció al mundo que algún día vendría por segunda vez. Haría una segunda visita. Él promete aparecer una vez más para evaluar a Sus tropas. Su segunda venida será una ocasión de gozo y gloria indescriptibles para aquellos que aman Su venida. En esa visita, la consumación de Su labor como Obispo será completa.
Para aquellos que ignoran la primera visita del Obispo, Su segunda visita será una de desastre repentino. Ese día será el día del Señor, el día que Amós describió como un día de tinieblas y no de luz (Am 5:18).
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Da gracias a Dios por el gozo y la gloria indescriptibles que te esperan en el día del Señor.
Para estudiar más a fondo
Lucas 1:68-69
Lucas 1:78