Resolver el misterio
18 octubre, 2023Contemplar nuestro destino
18 octubre, 2023Examinar las pistas
La visión de Juan en Apocalipsis nos da algunas pistas sobre cómo es el cielo. Sabemos que allí no estarán muchas de las cosas que existen en nuestro ambiente terrenal. ¿Qué está ausente? Entre otras cosas, las lágrimas, la muerte, la tristeza y el dolor: «Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado» (Ap 21:4).
Algunos tipos de personas también estarán ausentes. No habrá incrédulos, personas abominables y sexualmente inmorales, asesinos, hechiceros, idólatras ni mentirosos en aquel lugar. Esto indica que el cielo será un lugar donde el pecado está totalmente ausente.
La nueva Jerusalén no tendrá ni tabernáculo ni templo. Estos eran tipos terrenales, sombras de lo que está por venir. Cuando aparece la realidad, desaparecen las sombras. «Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero» (Ap 21:22).
El cielo nuevo no tendrá sol ni luna. Son innecesarios porque la gloria de Dios lo ilumina. En el cielo no hay noche. Nada puede eclipsar o atenuar la luz de la gloria resplandeciente de Dios. Ninguna oscuridad puede superar ni penetrar el esplendor de Aquel que es la Luz del mundo.
Finalmente, allí no habrá maldición. La maldición sobre el orden cósmico, la cual produce gemidos por parte de la creación, será quitada. Será expulsada del cielo. No habrá muerte, ni dolor ni lucha que maldiga a la sociedad humana.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Lee Apocalipsis 21 y 22 para aprender más sobre tu hogar celestial.
Para estudiar más a fondo
Apocalipsis 21:3-4
Apocalipsis 21:22