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La pregunta que oigo con frecuencia, aunque debo confesar que no con tanta frecuencia hoy en día como antes, debido a los cambios en las traducciones populares de la Biblia, pero la pregunta que solía escuchar todo el tiempo era, «RC, ¿Dios crea el mal?» Y usualmente respondía rápido y decía: «No, Dios no crea el mal”.
Ese es el a priori bíblico, que Dios no es el autor o el creador del mal. Y luego, de inmediato ellos respondían: ‘Pero la Biblia dice que lo hace’. E iban al capítulo 45 del libro del profeta Isaías y citaban el texto en el que Dios dice que ‘causa bienestar’ o ‘crea bienestar’ y “crea calamidades” . Y entonces ellos decían: ‘Aquí mismo, en la Escritura dice que Dios crea el mal’.
Y luego eso provocaba una larga discusión en relación a algunos de los principios que necesitamos tener a nuestra disposición para interpretar la Escritura donde podamos reconocer ciertas formas de escritura, o formas literarias o géneros literarios que se usan con frecuencia a lo largo de la Biblia.
Otro ejemplo similar es una declaración que proviene del contenido del Padre Nuestro, donde cada vez que decimos la oración, repetimos las palabras: «Y no nos metas en tentación”.
Y personas me dicen: «Bueno, ¿no dice Santiago que cuando uno es tentado no digas que es tentado por Dios? Dios nunca tienta a nadie, pero las tentaciones surgen de los deseos de tu propio corazón.
Y si ese es el caso, según Santiago, entonces ¿por qué deberíamos orar? o ¿por qué Jesús nos enseñó a orar, diciendo a Dios: «Y no nos metas en tentación “, como si Dios fuera a hacer tal cosa de tratar de llevarnos o tentarnos a pecar?
Bueno, de nuevo, si reconociéramos la forma literaria en la que aparecen esas palabras, no nos perderíamos en las falsas conclusiones que podríamos sacar. Bueno, ¿de qué forma literaria estoy hablando? Estoy hablando de una forma literaria que es muy importante en la literatura de la Biblia, que se encuentra mucho y más ampliamente, pero de ninguna manera exclusivamente, en los libros del Antiguo Testamento que llamamos los libros poéticos.
Ahora, en el mundo judío antiguo, los judíos se referían a tres libros en el Antiguo Testamento como los libros poéticos. Y esos libros eran Salmos, Proverbios, y el libro de Job, por la sencilla razón de que en la forma que ellos aparecen, es la forma de poesía hebrea.
Ahora en nuestros días, cuando dividimos los diversos grupos o clasificaciones de los libros en el Antiguo Testamento, tenemos una categoría que usamos más amplia, hablamos en términos de la llamada “literatura sapiencial”.
Y la literatura sapiencial en el Antiguo Testamento contiene los tres libros poéticos que acabo de mencionar, Salmos, Proverbios, y Job, pero también hay otros dos libros que suelen incluirse normalmente bajo esta Literatura Sapiencial, aunque a veces debatible.
Pero esos otros dos libros que usualmente son incluidos en este grupo son los libros: el Cantar de los Cantares y el libro de Eclesiastés.
En el Nuevo Testamento, el libro que a menudo se pone en la categoría de literatura sapiencial es la epístola de Santiago, escrita probablemente por el hermano de nuestro Señor.
Ahora, la literatura sapiencial del Antiguo Testamento se centra en filosofía. Pero esto es un poco engañoso porque cuando piensas en la palabra “filosofía” estoy seguro que piensas en la especulación abstracta caracterizada por la búsqueda metafísica de los antiguos griegos y de los pensadores teóricos occidentales.
Pero en su forma rudimentaria, la palabra filosofía en el griego significa ‘fileo’ amor, como en Filadelfia, amor fraternal; el amor de Sofía, el amor por la sabiduría.
Muy a menudo, en nuestra comprensión de la filosofía estamos hablando de especulación abstracta. Pero para el judío, el énfasis y el punto central de la filosofía judía, tal como se encuentra en el amor judío por la sabiduría o en la literatura sapiencial no es, “¿cómo podemos discernir respuestas a preguntas fundamentales a través de la especulación abstracta?”, sino que la principal preocupación de la filosofía judía era, ¿cómo puedo vivir una vida piadosa día a día, que es agradable a Dios?”
Es decir, era una orientación mucho más práctica de la que normalmente solemos encontrar en la filosofía tradicional de occidente. Es por eso que la literatura sapiencial declara una y otra vez que “el temor del Señor es el principio de la sabiduría”.
Puesto que el tipo de sabiduría no es un simple sentido común o sagacidad que asociamos con personas que son inteligentes, sino, más bien, la sabiduría es la sabiduría de conocer lo que agrada a Dios y cómo debemos vivirlo. Y eso no puede conocerse, sino hasta que el alma está primero en una actitud de reverencia y adoración delante Dios.
Eso es lo que se entiende por “el temor del Señor”; es el prerrequisito previo, el fundamento necesario para acumular sabiduría. Ahora, para entender la literatura sapiencial, los proverbios, por ejemplo, y los salmos, tenemos que entender, ante todo, algo acerca de la naturaleza de su contenido poético. Nosotros tenemos poesía en el idioma español y tenemos distintas maneras de escribir poesía y recordar poemas, y una de las cosas a la que prestamos atención es a la métrica y la estrofa y el ritmo del lenguaje; y es algo común en nuestra literatura poética usar la técnica de la rima. Aunque no toda la poesía en español rima.’, gran parte de nuestra poesía rima.
Pero la rima no era parte importante de la poesía hebrea. Pero la métrica y el ritmo, sí eran importantes para la poesía hebrea y esa es una de las cosas más difíciles de traducir por los traductores.
También encontrarás en la poesía hebrea juegos de palabras y modismos que son parte de su riqueza poética, lo cual no siempre puede ser traducido de un idioma a otro. Recuerdo que cuando vivía y estudiaba en Holanda, haciendo un posgrado que tenía que hacerlo en otro idioma.
Hay un libro pequeño que apareció llamado “La dificultad de un irlandés con el idioma holandés” que devoré y me reí como loco porque pude identificarme con el libro por todos los errores que cometí y todos los problemas que tuve.
Vivíamos en un pueblo a unos 40 kilómetros fuera de Ámsterdam y la dueña de casa no hablaba inglés. Recuerdo que un día bajé a la cocina después de estudiar, y ella me preguntó qué estaba haciendo. Yo le contesté: «Estoy tomando un descanso», que es una expresión idiomática que no se puede traducir directamente al holandés.
Y ella me miró desconcertada y perpleja porque dije que estaba tomando un descanso. Y ella dijo: ¿qué significa en holandés? Eso no significa nada en holandés. Y entonces, “ah, ya recuerdo”, la palabra holandesa para ‘tomar’ o el concepto para ‘tomar un descanso’ es la palabra ‘pauze’, como ‘pause’ en inglés; pero la palabra en holandés para pausa, es igual como pause en inglés, con la diferencia que la “e” no es muda. Uno dice “pauz -e”.
Pero ya que esta fue una de esas palabras que era la misma en inglés, yo dije “Oh” en holandés, dije: «Usted sabe, parece que estoy tomando una ‘pause’».
Solo que no pronuncié la E, entonces P-A-U-S en holandés es la palabra para “Papa”. Y la palabra que yo traduje para ‘descanso’ fue la palabra holandesa para ‘hernia’. Yo solo estaba tratando de decirle a esta señora que estaba tomando un descanso de mi trabajo y terminé diciéndole que el Papa tenía una hernia y ella se preocupó mucho.
Así que esos son los problemas que tenemos al pasar de un idioma a otro. Podría contarles de algunos otros que también fueron solo graciosos y muy vergonzosos. Pero en cualquier caso, el recurso literario principal que encontramos en la poesía hebrea es un recurso llamado paralelismo. — Paralelismo. Veamos si puedo deletrear esto. Esta es una palabra que a menudo la tengo que repetir dos veces cuando la digo. Parece un trabalenguas entre la ‘r’ y la ‘l’. Pero creo que lo digo bien.
‘Paralelismo’, como la palabra lo indica, describe una forma escrita en la que dos o más segmentos, versos o pares, o lo que sea, se enuncian en algún tipo de relación paralela. Así que si solo miras a una línea de una declaración paralela e ignoras el resto de lo que está dicho en ella y alrededor de ella, puedes fácilmente llegar a un entendimiento erróneo de lo que se dice, porque el segmento paralelo amplifica y explica, hasta cierto punto, lo que se dice en la declaración inicial.
Por ejemplo, cuando volvemos al problema de si Dios crea el mal, en Isaías 45, permítanme leerles cómo se traduce en La Biblia de las Américas. Al final del versículo 6 leemos: «Yo soy el Señor, y no hay otro; el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades».
Bueno, esto puede ser confuso, pero esto es lo que se llama paralelismo sinónimo, donde los dos segmentos están diciendo básicamente lo mismo con diferentes palabras. Ahora, es confuso, ya que cada uno de estos segmentos indica un contraste. En la primera parte de Dios está diciendo: ‘Yo soy el Dios que crea la oscuridad y soy el Dios que crea la luz’.
Así que la oscuridad y la luz están puestas una frente a la otra. En la traducción original, el segundo verso dice: “Yo hago o creo el bienestar y creo la calamidad”.
Y de aquí es donde salen todas estas preguntas, donde el texto dice Dios: “crea la calamidad”. Bueno, la palabra hebrea para calamidad tiene al menos ocho matices distintos y estamos infiriendo la idea del mal moral. Y básicamente lo que Dios está diciendo es “Yo traigo la paz, también traigo perturbación. Traigo prosperidad, también traigo calamidad”.
Y si hubiéramos visto al principio que esa frase se encuentra en términos de paralelismo, si hubiera alguna confusión sobre lo que una parte significaba, entonces podríamos haberla descubierto al ver su relación con sus otras partes.
«Y no nos metas en tentación, sino líbranos del mal». Ahora hay más ambigüedad porque la palabra que se traduce en español «mal» sugiere algo genérico, algo abstracto o neutro, donde la palabra en el texto griego del Padre Nuestro no es «poneron», lo cual sería el mal en general o el mal en abstracto, sino que es «ponerós», la cual es la forma nominativa singular masculina de la palabra que suele traducirse como «el maligno».
Entonces, lo que Jesús está diciendo es que cuando oren, díganle a Dios: ‘No nos metas en tentación, sino líbranos del maligno’. ¿Qué está diciendo? De nuevo, la palabra “tentar” también puede usarse para “probar”. Y Jesús está diciéndole a su pueblo: ‘tuve que soportar el ataque desenfrenado de Satanás en la soledad del desierto.
Voy a orar y pedirles que oren por ustedes para que Dios no les ponga a prueba, sino que Él los mantenga alejados del ataque del enemigo. Que incluso como lo hizo con Job, Él puso un cerco a su alrededor y lo protegió de los dardos del enemigo, así deberías estar orando, ‘Señor, no nos dirijas al lugar de prueba, sino líbranos del maligno’. Y eso se hace evidente cuando nos familiarizamos con el paralelismo.
Como ya dije, el paralelismo es la característica principal de la poesía hebrea y lo encontramos de forma prominente y generalizada en los libros poéticos, pero no solo en los libros poéticos. Encontramos usos extensos de poesía entre los profetas: en Isaías, Jeremías, incluso en la oración de Jonás, cuando le pide a Dios que lo libere y Dios lo rescata al enviarle un gran pez para salvarlo del mar.
Y encontramos intercalados en los evangelios y las epístolas, pequeñas porciones de escritos poéticos. Y casi en todas partes donde encuentres poesía, encontrarás paralelismo. Así que es una herramienta muy importante para entender y les mostraré más ejemplos mientras vemos un breve panorama de entre la literatura sapiencial misma.
Pero antes de hacer eso, de nuevo, la primera clase es paralelismo sinónimo, donde se repite el mismo pensamiento. Les daré un ejemplo. “Oíd esto, pueblos todos; escuchad, habitantes todos del mundo”. Ahora, “oíd esto”, “escuchad”, es lo mismo. “Pueblos todos”, “habitantes todos del mundo”, lo mismo es dicho en ambos versículos.
Ahora, este fue simple. Una de las que más me ha llamado la atención es la bendición hebrea, que también es muy reveladora para nosotros y extremadamente rica cuando vemos el paralelismo.
Y voy a tomar un momento para poner esto aquí. “El Señor te bendiga y te guarde”. ¿correcto?
Esa es la primera línea donde pedimos que Dios bendiga a la gente y la guarde. Luego la misma idea es repetida en la línea siguiente. “El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti” ¿Bien? “haga resplandecer” y “tenga de ti misericordia”. Bueno, esas no son las mismas palabras. Pero ¿qué quiere el judío de la gracia de Dios, sino ser preservado, ser guardado? Y ¿qué significa ser bendecido en Israel? Bendición, la bienaventuranza es identificada en términos de la proximidad que uno disfruta del rostro de Dios.
“El Señor te bendiga”, “El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, que el Señor levante la luz de su rostro sobre ti y te conceda paz”.
Lo mismo se dice en las tres líneas, solo que con un lenguaje diferente, pero donde es tan enriquecedor es, si quieres entender la idea judía de la gracia, es que sin duda está vinculado a la idea de shalom, paz.
Es una paz benévola. Es una paz que experimentamos cuando sabemos que somos guardados o preservados por Dios. ¿Quieren saber lo que es la bienaventuranza? Es mirar al rostro de Dios, para que la luz de su rostro brillando sobre ti. Si quieren buscar en la antítesis decimos, ¿cuál es la maldición? La maldición de Dios es ¿Qué? Cuando Él apaga las luces, cuando Él aparta su rostro, cuando ya no nos preserva, cuando Él retiene su gracia y nos quita nuestra paz. Entonces, con este tipo de evaluación, podemos encontrar las profundidades y riquezas que están contenidas en estos pasajes.
La segunda forma de paralelismo que encontramos con frecuencia se llama paralelismo antitético, donde, en este caso, después de que el primer segmento hace una declaración, una declaración positiva, su opuesto es indicado a continuación, en el segundo segmento por contraste o antítesis.
“La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira”. ¿Ves? Si usas un tipo de lenguaje, eso quita el furor, lo calma, ves, y trae paz. Si usas otro tipo de lenguaje, eso exacerba la situación y genera conflicto.
Esto lo lees con frecuencia en Proverbios. El sabio hace tal y tal, pero el necio hace otra cosa. Y entonces encuentras allí un ejemplo de paralelismo antitético.
El tercer tipo de paralelismo es lo que se conoce como “sintético”, al igual que los materiales sintéticos, orlón, rayón, y otros. El paralelismo sintético es cuando el segundo segmento o la segunda parte de la declaración, o bien se basa en la primera, o completa lo que dejó sin terminar en el primer segmento.
Y verás esto con frecuencia sobre todo en Proverbios donde tendrás la primera línea, luego la segunda línea se basará en la primera línea, luego la tercera línea te llevará al siguiente grado y a la cuarta y puede seguir por varios versos. Y a eso se le llama síntesis porque algo es nuevo.
Algo nuevo es añadido en el segundo segmento que no se encuentra en el primer segmento, pero lo que es nuevo no es antitético o establece un contraste con lo que ya se dijo.
«Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida».
Vieron que en ese segundo segmento, no hay un contraste ni es sinónimo, sino que introduce una nueva declaración en este componente básico o construcción. Ahora, hay otras formas de poesía algo más oscuras y esotéricas a las que no voy a entrar debido a que no es necesario tratar con ellas en su viaje inaugural por la Escritura, pero, solo estén alertas cuando estén leyendo la Escritura y estén teniendo problemas para interpretarla por ustedes mismos, busquen el género, busquen la forma literaria en la que aparece porque puede ser una declaración poética y la poesía tiene sus propias reglas de interpretación que difieren de nuestra prosa normal. Y no solo eso, como una guía para evitar errores, pero también para ver eso que es tan hermoso en términos de la revelación de Dios cuando Dios usa este medio particular de comunicación para expresar su Palabra.