Martín Lutero
2 marzo, 2023La postura católica romana
2 marzo, 2023Las noventa y cinco tesis
Tercera lección de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Justificados por la fe sola».
Martín Lutero estaba preocupado por la venta de indulgencias y el mensaje que esto enviaba a las personas que buscaban el perdón de sus pecados. En esta lección, R.C. Sproul explica cómo la respuesta de Lutero encendió involuntariamente las llamas de la Reforma.
Si todavía no tienes la guía de estudio de Justificados por la fe sola, por favor escribe tu correo electrónico en el siguiente formulario para recibirla.
Transcripción
Hemos visto las crisis que tuvo Martín Lutero, como dije, de manera cíclica cada 5 años 1505, 1510. Veremos esta mañana la de 1515. No voy a entrar en la de 1520, que fue el año en que fue excomulgado por la bula papal Exsurge Domine o su gran crisis del 1525 cuando se comprometió con Catalina de Bora, pero esa es otra historia para otra ocasión. Pero creo que la crisis máxima para Lutero, que dio forma a su vida entera y que realmente fue una motivación muy provocadora para toda la Reforma, fue lo que experimentó en 1515.
En 1507, recordamos que fue ordenado en Erfurt como sacerdote. En 1510, fue a Roma, pero durante todo el tiempo que estuvo allí en Erfurt, estuvo estudiando teología y estudios bíblicos para su doctorado. En 1510, Federico, elector de Sajonia comenzó una nueva universidad en Wittenberg y estaba tratando de armar, en sus etapas iniciales, una facultad sobresaliente. Así que trajo a Lutero, en préstamo por un par de años de clases, desde Erfurt y también trajo a Felipe Melanchthon como parte de esa facultad y Karlstadt y Jonas y otros más.
Pero el hecho es que Lutero dio clases durante dos años y luego regresó a Erfurt. Regresó de nuevo a Wittenberg y dio clases durante mucho tiempo sobre los Salmos. Cuando completó ese trabajo, empezó sus clases sobre Romanos en 1515. Ahora, estoy usando el año 1515, hay todo tipo de debates sobre eso. Algunas personas dicen que fue antes de 1512, otros dicen que fue después como en 1519. La mayoría de los estudiosos lo sitúan entre 1514 y 1515. Por el bien de mi ciclo de crisis de cada 5 años, voy a seguir con el año 1515.
Pero en todo caso, mientras preparaba sus conferencias sobre Romanos, leyó un ensayo de San Agustín sobre la letra y el Espíritu, el cual no era en principio una exposición de Romanos, sino que trataba de otros asuntos. Pero en ese ensayo en particular, había una breve exposición que Agustín dio en la que citó un versículo del primer capítulo de Romanos, Romanos 1:17. En Romanos 1:16, Pablo comienza con su declaración de no avergonzarse del evangelio de Cristo y así sucesivamente y continúa diciendo: «En él», es decir, en el evangelio, «la justicia de Dios se revela por fe y para fe… el justo por la fe vivirá».
Ahora, Lutero había comentado inicialmente, que durante toda su carrera él luchó con mucha fuerza contra toda la idea de la justicia de Dios. Lo que temía más que cualquier otra cosa era la justicia de Dios, que es lo que todo ser humano debería temer más que cualquier otra cosa. He advertido a mis alumnos: «Nunca pidan justicia a Dios, porque pueden recibirla». Entonces, Lutero odiaba la idea de la justicia de Dios y ahora está preparando sus conferencias sobre este versículo que habla sobre la revelación de la justicia o la rectitud de Dios y concluye con la declaración «el justo por la fe vivirá».
Y mientras está leyendo este pasaje de Agustín, Agustín había escrito que la justicia de Dios, de la que Pablo está hablando en Romanos 1, no es esa justicia por la cual Dios mismo es justo, sino más bien una justicia que Dios provee para las personas que no son justas. Permítanme decirlo de nuevo, que Agustín estaba diciendo que cuando Pablo escribe en Romanos 1 sobre de la justicia de Dios, él no está hablando de la justicia inherente de Dios, esa justicia por la cual Dios mismo es justo. Sino que él está hablando de un tipo diferente de justicia, una justicia que Dios otorga por Su gracia a aquellos que no la tienen.
Es decir, aquí podemos ver el comienzo del desarrollo de Lutero de toda la postura de la imputación de la justicia de Dios o la justicia de Cristo al creyente, la cual se llevó a cabo por la fe. Como veremos más adelante, Pablo expone eso en gran manera en el resto de su epístola a los Romanos, pero la idea de la imputación no es que somos inherentemente justos, sino que Dios cuenta como si fuésemos justos, a todos aquellos que ponen su confianza en Cristo, porque cuando ponen su confianza en Cristo, la justicia de Cristo es transferida o contada o imputada al creyente por la fe y para esto, este fue el gran descubrimiento de Lutero.
Él dijo: «Cuando entendí de qué justicia Pablo está hablando en Romanos, las puertas del paraíso se abrieron de par en par y yo entré». Y él ve esto como su momento de conversión, como haber descubierto la gracia que salva. Después de toda la agonía por la que había pasado y todas las otras formas en las que buscó obtener la paz con Dios y nunca lo logró, de repente dijo que había renacido y que ahora estaba en paz con Dios tal como Pablo explica en Romanos 5. De modo que ahora puedes tener cierta comprensión existencial de lo que esto significó para Lutero, que lo hizo capaz de enfrentarse a una avalancha de críticas y hostilidad contra él, desde el mundo, desde la iglesia e incluso desde la gente de su propia universidad inicialmente.
Y así, pudo definir su posición debido a su experiencia de salvación. No iba a intercambiar eso, ni a negociar eso con nada o por nada. Y así, dijo que ese descubrimiento lo hizo releer los Salmos de una manera diferente, cambió toda su comprensión de los Salmos. Comenzó a ver la justificación por la fe en casi todas las páginas de la Biblia hasta el final del Nuevo Testamento y ahora estos pasajes le saltaban a la vista y confirmaban cual era su comprensión, y la de Agustín antes que él, de Romanos capítulo 1. Entonces, aquí podemos decir que incluso antes de que hubiera una controversia general, la Reforma o las semillas de la Reforma fueron sembradas en la experiencia personal de Lutero.
Pero luego, lo que sucedió en 1517, lo cual solemos pensar como el inicio de la Reforma, fue que Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo en Wittenberg, tuvo sus raíces en una controversia con respecto a la venta de indulgencias. Para entenderlo, tomemos unos minutos para regresar a eso. En 1513, había un príncipe Hohenzollern llamado Alberto que vivía en la provincia vecina llamada «Brandeburgo»,y tenía 23 años. Tenía un hermano mayor que tenía grandes ambiciones para la dinastía Hohenzollern y para su familia y querían tener un mayor poder e influencia en toda Alemania.
En 1513, lo que sucedió fue que tres obispados del área quedaron vacantes. En primer lugar, estaba el arzobispado de Magdeburgo, estaba el obispado de Halberstadt y el más significativo era el arzobispado de Maguncia. Quienquiera que fuera el arzobispo de Maguncia se convirtió casi en el papa de Alemania. O sea, era el lugar de autoridad eclesiástico más alto en toda la nación. Ahora, la idea que el hermano de Alberto planeó fue ganar esos obispados para Alberto, para que pudiera ser el arzobispo de Magdeburgo, el obispo de Halberstadt y el arzobispo de Maguncia, todo al mismo tiempo. Y la forma de lograrlo era comprando esos oficios al papa.
Recuerden, dije que el papado en ese momento estaba en uno de sus momentos más corruptos. Tenías a Julio II, que era un papa Borgia seguido por León X, que fue quien excomulgó a Lutero y fue un papa Medici. Mientras tanto, la práctica de la simonía ya estaba muy extendida para ese momento. Simonía es ese pecado que se condena en el Nuevo Testamento, recuerdan cuando Simón el Mago vio las obras milagrosas de los apóstoles y quiso comprar al Espíritu Santo, recuerdan eso de Pedro, y Pedro dijo: «Tú y tu dinero perezcan contigo», que es una forma educada de decir: «Tú y tu dinero se van al infierno, no hay tratos contigo».
Entonces, se decía Simonía porque fue Simón el Mago quien trató de comprar el poder del Espíritu Santo. Y así, esta práctica de vender oficios de la iglesia se generalizó en este momento de la historia y por supuesto, Alberto estaba tratando de aprovecharse de eso. Ahora, además de la prohibición bíblica contra la simonía, también tenías prohibiciones eclesiásticas en términos de derecho canónico en Roma.
Número uno, no se permitía tener más de un obispado al mismo tiempo, y Alberto quería tres. Número dos, era demasiado joven para ser consagrado como obispo, pues solo tenía 23 años. Pero en lo que respecta al papa, el dinero fijaba las reglas, de modo que una negociación se llevó a cabo entre los representantes de Alberto y el propio Alberto con el papa y pudo asegurar los tres obispados, dos arzobispados y un obispado regular. Y el costo total de esto fue de casi $250,000.
Ahora, cuando hubo que comprar esos oficios, se involucró en una negociación con el papa, por ejemplo, con respecto al arzobispado de Maguncia, el precio en curso era de 12,000 ducados de oro y además de eso, el papa quería de Alberto otros 12,000 ducados y dijo: «Consíguenos nuestros ducados, uno sobre otro». Él dijo: «No, te daré 7000, uno por cada uno de los siete pecados capitales». El Papa quería uno por cada discípulo, 12. Al final, acordaron en 10,000 por los Diez Mandamientos.
Pero en todo caso, para que este gran acuerdo se llevara a cabo, Alberto tuvo que pedir prestado el dinero y el gran banco en ese momento eran los Fuggers en Alemania, por lo que los Fugger negociaron este acuerdo entre Alberto y el Papa. El dinero fue aprobado, fue dado a Alberto, luego dado al papado con el fin de obtener esos obispados y así el papa entró en un acuerdo con los Fuggers para recaudar el dinero a fin de pagar todos esos obispados, ok. Ahora, para hacer esto, así es como el programa de indulgencia, que fue representado por Johann Tetzel, empezó.
Durante siglos, la Iglesia Católica Romana había tenido este concepto de indulgencia, el cual continuó expandiéndose y aplicándose para lograr que las personas redujeran el tiempo en el purgatorio o para salir del purgatorio de una vez, para tener una indulgencia completa para cubrir todos sus pecados ahora y para siempre. Y estaba ligado al sacramento de la penitencia, que explicaré un poco más adelante, a las obras de satisfacción que uno tiene que realizar, en otras palabras, para ser restaurado a la fe que salva.
Entre esas obras de satisfacción están comúnmente disciplinas sencillas, como decir varios «Padrenuestros», varias «Avemarías», como vimos a Lutero yendo a su peregrinación a Roma, a fin de obtener las indulgencias asociadas con las escaleras sagradas allí en la iglesia de Letrán. Bueno, ahora, esto se había expandido para incluir la limosna, es decir que la entrega de limosna ayudaría a la persona para ser restaurada a un estado de gracia. Otra vez, voy a ampliar sobre eso más adelante.
Pero por ahora, la iglesia, con el fin de recaudar dinero para terminar de la construcción de San Pedro, la que Julio II había comenzado y que terminó en que se le acabó el dinero y luego había maleza creciendo en los cimientos, ahora León X quiere terminar ese gran proyecto, por lo que autorizó la distribución de indulgencias para la venta. Ahora, la idea era que para que la limosna de una persona le sea contada como una obra de satisfacción, tenía que darla genuinamente, de corazón.
La iglesia evitó cualquier idea de una noción grosera de comprar salvación. La salvación no está a la venta, más o menos, pero las indulgencias sí, si es que la intención es correcta. Entonces, con un acuerdo entre Alberto, es decir entre Alberto, el papa y los banqueros Fugger, tenemos toda esta… ah indulgencia… esta comisión especial de indulgencias, donde Tetzel fue enviado desde Roma para ir a las provincias de Alemania y llevar la bula papal que anunciaba este nuevo programa de indulgencias.
Y así, Tetzel fue el gran vendedor. No era muy escrupuloso, pero sí muy exitoso y la venta de las indulgencias estaba llena de pompa y esplendor. Semanas previas a que los legados papales llegaran a una ciudad o pueblo en particular, el mensajero sería enviado y diría: «El próximo mes en tal o cual día, ese día el representante papal estará aquí y las indulgencias estarán disponibles para ti si das la limosna necesaria para ellos». E incluso habían elaborado una escala de cuánto dinero costaría una indulgencia para un noble, comparado o en contraste con un aldeano y cada tipo de artesano tenía un nivel diferente.
Pero en todo caso, enviaban el mensaje por adelantado. Luego, el día en que este llegaba, había una masiva procesión santa donde la bula papal, este documento, se llevaría en un cojín bordado en oro o un cojín de terciopelo y era como un circo que llegaba a la ciudad. Y toda la gente corría a la plaza principal y hacían fila y hacían sus pagos para obtener indulgencias para sus familiares y así. Allí, no sabemos si es verdad o leyenda, que Tetzel usaba el eslogan «Cuando en el cofre una moneda cae, un alma del purgatorio salta». La idea era que si compras la indulgencia, ya estás a salvo.
Ahora, esto estaba ocurriendo al otro lado de la frontera de donde vivía Lutero, pero era tan popular y la gente estaba tan entusiasmada con eso, que la gente de la congregación de Lutero iba a la frontera, aprovechaba la venta de indulgencias de Tetzel, regresaban a Wittenberg con su documento de indulgencia y lo agitaban en la cara de sus amigos y decían: «Mira, tengo todos mis pecados perdonados». Y Lutero, ahora, como pastor estaba horrorizado, porque sabía que algunas de estas personas eran sinvergüenzas y paganos completamente seculares, quienes sostenían estos documentos de indulgencias.
Y fue por eso, por su preocupación pastoral que quiso discutir el asunto con sus compañeros de la facultad en la Universidad de Wittenberg. Ahora, para tener una discusión académica, publicarías tesis para ser discutidas en un coloquio académico, no para consumo público. Es por eso que Lutero las escribió en latín. Escribió estas 95 tesis, las publicó en la puerta de la iglesia de Wittenberg e invitó al resto de la facultad a discutir las indulgencias y todo el sistema que estaba involucrado.
Bueno, algunos estudiantes emprendedores las vieron y se sorprendieron por ellas. Sin el consentimiento o permiso de Lutero, tomaron estas tesis en latín, las tradujeron al alemán y gracias a la recién inventada prensa de Gutenberg pudieron duplicar las tesis y en 14 días, 15 días, dos semanas, los documentos, las tesis, estaban en cada pueblo, ciudad y aldea en Alemania y ahora era un incendio forestal. Y es ahí, cuando la gente dice que es cuando todo empezó.
Karl Barth reflexionando sobre ello dijo: «Lutero no tenía intención de hacer de esto un gran problema público. Iba a discutirlo simplemente con sus colegas», pero en la metáfora que Barth usó dijo que, «Era como un ciego que estaba subiendo las escaleras de un campanario y perdió el equilibrio y extendió la mano en la oscuridad y agarró lo primero que pudo agarrar y era la cuerda de la campana de la iglesia». De repente, la campana de la iglesia empezó a sonar y a despertar a todos en la ciudad y ese fue el resultado de las tesis.
Y así no solo Alemania había despertado, sino que el rumor llegó muy rápido a Tetzel sobre las tesis y a Alberto y tanto Alberto como Tetzel informaron el incidente de las 95 tesis a León X en Roma y él solo lo descartó, como si fuese un monje borracho en Alemania, a quien nadie le importa. Pero la cosa siguió escalando y escalando hasta que finalmente Lutero fue llevado a la Dieta imperial en Worms en 1521, donde fue llamado a retractarse y él dijo: «Me pides que me retracte, me pides que responda non cornutum, con claridad. No puedo retractarme a menos que me convenza la Sagrada Escritura o la razón evidente. No puedo retractarme porque mi conciencia está cautiva por la Palabra de Dios y actuar contra la conciencia no es correcto ni seguro. Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa. Dios me ayude».
Y el resto, como decimos, es historia. Ahora, en nuestra próxima sesión, lo que quiero que hagamos es que veamos el trasfondo de todo el sistema de la postura católica romana de la justificación, para entender cómo esto llegó a un punto crítico con la controversia de la indulgencia y creo que la mejor manera de entender la doctrina protestante o reformada de la justificación es históricamente y en el contexto de la postura católica romana. Así que, si Dios quiere, lo haremos la próxima vez.