Gozo en la comunidad
26 mayo, 2021El gozo de Cristo
28 mayo, 2021Estad siempre gozosos
Nota del editor: Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: El gozo
¿Sabes cuál es el versículo más breve del Nuevo Testamento? La respuesta obvia es Juan 11:35: «Jesús lloró». Ese es el versículo más breve en nuestras traducciones de la Biblia al español. Pero el versículo más breve en el Nuevo Testamento griego es 1 Tesalonicenses 5:16: «Estad siempre gozosos». Es un pequeño versículo con grandes implicaciones.
La frase «estad gozosos» es un llamado al gozo. El término era una consigna entre los primeros cristianos. Más que ser un término relacionado a la adoración, en realidad era una palabra de salutación. Jesús la utilizó como un saludo (Mt 28:9). Pablo la usó como una despedida (2 Co 13:11). Normalmente nos saludamos con «hola» o «adiós». Pero qué estimulante sería si al saludarnos o despedirnos lo hiciéramos con un llamado a regocijarnos.
En 1 Tesalonicenses 5:16, Pablo exhorta a los santos a regocijarse. Es un mandato, lo que implica que el gozo es más que la felicidad. La felicidad es una respuesta emocional a circunstancias favorables, agradables o gratificantes. Uno no puede forzar a una persona a ser feliz. Eso depende de lo que le suceda a la persona. Pero Dios manda a los cristianos a regocijarse. Este mandato a regocijarse está en el tiempo presente. Esto significa «mantente gozoso». Es por esto que 1 Tesalonicenses 5:16 es un mandato difícil. Sería más fácil de digerir si la exhortación fuera simplemente a regocijarnos. De hecho, hay muchos momentos, muchas razones y varias ocasiones que conducen naturalmente al gozo. Pero el llamado es a estar gozosos siempre, no solo algunas veces. ¿Cómo puede un cristiano estar siempre gozoso?
1 Tesalonicenses 5:16-18 presenta lo que se conoce como «las órdenes permanentes del evangelio». Estas exhortaciones se aplican a todos los cristianos en todo lugar y en toda situación. «Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo». Puede que estemos familiarizados con estos mandatos, pero a menudo se pasa por alto la justificación para ellos: «porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús». ¿Queremos conocer la voluntad de Dios para cada momento? La voluntad de Dios es que estemos siempre gozosos, que oremos sin cesar y que demos gracias en todas las circunstancias. Si no estamos gozosos, orando y dando gracias, estamos rebelándonos espiritualmente. La voluntad de Dios para nuestras vidas tiene que ver con mucho más que las circunstancias que enfrentamos. Tiene que ver con la forma en que respondemos a esas circunstancias.
La voluntad de Dios es que estemos siempre gozosos. Pero la obediencia a este mandato no se logra por un acto de la voluntad. Solo se puede lograr por medio de la fe en Cristo. El gozo incesante del creyente es la voluntad de Dios para nosotros «en Cristo Jesús». Esta es la clave para una vida de gozo. Los inconversos no se regocijan en Dios, ni oran a Dios, ni le dan gracias a Dios. Las personas religiosas se regocijan de vez en cuando, oran cuando lo sienten y dan gracias cuando las cosas van bien. Pero los cristianos están siempre gozosos, oran sin cesar y dan gracias en todas las circunstancias. Esta es la respuesta del creyente, no porque vive una vida ajena a peligros, dificultades y engaños, sino porque está en Cristo Jesús.
Al concluir Su discurso en el aposento alto, el Señor Jesús dio una explicación estimulante de las últimas instrucciones que entregó a los discípulos: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16:33). El Señor desea que Sus discípulos vivan en paz. Pero la paz verdadera no es la ausencia de realidades negativas, dolorosas o difíciles. El hecho es que el discípulo de Cristo tendrá tribulaciones en este mundo. No estamos exentos de problemas porque estamos en Cristo. Al contrario, seguir a Jesús traerá presiones que probarán nuestra fe, cargarán nuestra alma y atentarán contra nuestra vida. Enfermedad. Desilusión. Persecusión. Rechazo. Pérdida. Hasta podríamos enfrentar la muerte. Sin embargo, podemos tener esperanza en medio de todo porque Cristo ha vencido al mundo.
He aquí dos verdades esenciales acerca del mundo que debes conocer como discípulo de Cristo. Primero, el mundo está lleno de tribulación. Pero, en segundo lugar y más importante, es una tribulación conquistada. El Señor ha vencido al mundo. Esta declaración audaz de autoridad soberana no fue proclamada después de la resurrección. Antes de la injusticia moral, el sufrimiento físico y la agonía espiritual de la cruz, Jesús ya había vencido al mundo. Aquel que fue crucificado por nuestros pecados resucitó y declaró una vez más: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra» (Mt 28:18).
Las tribulaciones de la vida son inevitables. Pero no tienen la última palabra. El Cristo crucificado y resucitado es el vencedor del mundo. El Señor Jesucristo reina sobre cielo y tierra. Esto incluye todas las bendiciones y las cargas de tu mundo privado. Regocíjate en esta gloriosa verdad ahora y por siempre.