Los atributos comunicables
18 marzo, 2022La providencia de Dios
18 marzo, 2022La voluntad de Dios
Esta es la lección 14 de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Fundamentos I: Dios y la Escritura».
Muchos cristianos obedientes se preguntan con sinceridad cuál es la voluntad de Dios para sus vidas. Sin embargo, cuando hablamos de la voluntad de Dios, debemos hacer una distinción entre la voluntad revelada de Dios y la voluntad oculta de Dios. En esta lección, el Dr. Sproul explora estas distinciones y explica cómo aplicarlas de acuerdo con Su Palabra.
Transcripción
Hace varios años, teníamos un programa de radio, un pequeño espacio de cinco minutos titulado, ‘Pregúntale a R.C.’, en el que todo el formato estaba compuesto por mis respuestas a las preguntas que la gente escribió o llamó durante la grabación de este programa. Llevamos un registro de las preguntas de la gente, y la pregunta número uno que escuchamos con más frecuencia que cualquier otra era la pregunta, ¿cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida? Así que, obviamente, las personas que son sinceras en su fe cristiana y que entienden que Dios es soberano y que quieren vivir una vida en obediencia a Él, quieren saber qué es lo que Dios quiere que hagan.
Y cuando la gente me hace esa pregunta suelo entrar en un largo discurso sobre los diversos significados del término ‘voluntad de Dios’ en las Escrituras; y cuando me dicen que quieren saber cuál es la voluntad de Dios, yo quiero saber de cuál voluntad están hablando. Pero antes de entrar en esas cosas, permítanme dirigir su atención a una declaración que encontramos en el libro de Deuteronomio, el capítulo 29, versículo 29. Este es un texto del que creo que todos debemos ser conscientes, particularmente cuando estamos luchando con este tema de la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Se lee como sigue: «Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley». Ahora el lugar donde se encuentra en la Escritura es muy importante. El libro de Deuteronomio es el segundo libro de la ley, por así decirlo, y ahora ha habido una recapitulación de toda la ley que ha sido entregada por Moisés de parte de Dios al pueblo. Y al final de este relato de la entrega de la ley, encontramos este texto que hace una distinción entre la voluntad oculta de Dios y la ley revelada de Dios. Vamos a tomar un momento en esto.
Los Reformadores, Lutero en particular, hablaron de la diferencia entre lo que se llamó el Deus absconditus y el Deus revelatus. Ahora, ya hemos hablado de esto desde otra perspectiva, hablando con respecto a los límites de nuestro conocimiento de Dios; que no tenemos un conocimiento completo de Dios. Hablamos de la incomprensibilidad de Dios, diciendo que Dios no nos ha revelado todo lo que podría ser conocido acerca de Él o de sus intenciones para el mundo, y por lo que, lo que recordamos, no ha sido revelado. El ocultamiento de Dios se llama el Deus absconditus – lo que Dios ha alejado de nosotros y lo ha ocultado de nosotros.
Sin embargo, al mismo tiempo, no nos quedamos totalmente en la oscuridad para ir a tientas en búsqueda de nuestra comprensión de Dios. No es que Dios haya huido y esté completamente escondido y no nos haya revelado nada sobre sí mismo. Por el contrario, también está lo que Lutero se refirió, de nuevo, como el Deus revelatus, esa parte de Dios que Él ha revelado. Ahora, eso se incorpora aquí en este texto: «Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios». Eso se refiere a lo que llamamos la voluntad oculta de Dios.
Ahora, es usual cuando estamos hablando de la voluntad oculta de Dios, tenemos en nuestra mente la voluntad decretiva de Dios, y cuando la gente me dice: «¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida?», les digo, «Recuerda que la Biblia usa diferentes formas – usa la frase ‘voluntad de Dios’ de varias maneras diferentes». La primera manera en que hablamos de la voluntad de Dios es lo que llamamos la voluntad decretiva, y la voluntad decretiva de Dios es esa voluntad de Dios por la cual Dios lleva a cabo de forma soberana todo lo que Él quiera.
A veces se llama la voluntad absoluta de Dios; a veces simplemente se denomina la voluntad soberana de Dios; a veces se llama en teología la voluntad eficaz de Dios, pero – y normalmente hablamos de la voluntad decretiva de Dios. Es decir, cuando Dios decreta soberanamente que algo debe suceder, eso mismo debe suceder. La Biblia habla con frecuencia sobre la determinación predeterminada de Dios, donde cuando Dios ha decretado desde toda la eternidad que Cristo muera en la cruz de Jerusalén en un momento particular de la historia, eso debe suceder.
Llega a pasar a través del consejo determinado o la voluntad de Dios. De eso estamos hablando cuando nos referimos a la voluntad decretiva de Dios, esa voluntad que Dios lleva a cabo por el poder absoluto de sus actos soberanos. Es irresistible; tiene que suceder. Cuando Dios llama al mundo a existencia, entra en existencia. No puede comenzar, las luces no pueden encenderse hasta que dice: «Sea la luz». Esa es la voluntad decretiva de Dios.
Ahora, también hablamos de la voluntad preceptiva de Dios. Y entendemos que la voluntad decretiva de Dios no puede ser resistida. La voluntad preceptiva de Dios no sólo puede ser resistida por nosotros, sino que se resiste todo el tiempo. La voluntad preceptiva de Dios es una referencia a la ley de Dios, a sus mandamientos. Esta es la voluntad de Dios que no tengas otros dioses delante de Él.
Ahora, cuando la gente me llama y me dice: «¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida», quiero decirles: «¿De cuál voluntad estás hablando? ¿Estás hablando de la voluntad decretiva de Dios? ¿Estás hablando de la voluntad oculta de Dios? Si estás hablando de la voluntad oculta de Dios, lo primero que tienes que entender sobre la voluntad oculta de Dios es que está oculta». Y cuando la gente me dice: «¿Qué quiere Dios que haga en este tipo de casos?» Les digo: «¿Cómo saberlo? Estudio teología, pero no puedo leer la mente de Dios.
Todo lo que puedo hacer es leer la Palabra de Dios, y lo que la Palabra de Dios hace por mí es entregarme su voluntad revelada, y eso es una tarea suficiente que durará toda mi vida al tratar de ordenar todo lo que está en este libro que Dios ha revelado. Y si me preguntas sobre eso, puedo ayudarte con eso, pero si me estás preguntando sobre su voluntad oculta, estás preguntando a la persona equivocada, porque no tengo ni la menor idea de lo que está en la mente de Dios en aquello que no ha revelado de sí mismo».
Ahora, Calvino hizo este comentario en este punto, diciendo: «Donde Dios cierre su boca santa, yo desistiré de la indagación». Digámoslo de nuevo, “Donde Dios cierre su boca santa, desistiré de la indagación. Ahora, para traducir eso en la nomenclatura moderna, diríamos algo como esto: La voluntad oculta de Dios no es asunto tuyo. Por eso está escondido. Ahora, tú– es algo maravilloso, y es una cosa virtuosa querer saber lo que Dios quiere que hagas, debes saberlo. Puede que tenga un plan secreto para tu vida que definitivamente no es asunto tuyo, pero al mismo tiempo podría guiarte y dirigir tus caminos.
Una vez más, no hay nada de malo en buscar lo que llamamos la iluminación del Espíritu Santo o la guía de Dios en nuestras vidas. Y por lo general eso es por lo que está preocupada a la gente cuando me llama. No están tratando de lidiar con la adivinación, esas cosas que están prohibidas en las Escrituras. Pero tenemos este deseo no piadoso de conocer el futuro. Queremos saber el final desde el principio, y eso no es asunto nuestro. Eso es asunto de Dios, y no nos corresponde a nosotros saber el fin desde el principio, y es por eso que Dios es tan severo en sus advertencias en las Escrituras contra aquellos que tratan de descubrir el futuro a través de medios ilícitos – tablas de Ouija, adivinas, cartas de tarot y ese tipo de cosas. Esas cosas se consideran prohibidas para nosotros como cristianos.
Pero ¿qué dice la Biblia acerca de su guía? En todos nuestros caminos, si reconocemos a Dios, ¿qué? Él dirigirá nuestros caminos. Pero todo sigue volviendo a este concepto de reconocer a Dios de una manera en la que la Escritura nos anima a aprender la voluntad de Dios para nuestra vida, y eso es sin centrar nuestra atención en lo perceptivo – disculpen, no en la voluntad decretiva de Dios, sino en la voluntad preceptiva de Dios. Si quieren saber cuál es la voluntad de Dios para su vida, permítanme decir lo que dice la Escritura. Las Escrituras dicen que esta es la voluntad de Dios para ustedes: incluso su santificación.
Pero tú dices, «Yo ya sé eso, lo que yo quiero saber es si voy a tomar este trabajo en Lima, en San Salvador o en Ciudad de México, o si se supone que debo casarme con Carmen o Martha o Karina; ¿cuál es la voluntad de Dios en eso para mí? Yo les digo, «Bueno, la voluntad de Dios para ti es tu santificación». Me responden, «Espera un minuto. Suenas como un disco roto. Te lo acabo de decir, entiendo eso, pero lo que quiero saber es si debo aceptar el trabajo en Perú o México, y si se supone que debo casarme con esta muchacha, esta mujer o esta otra». Le respondo: «Déjame decirte cómo determinas con cuál de esas chicas te casas, entre una de ellas, y cuál de esos trabajos tomas entre todos ellos.
Lo que haces es estudiar de cerca la voluntad preceptiva de Dios; estudias la ley de Dios, y aprendes los principios por los cuales debes vivir tu vida día a día». ¿Por qué dice el salmista que el hombre piadoso medita en la ley día y noche? «Bienaventurado el hombre que no anda en el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del SEÑOR está su deleite». Su deleite está aquí en la voluntad preceptiva de Dios, y en esa ley medita día y noche, y es esa persona que será como «árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo… No así los impíos, que son como paja que se la lleva el viento».
Ahora, de nuevo, si quieres saber qué trabajo tomar, tienes que dominar los principios, y podrías descubrir, por ejemplo, que la voluntad revelada de Dios te dice que debes hacer un análisis sobrio de tus dones y talentos. Y luego observas ese trabajo que te han ofrecido, y haces un análisis sobrio ¿de qué? De los requisitos para ese trabajo, y bajo Dios, te das cuenta de que la descripción del trabajo no cumple con tus dones considerados con sobriedad, entonces ¿qué haces? ¿Cuál es la voluntad de Dios? La voluntad de Dios es que no la tomes. La voluntad de Dios es que busques otra cosa. La voluntad de Dios es que hagas coincidir tu vocación, tu llamado, con la oportunidad de trabajo.
Ahora, eso requiere mucho más trabajo que empujar una tabla Ouija alrededor de una mesa. Eso significa aplicar la ley de Dios en los detalles de todas las diversas áreas de la vida. Ahora ¿Qué hay de la mujer con la que me case? Bueno, miras todo lo que dice la Escritura sobre el matrimonio, todo lo que la Escritura requiere con respecto a la bendición de Dios sobre el matrimonio, y después de haber hecho todo eso, podrías descubrir que hay – que tienes tres damas, todas ellas cumplen con los requisitos bíblicos. ¿Con cuál se supone que te cases? La respuesta a eso es fácil. ¿Con cuál quieres casarte? Porque mientras todas estén dentro de la aprobación de la voluntad preceptiva de Dios, entonces eres libre bajo Dios de hacer lo que quieras.
Tú tienes libertad total para actuar de acuerdo con lo que sea lo que sea que te plazca y, por lo tanto, no necesitas porque perder el sueño sobre la voluntad de Dios. Porque si te preocupa la voluntad oculta de Dios, y dices, «¿Estoy en el centro de la voluntad de Dios? ¿Estoy manteniendo la voluntad oculta de Dios?» Si estás preguntando por la voluntad decretiva de Dios, no puedes estar fuera de la voluntad decretiva de Dios. Pero de nuevo, eso no es asunto tuyo, y la única manera de que conozcas la voluntad oculta de Dios para ti hoy es esperar hasta mañana, y mañana te aclarará cuál era la voluntad oculta de Dios para ti hoy.
Pero no vas a saber mañana cuál es la voluntad oculta de Dios para pasado mañana, porque es la voluntad oculta de Dios. Y de nuevo, queremos conocer la voluntad de Dios en términos del futuro cuando el énfasis en la Escritura es la voluntad de Dios para nosotros en términos del presente, y eso tiene que ver con sus mandamientos. Una vez más, volvamos a Deuteronomio 29:29: «Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios». Ahora, no quiero ser poco serio cuando digo que no son de tu incumbencia, pero una cosa que podemos decir con seguridad: con certeza, ellas no son de tu posesión. Les pertenecen a Dios, y lo que le pertenece en ese sentido no te pertenece, y no me pertenece a mí.
Es por eso que estas cosas no nos incumben porque no son de nuestra propiedad; son de Dios. Pero esas cosas que se revelan nos pertenecen, por lo que Dios ha tomado algo de los planes secretos y los deseos secretos de su mente y ha removido lo secreto. Él le ha sacado el velo. Eso es la revelación. Una revelación es una salida del escondite, una revelación de lo que una vez estuvo oculto. Y ahora Dios se ha complacido en dar esta bendición indescriptible a su pueblo para compartir con nosotros – no compartir con nosotros en el sentido de comunicar información – y usamos el término, ‘compartir’, en ese sentido.
Si doy mi testimonio, digo, «Déjame compartir algo contigo», y luego comparto mi punto de vista, el cual podrías o no querrías compartir desde el principio – nadie está invirtiendo en ello fuertemente en el mercado de valores de todos modos. Pero, en cualquier caso, cuando Dios comparte su conocimiento con nosotros, eso significa compartirlo en el sentido de entregarlo, dejar que otra persona participe en él y lo use, y así Dios nos da lo que realmente le pertenece. Este conocimiento que es nuestro a través de la revelación, de nuevo, pertenece por propiedad a Dios, pero el Señor dice, «Aquí, esto es tuyo. Te lo estoy dando».
Y eso es lo que el autor de Deuteronomio está diciendo aquí; Moisés está diciendo que las cosas secretas pertenecen a Dios, pero lo que ha revelado nos pertenece, y no sólo a nosotros, sino a nuestra simiente o a nuestros hijos. Ahora, regresa al libro de Deuteronomio y mira lo preocupado que está Moisés de que esa posesión bendecida indescriptible, esa propiedad de conocimiento que Dios ha tomado de su propia mente y la ha dado a su pueblo, se da no sólo para nosotros, sino para nuestros hijos, y la prioridad de transmitir eso a nuestros hijos es uno de los énfasis principales en este libro. Y de nuevo, ¿por qué? Para que podamos cumplir todas las palabras de esta ley. Ustedes ven, una vez más, la voluntad revelada de Dios se da en y por medio de la voluntad preceptiva, y que esta revelación es dada para que podamos hacer algo, para que seamos obedientes.
Ahora, permítanme recordar el contexto en el que he dicho esto. Empecé diciendo que recibo todas estas llamadas telefónicas y cartas de personas que me decían: «¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?» ¿Por qué no llaman y dicen: «¿Cómo puedo conocer la ley de Dios?» La gente no me llama y me pregunta: «¿Cómo puedo conocer la ley de Dios?», porque ellos saben cómo pueden conocer la ley de Dios. ellos solo tienen que buscar en la Biblia. Basta con que estudien la ley de Dios. Pero esa no es la pregunta número uno que recibo; de hecho, nadie dice eso, «¿Cómo puedo conocer la ley de Dios?», y esto se debe a que es tan evidentemente fácil.
Ahora, sería una pregunta diferente si alguien dijera: «¿Cómo puedo cumplir la ley de Dios?», y hay personas que están preocupadas por eso, aunque no son demasiadas. Pero de nuevo, lo que la mayoría de la gente está preguntando cuando dicen, «¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios?», lo que están preguntando es sobre un conocimiento del futuro, el cual está cerrado. Y si quieren conocer la voluntad de Dios en el sentido de lo que Dios autoriza, aquello con lo que Dios está complacido, con lo que Dios los bendecirá, de nuevo, sigue volviendo a la voluntad preceptiva, que está clara, y esa es su ley. Y dices, «Bueno, espera un minuto. Vivimos en el Nuevo Testamento; la ley está en el Antiguo Testamento.
Esta es una de las principales posturas o uno de los principales valores, debo decir, que lo que la ley del Antiguo Testamento tiene para el cristiano del Nuevo Testamento es que cualquier cosa a la que se aplica la ley – y obviamente hay partes de la ley del Antiguo Testamento que no se aplican al cristiano del Nuevo Testamento, lo entendemos, pero recordemos que, en el Antiguo Testamento, la ley revela el carácter de Dios, y la ley revela a su pueblo lo que es agradable a Dios.
Entonces, como cristiano del Nuevo Testamento, estudio la ley del Antiguo Testamento cuando estoy tratando de descubrir lo que agrada a Dios, y aunque parte de esa legislación no se repite en el Nuevo Testamento, el develamiento del carácter de Dios continúa en el Nuevo Testamento, y tengo el gran valor de tener esa ley que es ¿el qué? Lámpara para mis pies, la luz para mi camino. Así que, de nuevo, si estoy buscando mi camino y estoy a tientas en la oscuridad, y quiero saber la voluntad de Dios para mi vida, y necesito una lámpara para mostrarme a dónde se supone que debo ir, si necesito una luz para mostrarme el camino que mis pies deben tomar, ¿dónde está? Está en la ley de Dios, está en la voluntad preceptiva de Dios.
Una vez más, «Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros, y a nuestros hijos para siempre». ¿Por qué? Para que podamos cumplir todas las palabras de esta ley. La voluntad de Dios es que obedezcamos cada palabra que sale de su boca.