


¿Qué cree la Iglesia católica sobre la justificación?
29 diciembre, 2021


Gozar de Dios, coram Deo
30 diciembre, 2021¿Qué significa expiación y propiciación?


Cuando hablamos del aspecto vicario de la redención, una y otra vez aparecen dos palabras técnicas: expiación y propiciación. Estas palabras despiertan todo tipo de argumentos sobre cuál se debe utilizar para traducir una palabra griega en particular. Algunas versiones de la Biblia utilizan una de estas palabras y otras versiones utilizan la otra. A menudo se me pide explicar la diferencia entre propiciación y expiación. La dificultad es que, a pesar de que estas palabras están en la Biblia, no las utilizamos como parte de nuestro vocabulario diario y por eso no estamos seguros de lo que comunican exactamente en la Escritura. Nos faltan puntos de referencia en relación con estas palabras.
Expiación y propiciación
Entonces, pensemos en lo que significan estas palabras, comenzando con la palabra expiación. El prefijo ex significa «fuera de» o «de», por lo que la expiación tiene que ver con eliminar algo o quitar algo. En términos bíblicos, tiene que ver con quitar la culpa mediante el pago de una sanción o mediante la ofrenda de un sacrificio. En contraste, la propiciación tiene que ver con el objeto de la expiación. El prefijo pro significa «por», así que la propiciación provoca un cambio en la actitud de Dios, para que Él pase de estar en enemistad con nosotros a estar por nosotros. A través del proceso de la propiciación somos restaurados a la comunión y al favor delante de Él.


En cierto sentido, la propiciación tiene que ver con apaciguar a Dios. Sabemos cómo la palabra apaciguamiento funciona en conflictos militares y políticos. Pensamos en la llamada «política de apaciguamiento», que es esa filosofía que se usa cuando un estrepitoso conquistador del mundo anda suelto y haciendo sonar la espada; en lugar de arriesgarnos a que se enoje y ataque, le damos (como en la Segunda Guerra Mundial) los Sudetes de Checoslovaquia o alguna porción de territorio. Intentamos mitigar su ira al darle algo que lo va a satisfacer para que no entre a nuestro país y nos acribille. Esa es una manifestación impía de apaciguamiento. Pero si tú estás enojado y eres atacado, y yo satisfago tu ira o te apaciguo, entonces soy restaurado a tu favor y mi problema es eliminado.
La misma palabra griega se traduce usando las palabras expiación y propiciación de cuando en cuando. Pero hay una ligera diferencia en los términos. La expiación es el acto que resulta en el cambio de la disposición de Dios para con nosotros. Es lo que Cristo hizo en la cruz, y el resultado del trabajo de expiación de Cristo es la propiciación: la ira de Dios es removida. La distinción es la misma que existe entre el rescate que se paga y la actitud de la persona que recibe el rescate.
La obra de Cristo fue un acto de aplacamiento
En conjunto, la expiación y la propiciación constituyen un acto de aplacamiento. Cristo hizo Su obra en la cruz para aplacar la ira de Dios. Esta idea de aplacar la ira de Dios ha hecho poco para aplacar la ira de los teólogos modernos. De hecho, se vuelven iracundos sobre cualquier idea de aplacar la ira de Dios. Creen que el que Dios tenga que ser aplacado, o que haya que hacer algo para calmarlo o apaciguarlo, está por debajo de Su dignidad. Tenemos que ser muy cuidadosos en cómo entendemos la ira de Dios, pero quisiera recordarte que el concepto de aplacar la ira de Dios no tiene que ver aquí con un punto periférico o tangencial de la teología, sino con la esencia de la salvación.
¿Qué es la salvación?
Permíteme hacer una pregunta muy básica: ¿qué significa el término salvación? Tratar de explicarlo rápidamente te puede dar un buen dolor de cabeza, debido a que en la Biblia la palabra salvación se utiliza de casi setenta maneras diferentes. Si alguien es rescatado de una derrota segura en la batalla, experimenta salvación. Si alguien sobrevive a una enfermedad que amenaza su vida, esa persona experimenta salvación. Si unas plantas reverdecen después de estar marchitas, han sido salvadas. Ese es el lenguaje bíblico y en verdad que no es diferente a nuestra propia lengua. Decir que un boxeador fue salvado por la campana significa que se salvó de perder la pelea por nocaut, no que fue transportado al reino eterno de Dios. En resumen, se puede decir que experimentar la liberación de un peligro real es una forma de salvación.
Cuando hablamos de la salvación en la Biblia debemos tener cuidado de afirmar de qué somos salvos. El apóstol Pablo hace exactamente eso por nosotros en 1 Tesalonicenses 1:10, donde dice que Jesús «nos libra de la ira venidera». En última instancia, Jesús murió para salvarnos de la ira de Dios. Sin eso, simplemente no podemos entender la enseñanza y predicación de Jesús de Nazaret, porque Él constantemente advirtió a la gente que todo el mundo algún día pasaría a estar bajo el juicio divino. Estas son algunas de Sus advertencias sobre el juicio: «Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte» (Mt 5:22); «Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio» (Mt 12:36); y «Los hombres de Nínive se levantarán con esta generación en el juicio y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y mirad, algo más grande que Jonás está aquí» (Mt 12:41). La teología de Jesús era una teología de crisis. La palabra griega crisis significa «juicio». Y la crisis de la que Jesús predicó era la crisis de un juicio inminente al mundo, en el cual Dios derramará Su ira contra los no redimidos, los impíos y los impenitentes. La única manera de escapar de ese derramamiento de ira es siendo cubierto por la expiación de Cristo.Por lo tanto, el logro supremo de Cristo en la cruz es que Él aplacó la ira de Dios, la cual nos destruiría de no haber sido cubiertos por el sacrificio de Cristo. Así que, si alguien argumenta en contra del aplacamiento, o de la idea de que Cristo satisface la ira de Dios, debes estar alerta, porque el evangelio está en juego. Se trata de la esencia de la salvación, que como personas que estamos cubiertas por la expiación, somos redimidas del supremo peligro al que se expone cualquier persona. Es algo terrible caer en las manos de un Dios santo que está airado. Pero no hay ira para aquellos cuyos pecados han sido pagados. De eso se trata la salvación.
Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.