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18 octubre, 2023Comprender el patrón del mal
18 octubre, 2023Rastrear el desarrollo del pecado
«Seréis como Dios» (Gn 3:5). Esta fue la tentación original, la seducción fundamental de la serpiente a nuestros primeros padres. Creados como representantes con dominio sobre la tierra, Adán y Eva querían más. Intentaron alcanzar la autonomía, estirando sus brazos avaros hacia el trono de Dios, solo para caer de cabeza al abismo de la maldad.
Su destino fue la expulsión del Edén. No podrían regresar. Habían perdido el paraíso. Un ángel con espada encendida hacía guardia en la entrada del huerto. Esta es la primera referencia en la Escritura a un arma de cualquier tipo. Antes de que Dios diera al hombre el «poder de la espada», se lo había dado al ángel para que patrullara y protegiera la frontera al oeste de Nod.
Con la caída vino la expansión rápida del pecado. Un hijo de Adán y Eva asesinó a su hermano, introduciendo así el fratricidio a la historia humana. Luego vino Lamec, quien celebró la violencia en su famosa «canción de la espada» (Gn 4:23-24). El hombre utilizó su tecnología emergente para convertir sus herramientas agrícolas en implementos de guerra. El arado se transformó en espada, y el llamado a sojuzgar la tierra se convirtió en una conspiración para conquistar a su propio hermano. Los medios de producción llegaron a ser medios de destrucción, y la tecnología humana y los descubrimientos científicos se usaron no para honrar a Dios sino para asaltarlo, atacando a Su creación y a aquellos que portaban Su imagen.
Con el fin de frenar la expansión de la corrupción, Dios trajo el diluvio: una tormenta de juicio sobre la tierra, una inundación para limpiar el planeta.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
¿Cómo se hace evidente la primera tentación («seréis como Dios») en las tentaciones que has enfrentado o estás enfrentando? ¿Cuál debería ser tu respuesta?
Para estudiar más a fondo
Génesis 3:4-5
Génesis 3:22-24