Discerniendo las señales
28 junio, 2022Sufrir por la justicia
10 abril, 2023Evitar la falsa teología del sufrimiento
La estadía de Martín Lutero en el monasterio fue un período de desesperación espiritual. Vivía atormentado por una culpa que no se aliviaba y un terrible temor a la ira de Dios. ¿Por qué un hombre educado se retiraría a una celda inhóspita y se maltrataría infligiendo castigo físico sobre sí mismo? ¿Qué razón tendría un creyente para procurar sufrimiento personal?
Parte de la respuesta podría ser hallada en un concepto que surgió en la historia de la Iglesia que equiparó el sufrimiento con el mérito. Los monjes huyeron al desierto para buscar formas rigurosas de ascetismo y abnegación, no solo como una forma de disciplina espiritual para mantener una saludable dependencia de la gracia de Dios, sino también en busca de un mérito santificador.
Un texto bíblico que a menudo se citaba como respaldo bíblico para tal actividad era Colosenses 1:24. Pablo escribe: «Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la iglesia». Las palabras claves de este versículo son «completando lo que falta de las aflicciones de Cristo».
Se construyó una falsa teología del sufrimiento sobre la hipótesis de que el sufrimiento meritorio de Jesús, aunque era necesario para la redención del pueblo de Dios, no estaba completo; es decir, hay mérito adicional que puede ser agregado por medio del sufrimiento de los santos.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Reflexiona en esta verdad: el sufrimiento de Cristo no puede ser incrementado por tus méritos. Ya está completo.
Para estudiar más a fondo
Colosenses 1:24
1 Pedro 2:21
1 Pedro 3:18