¿Por qué murió Cristo?
18 marzo, 2022El alcance de la expiación
Esta es la lección 15 de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Fundamentos II: El hombre y Cristo».
El tema más controversial en cualquier discusión sobre la obra de Cristo como nuestro Salvador es el alcance de la expiación de Cristo. En esta lección, el Dr. Sproul analiza el tema de la expiación limitada, también conocida como expiación definitiva, al abordar la pregunta: ¿Por quién murió Cristo?
Transcripción
En nuestra última sección de hoy sobre la expiación de Cristo, vamos a discutir brevemente uno de los temas más controversiales que rodean toda la discusión de la expiación de Jesús, Y esa es la pregunta: «¿Por quién es que murió Cristo?» Hace poco estuve hablando en Boston y una persona se me acercó y se presentó como un «calvinista de 4 letras». Le di una mirada desconcertada porque nunca había oído esa expresión antes. Le dije: «¿Qué quieres decir con un calvinista de 4 letras?» Él dijo, «Sin la ‘L’.» Tan pronto como dijo eso, yo sabía lo que quería decir. Obviamente hacía una referencia al acróstico histórico que busca resumir los puntos disputados de la teología reformada, después de que estallara una controversia en Holanda entre algunos calvinistas holandeses y algunos de su grupo que estaban protestando por ciertas doctrinas en que los distintivos de la teología reformada se resumían con el acróstico TULIP, y por supuesto, la ‘L’ en TULIP representa el concepto de la llamada «expiación limitada».
Entonces, mi amigo en Boston estaba diciendo que creía en todo lo demás sobre la fe reformada, pero no iba a aceptar esta doctrina de expiación limitada. Por eso se llamaba a sí mismo un calvinista de 4 letras, sin «L». También continuó diciendo que se hacía llamar calvinista de cuatro puntos. Ustedes seguro escuchan todo el tiempo a personas que se llaman a sí mismas los de los cuatro puntos, y lo que quieren decir con eso es que afirman la T, la U, la i y la P. Pero, de nuevo, cuando escuchas a alguien decir que son calvinistas de cuatro puntos, lo que suelen querer decir con eso es que se oponen a esta posición de la que vamos a dar un vistazo hoy.
A veces se oye también decir a la gente que son ‘calminianos’. ¿Han oído eso? Donde tienen un poco de calvinismo y un poco de arminianismo y toman de ambas posturas y algunos me dicen: «Soy un calminiano” y les respondo, «Bueno, ¿sabes a lo que llamamos ‘calminianos’?» Me dicen, «No, ¿qué es eso?» Y yo les digo, «Arminianos.» También los llamamos calvinistas de cuatro puntos, “calvinistas sin ningún punto», en el análisis final, pero eso es, podríamos decir, una broma amistosa que ocurre entre las distintas posiciones teológicas. Cuando llegamos a este tema del alcance de la expiación, en primer lugar, permítanme decir que hay mucha confusión sobre lo que se entiende por el concepto de «expiación limitada».
A veces este acróstico se interpone en nuestro entendimiento porque las palabras se apiñan a fin de que encaje en las cinco letras que las representan, e históricamente a la teología reformada no le gusta realmente el término ‘expiación limitada’. Se prefieren palabras como expiación definitiva diferenciándola de la expiación indefinida, y permítanme explicar lo que estamos analizando. La pregunta no es sobre el valor de la expiación de Cristo. Ciertamente la teología reformada está de acuerdo en que el valor del sacrificio que Cristo ofreció al Padre fue perfecto, que Él no podía haber hecho más de lo que Él en realidad hizo para llevar a cabo la redención de la humanidad, y no es como si Él solo dio el 50% de lo necesario para satisfacer la justicia de Dios y luego nos deja para que entreguemos el resto o algo por el estilo. No, el sacrificio que Cristo hizo fue una vez y para siempre.
Ahora, muchas veces escucho a los alumnos, incluso alumnos reformados, caracterizar la doctrina de la expiación definitiva en esos términos. Usan esta frase en particular que tal vez hayan escuchado antes, que la expiación en Cristo es suficiente para todos, eficiente para algunos. Tal vez han oído eso, que es suficiente para todos, eficiente para algunos, lo que significa que la expiación está limitada en su eficiencia sólo a un cierto grupo de personas, pero es al mismo tiempo suficiente para cubrir todos los pecados de todo el mundo.
Entonces, pueden estar seguros de que, si alguna persona pone su confianza en Cristo, ciertamente recibirá todos los beneficios y la plena eficacia de la expiación porque es suficiente para todos. Ahora, de nuevo, incluso en el plano del presbiterio, donde tenemos evaluaciones para los hombres que se están preparando para el ministerio y para sus procesos de ordenación, se les hace una pregunta en la iglesia reformada sobre el significado de la expiación limitada, yo veo a los candidatos levantarse y decir: «la expiación limitada significa que la expiación es suficiente para todos y eficiente para algunos». No, eso no es de lo que estamos hablando aquí, porque este es básicamente un punto en el que están en pleno acuerdo con la gente reformada y la no reformada. Todo lo que esto dice es que la expiación no se aplica eficientemente a todas las personas.
Así que todo lo que esto hace es definir la diferencia entre el particularismo y el universalismo; y el universalismo es la teoría de que Jesús no sólo murió suficientemente por todos los pecados de todas las personas, sino que el efecto de la expiación fue, en sí, el de redimir a todos para que todos en el universo se salven. El universalismo enseña que todas las personas son salvas; y se salvan debido a la aplicación o eficacia universal de la expiación de Cristo. De nuevo, el universalismo es, al menos en los círculos evangélicos, un punto de vista extremadamente minucioso. De hecho, yo diría que si una persona es universalista, eso por si mismo la descalificaría de siquiera ser evangélica, pero se podría encontrar tendencias remotas dentro de la teología evangélica hacia el universalismo.
Ahora, hay mucho de eso en varios círculos de teología liberal, por supuesto, pero para aquellos que creen que hay un infierno y que hay gente allí, si hay una persona en el infierno, entonces no podemos ser universalistas, porque el universalismo enseña que Dios salva a todos. Pero el particularismo dice: «No, sólo algunos se salvan, no todos». Ahora, aunque hay un fuerte acuerdo dentro del evangelicalismo sobre el particularismo, es decir, que la eficacia o la eficiencia, el efecto de la cruz sólo se aplica a algunos y no a todos. Aunque hay acuerdo sobre el particularismo y aunque todo el mundo está de acuerdo con que es suficiente para todos, la pregunta realmente se reduce a: «¿Por qué sólo se salvan algunos?». ¿Cómo se relaciona esa salvación particular con la obra de Cristo en la cruz?
Ahora, hay diferentes maneras de abordar esto. Algunas personas miran la cruz de esta manera: Dicen que Jesús viene y asegura la salvación potencial para todos, que el designio de Dios, la intención de Dios, el propósito de Dios al enviar a Cristo al mundo era hacer posible que todo ser humano sea salvo. Pero en cierto sentido tenemos un universalismo hipotético, el cual es posible en teoría, no probablemente, sino en teoría, que todos los seres humanos serían – serían salvos, porque todos los seres humanos tienen la oportunidad de ser salvos porque Cristo fue enviado a salvar a todos. ¿Está claro? Cristo vino a morir por los pecados de todos y así hacer posible que todo ser humano sea salvo. Y «todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.» De tal modo que la salvación está diseñada desde toda la eternidad en términos potenciales y condicionales.
Es decir, en teoría es posible que todas las personas se salven, porque todas las personas tienen el beneficio de la cruz delante de ellos, el potencial está ahí para todos, pero es condicional.
Lo que determina si la expiación funciona para ti o no funciona para ti, lo que determina si la expiación es eficiente para ti o no es eficiente para ti, es tu respuesta; tu respuesta en fe. La cruz sólo es eficaz para aquellos que creen en ella, porque a menos que creas en Cristo, toda su obra, toda su muerte, toda su vida, será en vano para ti; por lo tanto, la expiación en sí misma no es una expiación absoluta. Es una expiación condicional. Jesús está diciendo: ‘Padre, aquí está mi sacrificio, aplícalo a los que cumplen las condiciones’, porque en sí misma, la expiación real que Cristo hace no satisface la justicia de Dios por los pecados de todos.
Ahora, ¿por qué no? Si la expiación, ciertamente, en sí misma cumplió con todos los requisitos de la justicia de Dios, entonces, si Dios enviara a alguien al infierno, estaría en cierto sentido juzgándolos dos veces. Porque si su justicia ya ha sido satisfecha, y su justicia ya se ha cumplido, y que los pecados de las personas ya están pagados, ¿cómo puede Dios castigar a una persona cuyos pecados ya han sido pagados? ¿Ven el problema ahí? Ahí es donde está la tensión. Si Cristo satisfizo las demandas de la ley de Dios por mí, y si Él pagó por todos mis pecados y yo no creo en Él, ¿cómo puede Dios castigarme? Bueno, tú dirías, porque yo no cumplí con la condición. Sí, y mi falta de cumplimiento con la condición es un pecado, ¿cierto? Y si es un pecado de mi parte no haber cumplido esa condición, entonces ese pecado no debe haber sido cubierto en la cruz. Por eso, entonces decimos que la obra de satisfacción de Cristo está incompleta.
Ahora, si está cubierta en la cruz entonces, por supuesto, voy a ser salvado sea que crea o no crea. Ven lo complicado que se vuelve esto. Bueno, creo que podemos encontrar auxilio de las dificultades si volvemos al tema tal como se discutió por primera vez y de lo que realmente se trata todo esto. No se trata, de nuevo, de la eficiencia de la cruz o de la suficiencia de la cruz. Todo el tema del alcance de la expiación tiene que ver con su diseño. Y para hablar del diseño de la expiación significa que primero tenemos que identificar al diseñador. ¿Quién diseña la expiación en primer lugar? Cuando vimos el pacto, también vimos el pacto de la eternidad, ¿cierto? También vimos el pacto de la redención, y dijimos que desde toda la eternidad el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estaban en perfecto acuerdo sobre la creación y sobre la redención. Cuando la Biblia habla del plan de Salvación, habla del plan de Dios. Dios es el planificador. Dios es el diseñador. Es Dios quien envía a Cristo al mundo.
Ahora, de nuevo la pregunta es, «¿Por qué hizo eso?» ¿Lo hizo, otra vez, siendo un Dios que no conoce el fin desde el principio, un Dios que, como los teólogos modernos están diciendo, es totalmente abierto, alguien que no es omnisciente? No tiene idea de lo que la gente va a hacer.
Ya que su conocimiento siempre está limitado por decisiones contingentes de seres humanos, Dios dice: ‘Voy a enviar un Salvador y luego voy a andar nervioso en el cielo durante los próximos siete mil millones de años esperando que alguien aproveche esto, pero no sé si realmente en alguien se va a hacer efectivo el sacrificio de mi Hijo unigénito’. Y sé que, en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo ha indicado que la obra de Cristo sería efectiva, que Cristo vería la angustia de su propia alma y quedaría satisfecho. Sé que el Hijo, en el aposento alto, en su oración hizo mención de todos aquellos a quienes el Padre le había dado, y que ninguno se perdió, excepto Judas, que era del diablo, ¿qué? Desde el principio.
Y Jesús dijo: «Todo el que el Padre me da, vendrá a mí.» Entonces, Cristo es muy consciente de que mientras se está preparando allí para hacer el sacrificio, para hacer esta obra de redención, que lo está haciendo por aquellos que Dios le ha dado. Y sabe que al hacer eso no va a ser un ejercicio fútil. Ven, el problema con un concepto de redención hipotético es que Cristo pudiera morir en teoría por todos y en teoría por nadie, que podía ser posible, en teoría, que la cruz hubiera sido un ejercicio fútil. Allí es donde se nos obliga a pensar en la cruz en términos de nuestra comprensión del carácter de Dios. Si Dios diseña la expiación, si este es el plan de redención de Dios, entonces ¿qué esperarías que suceda? Lo que yo esperaría que suceda es exactamente lo que Dios diseñó. Creo que la eficacia de la cruz se cumple exactamente en la misma medida en que Dios la diseñó originalmente.
Escuché a un conocido líder cristiano recientemente, luego de estar participando en algunas discusiones teológicas, él dijo con gran gusto al final de la reunión, mencionó que las decisiones que tomamos aquí hoy… él dijo: «Estoy muy contento de que hayamos arribado por este lado, porque millones de personas se habrían perdido si no hubiéramos llegado a esta conclusión». Lo miré y le dije: «Me alegro de que hayamos llegado a esta conclusión, y estoy seguro de que en la providencia de Dios esto va a ser agradable a Dios; sin embargo, si hubiéramos cometido un error hoy, no hay una sola persona que se habría perdido debido a ello, porque no creas ni por un minuto que el diseño final y el plan de redención en el que estamos comprometidos, tan fervientemente como sea posible y en tanta oración como podamos, depende de nosotros para su eficiencia. Depende de Dios. Este es el quid del asunto. Es la salvación finalmente, en el análisis final, del hombre o es la salvación del Señor.
Ahora Jesús dijo: ‘Yo doy mi vida por mis ovejas’. Una vez más, Él todavía pudiera decir que cualquiera que quiera beneficiarse de la cruz, ciertamente les es ofrecida, pero incluso eso es algo cuestionable porque hablamos de la oferta universal del Evangelio. En cierto sentido, amados, la oferta del Evangelio no es universal. Los efectos de la expiación no se ofrecen a cualquiera. Sólo se ofrecen a los impenitentes. Sólo se ofrecen a aquellos que responden en fe. No es sólo, digamos, «Voy a dárselo a todo el mundo indiscriminadamente». Sí, hay esas condiciones allí. Y donde eso se relaciona con la doctrina de la elección es en el asunto de cómo se cumplen las condiciones. La teología reformada diría, históricamente, que sí, debes creer para recibir los beneficios de la cruz, pero incluso tu fe es un don de Dios.
Entonces Cristo cumple con todo el diseño y el plan y el decreto eterno de salvación que está enraizado y arraigado en la historia. Y toda persona por la que Cristo muere es salvada. Déjame decirlo de nuevo. Toda persona por la que Cristo muere es salvada. Porque lo que la fe reformada está diciendo, y aquí lo diré sin anestesia. Jesús sólo murió por los elegidos. No murió por todos. Y ahí es donde la gente se enoja mucho. Ellos dicen, ‘¿Qué quieres decir? La Biblia dice que murió por el mundo. No sólo murió por nosotros, sino por los pecados de todo el mundo’. Sí, Él murió por los pecados de la gente de todas partes del mundo.
Así es como la Escritura habla del mundo, en el sentido cósmico y universal, y que el punto es que no sólo murió por los judíos. Murió por los de Parto y de Cártago y murió por gentiles de todo tipo. Y murió por la gente de cada tribu, lengua y nación. Muere por todo, todo el concilio de los elegidos. ¿Significa eso que no murió por los no electos? Sí, eso es lo que significa. Significa que no murió por Satanás. Oh, está bien; no es un ser humano. No murió por aquellos que en el decreto eterno de Dios no son los objetos especiales de su favor de la elección. Y por eso digo, ‘En un sentido el TULIP es la prueba de fuego del otro – de la ‘L’ en TULIP, es la prueba de fuego del resto’.
Me cuesta comprender cuando escucho a la gente decir que creen en la depravación total, pero no creen en la expiación limitada. Lo que es aún más sorprendente es cuando dicen que creen en la elección incondicional, lo que significa que Dios desde toda la eternidad sin condiciones, sin cadenas, ha determinado, no con miras a lo que elegirás en el futuro, y lo veremos en sesiones posteriores, sino que Dios ha elegido soberanamente desde toda la eternidad a aquellos a quienes salvará. La gente dice, «Creo eso». Luego dicen que no creen en la expiación limitada. No pueden creer esto y no creer aquello.
Es así de simple, porque si crees que la elección es incondicional y que está arraigada y cimentada en la misericordia y gracia soberana de Dios desde toda la eternidad y ves que es parte del diseño y plan de Dios, entonces tienes que ver que el propósito de la cruz – no el valor de la cruz, una vez más, nos apresuramos a decir que el valor de la cruz se extiende universalmente, pero que el diseño y el plan y propósito originales es que Dios dijo: ‘Voy a salvar parte de esta multitud de humanidad caída, y así es como lo voy a hacer. Voy a enviar a mi Hijo al mundo. Él va a satisfacer las demandas de mi justicia y va a aplicar toda esa obra en beneficio de aquellos a quienes he elegido desde la fundación del mundo’.
Entonces, la cruz es parte del plan eterno de la redención de Dios, y en la medida en que es parte, su diseño está destinado a los elegidos; y todos los que Dios quiso y diseñó para salvar, a través de la cruz de Cristo, son salvos. Es por eso que es muy reconfortante saber que Cristo no murió en vano, y que todo lo que se propuso lograr será alcanzado por su ministerio.