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Nota del editor: Este es el segundo capítulo en la serie de artículos de la revista Tabletalk: Un mundo feliz
«Imagina usar los dientes para cortar el césped cuando tienes a mano unas tijeras o un cortacésped». Esta analogía, que el Dr. R.C. Sproul compartió una vez con el equipo directivo de Ligonier, simplemente ilustra el papel de las herramientas y la tecnología en la realización de tareas de forma más eficiente y eficaz. Desde su fundación en 1971, Ligonier ha crecido en su alcance junto con el creciente panorama tecnológico, aprovechando los avances para difundir recursos bíblicos y teológicos de discipulado a una mayor audiencia. El salto de magnetófonos y casetes a las plataformas digitales contemporáneas, impulsadas por la Internet, es similar a lo que sucedió con la rápida difusión de las enseñanzas de Martín Lutero por toda Europa durante la Reforma protestante, gracias a la llegada de la imprenta y al innovador uso que Gutenberg hizo de los tipos móviles.
Cuando se usa adecuadamente, la tecnología es un multiplicador de fuerzas. Un ministerio cristiano como Ligonier puede lograr más con menos, lo que nos ayuda a hacer realidad nuestra visión de que la teología reformada florezca en comunidades cristianas e iglesias saludables y en crecimiento de todo el mundo. Esta visión va más allá de nuestro alcance actual, incluso teniendo en cuenta el notable crecimiento que hemos experimentado en los últimos años. La razón es sencilla: «Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, / El mundo y los que en él habitan» (Sal 24:1). Con ocho mil millones de almas en este planeta, el Señor Jesucristo ha dado a Su pueblo una gran comisión que se extiende a toda tribu, lengua y nación. El Dr. Sproul sabía que si somos primeramente fieles al evangelio y apoyamos el crecimiento saludable de las iglesias locales, los ministerios cristianos como Ligonier necesitan pensar en cómo ser más eficientes y eficaces. Dado que el Señor espera que Su pueblo sea fructífero, el uso inteligente de las herramientas tecnológicas se convierte en un medio legítimo para cumplir con el imperativo de discipulado de la gran comisión.
En los últimos 250 años aproximadamente, hemos visto cómo la tecnología elimina o simplifica numerosas tareas trabajosas, dando lugar a un aumento sin precedentes en la productividad. Según observó el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, desde la comunicación y la manufactura hasta la agricultura y la medicina, los avances tecnológicos se han acelerado al punto en que las tecnologías comunes parecerían «magia» a alguien de la Edad Media. Puede ser muy confuso, ¿no es así?
Cada semana, un nuevo titular cruza por nuestras pantallas, proclamando con emoción la llegada de una nueva maravilla tecnológica que revolucionará la sociedad o representará su perdición. Dejando a un lado la agotadora exageración, hay momentos innegables de innovación y conocimiento. Sin embargo, la realidad cotidiana suele ser mucho más mundana, y normalmente es a lo largo de los años cuando vemos claramente los efectos acumulativos de la investigación y la iteración científicas.
Por ejemplo, la impactante teoría astronómica de Nicolás Copérnico del siglo XVI tardó casi doscientos años en convertirse en un hecho aceptado. Incluso Martín Lutero y Juan Calvino fueron escépticos en su época. Como señala el Dr. Keith Mathison en su útil tratado A Reformed Approach to Science and Scripture [Un enfoque reformado a la ciencia y la Escritura], la visión heliocéntrica del sistema solar solo se estableció tras las aportaciones adicionales de Galileo Galilei, Johannes Kepler e Isaac Newton. Una cosmovisión bíblica entiende que Dios se revela a través de la Escritura y la naturaleza. Un discípulo del Señor Jesucristo está especialmente capacitado para crecer en su comprensión de la naturaleza porque los creyentes entienden que Dios es un Dios de orden, Él creó todas las cosas, y por lo tanto la naturaleza es inteligible, funcionando según leyes universales e invariables que son observables. En realidad, Kepler dijo que perseguimos la ciencia para «pensar los pensamientos de Dios conforme a Él».
Hay verdaderos avances en nuestro conocimiento compartido como criaturas hechas a imagen de Dios. Los cristianos deben estudiar, reflexionar y aprender con diligencia, evaluando si, cuándo y cómo se pueden utilizar las nuevas tecnologías para fomentar el servicio fiel en amor a Dios y al prójimo. Hay que plantear y responder preguntas serias y difíciles. ¿Será este descubrimiento una bendición para la iglesia y contribuirá al avance de la gran comisión? ¿Cómo afectará esto a mi familia? ¿Cuáles son los efectos a largo plazo en la sociedad? ¿Podré vivir como un hijo de Dios libre? Francis Schaeffer defendió un enfoque que afirma el lugar de la ciencia verdadera mientras desafía los supuestos filosóficos que niegan la existencia de Dios o Su participación en el mundo. Thomas Kuhn, filósofo del siglo XX, acuñó el término cambio de paradigma al considerar las revoluciones científicas. Esa idea de cambio de paradigma aplica a todo tipo de ámbitos, más allá de la tecnología. Para mí, y probablemente para muchos lectores de Tabletalk, descubrir la verdad bíblica de la teología reformada supuso un cambio de paradigma en mi forma de pensar sobre los propósitos salvíficos de Dios en Cristo y Su relación de pacto con el hombre.
Sin comprometer el mensaje del evangelio, los cristianos pueden evaluar con seriedad la tecnología emergente y determinar cómo puede implementarse para el beneficio de los cristianos en crecimiento de todo el mundo.
Ahora mismo, muchos cristianos están considerando la transformación radical que está afectando a la sociedad. Aquellos en la sociedad occidental ya no pueden asumir una cosmovisión generalmente aceptada, bíblicamente informada del bien y el mal. La verdad es restringida descaradamente (Ro 1:18-32). A nivel humano, la tolerancia en una sociedad pluralista ya no significa tolerancia, sino coacción para apoyar lo que es impío. Las fuerzas gubernamentales y empresariales intimidatorias restringen aún más la libertad religiosa. Con frecuencia, los intentos de expresar palabras justas desde un corazón lleno de amor por Dios y el prójimo son calificados como «discurso de odio». Los cristianos con convicción ven ahora sus carreras truncadas y su libertad de expresión coartada si no están dispuestos a apoyar la última novedad celebrada por los paganos. Mi hija menor me preguntó llorando el otro día por qué la gente intentaba cambiar el significado del arcoiris.
Hay mucha actividad sospechosa e incluso directamente malvada en torno a la tecnología y a cómo la actividad centralizada de humanos pecadores busca con orgullo hacerse dioses, esclavizando a otros en sus ambiciones infernales. El conocimiento, cuando está en manos de pecadores corruptos, es propenso a producir consecuencias imprevistas, corrupción e idolatría. Solo necesitamos mirar las primeras páginas de Génesis para ver la depravación de la humanidad al usar herramientas para usurpar a Dios y perjudicar al prójimo. Sin embargo, no todas las herramientas son necesariamente perjudiciales simplemente porque algunos avances del conocimiento se han utilizado para crear herramientas de uso maligno. Se ha dicho que incluso el apóstol Pablo utilizó el vasto sistema de carreteras y servicio postal del Imperio romano para distribuir sus edificantes epístolas que ahora atesoramos en el canon de la Escritura.
Lo que encontrarás en esta edición de Tabletalk no son tanto predicciones sobre la tecnología futura sino reflexiones sobre tendencias que apuntan en varias direcciones y cómo pueden afectar a la iglesia cristiana mundial. Es posible que estemos viviendo en medio de varios cambios de paradigma rápidos que las generaciones anteriores nunca pudieron haber imaginado.
El rápido cambio tecnológico se siente como si la tierra se moviera bajo nuestros pies. Es desestabilizador. Nosotros, como cristianos, en un mundo que cambia rápidamente, encontramos un ancla en el Dios inmutable, soberano y santo, por lo que nunca tendremos que esconder la cabeza en tierra como el proverbio de la avestruz. El Dr. Sproul se apresuraría a recordarnos que la naturaleza caída de la humanidad no ha cambiado. Nuestro problema fundamental es que no sabemos quién es Dios en la plenitud de Su santidad, y por lo tanto, no sabemos quiénes somos ni nuestra necesidad de un Salvador. Vivir fielmente como discípulos de Cristo significa que creceremos en sabiduría a medida que nuestras mentes sean renovadas y nuestras vidas transformadas en santidad. Nuestra misión es ser obedientes a la gran comisión de nuestro Señor, hablando a los demás del Salvador que es el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6). Al hacerlo, podemos utilizar algunas tecnologías para la gloria de Dios, a fin de acelerar el apoyo a los que están al frente de la batalla fomentando el crecimiento de la iglesia e impulsar la actividad misionera.
Recuerdo haberle mostrado un iPod al Dr. Sproul a mediados de la década del 2000 y demostrado cómo cientos de series de enseñanza cabían en un pequeño dispositivo portátil, explicándole que con esa tecnología podríamos llegar a decenas de miles de personas más. Quedó un tanto impresionado y luego sonrió y reflexionó sobre cómo décadas antes el personal del Centro de Estudios del Valle de Ligonier había sido uno de los primeros en adoptar las cintas de video. Dijo que habían llegado tan pronto que el ministerio necesitaba proporcionar reproductores de VHS a las iglesias que aún no los tenían. Tal vez la tecnología innovadora y probada sea mejor que la tecnología riesgosa. En la actualidad, Ligonier no alcanza decenas o cientos de miles de personas, sino que nuestro alcance se acerca ya a los cien millones de personas al año. Esta es la visión que el Dr. Sproul tenía para nosotros, servir fielmente a la iglesia al fomentar un despertar mundial a la teología reformada.
Sin comprometer el mensaje del evangelio, los cristianos pueden evaluar con seriedad la tecnología emergente y determinar cómo puede implementarse para el beneficio de los cristianos en crecimiento de todo el mundo. Que el Señor nos dé sabiduría mientras miramos hacia el horizonte tecnológico para administrar las oportunidades de servicio en la gran comisión, procurando llegar al mayor número posible de personas con una enseñanza fiel y confiable.
¿Qué nos depara el futuro?
La Internet: Quizá más impactante que la imprenta de Gutenberg sea el uso generalizado de esta red global descentralizada. Existen industrias enteras que antes no existían, y la tecnología detrás de la Internet está provocando tsunamis de tecnologías emergentes. La adopción de las tecnologías en línea en Asia eclipsa por mucho a la de los países occidentales, y las velocidades de acceso son rapidísimas. El rápido desarrollo de las infraestructuras de red en África y el importante crecimiento poblacional harán que otros mil millones de personas se conecten a Internet en menos de diez años. La aparentemente incesante presión para conectar dispositivos domina casi toda la vida moderna, trayendo al mismo tiempo comodidad y una gran preocupación por la privacidad. La tecnología Blockchain o Cadena de bloques, con registros de datos públicos descentralizados, promete transacciones más transparentes y rápidas, activos y depóstios de valor más portátiles, más acceso para miles de millones de personas que no pueden utilizar bancos y finanzas tradicionales, y mucho más.
La capacidad de procesamiento: La velocidad de procesamiento de los microchips ha aumentado exponencialmente a medida que se reduce su tamaño. Chips más pequeños y de bajo consumo permiten nuevas posibilidades de diseño en dispositivos como aparatos auditivos y vehículos autónomos. El coste de los chips disminuirá a medida que aumenten su funcionalidad y versatilidad. La computación cuántica es otro campo de investigación que aumentará drásticamente el poder de procesamiento si se generaliza.
La energía: Aunque el Señor ha diseñado la Tierra para que siga proporcionando abundantes recursos naturales a fin de producir energía para nuestras poblaciones, no toda esa energía se distribuye de manera eficiente. La tecnología actual de almacenamiento en baterías presenta limitaciones físicas evidentes. A pesar de las leyes de la termodinámica, quizá veamos un «super avance» científico en las próximas décadas con el uso generalizado de la fusión nuclear. Al igual que el hombre descubrió el uso del fuego o inventó la rueda, aprovechar el poder de las estrellas con la superabundante energía de la fusión cambiará la civilización.
La medicina y la biología: Una mejor comprensión de cómo Dios diseñó nuestros cuerpos a nivel genético ha mejorado los tratamientos de enfermedades y dolencias. Abundan las cuestiones éticas sobre las nuevas hormonas sintéticas y los implantes neuronales. Los avances médicos posibles han buscado deconstruir las definiciones universalmente entendidas de género y sexualidad. Mientras que la reciente tecnología de ultrasonidos ha ofrecido una ventana para ver al precioso bebé en el vientre materno, las personas partidarias del aborto tienen ahora medicamentos fácilmente a su alcance si deciden matar a su hijo. Los embriones congelados hace décadas reciben nuevas oportunidades de vida de parte de padres adoptivos.
El aprendizaje automático (machine learning): Con miles de millones de dispositivos conectados a la Internet, los datos han proliferado y se han creado sistemas de software para ingerirlos y ofrecer aplicaciones novedosas en muchos campos, como el comercio, el sector salud, las finanzas, la manufactura y el transporte. Los cálculos complejos y el reconocimiento de patrones se realizan al parecer instantáneamente, lo que da una apariencia de inteligencia artificial (IA). Aún está por ver si la IA seguirá siendo una herramienta útil o se convertirá en un señor.