


Elección y reprobación
19 marzo, 2022


Justificación por la fe sola
19 marzo, 2022Llamamiento eficaz


Décima parte de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Fundamentos III: El Espíritu Santo y la salvación».
¿Qué es lo que Dios hace cuando interviene en la vida de una persona para llevarla a la fe? En esta lección, el Dr. Sproul aborda esta importante pregunta al distinguir entre los puntos de vista del monergismo y el sinergismo. ¿Es Dios solo quien cambia el corazón del pecador, o este cambio de corazón descansa también en la voluntad del pecador?
Transcripción
Cada vez que tenemos una discusión sobre la elección o sobre la predestinación y la soberanía de la gracia divina, inmediatamente tenemos que enfrentar la pregunta de: ¿qué es lo que Dios hace cuando interviene en la vida de una persona para llevar a esa persona a la fe? Tenemos una discusión a lo largo de la historia de la iglesia sobre este asunto y las distinciones históricas entre la escuela agustiniana, que dice que la elección es puramente la actividad soberana de Dios, y la escuela semi-pelagiana, que ve una iniciativa de cooperación entre el hombre y Dios. Que ese asunto, en el análisis final, generalmente se reduce al tema de: ¿en qué momento o cómo es que un pecador llega a la fe salvífica? Y, de nuevo, ambas partes – calvinismo y arminianismo, agustinianismo y semi-pelagianismo – ambos están de acuerdo en que la gracia es una necesidad fundamental absoluta para la salvación.
La diferencia es: ¿hasta qué punto la gracia es necesaria o en qué grado es necesario? Y a lo que se llega es al punto de la regeneración – recuerden que hablamos de la regeneración como una de las obras del Espíritu Santo – la pregunta está en el primer paso de giro donde el pecador va de la muerte espiritual a la vida espiritual, ¿se logra ese paso a través de lo que llamamos monergismo o ? Yo diría que toda la controversia entre el arminianismo y el calvinismo, entre el semi-pelagianismo y el agustinianismo, se reduce a estas dos palabras y su explicación. Bueno, ¿qué significan? Bueno, el monergismo proviene, como lo sugiere la palabra, del prefijo ‘mon’ que significa uno y de la palabra ‘erg’ que en español es el símbolo para ergio, una unidad de energía o trabajo (la cual es la raíz para la palabra ‘energía’, por lo que, el monergismo tiene que ver con un trabajador o una persona que está haciendo el trabajo. El sinergismo tiene que ver con que dos o más personas trabajando juntas. El prefijo «syn» significa “con o junto con” y por lo tanto esto tiene que ver con la cooperación o una iniciativa de cooperación.
De nuevo, Aquino lo entendió así: ¿Es la gracia de la regeneración una gracia operativa o una gracia cooperativa? Cuando Dios vivifica a una persona que está muerta en pecados y delitos; cuando el Espíritu Santo regenera al pecador, ¿Él le presta poder para un ejercicio o para una iniciativa a la cual el pecador debe añadir parte de su energía, parte de su poder, para lograr el efecto deseado o es la obra de regeneración una obra unilateral y monergista de Dios? ¿Es Dios y solo Dios quien cambia el corazón del pecador o es Dios quien ofrece su ayuda para cambiar el corazón del pecador y que esa obra de gracia de cambiar su corazón en el análisis final se basa en la voluntad del pecador de ser cambiado? En su cooperación con la oferta de una gracia redentora. De eso es que se trata.
Demos un vistazo a algunos de los textos bíblicos que son relevantes para nuestro tema. Ya creo que vimos el texto Efesios, antes; pero haré otro repaso ya que es muy importante. Capítulo 2 de Efesios. “Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.
Pablo está viendo hacia atrás y está hablando con sus amigos y compañeros conversos entre los cristianos de Éfeso y les recuerda quién es el que los levantó de la muerte espiritual. Que mientras estaban muertos en sus pecados y delitos, Dios Espíritu Santo los vivificó, los levantó de entre los muertos espiritualmente. Les recuerdo que los muertos no cooperan. Mi analogía favorita para lo que Pablo está diciendo aquí, es la resurrección de Lázaro de su tumba. Lázaro había estado muerto durante cuatro días y el único poder en el universo que podía sacar ese cadáver de esa cueva era el poder creativo y energizante de Dios y Cristo no invitó a Lázaro a salir de la tumba. Él no esperó a que Lázaro cooperara. Él dijo: “¡Lázaro, ven fuera!”, y por el enorme poder divino de ese imperativo, lo que estaba muerto cobró vida.
Luego, por supuesto, él coopera después – es decir, sale de la tumba, pero no hubo cooperación en el punto del cambio de su naturaleza de la muerte a la vida. Y de manera similar lo que oímos decir a Pablo aquí es que tú estás en un estado de muerte espiritual. Tú eras por naturaleza un hijo de ira. Y según Jesús, nadie puede venir al Padre a no ser que le sea dado a Él por el Padre. Y en tu carne nada puedes hacer, y ahí no está diciendo alguito. Y eso deja sobre tus hombros que jamás elegirás las cosas de Dios. Y mientras estés en este estado de muerte espiritual, caminando según la corriente de este mundo, caminando según el príncipe del poder del aire, obedeciendo las lujurias de tu carne, como todos los demás en el mundo, mientras estás en ese estado, Dios te da vida.
Ahora, después de que Él te da vida, ¿tú te mueves, te acercas, tú vienes, tú crees en Él? ¡Sí! Pero es ese paso inicial, ese primer paso, es algo que Dios y solo Dios hace o Dios simplemente se acerca a ti y te corteja y te dice “¡Vamos!” Te atrae. Te anima. Susurra en los oídos de un hombre sordo, “¡Vamos!” Ya sabes, habla con un hombre muerto y le dice: “¿Podrías cooperar conmigo, por favor? Elige este día a quién servirás.” No. Él interviene para cambiar la disposición del corazón de esa persona, espiritualmente muerta, a través de su Espíritu Santo. Ahora, Pablo continúa. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida”. ¿Cuándo nos da vida? Cuando estábamos muertos. “(Por gracia, habéis sido salvados), y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”.
De nuevo, todo esto es un ejercicio en el que Pablo está ensalzando las magníficas maravillas de la gracia divina. Desde su párrafo inicial aquí hasta la carta a los Efesios, donde habla de la dulzura de la predestinación, de ser elegido en Cristo, y todo esto, hasta la gloria de la gracia de Dios, y ahora está mostrando cómo Dios obra esto y muestra las sobreabundantes riquezas de su gracia, en su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús. Luego lo dice de nuevo. Escucha esto. Versículo 8: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.” Fíjense que él dice que es por gracia que somos salvos a través de la fe. Y luego dice “y esto no de vosotros”.
La pregunta que tenemos que hacer es ¿cuál es el antecedente de “esto”? ¿Es la salvación? ¿Es la gracia? No. Gramaticalmente, el antecedente de “esto” es la palabra “fe”. Eres justificado a través de la fe, pero incluso la fe que tienes no es algo que tú originas. Eso no es de vosotros. No sale de ese corazón duro. No sale de esa naturaleza caída. Es la actividad creativa de Dios. “Y esto no de vosotros, sino que es don de Dios”. Y eso es lo que estábamos diciendo cuando hablamos de doble predestinación; que en el corazón de los elegidos, Dios interviene en sus vidas, cambia la disposición de su alma, crea fe en un corazón que no tenía fe. Ahora, eso es algo absolutamente repugnante para los semi-pelagianos de todos los tiempos. Dicen que Dios es un caballero, el Espíritu Santo es un caballero, Él nunca, ya sabes, vendría unilateralmente y cambiaría el corazón de alguien contra su voluntad.
Recuerden que nuestra voluntad es siempre y en todas partes opuesta a Dios. Y la única manera en que vamos a elegir a Cristo voluntariamente es si Dios interviene para hacernos dispuestos, recreando el alma. Cambiando la disposición del corazón. Levantándonos de la muerte espiritual y dándonos vida espiritual para que ahora no sólo podamos elegir a Cristo y elijamos a Cristo, sino que lo hacemos voluntariamente. Recuerdo, como mencioné antes, que alguien le estaba preguntando a una persona sobre si creía en el calvinismo. Y el profesor dijo: “No, no, no”. Él dice: “No creo en un Dios que elegiría arbitrariamente a algunas personas para ser salvadas y ser llevadas, dando patadas y gritando contra su voluntad, al reino de Dios; mientras que, al mismo tiempo, rechazaría a aquellos otros que desesperadamente quieren estar allí”.
Cuando oí eso, ya sabes, sólo sacudí la cabeza y dije, “¡Ey! Si eso es calvinismo, estoy tan en contra del calvinismo como este hombre…” ¿Cómo podía estar tan tergiversado? Lo que él estaba diciendo es que Dios es arbitrario. Dios nunca es arbitrario. Y el hecho de que la razón de tu elección no esté en tus manos, no significa que Dios sea caprichoso, antojadizo y arbitrario y que no tiene ninguna razón para la elección, sino que continúa y dice que Dios elige arbitrariamente a algunas personas y las arrastra pataleando y gritando contra su voluntad. Todo el asunto de la regeneración es el cambio de la voluntad donde los no dispuestos son dispuestos por el Espíritu de Dios. Donde aquellas personas que odiaban las cosas de Dios porque estaban espiritualmente muertas ahora tienen una nueva disposición, un nuevo corazón. Es por eso que Jesús dijo, a menos que nazcas de nuevo, ni siquiera puedes ver el reino de Dios, y mucho menos entrar en él. Jesús ve, como la condición necesaria para entrar al reino de Dios, el primer paso absolutamente esencial para cualquier respuesta de fe, es que seas regenerado.
Ahora, la diferencia básica entre teología reformada y teología no reformada es el orden de salvación con respecto a la relación entre fe y regeneración. La gran mayoría de los cristianos evangélicos profesos creen que la fe viene antes de la regeneración. En otras palabras, para nacer de nuevo, tienes que creer. Tienes que elegir a Cristo. Si eliges a Cristo y tomas la decisión, entonces en respuesta a esa elección y a esa decisión Dios te hará renacer. Y la teología reformada ha estado tras eso desde los días de Agustín, o debo decir desde los días de Pablo. Porque si ese fuera el caso, yo no tendría absolutamente ninguna esperanza de la salvación de ninguna persona en este mundo.
Porque no importa cuán persuasivo seas, no importa cuán elocuente seas, no importa cuán poderoso seas, no importa cuán influyente seas, ¿de qué manera vas a poder persuadir a una persona que está espiritualmente muerta, que está en enemistad con Dios, que está completamente en la carne, quien fuera de la regeneración y de renacer, ni siquiera puede ver el reino de Dios, ¿cómo vas a persuadir a esa persona para que elija a Cristo a quien él no quiere en absoluto? No puedo cambiar el corazón de otra persona. Puedo presentar el mensaje. Puedo argumentar a favor y tratar de ser convincente. Puedo hacerles ver. Puedo ser fiel al Evangelio. Pero a menos que Dios cambie el corazón, yo puedo plantar, alguien más puede regar, pero sólo Dios puede dar el crecimiento. Sólo Dios tiene el poder de cambiar la naturaleza del alma humana. Y, entonces, podríamos decir que la precede a la fe. Esa es la esencia de la teología reformada, ahí mismo. Que es Dios el Espíritu Santo quien primero cambia la disposición del alma antes de que alguien tenga fe.
Ahora, cuando creo, ¿de quién es la fe? ¿Dios está creyendo a través de mí? No. Yo soy el que cree. ¿Elijo a Cristo? Sí, elijo a Cristo. Dios no elige por mí. Estoy eligiendo a Cristo, estoy respondiendo, no me están arrastrando pataleando y gritando contra mi voluntad. Todo el asunto es que mi voluntad ha sido cambiada y por lo tanto ahora eso que odiaba antes ahora amo y corro al Hijo porque eso es lo que quiero. Porque Dios me ha dado el deseo de sí mismo en mi alma. Y luego la otra parte de esa tergiversación; Dios rechazando a la gente que desesperadamente quiere estar allí. Qué distorsión de la visión bíblica del hombre natural que tiene la idea de que el hombre natural está corriendo desesperadamente tratando de encontrar a Dios, tratando de entrar en el Reino, pero Dios dice: ‘No, lo siento. No estás en la lista. No puedes entrar’. Recuerden que toda la raza humana está muerta en pecado. No hay nadie tratando de ir a Cristo fuera de la gracia de Dios, de la gracia especial de Dios.
Por último, como he dicho, ambas partes en esta disputa están de acuerdo en que la gracia es una condición necesaria. Donde ellos realmente están en desacuerdo sobre ese punto de monergismo y sinergismo es: si la gracia de la regeneración es eficaz o no. O para usar un lenguaje más popular, irresistible. Hay quienes dicen que tienes que tener la gracia de Dios para venir a Cristo. Antes de que pase algo más, la gracia debe ser lo primero. Debe ser preveniente o que precede. Pero esa gracia preveniente, que viene y sin la cual ni siquiera podrías venir a Cristo, no es irresistible. Tienes el poder de rechazarla.
Así que, de nuevo, esa gracia de asistencia que se te ofrece, tú puedes cooperar con ella o no cooperar con ella. Y en el análisis final, toda tu salvación depende de si tú, mientras aún estás muerto en tus pecados y delitos, mientras aún no eres salvo, mientras sigues siendo un hijo de tinieblas y estás en la carne, antes de nacer de nuevo, toda tu salvación depende de que cooperes. Entonces, digo que es una teología sin esperanza. No aguantaría ni cinco minutos en el ministerio si creyera eso. Me quedaría durmiendo mañana, porque no toma en serio la postura bíblica del carácter radical de la caída humana. Que simplemente somos incapaces de convertirnos por nosotros mismos, e incluso de cooperar, porque esa cooperación presupone que ya se ha producido un cambio. Y hasta que ese cambio no haya sucedido nadie cooperará nunca.
Se los pongo simple a mis amigos, les pregunto: ‘¿Eres cristiano?’ Dicen que sí. Y digo: ‘Tienes un amigo o un vecino o un familiar que no es cristiano’. ‘¿Correcto?’. ‘¿Por qué tú eres creyente y esa otra persona no lo es?’ ‘Es porque Dios te dio gracia que Él no dio a otro’ – ‘¡Oh no, no, no! ¡Dios nos dio la misma gracia!’ Yo digo, ‘Bien, si Dios te dio la misma gracia y eres creyente y él no lo es, ¿por qué es así? ¿Será que eres más justo que la otra persona?” Y qué es lo que van a decir una y otra vez y mil veces ¡No! ¡Ciertamente yo no voy a decir eso!’ Bueno, ‘¡Será mejor que no digas eso! Porque ahora no sólo has negado la elección, has negado el Evangelio también’. Digo, ‘Bueno, ¿es porque eres más inteligente?’ ‘No’. Porque si dices que sí, te voy a decir ‘¿Por qué eres más inteligente? ¿De dónde sacaste tu inteligencia? ¿Dios te dio más inteligencia de la que le dio al otro?’ Yo diría, ‘Bueno, ¿por qué es así?’ ‘Bueno, porque yo dije sí y él dijo no’.
Le dije, ‘Lo sé. Eso es lo que estamos averiguando. ¿Por qué dijiste que sí? ¿Cómo no puedes aceptar y creer que no es porque eres más justo cuando diste la respuesta correcta y tu amigo dio la respuesta equivocada? Voy a decir que la única razón por la que diste la respuesta correcta es porque Dios en su gracia te cambió y te moldeó de tal manera, eres la obra creada en conformidad con Cristo Jesús. Dios te rescató, cambió tu corazón. Por eso no hay justicia en eso. Si Él sólo te ofreció eso y dejó el punto decisivo en tus manos, entonces tienes algo de lo cual jactarte y es porque eres más justo que la persona que dijo ‘No’. Porque la respuesta a Dios que es la respuesta correcta es sí. Y decir no a Dios es un pecado. Tú no pecaste. Él pecó. Tienes algo de lo cual jactarte. Pero para la gente, ese es el punto en el que empiezan a decir: “Bueno, tal vez no debería decir eso”. Sí, ¡pero no esperes a llegar a ese punto para no decir eso! ¡No lo digas nunca! Ya sabes, ¡en ningún momento!
Bueno, un último texto muy rápido. En Romanos, la famosa cadena dorada que leemos en Romanos 8, el versículo favorito de todos. “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a esos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a esos también glorificó”. Hay una cadena aquí, una secuencia que empieza con el conocimiento previo. Y del conocimiento previo está la predestinación. ¿Y de la predestinación hay qué? El llamamiento. Del llamamiento, la justificación. De la justificación, la glorificación.
Ahora, esta es una declaración elíptica donde cada comentarista entiende que hay algo que se asume en el texto y que no está escrito. Y esa es la palabra “todos”. A todos los que Dios conoció de antemano, los predestinó y a todos los que predestinó, también los llamó y a todos los que llamó, los justificó y a todos los que justificó, a esos glorificó. Ahora, el punto que es tan importante aquí es que la gente mira este texto y dice: ‘¡Mira! El conocimiento previo es lo primero y por eso creemos en una postura presciente de la elección: que Dios sabe de antemano quién va a aceptar el llamado y quién no y sobre la base de ese conocimiento Él nos elige.
Bueno, de nuevo, cualquier postura de predestinación que tengas, tiene que empezar con el conocimiento previo porque Dios no puede predestinar algo o alguien que Él no conozca de antemano. Así que no me sorprende que empiece con el conocimiento previo. Pero fíjate que todos los conocidos de antemano, son predestinados. Y todos los predestinados, son llamados. Así que está hablando, no de todos en el mundo, sino sólo de los predestinados que son conocidos de antemano, y todos los predestinados también son llamados.
Ahora, el punto clave aquí es que todos los que son llamados, son justificados. Lo que significa que todos los que son llamados tienen fe, lo que significa que este texto no puede estar hablando de lo que llamamos el llamamiento externo del Evangelio donde todo el mundo es llamado indiscriminadamente a la predicación pública del Evangelio, pero está hablando del llamamiento interno – el llamamiento operativo – de Dios Espíritu Santo cuando Dios Espíritu Santo eficazmente cambia su corazón. Eso es lo que llamamos el llamamiento eficaz de Dios el Espíritu Santo quien realiza en nuestro corazón lo que Dios ha diseñado que Él haga desde la fundación del mundo, que la predestinación pueda ser plena, que todos los que están predestinados son llamados vigorosamente por el Espíritu Santo; todos los llamados por el Espíritu Santo son justificados; y todos los que son justificados, son glorificados.
Si aplicamos categorías arminianas a esta cadena dorada, tendríamos que decir que algunos que son conocidos de antemano, son predestinados, algunos que son predestinados son llamados, o algunos que son llamados, son justificados, algunos que son justificados son glorificados, y todo el texto no significa nada.