Somos reformados

Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Por qué somos reformados

Ya hace más de 40 años de la primera publicación de Tabletalk. En 1977, el Dr. R.C. Sproul lanzó Tabletalk como un boletín mensual con noticias del Centro de Estudios del Valle de Ligonier, en Ligonier, Pensilvania, que se estableció en 1971. El boletín también incluía artículos que cubrían una amplia gama de temas para los estudiantes y seguidores de Ligonier. El Dr. Sproul, su grupo de profesores del centro de estudios y otros de afuera contribuían con artículos sobre temas bíblicos, teológicos, culturales y filosóficos, con el objetivo de ayudar a los cristianos a crecer como discípulos de Jesucristo. En 1989, el formato de Tabletalk cambió y se introdujo un tema mensual, columnas y estudios bíblicos diarios. Desde 1977, Tabletalk ha sido testigo de un enorme crecimiento en el número de lectores, y hoy en día salen a la calle más de cien mil ejemplares de Tabletalk cada mes para una audiencia estimada en 250 000 lectores en más de cincuenta países. Estamos agradecidos por la continua bendición de nuestro Señor durante estos últimos cuarenta años y, si el Señor se demora, esperamos que siga bendiciendo el ministerio y a los lectores de Tabletalk durante los próximos cuarenta años, mientras nos esforzamos por hacer discípulos de todas las naciones para la gloria de Dios, no para la nuestra.

Tabletalk es reformada, y lo decimos en serio. No nos avergonzamos de mostrar un distintivo reformado en todo lo que hacemos. Somos reformados porque creemos que ser reformado es ser bíblico. Ser reformado no es solo mantenerse firme en la misma doctrina que nuestros fieles antepasados de la Reforma, es mantenerse firme en la Palabra de Dios. Ser reformado no es solo creer que Dios es soberano sobre la salvación, sino creer que es soberano sobre todo. Ser reformado no es simplemente aceptar las doctrinas de la gracia, sino hallar un gran consuelo en ellas, enseñarlas con gracia y defenderlas con valentía. Ser reformado es creer que Dios tiene un glorioso plan en su pacto de redención, y que está llevando a cabo ese plan. Ser reformado no es limitarse a defender de labios las normas confesionales históricas reformadas, sino afirmarlas de corazón y estudiarlas con diligencia. Ser reformado significa no solo que somos miembros profesos de una iglesia local reformada, sino también que somos adoradores regulares y activos y que participamos en la vida, comunidad y misión de nuestras iglesias locales mientras llevamos el evangelio hasta los confines de la tierra. Ser reformado no es ser un pueblo engreído, presuntuoso, arrogante o apático, sino un pueblo lleno de gracia, dependiente, humilde, que ora, que evangeliza, gozoso, que ama al prójimo y que cree que Dios no solo ordena el fin de todas las cosas, sino que ordena completamente los medios para todos los fines en nosotros y por medio de nosotros mediante el poderoso ministerio del Espíritu Santo solo para Su gloria.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.