Adiós a lo nuevo, bienvenido lo viejo
3 abril, 2021La ilusión del control
6 abril, 2021En descontrol y bajo control
Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Perfeccionismo y control
Algunos días, parece que el mundo entero se ha vuelto loco y está saliéndose de control. Con todo el conflicto y la confusión, no podemos evitar sentir una preocupación sensata y sincera por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, que se enfrentan a un mundo cada vez más caótico y hostil. Pero, como muestra la historia, este es, en gran parte, el mismo sentimiento que han experimentado nuestros padres, los padres de nuestros padres y todos nuestros antepasados desde la caída.
El mundo, por otro lado, quiere dar la impresión de que todo va a estar bien, que todo está bajo control y que la paz mundial está a la vuelta de la esquina si tan solo todos cedemos, renunciamos a todo lo que creemos y nos llevamos bien. La verdad es que todo no va a estar meramente bien, sino que todo será perfecto. Efectivamente, todo está bajo control, y la paz mundial llegará cuando regrese el Príncipe de Paz. Hasta ese día ―y oramos para que sea pronto― lucharemos contra el caos, el conflicto y la confusión de este mundo, descansando en el hecho de que Dios es soberano y tiene todo el mundo en Sus manos.
El problema no está solo en el mundo, sino también en nuestro corazón. Así como el mundo quiere dar la impresión de que tienen todo bajo control, nosotros no solo queremos dar la impresión de que todo está bajo perfecto control en nuestros corazones y hogares, sino que de hecho queremos tener el control total como si reináramos soberanamente sobre todo. Queremos que todos nos quieran, nos admiren y deseen ser precisamente lo que nosotros queremos que sean. Es más, queremos que el mundo quede impresionado con nosotros, e incluso a veces queremos que nuestros amigos se sientan un poquito celosos de nosotros al ver que parece que tenemos todo perfectamente bajo control.
La vida no siempre es buena, pero Dios es bueno y tiene el control. Una manera en que Él nos enseña que tiene el control es mostrándonos que nosotros no lo tenemos. Él hace añicos nuestras ilusiones de tener una vida perfecta a este lado del cielo y nos pone de rodillas a través de pruebas, angustias, muertes y enfermedades. Nuestro Padre amoroso a menudo nos da pruebas, no para que corramos huyendo de ellas, sino para que corramos hacia Aquel que nos dio la prueba. Es que no siempre corremos hacia Él cuando sentimos que tenemos todo bajo control. Es más, no oramos como deberíamos cuando pensamos que tenemos todo bajo control. La oración es la entrega personal del control aparente sobre nuestras vidas a Aquel que tiene control sobre ellas y se interesa por ellas aun más que nosotros mismos. Por esto, se nos dice que echemos toda nuestra ansiedad sobre el Señor, no solo las preocupaciones que pensamos que están fuera de nuestro control, mirando a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe.