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Antes de pasar a la siguiente sección de teología sistemática, y antes de terminar nuestro breve panorama de la persona y obra del Espíritu Santo, sigue quedando un tema que creo que tenemos que abordar, porque también es muy controversial y confuso, y es un tema que se debate todo el tiempo en la vida de la iglesia hoy en día. Y esto es, ¿debemos, como cristianos del siglo XX, esperar a que se produzcan milagros en la vida de la iglesia hoy, o los milagros han cesado al final de la era apostólica?
Ahora, muy a menudo esa pregunta se plantea con respeto y en conjunción con toda la discusión de los llamados dones milagrosos del Espíritu. Además de esa pregunta, la pregunta consiguiente que abarca eso también, es la pregunta de: «¿Puede Satanás y sus secuaces realizar milagros?» Yo diría que, en su mayoría, el informe en la iglesia cristiana de hoy, al menos en el mundo evangélico, es en primer lugar que los milagros siguen existiendo en la vida de la iglesia, y segundo, Satanás y sus demonios también tienen el poder y la capacidad de realizar milagros. Y aquellos que sostienen la postura opuesta, en la cual me incluyo, a menudo son enormemente malentendidos en este punto.
Así que me gustaría tomar unos minutos para explicar algunos de los problemas que rodean estos asuntos y por qué el cesacionismo histórico ha sido el punto de pensamiento ortodoxo de la Reforma, pero comenzamos en primer lugar con la primera dificultad, y eso es con la definición de un milagro. Encuentro que las personas que hablan de milagros no siempre quieren decir lo mismo, y que particularmente cuando un teólogo está discutiendo de milagros con una persona laica, muy a menudo hay dos cosas completamente diferentes que saltan a la vista. Y lo primero que preguntamos es, «¿Qué es un milagro?»
Ahora, algunas personas dicen que cualquier respuesta a la oración, cualquier operación divina que continúe en este mundo, hoy en día, es un milagro. Otros argumentan que cualquier obra sobrenatural como la regeneración del alma humana es un milagro, y algunas personas incluso van tan lejos como para decir que cualquier cosa increíble o fascinante como el nacimiento de un bebé es un milagro. Pero en términos técnicos estrictos de definición, los bebés nacen todos los días, no hay nada extraordinario; puede haber algo maravilloso y hermoso sobre el nacimiento de un niño, pero es bastante ordinario. Sucede todo el tiempo. No sé a cuántas oficinas de pastores he entrado y he visto el letrero en la pared, «Espera un milagro», como si los milagros son algo que debemos esperar como un hecho cotidiano habitual en nuestras vidas. Y si ese es el caso, entonces los milagros podrían llamarse ordinarios, en lugar de extraordinarios.
Y, sin embargo, el significado de los milagros en la Escritura se encuentra en su carácter extraordinario, no en su carácter ordinario. Ahora, al mismo tiempo, hay períodos en la historia bíblica donde hay una ráfaga de milagros, una enorme oleada de milagros concentrados en un período corto de tiempo; es decir, la vida de Jesús. La vida de Jesús presentó una abundancia de milagros. Vemos milagros que con frecuencia suceden en la vida de Moisés, y más tarde en la vida de Elías. Pero, sin embargo, en la gran mayoría de los períodos de tiempo del Antiguo Testamento, los milagros estuvieron ausentes. Ellos no ocurrieron de manera consistente, diaria, anual, en décadas, sino que fueron momentos concentrados, y creo que veremos por qué hubo momentos concentrados de esto dentro de poco.
Ahora, cuando vamos al tema del milagro, lo que mucha gente no sabe es que la Biblia no tiene una palabra para milagro. La palabra ‘milagro’ no aparece en la Biblia. Ahora, antes que me escribas o me llames por teléfono y tomes una de las tantas traducciones del Nuevo Testamento, en particular la RV60, que usa el término «milagro» con frecuencia, déjame decirte que soy plenamente consciente de que en las traducciones de la Biblia al español, la palabra milagro aparece con frecuencia. Lo que quiero decir con esto es que en el Griego del Nuevo Testamento no hay una sola palabra para milagro.
La idea de milagro, el concepto de milagro, que estudiamos en teología, es un concepto o una idea extrapolada del registro bíblico, particularmente del Nuevo Testamento a partir de tres palabras diferentes, y esas palabras son «señales», «poderes» y «maravillas», porque los milagros, tal como los entendemos, son manifestaciones del poder divino, inspiran asombro o maravilla o admiración o estupor cuando ocurren, y son significativos. La palabra favorita de Juan para lo que llamaríamos un milagro es la palabra ‘semeion’, que se traduce por la palabra ‘señal’. Al leer el registro de Juan, por ejemplo, Él dice: ‘Esta señal hizo Jesús en la fiesta de bodas en Caná’, o ‘esta señal hizo Jesús en Capernaúm», y así por el estilo, y se les llamó señales.
Ahora ¿por qué se les llamaban señales? Bueno, las señales son algo que apuntan a algo más allá de sí mismas. Tienen aquello que llamamos relevancia. Ellas significan algo. Aquí está el quid del asunto. ¿Qué era lo que los llamados milagros, señales y poderes y maravillas del Nuevo Testamento fueron diseñados para representar? ¿A qué señalaban? Obviamente, tenían un valor importante en las mismas cosas que hacían. Jesús satisfizo las necesidades del anfitrión de la boda cuando hizo vino del agua, o ciertamente satisfizo las necesidades de los enfermos cuando los curó, o de los padres afligidos cuando levantó a sus hijos de entre los muertos. Pero ¿cuál era la importancia de esas cosas? Bueno, creo que para dar una respuesta a esa pregunta, primero miremos a Nicodemo. Cuando Nicodemo vino a Jesús de noche, le dijo a él: «Rabí”, eres tú», o él le dijo, le dijo a él: «Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él”.
Ahora, lo que Nicodemo decía es: ‘Debes ser de Dios, porque hemos visto las señales que has hecho. Hemos visto estos poderes extraordinarios que tú has manifestado aquí, entonces debes ser enviado por Dios». Jesús mismo dijo más tarde, ‘Créeme, si no puedes creerme por mi Palabra, créeme por las obras que hago’. Ahora, para ver esto en su dimensión total, pasemos al libro de Hebreos, en el segundo capítulo, donde tenemos esta amonestación y advertencia: «Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros».
Ahora, aquí el autor de Hebreos está diciendo que la verdad de la Palabra de Dios, que lo que verifica que el mensaje que dan los escritores de las Escrituras es ciertamente de Dios, es confirmado o demostrado por Dios a través de la ejecución de milagros. Ahora, ese es un punto que creo que a menudo es lamentablemente descuidado y pasado por alto. Porque he aquí el problema. Si la Escritura dice que sabemos que esta es la Palabra de Dios porque sus autores han sido autenticados y confirmados por milagros, y si luego un no-agente de revelación también puede realizar milagros, ¿cuál es el problema que tenemos aquí?
Si la presencia de milagros demuestra que alguien es enviado por Dios, o es un agente de revelación, y un no-agente de revelación realiza milagros, ¿qué pasa entonces con el valor evidente del milagro para quien dice ser un agente de revelación? Es un argumento inválido. Si otras personas pueden hacer estas cosas, entonces el hecho de que una persona las haga no puede probar nada sobre su autoridad o si ha sido enviado como vocero de Dios. Entonces, lo que está en juego en este tema es la autoridad de Cristo, la autoridad de los apóstoles y la autoridad de la Biblia misma. Recuerden cómo comienzan los milagros en el Antiguo Testamento con Moisés. Moisés es llamado por Dios en medio de la zarza ardiente para ir a Faraón y no sólo para ir a Faraón, sino también para ir al pueblo de Israel y decir: ‘Ven conmigo, nos vamos’.
Y Moisés se tambalea ante esta orden y dice: «¿Cómo voy a saber…?, ¿cómo van a saber ellos que Tú me has hablado? Yo no puedo simplemente entrar en la corte de Faraón y decir: ‘Estaba hablando con esta zarza en el desierto. Deja ir a mi pueblo’. Tampoco voy a ir a esos cientos de miles de esclavos judíos y decir: ‘Vamos, levántense y hagan sus maletas y nos vamos a una huelga no autorizada. Sólo porque les diga que tengo una visión’. Dios le dice, “Mete la mano en tu seno.» Y lo hizo; cuando la saca estaba leprosa. Y él dijo: Wow. Dios dijo «Vuelve a meter la mano en tu seno». Lo vuelve a hacer y ahora está bien. Y luego dice: ‘Toma tu vara y “échala en tierra… y se convirtió en una serpiente”. Dios dice, «Agárrala por la cola» “La agarró, y se volvió vara en su mano”. ¿Qué está pasando aquí?
Dios está diciendo: ‘Confirmaré Mi palabra por milagros, Moisés. Así es como demostrarás que eres mi vocero y que te he mandado a que hagas estas cosas’. Y esto se convirtió en un problema en el siglo XVI. Cuando estalló la controversia más grande y férrea sobre la naturaleza y la verdad del Evangelio, en el mundo cristiano, entre los seguidores de Lutero y los Reformadores y la Iglesia Católica Romana, toda la disputa fue sobre: ‘¿Qué es el Evangelio?’ Uno de los argumentos que Roma utilizó contra los reformadores fue este, ellos dijeron: ‘Tenemos milagros en nuestra historia y esos milagros demuestran la verdad de la Iglesia Católica’. Y desafiaron a Lutero, y desafiaron a Calvino diciendo: ‘¿Dónde están tus milagros? ¿Cómo puedes autenticar la verdad de tus afirmaciones si no tienes milagros?’
Ahora, fíjate que los reformadores no dijeron a los críticos romanos: ‘Oye, escucha, estás operando con la comprensión equivocada de la importancia de los milagros’. Ellos comprendieron el significado de los milagros. Ellos dijeron: ‘Tenemos milagros que prueban nuestra enseñanza y están registrados en el Nuevo Testamento. Decimos aquí está la autoridad y la autoridad de los apóstoles es lo que ha sido probado por milagros, no por tus falsos milagros que estás reclamando en tu iglesia’. Ahora, cualquiera puede reclamar un milagro. Pero sólo uno que Dios ha probado que es su vocero, tiene ese poder real para hacerlo.
Es por eso que es tan serio en estos días cuando tienes gente por todas partes que dice realizar milagros. Incluso anunciarán un servicio de milagros. Ellos dirán de antemano, ‘Tú, ven, vamos a hacer milagros’. ¿Son apóstoles? ¿Son profetas? Bueno, si están haciendo milagros en el sentido bíblico, tendríamos que concluir que sus enseñanzas son ratificadas, autenticadas y respaldadas por Dios mismo, o que tales obras no autentican la verdadera enseñanza apostólica. Y, si ese fuera el caso, entonces la afirmación bíblica para ellos se vendría abajo. Entonces tenemos un verdadero problema aquí. Bueno, el problema es este. Como dije, ‘¿Qué es un milagro?’
Por esta razón, los teólogos han sido muy cuidadosos en dar una definición muy limitada y estrecha del milagro. Y tal vez nos ayude, mientras luchamos con esto, hacer la distinción entre milagro, en el sentido estricto, y milagro en el sentido amplio. Si nos referimos al milagro en el sentido amplio de la actividad sobrenatural continua de Dios en la vida de su pueblo, la respuesta a nuestras oraciones, el derramamiento de su Espíritu, el cambio de almas, y todo eso, diríamos, ciertamente que eso continúa hasta nuestros días. Si definimos el milagro en el sentido estricto, como lo han hecho los teólogos, con definiciones como esta: «Un milagro es una obra extraordinaria realizada por el poder inmediato de Dios, en el mundo perceptible externo, el cual es un acto contra la naturaleza que sólo Dios puede hacer, como sacar vida de la muerte o algo de la nada».
Ahora, la mayoría de las personas que afirman los milagros actuales, no llegan a afirmar el tipo de milagros que encontramos en la Biblia. Dije que la mayoría, porque he tenido gente que dice que están levantando personas de entre los muertos y así por el estilo. Pero si te fijas en los llamados hacedores de milagros en nuestra cultura, hoy en día, ¿alguien ha grabado a una persona con una pierna amputada a la altura de la cadera o en la rodilla y que con imposición de manos y la oración del hacedor de milagros esa extremidad vuelve a crecer?No me hables de servicios de alargamiento de piernas en reuniones de oración donde la pierna de alguien se mueve dos pulgadas. Eso me pasa cada vez que voy al quiropráctico. Lo que digo es que no necesitas un milagro para eso.
A lo que me refiero, una extremidad ha sido cortada y vuelve a crecer. Alguien está muerto, está frío como el témpano, no sólo que ha tenido un paro cardíaco y es reanimado, sino que alguien está muerto-muerto y esa persona es levantada de entre los muertos. ¿Ves que eso está pasando hoy en día? No creo. No porque Dios no esté todavía en su trono, no porque el Espíritu Santo no pueda hacerlo. Ciertamente creo que Dios hizo milagros y Él puede hacer milagros. La pregunta no es: «¿Puede Él, o lo hizo Él?» La pregunta es: «¿Está haciendo este tipo de milagro hoy en día?» ¿Alguien está convirtiendo el agua en vino, haciendo flotar hierros de hacha, desafiando realmente las leyes de la naturaleza de la manera en que Jesús y los apóstoles realizaron sus milagros? Creo que casi tienes que hacer algún tipo de distinción aquí entre la calidad de los milagros que están reclamando hoy los hacedores de milagros y los milagros que encontramos en las Escrituras. No son el tipo de cosas que sólo Dios puede hacer.
Ahora, la segunda parte de esta pregunta tiene que ver con milagros satánicos. Y, de nuevo, dije que, en su mayoría, el informe en el mundo evangélico es que Satanás puede realizar milagros bona fide. Ahora, ¿por qué la gente dice eso? Porque estamos advertidos en las Escrituras contra las estratagemas hábiles de Satanás, que realiza señales y maravillas falsas. Vemos las acciones extraordinarias que hicieron los magos de Egipto, por ejemplo, en su competencia con Moisés. Y por lo general se explica en términos de poder demoníaco e influencia sobre ellos. Bueno, este es el problema. Si Satanás puede realizar un milagro bona fide, entonces ¿cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios y cómo sabemos que Jesús es el Hijo de Dios? Recuerden que en la Biblia los milagros no prueban la existencia de Dios.
La existencia de Dios se demuestra de otras maneras. Lo que hacen los milagros es probar la autenticación y certificación de Dios para con alguien. ¿Qué dice Pablo en Atenas cuando habla con los filósofos griegos allí, cuando habla de los tiempos de ignorancia que Dios había pasado por alto, pero ahora manda a todos los hombres de todas partes que se arrepientan y vengan a Cristo porque Dios ha declarado un día en el que juzgará al mundo por aquel a quien él ha confirmado por la resurrección de los muertos?
Aquí el Apóstol dice que Cristo es confirmado como el Hijo de Dios por su resurrección. ¿Y si Satanás puede hacer milagros? ¿Cómo sabemos que Satanás no trajo consigo la resurrección? Y eso es algo terrible aún de solo pensarlo, me doy cuenta de eso. ¿Pero cómo sabes eso? ¿Cómo sabes que no fue Satanás quien permitió a Jesús hacer todas las obras que Él hizo? No olviden que esa fue exactamente la acusación que los fariseos hicieron contra Jesús, de que Él estaba haciendo estas cosas por Beelzebú, por el poder de Satanás. Tal vez el mayor truco de Satanás es alejar a la gente del monoteísmo puro, sin matices, y dirigirlos a la idolatría consiguiendo que adoren a un hombre, y su mayor truco para lograr que adoren a un hombre fue darle a este hombre todo tipo de poderes para realizar milagros, y luego levantarlo de entre los muertos.
En otras palabras, toda la iglesia cristiana ha sido fabricada por Satanás. ¿Por qué no crees eso? Bueno, no lo creo porque no creo que Satanás sea Dios, y no creo que Satanás pueda hacer cosas que sólo Dios puede hacer. Y sé que la Biblia dice que Satanás puede realizar señales falsas y se pregunta si es posible incluso engañar a los elegidos. ¿Qué es una señal falsa y un prodigio falso? ¿Es un milagro verdadero, una señal verdadera o una maravilla verdadera que se ha hecho en nombre de una mentira? ¿O es un prodigio falso, una señal falsa, no un milagro auténtico bona fide, sino más bien una falsificación? Sabemos que Satanás es más sofisticado que cualquier ser humano. No tiene el poder de la creación; él no tiene el poder que sólo Dios tiene; él no tiene el poder sobre la vida y la muerte y ese tipo de cosas. No tiene el poder de las leyes de la naturaleza, pero es más sofisticado que nosotros. Y vemos a nuestro alrededor todos los días que la gente hace mucho dinero siendo magos muy, muy tramposos.
La buena noticia en nuestra cultura es que los magos famosos de nuestros días no dicen estar haciendo milagros. Ellos dejan en claro que están haciendo un juego de mano, y que son hábiles y expertos en las cosas que hacen. No dicen estar haciendo magia. En el mundo antiguo, eso era diferente. Los magos de la antigüedad afirmaron tener poderes sobrenaturales, afirmaron estar haciendo magia cuando todo lo que estaban haciendo eran trucos. Y lo vemos en la competencia entre Moisés y los magos de la corte de Faraón. Trajeron toda su bolsa de trucos para competir, y en un período muy corto de tiempo se agotaron y Moisés siguió adelante, porque Moisés no era un mago. Él era uno ungido por el poder de Dios para hacer cosas que ningún mago puede hacer. De la misma manera Satanás puede ser muy inteligente y engañar a la gente, pero no le des la capacidad de hacer cosas que sólo Dios puede hacer. No puede hacer un milagro verdadero en el estricto sentido de la palabra.