
Un Gobernante de Belén
1 enero, 2020
El Pastor del Señor
3 enero, 2020¿Puedo orar oraciones imprecatorias?

Nota del editor: Este es el capítulo 17 de 25 en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Preguntas claves sobre la oración.

Sí. Y deberías hacerlo. Por más difícil que sea aceptar esa respuesta, es la que más concuerda con el registro bíblico. Permíteme explicarlo.
Un salmo imprecatorio es un tipo de lamento. En la literatura de sabiduría hebrea, los salmos de lamento conforman los clamores individuales y grupales del pueblo de Dios. De manera particular, los salmos imprecatorios vocalizan las lágrimas de Israel ante la injusticia y el sufrimiento. Al orar por la maldición de Dios sobre Sus enemigos, Israel buscaba exaltar la bondad de la ley de Dios para Su pueblo.
Los salmos imprecatorios ayudan a moldear el dolor y la indignación que experimenta el pueblo de Dios en un mundo que ha sido corrompido por el pecado.
En esencia, un salmo imprecatorio es una invocación de maldición divina. Ejemplos de estas imprecaciones incluyen los Salmos 5, 6, 35, 69 y 109, los cuales son citados en el Nuevo Testamento. Hay declaraciones de maldición a lo largo de todo el canon bíblico. Por ejemplo, Jesús pronuncia ayes de justicia en contra de los líderes religiosos en Mateo 23. En Gálatas 1:8-9, Pablo declara anatema a cualquiera que predique otro evangelio. Y los mártires en el cielo le piden a Dios que vengue su sangre en Apocalipsis 6:10.
El testimonio consistente de la Escritura afirma la legitimidad de que el pueblo de Dios eleve oraciones imprecatorias en sus oraciones individuales, familiares y corporativas. El fundamento de esta afirmación subyace en la asunción básica de que las oraciones del pueblo de Dios deben estar arraigadas en toda la Escritura. El Salterio es el himnario y libro de oración que Dios mismo inspiró. Nos enseña un lenguaje de petición y alabanza. Los salmos imprecatorios ayudan a moldear el dolor y la indignación que experimenta el pueblo de Dios en un mundo que ha sido corrompido por el pecado.
Algunos reaccionan al lenguaje áspero de los salmos imprecatorios. Aunque esto es entendible, no debemos perder de vista lo que merece nuestro pecado. Otros destacan la enseñanza de Jesús sobre amar a nuestros enemigos. Pero el Nuevo Testamento no enseña que amar a nuestros enemigos requiere que nos abstengamos de apelar a la justicia divina. Orar para que Dios castigue al impío no es un acto sin amor ni vengativo, sino que es una expresión de fe en Aquel que juzga con justicia (1 Pe 2:23). Aún así, otros quieren limitar los salmos imprecatorios al Israel del antiguo pacto. Aunque las circunstancias del pueblo del pacto de Dios han cambiado con la venida de Cristo, las mismas crueldades que atormentaron a Israel como pueblo creyente en medio de un mundo hostil aún continúan atormentando a la Iglesia actual. Si eliminamos el vocabulario de los salmos imprecatorios en nuestros hogares e iglesias, ¿qué cantarán y orarán los cristianos cuando ocurre la tragedia?
En última instancia, orar los salmos imprecatorios es orar como Jesús nos enseñó a orar. Como cristianos, anhelamos que venga el Reino de Dios. Deseamos que Su voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo. Orar los salmos imprecatorios no es un llamado a las armas sino un llamado a la fe. Elevamos nuestras voces, no nuestras espadas, cuando oramos para que Dios convierta o maldiga a los enemigos de Cristo y de Su Reino.