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Transcripción
Hoy llegamos a la última parte de nuestra serie de mensajes sobre la obra de Cristo y veremos brevemente el regreso de Jesús al final de los tiempos, donde Él consumará Su reino. Aunque Su obra terrenal ha sido terminada con la cruz y con la resurrección y su ascensión al cielo donde se sienta a la diestra del Padre; sin embargo, todavía hay más por venir. Él vendrá de nuevo al final de los tiempos para terminar la obra de Su reino. Durante siglos, la iglesia se ha referido al regreso de Jesús como la «esperanza bendita». Quiero comentar un poco sobre eso. El regreso de Jesús es nuestra esperanza. Es algo que anhelamos ver, algo que ansiamos experimentar.
Las últimas palabras del Nuevo Testamento fueron las palabras: «Amén. Ven, Señor Jesús». Cuando usamos la palabra esperanza en el idioma español, nos referimos a algo que deseamos que suceda, nos gustaría que ocurriera, pero no tenemos ninguna garantía o seguridad de que sucederá. Ustedes pueden preguntarme, si creo que los Steelers ganarán el próximo Super Bowl y yo diré: «Espero que sí, pero no apuestes por eso». Pero en las categorías del Nuevo Testamento, la palabra elpis en griego, que se traduce como «esperanza» no es algo que carezca de certeza.
La esperanza de la que el Nuevo Testamento habla, se refiere a aquellas promesas en el futuro que Dios ha hecho, cuyo cumplimiento es absolutamente seguro. No hay duda al respecto. Así que, tenemos esta esperanza y esta esperanza que nos ha dado Dios y el Espíritu Santo es una esperanza que nunca nos desilusionará, es una esperanza que nunca nos avergonzará. Y esta esperanza particular es bendecida. Es la bendita esperanza de la promesa del regreso de Jesús. El Nuevo Testamento tiene mucho que decir sobre el regreso futuro de Jesús. No tenemos tiempo en un mensaje para ver todos los aspectos que están conectados a éste. Pero quiero ver al menos la correspondencia que Pablo tuvo con la iglesia en Tesalónica sobre estos asuntos sobre el regreso.
Veamos en primer lugar en la carta de Primera Tesalonicenses, capítulo 4, empezando en el versículo 13, donde Pablo escribe estas palabras: «Pero no queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen, para que no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús. Por lo cual les decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estamos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. Por tanto, confórtense unos a otros con estas palabras».
Lo que acabo de leer aquí es la enseñanza de Pablo sobre lo que popularmente se llama «el rapto». El rapto se refiere a la venida de Jesús y al ser arrebatados en el aire con Él junto a los santos. Creo que hay mucha mala información y desinformación sobre este evento, pero hay algunos conceptos que debemos entender por completo sobre el rapto. Lo primero es que el regreso de Jesús será visible. Será corpóreo y será triunfante, que Él no vendrá en humildad y mansedumbre como lo hizo en Su primera venida, sino que en esta venida viene en triunfo, en poder, en gloria, en las nubes de gloria y Su venida no será secreta, sino que será visible.
De nuevo, si recordamos en nuestra última sesión sobre la ascensión, en el monte de la ascensión, cuando el ángel habló a los discípulos, el ángel dijo: «Varones galileos, ¿por qué están mirando al cielo? Este mismo Jesús, que se ha ido regresará de la misma manera». Por eso esperamos un retorno visible. Así como Él se fue de forma visible en la nube de gloria de Shekinah, así también vendrá de nuevo visiblemente con esta nube de gloria. Hay una opinión que se ha diseminado mucho en la iglesia de hoy que afirma que en Primera Tesalonicenses Pablo está hablando de un rapto en el que la iglesia será arrebatada en el aire y luego flotará allí durante tres años y medio, o siete años o durante el tiempo de la tribulación, y luego, al final de ese período, Él regresará de nuevo, de modo que tendremos dos segundas venidas en ese momento. Creo que eso es el resultado de un grave malentendido de lo que el apóstol está describiendo aquí en Primera Tesalonicenses.
Hablé con uno de los principales representantes de esa escuela de pensamiento en nuestra cultura y en la iglesia de hoy, que enseña un rapto «pretribulacionista», con el que muchas personas están muy entusiasmadas, que antes de que la iglesia sea sometida a persecución y a una gran tribulación, la iglesia será evacuada en el momento del rapto y se perderá todo este tiempo de aflicción y sufrimiento. Cuando estaba hablando con este líder, le dije: «Dime… Ayúdame aquí». Le dije: «Yo no conozco un solo versículo en ninguna parte de la Biblia que enseñe un rapto previo a la tribulación. ¿Puedes decirme dónde encontrar eso?». Yo nunca, nunca olvidaré lo que Él me dijo. Él dijo: «No, no puedo, pero eso es lo que me enseñaron desde que era un niño pequeño». ¿Qué? Obtengamos nuestra teología de la Biblia, en lugar de alguna lección de la escuela dominical que alguien nos dio años y años atrás.
Bueno, si Pablo no está hablando de un rapto secreto aquí. Es decir, sería el secreto peor guardado de la historia porque aquí describe el descenso de Jesús al sonido de la gran trompeta y todas estas nubes de gloria y todos los muertos en Cristo levantándose. Y todos los ojos lo verán, se nos dice. Otra vez, ¿dónde está el secreto? Será muy claro, visible y público como cualquier evento podría ser. Bueno, entonces qué está pasando aquí con este lenguaje del rapto. Veámoslo de nuevo. «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire».
El propósito de que los muertos se levanten y de que seamos arrebatados al cielo no es desaparecer, sino encontrarnos con Jesús cuando Él está regresando. Él no nos está sacando del mundo para mantenernos fuera del mundo. Él nos está levantando para participar con Él en Su regreso triunfal. Si alguna vez has estado en París, uno de los monumentos más importantes de la ciudad, en los Campos Elíseos, es el Arc de Triomphe, el Arco del Triunfo. Si has estado en Roma, has visto el Arco de Tito. Hay otros arcos como esos dispersos aquí y allá, alrededor de lo que una vez fue el Imperio romano. Aquí está la importancia de eso. Cuando las legiones romanas eran enviadas desde Roma para ir a un país extranjero en una campaña militar, una campaña de conquista, iban con los estandartes del ejército romano y las letras SPQR, Senatus Populus Que Romanus, por el senado y el pueblo de Roma.
Es decir que se entendía en Roma que las conquistas de los militares no eran solo para los políticos que gobernaban la ciudad de Roma, sino que las conquistas eran para el disfrute y el beneficio de todos los ciudadanos de la ciudad. De modo que, los ejércitos podían salir a una campaña de dos o tres años en la Galia o donde sea y luego, cuando los ejércitos regresaban, lideraban el cautiverio de los cautivos. Tendrían esta procesión de los cautivos que trajeron con ellos encadenados. Habría un desfile. Los soldados acampaban como a una milla de la ciudad de Roma. Enviaban un mensajero al senado y decían: «Los ejércitos han vuelto. Tenemos a los cautivos que hemos traído, los estamos llevando al cautiverio y ya es hora de preparar la ciudad para el regreso triunfal de los ejércitos romanos».
Entonces, ¿qué pasaría en la ciudad? Construían con rapidez un gran arco a través del cual los héroes conquistadores podrían marchar para regresar al centro de la ciudad. No solo eso, recorrían la ciudad con guirnaldas y perfume para encubrir el olor ofensivo de estos esclavos que sudaban a raudales y todos se preparaban para un regreso triunfal del ejército. Cuando todo estaba listo, se daba la señal con el sonido de la trompeta y cuando sonaba la trompeta, cuando sonaba la trompeta, los ciudadanos de Roma salían de la ciudad e iban donde estaba el ejército y se unían al ejército y se colocaban con el ejército debajo del arco. Comunicando así la idea de que estaban participando del triunfo de sus ejércitos conquistadores. Este es exactamente el lenguaje que Pablo usa aquí. Lo que está diciendo es que cuando Jesús regrese con poder conquistador, la iglesia, viva y muerta, será arrebatada en el aire para encontrarse con Él, no para quedarse allí arriba, sino para unirse a Su regreso triunfal y participar en Su exaltación.
Así como cuando te bautizas, el bautismo tiene un doble símbolo. Señala en primera instancia tu participación con el sufrimiento y la humillación de Jesús, pero también te marca como alguien que participará en Su gloria y en Su exaltación. El apóstol Pablo nos advierte que, si no estamos dispuestos a participar en Su humillación y Sus aflicciones, entonces no tendremos parte en Su exaltación. Pero lo que está diciendo a los tesalonicenses es: «Oye, estás preocupado por lo que les va a pasar a tus seres queridos difuntos, que se van a perder este regreso triunfal, esta gran conclusión del ministerio de Jesús al final de los tiempos. No. Ellos van a estar allí primero. Los muertos resucitarán primero y luego aquellos que todavía estén vivos que son de Cristo serán arrebatados junto con toda esta asamblea para venir a la tierra de nuevo en triunfo». De eso habla ese lenguaje.
Bueno, en su segunda carta a los tesalonicenses, Pablo tuvo que corregir algunos malentendidos que estaban siendo difundidos. En el segundo capítulo, Él escribe estas palabras. «Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con Él, les rogamos, hermanos, que no sean sacudidos fácilmente en su modo de pensar, ni se alarmen, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día del Señor ha llegado. Que nadie los engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición. Este se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. ¿No se acuerdan de que cuando yo estaba todavía con ustedes les decía esto? Ustedes saben lo que lo detiene por ahora, para ser revelado a su debido tiempo. Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, solo que aquel que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio. Entonces será revelado ese impío, a quien el Señor matará con el espíritu de Su boca, y destruirá con el resplandor de Su venida».
Este impío que está siendo descrito aquí, a veces llamado el anticristo, es que… «La venida del impío será conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad». Pablo dijo antes que para que Cristo venga con Su pueblo, tiene que ocurrir la gran apostasía. La apostasía no es lo mismo que paganismo. El paganismo describe a las personas que nunca han profesado fe en Cristo. La apostasía tiene que ver con personas que han hecho una profesión de fe en Cristo, que son miembros de un cuerpo o una iglesia cristiana visible, y que se han apartado de la verdad del evangelio.
Sabemos que las iglesias pueden convertirse en apóstatas, empiezan haciendo una confesión de fe que es piadosa, bíblica y verdadera, pero luego, después de cierto tiempo, empiezan a abrazar conceptos paganos, ideas paganas, patrones de comportamiento paganos y repudian sus confesiones básicas y ya ni siquiera son iglesias válidas. Son apóstatas. No estoy hablando de cristianos, que son verdaderos creyentes, que hacen una verdadera profesión de fe, que pierden su fe y se convierten en apóstatas. No, estoy hablando de personas que están en la iglesia visible, que han hecho una profesión pública de fe y que luego la niegan. Eso es lo que es la apostasía. La apostasía ocurre en cierta medida en todas las épocas. Pero esto se describe como: la gran apostasía. Que en el momento en que Jesús regresará, podemos esperar una apostasía masiva en la iglesia misma. Esa es una de las razones por las que muchas personas están convencidas de que estamos cerca de la venida final de Cristo debido a las manifestaciones de tal apostasía, en particular en las iglesias principales de nuestro país, pero no solo en nuestro país, sino en Europa y en todo el mundo.
Pero también como parte de esta enseñanza, Pablo dice: «Que nadie los engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición. Este se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios». Aquí Pablo está describiendo lo que normalmente llamamos el anticristo. Si vemos este concepto en el Nuevo Testamento, la idea del anticristo se refiere a alguien que está más que solo en contra de Cristo. En nuestro lenguaje, anti significa oponerse o estar en contra. Pero en el uso griego, significa «en contra y un sustituto de», de modo que el anticristo no es solo un oponente de Cristo, sino que busca usurpar el oficio de Cristo y colocarse a sí mismo en lugar de Cristo. Se instala en el templo como si fuera Dios.
Ahora, es por eso que se suele pensar que el anticristo será alguien que está en el mundo religioso, alguien que como Satanás es un ángel de luz, disfrazándose de buena persona, pero en realidad está trabajando para socavar la autoridad de Jesús. Y así Pablo dice que este anticristo o este impío, el hijo de perdición, tiene que ser revelado. Continúa y dice: «El misterio de la iniquidad ya está en acción». El Nuevo Testamento dice: «El espíritu del anticristo ya está en el mundo». Hay una multitud de anticristos con una «a» minúscula que conduce a la culminación final del espíritu del anticristo con «A» mayúscula Anticristo, el supremo o el peor anticristo que viene al final. Viene usando poderes engañosos, llevando a cabo la obra de Satanás, para convencer a las personas con el error, en lugar de con la verdad.
Luego se nos dice que será destruido. «El Señor matará con el espíritu de Su boca, y destruirá con el resplandor de Su venida». De modo que no esperamos que la segunda venida de Jesús ocurra sino hasta después de esta apostasía, después de esta tribulación llevada a cabo por el anticristo porque cuando el anticristo esté aquí es que Cristo viene y lo destruye con el brillo de Su gloria y con el aliento de Su boca, el poder de Su Palabra. Esa es la esperanza que tenemos que no dejará de cumplirse.