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Nota del editor: Este es el tercer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: El mundo judío en los días de Jesús
El judaísmo durante los días de Jesús se había fragmentado en diferentes partidos y movimientos con muchas similitudes y algunas diferencias muy marcadas. Por ello, el término elegante que utilizan los estudiosos para referirse al judaísmo del siglo I es el de judaísmo variegado. Esta fragmentación se debió a muchos factores, entre ellos las diversas respuestas a los aspectos del dominio grecorromano y también las diferentes interpretaciones del Antiguo Testamento. El hecho de que la gran mayoría de los judíos que vivían en Palestina probablemente no estuvieran explícitamente vinculados a un partido concreto, aunque sin duda los conocían, complica aún más el panorama de los partidos y movimientos.
Las fuentes de información. Antes de llegar a los partidos y movimientos en sí, es útil señalar las fuentes escritas antiguas que nos informan sobre quiénes eran. He aquí una lista con breves descripciones y las fechas de los principales escritos.
- Pseudoepígrafos del Antiguo Testamento (en gran parte judaísmo apocalíptico): 200 a. C.-200 d. C.
- Apócrifos del Antiguo Testamento (historia, cuentos y literatura sapiencial): 180 a. C.-100 d. C.
- Rollos del mar Muerto (comunidad de esenios/Qumrán): 150 a. C.-68 d. C.
- Filón (judaísmo helenístico): 10-50 d. C.
- Nuevo Testamento: 45-95 d. C.
- Josefo (fariseo, pero sobre todo literatura no religiosa): 75-100 d. C.
- Literatura rabínica (de la Mishnah al Talmud babilónico): 200-600 d. C.
- Padres apostólicos y eclesiásticos: 100-300 d. C.
Nótese que en la lista anterior la datación es bastante amplia, es decir, las fechas se extienden mucho antes y mucho después de los días de Jesús. Además, en el caso de muchos documentos de los pseudoepígrafos y apócrifos del Antiguo Testamento, los autores, su ubicación y las fechas de sus escritos son simplemente conjeturas. Además, las fechas de los escritos que componen la literatura rabínica son claramente posteriores al Nuevo Testamento, pero estos textos tienen ciertamente algunas afirmaciones que reflejan la realidad de la vida durante los días de Jesús. Por último, estos escritos incluyen información contradictoria. Cuando una fuente entra en conflicto con el Nuevo Testamento, considero que el Nuevo Testamento es una guía infalible.
Los fariseos. Los fariseos incluían a laicos, abogados, escribas y sacerdotes. No eran muy políticos y tenían el objetivo explícitamente religioso de que los judíos siguieran la ley escrita del Antiguo Testamento, pero especialmente la ley oral (las posturas de los «padres»). La ley oral era la sabiduría de varios rabinos que supuestamente se originó a partir de y consistía en implicaciones de declaraciones orales hechas por Moisés. La ley oral llegó a ser muy detallada y, en muchos sentidos, adquirió funcionalmente más autoridad que el Antiguo Testamento. Este énfasis en el cumplimiento de reglas detalladas más allá de las leyes del Antiguo Testamento produjo en muchos fariseos una visión de salvación por obras. Los fariseos creían en la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo. La mayoría de los estudiosos creen que el partido fariseo acabó convirtiéndose en el partido dominante en el judaísmo posterior al Nuevo Testamento, representado en la literatura rabínica.
Los saduceos. Entre los saduceos había muchos sacerdotes y miembros de la aristocracia. Su interés era mantener el templo en funcionamiento y la jerarquía religiosa y política asociada a él. A diferencia de los fariseos, no creían en la ley oral ni en la resurrección corporal. De hecho, lo más probable es que creyeran que el alma de uno dejaba de existir al morir. También tenían una visión baja del control providencial de Dios sobre los seres humanos y el mundo.
Los esenios/la comunidad de Qumrán. Los esenios se dividían en dos grupos: uno que era solo de hombres y vivía en Qumrán (cerca del Mar Muerto) y otro de casados que tenían familias repartidas por toda Palestina. Los esenios eran ascéticos en su vestimenta y alimentación y tenían muchas reglas no bíblicas que debían seguir. Estaban en desacuerdo con la línea sacerdotal vigente en Jerusalén y consideraban inválidos los servicios del templo. Los esenios se consideraban el verdadero pueblo de Dios en contraposición a los demás judíos e interpretaban los textos escatológicos (del fin de los tiempos) del Antiguo Testamento como referidos a ellos mismos. La comunidad de Qumrán albergaba los Rollos del mar Muerto.
Los zelotes/sicarii. El partido zelote quería derrocar el dominio romano por la fuerza. Probablemente empezaron como partido en la primera década d. C. y estuvieron claramente involucrados en la lucha contra los romanos en el 67-70 d. C. Los sicarii eran el mismo grupo o uno similar. Llevan el nombre de un tipo de daga que se utilizaba para asesinar sigilosamente a los romanos y a algunos judíos que no estaban de acuerdo con su política. También lucharon contra los romanos y fueron el grupo que murió en Masada en el año 74 d. C., cuando un grupo de judíos hizo una última resistencia en la revuelta judía contra Roma.
Los herodianos. El partido herodiano favorecía a la dinastía que gobernaba Judea, y más específicamente favorecían a Herodes Antipas. Tenían preocupaciones similares a la de los saduceos, pero por lo demás, no se sabe mucho.
Los samaritanos. Los samaritanos eran conocidos por creer que el culto adecuado al Dios del Antiguo Testamento debía tener lugar en el Monte Gerizim (cerca de Samaria), no en Jerusalén. No creían en una resurrección corporal y solo aceptaban los cinco primeros libros del Antiguo Testamento como autoridad. Sí creían en una futura figura mosaica/profética/mesiánica. En los días de Jesús, había importantes tensiones judeo-samaritanas. Cuando el norte de Israel fue derrotado por los asirios (722 a. C.), la gente no judía fue trasladada a la región samaritana. Así, los samaritanos eran considerados étnicamente «medio judíos» en el mejor de los casos por muchos judíos. Además, el judío antisamaritano Juan Hircano destruyó el templo bicentenario del monte Gerizim en el año 128 a. C.
El judaísmo palestino y el judaísmo helenístico. Los estudiosos utilizan estos dos términos para referirse a la lengua, la cultura y las opiniones religiosas judías de dos amplios movimientos. El judaísmo palestino se refiere a los judíos que vivían principalmente en Palestina y cuya primera lengua era el arameo (similar al hebreo). Estos judíos estaban conscientemente en contra de muchas de las influencias del mundo grecorromano. El judaísmo helenístico, por el contrario, se refiere a los judíos cuya primera lengua no era el arameo y cuya Escritura era la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo. Tenían más interacción con las culturas y religiones grecorromanas que los judíos palestinos. Muchos judíos helenistas, como el filósofo judío Filón, adoptaron, conscientemente o no, ideas y tendencias culturales griegas. De manera confusa, algunos judíos de mentalidad helenística vivían en Palestina, y algunos judíos de mentalidad palestina vivían en otras partes del Imperio romano.
Judaísmo apocalíptico. El movimiento del judaísmo apocalíptico produjo literatura apocalíptica. Utilizando un lenguaje altamente simbólico, este tipo de literatura predice el fin del mundo actual, con la salvación del grupo del escritor. Por lo general, hay una figura de tipo mesías involucrada. Hay muchos textos apocalípticos, pero se sabe poco sobre quiénes los produjeron. Probablemente, algunos fueron escritos por las partes que hemos enumerado y otros por grupos e individuos aislados de los que no sabemos nada.
Sí, el judaísmo de la época de Jesús en verdad era variegado.