Infalibilidad e inerrancia
18 marzo, 2022Escritura y autoridad
18 marzo, 2022Canonicidad
Séptima parte de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Fundamentos I: Dios y la Escritura».
La interrogante que el canon presenta es: ¿cómo sabemos que los libros correctos han sido incluidos en la Biblia? En esta lección, el Dr. Sproul explora esta pregunta y analiza el alcance de la Escritura, es decir, hasta dónde se extiende el canon de la Escritura.
Tengo en mi mano hoy un libro y en el lomo de este libro está impreso el título del libro, que dice, “Santa Biblia”. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene la palabra «Biblia»? Esta proviene de la palabra griega ‘biblos’, que es la palabra griega para ‘libro’, y por eso estamos hablando de un libro sagrado. Sin embargo, si miramos con más atención la naturaleza de la Biblia, vemos que, aunque todo esto está unido en un solo volumen, en realidad, lo que tenemos no es un solo libro, sino más bien, un volumen que incluye una colección de 66 libros individuales. Es una biblioteca de libros y dado que hay tantos libros que juntos constituyen la Sagrada Escritura, la primera pregunta que encontramos es, ¿cómo sabemos que los libros correctos se han incluido en esta colección o biblioteca de libros que llamamos Sagrada Escritura? Y esa pregunta es el tema del canon.
A menudo hablamos del canon de la Escritura, y esa palabra, ‘canon’, de nuevo, proviene de otra palabra griega, ‘kanon’, que es la palabra griega para ‘vara de medición’ o ‘norma’. Y así, cuando a la Biblia se le llama el canon de la Escritura, esto significa que estos libros en conjunto están incluidos en ese volumen que funciona como la vara suprema de medir, o la norma o autoridad para la iglesia. Hay una frase en latín – hay una frase en latín para todo en teología – hay una frase en latín que se ha utilizado con frecuencia a lo largo de los siglos para describir la Biblia, y va más o menos así: que la Escritura es la norma normans et sine normativa. Ahora se nota una forma de la palabra ´norma´, aparece tres veces en esa pequeña expresión: norma normans, que significa, ‘la norma de las normas’; et sine normativa, ‘y sin norma’. Es la norma, o el estándar de todos los estándares, y no tiene par, ninguna otra norma por la cual sea juzgada.
Bueno, cuando llegamos a todo este tema del canon, la pregunta que estamos enfrentando es diferente de lo que hemos visto hasta ahora. Cuando antes examinamos el tema de la naturaleza de las Escrituras, examinamos los temas de la inspiración, de la infalibilidad y de la inerrancia. Debido a la brevedad del tiempo que tuvimos para cubrirlos, mencioné al pasar que si deseas un tratamiento más completo del concepto de inerrancia, les mencioné que tenemos esta explicación o comentario sobre la Declaración de Chicago resumida de los artículos de afirmación y negación con respecto al concepto de inerrancia. Pero hoy no estamos hablando de la naturaleza de la Escritura, sino más bien, de su alcance; es decir, ¿hasta dónde se extiende el canon de la Escritura?
Ahora, hay todo tipo de conceptos erróneos que surgen cada vez que escuchamos a la gente hablar del canon. He oído a los críticos de la Biblia decir que tenemos 66 libros incluidos en la Biblia, y que la lista de 66 ha sido reducida de entre más de 2,000 candidatos para su inclusión en la Escritura, y cuando se considera el enorme número de libros posibles que podrían haber sido incluidos en la Biblia, y a la luz de ese gran número, sólo hay 66 que sí fueron incluidos en la Escritura, el crítico dice: «¿No parece probable, al menos en términos de las probabilidades, que algunos libros que deberían haber sido incluidos en la Biblia fueron omitidos, y otros libros que quizás no estaban realmente calificados para su inclusión si entraron?»
Bueno, diría que es un concepto erróneo por esta razón: aunque en un sentido amplio podríamos decir que había más de 2,000 candidatos para su inclusión en la Escritura, incluso con respecto al canon del Nuevo Testamento, la abrumadora mayoría de esos libros fueron desestimados de forma rápida y fácil por la iglesia primitiva porque era muy obvio que eran fraudulentos. En el siglo II, con la amenaza de la herejía gnóstica, los mismos herejes gnósticos escribieron sus propios libros cortos, los difundieron ampliamente y reclamaron autoridad apostólica para ellos. Estos libros nunca fueron considerados seriamente para su inclusión en el canon, por lo que es realmente engañoso decir que había más de 2,000 candidatos potenciales.
Si realmente nos fijamos en el proceso de selección histórica que la iglesia atravesó, con mucha precaución y con cuidadosa investigación, verás que sólo hay dos o tres libros – tres a lo sumo – que alguna vez fueron considerados seriamente para su inclusión en el Nuevo Testamento, esto es, que en el análisis final no fueron incluidos. Entre ellos está el Didache, el Pastor de Hermas, y la Primera carta de Clemente de Roma. Pero si miran esos documentos y los leen por sí mismos, porque tenemos ediciones de los que todavía están disponibles en la iglesia hoy, una de las cosas que saltan de las páginas mientras lees el material de estos escritores de finales del siglo I o principios del siglo II, que los propios escritores eran obviamente conscientes de que eran sub-apostólicos y post-apostólicos; ellos mismos se someten a la autoridad de los apóstoles y a sus escritos que salieron de la primera generación de la Escritura.
Ahora, estos libros, por cierto, son importantes y útiles para nosotros en la iglesia y en la historia de la iglesia, pero de nuevo, no hubo una discusión intensa o lucha por ninguno de estos tres y su inclusión en el canon. Mucho de la controversia que la iglesia enfrentó en los siglos anteriores no se refería a los libros que no estaban incluidos tanto como los que sí estaban, ya que las controversias eran con respecto a los libros que finalmente fueron incluidos en el canon. Y algunos de esos libros controversiales sobre los que se debatió durante algún tiempo incluyeron 2 Pedro, Judas, las epístolas de Juan, el libro de Apocalipsis y también, de forma más significativa, el libro de Hebreos.
Ahora, otro concepto erróneo serio que surge a veces producto de un poco de aritmética descuidada: He oído a los estudiosos decir: «No sé por qué tenemos una visión tan alta de la Biblia ya que el canon no se estableció hasta 500 años después de Cristo». Ahora, ¿de dónde viene esa cifra de quinientos años? Bueno, viene de esta fecha: el año 398 d.C., esto es a finales del siglo IV. Ahora, si quieres redondear eso a 400, entonces puedes hablar de principios del siglo V, y ya sabes cómo somos con los siglos y olvidamos la diferencia en los números. A principios del siglo V no se encuentra 500 años después de Cristo, pero así es cómo va el razonamiento. El último concilio o sínodo que tuvo la iglesia y que, finalmente, de una vez por todas, resolvió los parámetros del alcance del canon del Nuevo Testamento fue en 398.
Ahora, hubo varias investigaciones anteriores que se habían hecho antes de eso, por lo que hubo un proceso que tomó tiempo, y el proceso no estuvo completo hasta 398. Ahora, eso no significa que en el año 398, por primera vez en la historia, la iglesia cristiana tuvo un Nuevo Testamento. No, desde el principio, los libros básicos del Nuevo Testamento que leemos y observamos hoy estaban en uso en la vida de la iglesia, y funcionaron como canon debido a su autoridad apostólica desde el principio. Lo que sucedió en 398 y en reuniones anteriores, como en la reunión muratoria, fue la formalización de los libros que iban a ser incluidos en el canon. Y el tema que provocó este proceso en primer lugar fue la aparición de un hereje, quien dio el primer canon formal, fue el hereje Marción. Ahora, sus seguidores se llamaban marcionitas; no los marcianos que vienen del espacio exterior.
Pero el hereje Marción era uno que, al ser influenciado por el gnosticismo, creía que el Dios que es retratado en el Antiguo Testamento no es el dios supremo del universo, sino que era más bien una deidad menor, una especie de demiurgo que tenía un carácter desagradable, quien era feroz y enojado y hasta un poco malo; y que fue Dios quien nos creó demasiados problemas; y lo que Cristo vino a hacer en el Nuevo Testamento fue revelar al verdadero Dios y librarnos de esa deidad mezquina. Por eso, todo lo que en el Nuevo Testamento que vinculara a Cristo de manera positiva con Yahvé, el Dios del Antiguo Testamento, era expurgada por Marción.
Y es así como el Evangelio de Mateo y gran parte de la otra información del evangelio fue cortada con tijeras; cualquier referencia que Cristo hacía de Dios como su Padre era excluido. Y también eliminó algunos de los escritos de Pablo, y nos dio una versión muy pequeña y abreviada de lo que ahora llamamos el Nuevo Testamento. Entonces, es la respuesta de la iglesia a esa herejía lo que hizo necesario que la iglesia diera una lista formal autoritativa de libros bíblicos reales.
Ahora, una de las cosas que preocupan a la gente de vez en cuando es que hubo un proceso de selección histórico. Eso es algo que no podemos negar y que hubo oportunidades en la historia de la iglesia donde libros, como el libro de Hebreos, fueron cuestionados con respecto a su autoridad. Ahora, en el momento en que la iglesia estaba involucrada en este proceso de selección, se utilizó una prueba triple para determinar la autenticidad canónica. En otras palabras, estándares clave que eran aplicados a los aspirantes. La primera marca o prueba que verificaría la autoridad de un libro para el canon era su origen apostólico. Ahora, este criterio de origen apostólico tenía en realidad dos dimensiones. Ser de origen apostólico significaba, uno, que fue escrito por un apóstol, o dos, escrito bajo la sanción directa e inmediata de un apóstol. Permítanme dar un par de ejemplos de eso.
El libro de Romanos no estaba cuestionado porque todos admitieron que fue escrito por el apóstol Pablo y llevaba consigo la autoridad apostólica; y el Evangelio de Mateo ciertamente no fue cuestionado, ni el Evangelio de Juan, porque estos evangelios fueron escritos por los discípulos que llegaron a ser apóstoles de Jesús. Pero ¿qué pasa con el Evangelio de Lucas y el Evangelio de Marcos? Lucas no era apóstol ni tampoco Marcos. Sin embargo, Lucas era un asociado del apóstol Pablo, fue con él durante sus viajes misioneros y tuvo la autoridad apostólica de Pablo aprobando su producción literaria. Del mismo modo, Marcos era visto como el portavoz del apóstol Pedro, de modo que la autoridad de Pedro estaba detrás del Evangelio de Marcos, ya que la autoridad de Pablo estaba detrás del Evangelio de Lucas. Así, desde el principio no había ninguna duda sobre la autoridad apostólica y la canonicidad bíblica de los cuatro Evangelios, del corpus básico de los escritos de Pablo, y etc.
Ahora, el segundo criterio que se utilizó fue la recepción por la iglesia primitiva. Tomamos, por ejemplo, la epístola a los Gálatas en el Nuevo Testamento. La suposición es que la carta que Pablo escribió a los gálatas no estaba destinada simplemente a una congregación, sino que tenía una audiencia más amplia a la vista, y fue escrita como una carta circular que se distribuiría a las iglesias de la región de Galacia. Pero no sólo era cierto para la epístola a los Gálatas, sino que también sabemos que las epístolas de Pablo y que los escritos del evangelio eran ampliamente circulados entre las congregaciones e iglesias del primer siglo que habían sido establecidas.
Entonces, como un asunto de reconocimiento histórico, la iglesia, al mirar hacia atrás en los siglos II y III y IV, diría, bueno, sabemos que este libro en particular fue recibido y citado como autoritativo desde el principio. Recuerden, mencioné algunos de estos libros extra canónicos como la Carta de Clemente, donde Clemente cita, por ejemplo, la carta de Pablo a los Corintios, y uno ve la cita autoritativa de libros que había sido recibido por la comunidad cristiana primitiva como autoritativo. Incluso en la Biblia misma, Pedro menciona las cartas de Pablo como incluidas entre la categoría de la Escritura.
Ahora, el tercer principio fue el que causó la mayor parte de la controversia, así que voy a hacer un dibujo de ella. Tiene su núcleo interno de libros que fueron apostólicos y aprobados por las verificaciones apostólicas, y luego también recibidos por la iglesia primitiva. Estos son los libros, el núcleo básico del Nuevo Testamento, que fueron aceptados en el canon sin ninguna controversia real. Y luego tienes lo que podríamos llamar un segundo nivel de libros sobre los cuales hubo algún debate, y uno de los temas que se planteó con respecto a estos libros era la compatibilidad de la doctrina y de la enseñanza de estos libros con el núcleo, sobre el que no había duda.
Ahora, esto es lo que causó y provocó algunos de los problemas con el libro de Hebreos, porque Hebreos capítulo 6 a menudo ha sido interpretado por las personas como que indica que una persona que ha sido redimida por Cristo puede perder su salvación, y que pareciera estar fuera de sincronía con el resto de la enseñanza de las Escrituras sobre ese tema; aunque ese capítulo puede ser interpretado de una manera tal que no esté fuera de sincronía con el resto de la Escritura. La ironía es que lo que finalmente giró el debate sobre Hebreos fue el argumento de que Pablo era su autor y esta fue la creencia de la iglesia en los primeros siglos, que Pablo era el autor de Hebreos, lo que realmente lo puso en el canon.
Eso es irónico en la medida en que hay pocos estudiosos hoy en día que todavía argumentan que Pablo lo escribió, pero hay aún muchos menos que negarían que pertenece al canon del Nuevo Testamento. Muy bien, así que ha habido este proceso de clasificación. Pero surgió una disputa, por supuesto, en el siglo XVI con la Reforma entre la Iglesia católica romana y los protestantes sobre el alcance y magnitud de las Escrituras del Antiguo Testamento debido a la pregunta sobre la apócrifa, ese grupo de libros que se produjeron en el período intertestamentario. La Iglesia católica romana abrazó la apócrifa; las iglesias reformadas, en su mayor parte, no abrazaron la apócrifa.
¿Y esa disputa se centró en el tema de cuál era el canon judío que Jesús aceptó y fue aceptado por Israel en el primer siglo? Y es un debate histórico debido a esto: Todas las evidencias de Palestina indican que el canon palestino judío no incluía la apócrifa, mientras que había algunas evidencias de que en Alejandría, en su biblioteca, que era el centro cultural para los judíos helenistas, es decir, ´grieguificado´, o judíos de habla griega – incluía la apócrifa; aunque, debo añadir que estudios más recientes sugieren que incluso ese canon de Alejandría reconoció la apócrifa sólo en un nivel secundario y no en el nivel completo de la autoridad bíblica. Pero, en cualquier caso, debido a la disputa sobre la apócrifa, la pregunta es, bueno, ¿quién tiene razón? La Iglesia católica o los protestantes, y ¿mediante qué autoridad determinamos cuál es el canon?
Ahora, la postura protestante del canon se puede ver en esta fórmula: de acuerdo con los protestantes, cada libro que se encuentra en la Biblia es un libro infalible, pero el proceso histórico experimentado por la iglesia fue un proceso histórico que fue hecho por una iglesia que no es infalible. Ahora, creemos que esta fue – la iglesia fue guiada de forma providencial y asistida por la misericordia de Dios, Pero, y lo creo con toda la convicción que tengo, que la iglesia tomó la decisión correcta en cada punto, que cada libro que debería estar en la Biblia está en la Biblia, pero no creo que la iglesia era inherentemente infalible en esa época o ahora. Quiero decir que la iglesia siempre es capaz de cometer errores.
Por eso tendríamos que decir, como protestantes, que el proceso histórico de selección era un proceso emprendido por una institución que es falible, de modo que la colección en sí es una colección falible de libros infalibles, mientras que la fórmula Católica romana diría que ya que la iglesia es infalible, y cualquier cosa que la iglesia decida en los concilios ecuménicos y demás, es una decisión infalible, que el proceso de clasificación o proceso de selección histórica era el resultado de una iglesia infalible. Así que para Roma tienes una colección infalible de libros infalibles. Esa es la diferencia. Los protestantes dicen: «Bueno, es posible que la iglesia cometa errores». No conozco realmente a nadie que piense eso.
Lutero, por supuesto, en un momento cuestionó la canonicidad del libro de Santiago, y debido a ello, la gente dijo que realmente no creía en la inerrancia de la Escritura. Y confundieron la diferencia entre el tema de la naturaleza de la Escritura y el tema del alcance de la Escritura; donde Lutero está diciendo: «Creo que toda la Biblia no tiene error, pero no sé si esto es parte de la Biblia». Ahora, él cambió de opinión en sus últimos años y se convenció de que Santiago era parte de la Biblia y debía ser canónico, pero su cuestionamiento del libro era parte de la postura de la Reforma de que la iglesia era falible en el proceso: mientras que Roma diría que no, la iglesia no pudo haber cometido un error y por lo tanto no cometió un error.
Una vez más, les felicito por un estudio más profundo de la pregunta histórica del desarrollo del canon. Permítanme enfatizar al concluir, que, aunque hubo una búsqueda e investigación histórica, creo que la iglesia hizo exactamente lo que Dios quería que hicieran, y que no tenemos ninguna razón para no estar más que plenamente seguros de que los libros correctos estaban incluidos en el canon de la Sagrada Escritura.