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Salir del lodo
2 marzo, 2022Ser parte de la esposa




Cuando Cristo compró a Su esposa, compró «mercancía dañada». Su esposa estaba manchada por impurezas manifiestas. Estaba cubierta de manchas y desfigurada por arrugas. Sin embargo, no solo la compró sino que también la santificó:
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada (Ef 5:25-27).
Apocalipsis presenta como Cristo prepara a Su esposa para la celebración de Su boda:
Y el ángel me dijo*: Escribe: «Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero». Y me dijo*: Estas son palabras verdaderas de Dios (Ap 19:9).
Cada vez que celebramos la Cena del Señor, celebramos no solo el precio de redención pagado por el Esposo, sino que también celebramos simbólicamente la fiesta de bodas del Cordero a la que todo creyente es llamado.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Da gracias por el precio de compra pagado por tu Esposo.
Para estudiar más a fondo
Efesios 5:25-27
1 Corintios 11:23-25