Planificar para la eternidad

¿Cómo será el futuro? ¿Cuáles serán tus ingresos en cinco años? ¿Cómo estará tu salud en tres años? ¿Será segura la civilización para tus hijos y tus nietos? Hacemos preguntas como estas, incluso si es solo a nosotros mismos. Los negocios y los ministerios también se planifican para el futuro, incluyendo planes a cinco y a diez años.

¿Tienes un plan para los próximos doscientos años? Obviamente, esperas haber muerto antes de que concluya ese período. 

¿Qué te habrá traído tu muerte? Job lo preguntó de esta manera: «Si el hombre muere, ¿volverá a vivir?» (Job 14:14).

La encuesta Gallup sobre la religión en Estados Unidos indica que la mayoría de cristianos profesantes cree en la vida después de la muerte. Sin embargo, la mayoría de ellos rechaza cualquier idea real del infierno. Los argumentos para un cielo sin un infierno se basan primordialmente en el sentimiento humano y no en la sana exégesis bíblica. Las personas prefieren simplemente no creer en el infierno. Es un tema que muy pocos pueden debatir imparcialmente. Sin embargo, para negar la realidad del infierno hay que estar firmemente opuesto a la clara enseñanza de Jesús. 

Considera la parábola del hombre rico y de Lázaro en Lucas 16:19-26. Este pasaje señala claramente la gran brecha que hay entre el cielo y el infierno. Hay un abismo entre ellos. Donde estemos en la eternidad es donde estaremos en doscientos años. Es donde estaremos en dos mil años y en dos millones de años.

El punto de esta parábola es que las personas son renuentes a prestar atención a las advertencias bíblicas de un juicio que es realmente definitivo, sin apelaciones futuras (Lc 16:27-31).

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

Dedica unos minutos hoy a reflexionar en tu futuro. ¿Cuáles son tus planes para tu futuro inmediato? ¿Cuáles son tus planes a largo plazo? ¿Has hecho tus planes para la eternidad?

Para estudiar más a fondo

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.