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A veces, cuando voy a una tienda y quiero hacer una compra, o en el banco y quiero cobrar un cheque, la gente solicitará algún tipo de identificación, y por lo general abro mi billetera y les muestro mi foto en mi licencia de conducir de la Florida. Y en la parte superior de la licencia, dice de qué color son mis ojos, qué color es mi cabello y cosas similares, qué edad tengo; y en otras palabras, lo que se está haciendo es tratar de identificarme como persona a través de una lista de características o rasgos particulares que se enumeran allí. Y llamamos a estas características o rasgos o idiosincrasias que definen a un ser humano: atributos
Ahora, cuando estudiamos la doctrina de Dios, una de las cosas más importantes que nos preocupa con esto es la comprensión de Sus atributos y por eso buscamos mirar las características específicas de Dios como su santidad, su inmutabilidad, su infinitud y similares – todas estas cosas diferentes que decimos sobre Dios con el fin de obtener una comprensión coherente de quién es Él. Ahora, al comienzo de tal esfuerzo, reconocemos un par de asuntos importantes. Una distinción que se hace en la teología con respecto a la naturaleza de Dios es la distinción entre los atributos comunicables e incomunicables de Dios.
Ahora, en Atlanta, Georgia, tenemos un centro de enfermedades transmisibles, donde el centro de atención es estudiar aquellas enfermedades que se transmiten fácilmente de una persona a otra, que podríamos decir que son contagiosas. Y cuando hablamos de lo que es comunicable, nos referimos a lo que es capaz de ser transferido de uno a otro. Ahora, en nuestra próxima sesión, examinaremos algunos de los atributos comunicables de Dios; que se refiere a los atributos que Dios posee y que nosotros, hasta cierto punto, también podemos poseer.
Pero hoy vamos a ver brevemente los atributos incomunicables. Y este término ‘atributos incomunicables’, define aquellos atributos de Dios que no pueden ser transferidos a una criatura. Quiero decir, ni siquiera Dios puede comunicar estas características de su propio ser a las cosas que hizo. En términos simples, se nos hace la pregunta con frecuencia, ¿es posible que Dios cree otro dios? Bueno, por supuesto que no, a menos que cambiemos la definición del término, ‘dios’, porque el problema que Dios tendría al crear otro dios es que el dios criatura, por definición, sería creado, sería una criatura, y no sería independiente, ni eterno, ni inmutable; carecería de los atributos necesarios que describen a Dios.
Entonces, hay ciertos atributos que ni siquiera Dios pudo transferir de sí mismo a una criatura. Ahora, una segunda idea introductoria que tenemos que tener además de esta distinción entre los atributos incomunicables y comunicables de Dios es el importante principio de entendimiento de que Dios es un ser simple, no simple de entender, no simple en el sentido de ser simplista o fácil, sino que lo que quiere decir es que Dios no está compuesto por partes. Tengo partes distintivas corporales – dedos, pies y piernas, huesos de la rodilla conectados al hueso del tobillo y todo eso; y podemos hablar de mi hígado, mi páncreas, riñones, el corazón y los pulmones y todo lo demás. Estoy compuesto de tantas partes de hueso y tanta carne.
Todo esto junto me hace una sola criatura compuesta de partes distintivas, pero Dios es un ser simple en el sentido de que no es un ser complejo que se compone de cinco kilos de inmutabilidad, cinco kilos de “eternalidad”, cinco kilos de infinitud, cinco kilos de soberanía, y así sucesivamente.No es un poco de esto y un poco de otro mezclado o puesto juntos como si construyéramos una casa; sino más bien, decimos en teología, no es tanto que Dios tenga atributos como que Él es sus atributos y que Él tiene sus atributos o que es sus atributos de una manera simple y sin divisiones.
Ahora, de nuevo, ¿cuáles son las ramificaciones prácticas de eso? Bueno, podríamos decir que, por ejemplo, que Dios es santo y también podríamos decir que Dios es justo, y también podríamos decir que es inmutable y también podríamos decir que es omnipotente. Pero esto es lo que eso significa: que Su omnipotencia es siempre una omnipotencia santa, una omnipotencia inmutable, una omnipotencia eterna y una omnipotencia infinita. Es decir, todos los demás rasgos de carácter que usamos para describir a Dios también definirían lo que queremos decir con Su omnipotencia. Y por la misma razón, la “eternalidad” de Dios es una eternidad omnipotente, y Su santidad es una santidad omnipotente y todo poderosa.
¿Ves lo que quiero decir, que no es como si estuviera hecho de un cuadrado de omnipotencia, otro cuadrado de santidad? Es totalmente santo, omnipotente, totalmente inmutable. El es sus atributos. Sin embargo, hacemos esta distinción entre los atributos incomunicables y los comunicables. Ahora, algunas personas ni siquiera piensan que esta es una distinción muy útil, y tienden a rehuir de ella, pero creo que es muy importante, porque una de las cosas más críticas que podemos hacer como cristianos es llegar a un entendimiento claro sobre la diferencia entre Dios y cualquier otra criatura, y ninguna criatura puede poseer nunca un atributo incomunicable del Dios Todopoderoso.
Estaba hablando de algunos problemas que algunas personas estaban teniendo con sus relaciones el otro día, y el caballero con el que estaba hablando me miró, y me dijo: «Bueno, ¿sabes lo que tenemos aquí?» Y yo dije, «¿Qué es?» «Bueno, tenemos un problema de manos». Yo sabía lo que quería decir; él estaba hablando en una manera coloquial. Cuando dijo: «Tenemos un problema de manos», la mayoría de la gente pensaría, como saben, mano izquierda, mano derecha o las dos… pero simplemente estaba diciendo ¿qué? «Tenemos un problema del ser humano», dijo. Pero es un problema, se trata de los problemas que los seres humanos tienen entre sí porque somos personas de una raza caída y eso es lo que quería decir con «problema de manos»; estaba haciendo un juego de palabras con «ser hu-mano».
Ahora, cuando hablamos de la diferencia entre Dios y las criaturas, la distinción más común que hacemos es que somos seres humanos y Dios es llamado el Ser Supremo. Esta es nuestra forma común de hablar: Dios es el Ser Supremo; nosotros somos seres humanos. Ahora, lo que estamos enfatizando aquí es la idea de que debe haber algo que tengo en común con todo lo demás que existe. Yo soy, Carlos es, este pedazo de tiza es, Dios es, así que todos somos, hasta cierto punto, seres y, sin embargo, hay algo especial en cuanto a Dios con respecto a su ser.
Ahora, cuando pensamos en esto y miramos – vemos una idea común aquí del ser, y la diferencia en los adjetivos calificados que describen el ser, uno pensaría que la verdadera diferencia entre Dios y el humano estaría aquí, pero en realidad, la verdadera diferencia entre Dios y todo lo demás que es hecho es justo esto como lo estaba indicando anteriormente. Nos distinguimos por ser; somos seres derivados; somos seres condicionales; somos seres dependientes; somos seres creados. Pero Dios no es dependiente, no es creado, no es finito, sino que tiene el poder de ser en y por sí mismo. No lo deriva de algo más. Quiero decir que decimos, en Dios “vivimos, nos movemos y existimos». Dios no dice, «En el ser humano, vivo y me muevo y tengo mi ser.»
Él estaba bien sin nosotros antes de conocernos; Ahora puede estar bien sin nosotros. Nunca nos necesitó para sobrevivir o para ser y, sin embargo, no podemos sobrevivir por un instante sin el poder de su ser sosteniendo nuestro ser, porque la idea aquí es que cuando Dios nos crea, no sólo nos crea en virtud de su ser, el hacedor de lo que somos, significa que somos dependientes de Él para nuestra propia existencia desde el principio. Pero la idea bíblica es que lo que Dios crea, Él lo sostiene, conserva, y yo soy tan dependiente de Dios para mi ser, momento a momento, para mi existencia continua, como yo lo era para mi existencia original. De nuevo, esta es la diferencia suprema entre Dios y nosotros en que Dios no tiene tal dependencia de nada fuera de sí mismo.
Ahora, he mencionado ya la percepción de Bertrand Russell que él tuvo cuando estaba en su adolescencia luego de leer un ensayo de John Stuart Mill, en el que Mill argumentó en contra del argumento cosmológico clásico para la existencia de Dios, en el que los pensadores razonaron de esta manera – cada efecto debe tener una causa, y razonaríamos de vuelta a los efectos que vemos ahora hasta la causa final, que era Dios. Y Bertrand Russell dijo cuando estaba creciendo que estaba muy persuadido por el argumento racional, hasta que leyó este ensayo de Mill en el que decía:
«Bueno, si todo debe tener una causa, entonces obviamente, Dios debe tener una causa, y así cuando vamos de vuelta a Dios, uno no puede detenerse allí. Tienes que seguir haciendo la pregunta: `¿Quién causó a Dios?´” Y esto fue una epifanía para Bertrand Russell. Lo usa en su libro ¿Por qué no soy cristiano? Por el resto de su vida rechazó la existencia de Dios sobre la base de esta percepción de John Stuart Mill, que involucró una comprensión falsa de la ley de causalidad. La ley de causa y efecto dice que todo efecto debe tener una causa, no que todo lo que es debe tener una causa. Lo único que requiere una causa es un efecto, y requiere uno por definición porque eso es lo que es un efecto, algo que es causado por algo más.
Entonces, la pregunta es, ¿requiere Dios una causa? No si tiene su ser en sí mismo, no si Él es eterno y auto-existente. De nuevo, había dos niños pequeños discutiendo, y un niño le dijo al otro niño: «¿De dónde salió ese árbol?» El otro le respondió, «Dios hizo ese árbol». «Oh, bueno, ¿de dónde salió ese lago?» «Dios hizo el lago». «¿De dónde salían esas flores?» «Dios hizo esas flores». «Bueno, ¿de dónde vienes?» «Dios me hizo.» «Ok, ¿de dónde vino Dios?» Y el niño dijo: «Dios se hizo a sí mismo». Y se supone que es profundo, pero está profundamente equivocado porque ni siquiera Dios puede hacerse a sí mismo. Para que Dios se haga a sí mismo, Dios tendría que ser antes de que fuera, y no puede hacer eso.
Entonces, no es que Dios sea auto-creado; eso es lo que no queremos decir acerca de Dios. Nada puede crearse a sí mismo. Dios no es auto-creado; Dios es auto-existente. Ahora, esto nos lleva, creo, al elemento o aspecto o atributo más asombroso y profundo de Dios mismo. Mi atributo favorito en Dios, si puedo tener uno, se encuentra en la palabra ‘aseidad’. Quiero decir, me doy cuenta de que la gran mayoría de las personas que no han estudiado teología a nivel técnico, es probable que nunca en sus vidas han oído esa palabra antes, ‘aseidad’, y aquí es donde creo, es cierto, que me siento tan afortunado de haber tenido la oportunidad de pasar tantos años estudiando teología y ver los beneficios en ella.
Pero cuando veo esa palabra, tengo escalofríos recorrer mi columna vertebral. Quiero decir, sólo ver esa palabra me comunica algo sobre el carácter de Dios que me hace querer caer sobre mi rostro ahora mismo en una postura de asombro, reverencia y adoración, porque la aseidad de Dios se refiere a que tiene su existencia en y por sí mismo. Esto es lo que define la supremacía del Ser Supremo, que Dios no es una criatura, sino que Dios – y esto es inimaginable, esto es inimaginable. Si me obstruyes mi suministro de oxígeno por unos minutos, me muero; si me quitas el agua por unos días, me muero; si me quitas la comida por unos días más, me muero; o si me contagias con una enfermedad que pueda matarme rápidamente, nuestras vidas son frágiles y susceptibles a todo tipo de cosas terribles que pueden destruirlas. Pero Dios no puede morir. No hay nada de lo que Él dependa para su ser.
Esto es lo que quise decir antes cuando dije que tiene el poder mismo de estar en y por sí mismo, lo mismo que no tenemos. Por eso somos tan frágiles, por eso tenemos miedo, porque como seres humanos, somos seres creados, somos seres dependientes y deseamos que tuviéramos el poder de mantenernos vivos para siempre. Pero nosotros no; pero Dios tiene ese poder de Su propio ser y el poder de cualquier otro ser en Sí mismo. Eso es lo que Pablo dice: «En Él vivimos, nos movemos y existimos». Y Dios y solo Dios tiene aseidad; Dios y solo Dios tiene auto-existencia, el poder de ser eternamente sobre su ser.
Así que permítanme decir muy rápidamente, creo que esa razón por sí sola demanda de forma convincente que haya un ser tal que posea esto, o que nada podría existir en este mundo. Si algo existe ahora, eso nos dice que nunca podría haber habido un tiempo en el que nada existió, porque si alguna vez hubo un momento en que no había absolutamente nada, entonces ¿qué podría haber ahora? Nada, así que no hablemos de un universo que surgió hace diecisiete mil millones de años, a menos que vayas a hablar en términos del sinsentido de la auto-creación, porque nada puede crearse a sí mismo.
Y si alguna vez hubo un tiempo en que no hubo nada, si fueran diecisiete mil millones de años y seis meses, no había nada, ¿qué habría ahora? Nada. ¿Qué podría haber ahora? Nada. El punto es, hay algo, y si algo existe ahora en absoluto, este pedazo de tiza, mi zapato, esta habitación en la que estamos, entonces eso significa que, en algún lugar, de alguna manera, algo debe tener el poder de ser de forma independiente. Siempre tenía que haber sido o no sería posible que fuera algo. Por eso digo que este pedazo de tiza grita de la aseidad de Dios, y no encontrarás esa aseidad en la tiza, y no la encontrarás en mí.
Estas son cosas que no son comunicables, al igual que Dios no puede comunicar Su “eternalidad” a una criatura, porque cualquier cosa que tiene un comienzo en el tiempo es, por definición, no eterna. Se nos puede dar la vida eterna para siempre en esa dirección, pero no podemos obtenerla de forma retroactiva, porque todos tenemos fechas de nacimiento y no somos criaturas eternas. La eternidad como tal es un atributo incomunicable. La inmutabilidad va con la aseidad porque Dios es eternamente lo que es y quién es. Esta es la base de su ser que es incapaz de mutación. Nosotros, como criaturas, que estamos hechos en el espacio y el tiempo somos criaturas mutables, no somos criaturas inmutables, y somos criaturas finitas, no somos criaturas infinitas.
Dios no podría crear otro ser infinito porque, aunque puede haber muchas líneas infinitas y cosas así, sólo puede haber un ser infinito. Es una contradicción de términos hablar en términos de dos seres infinitos si estamos hablando de ser un ser infinito, y también vemos cómo estos atributos de Dios apuntan a la manera en que Dios es otro de nosotros, la manera en que Él es diferente de nosotros, y la manera en que Él nos trasciende, y la forma en que Él es más grande que nosotros, y por qué le debemos gloria y honor y alabanza por su grandeza.
Ya sabes, Animamos a los Leonel Messis de este mundo; nos levantamos y damos todo tipo de elogios a las personas que sobresalen por un momento y luego no se escuchan más, y sin embargo el que tiene el poder mismo de ser en sí y por sí mismo y eternamente, a quien cada uno de nosotros es absolutamente dependiente y le debemos nuestra eterna gratitud por cada bocanada de aire que tomamos en este mundo, no recibe el honor y la gloria de sus criaturas que tan ricamente merece. Aquel que es supremo merece la obediencia y la adoración de aquellos a quienes Él ha hecho.