


El monasterio y la crisis de Roma
21 febrero, 2023De Lutero al rayo


Primera lección de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Lutero y la Reforma».
¿Cómo ayudó un rayo a iniciar la Reforma? En esta lección de la serie de enseñanza «Lutero y la reforma», R.C. Sproul nos lleva al 1505, cuando Martín Lutero experimentó su primera crisis de fe.
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Transcripción
En la moderna ciudad de Ginebra, Suiza; hay una zona en la parte alta de la ciudad conocida como la Ciudad Vieja de Ginebra. Y en el centro de esa zona hay un extenso parque peatonal próximo a la universidad y la característica principal de ese parque es una pared gigante de mármol, que se llama el Muro de la Reforma. En el Muro de la Reforma, justo en los alrededores, se aprecia diferentes estatuas y otras impresiones en la misma pared de los reformadores magisteriales de la Reforma del siglo XVI. Vemos la estatua de Lutero, de Melanchthon, de Calvino, de Beza, de Knox, de Butzer y Zuinglio y de algunos otros. Y en la parte alta del Muro de la Reforma están cinceladas en piedra las palabras que representan el lema de la Reforma del siglo XVI. Esas palabras son estas: post tenebras, lux.
Déjenme escribirlas para ustedes, para que no las olvidemos post tenebras, lux y la traducción de este lema es simple: «Después de las tinieblas, luz». Ahora, la pregunta que queremos considerar para empezar es: ¿Cuáles fueron las tenebras que originaron este lema?
¿Qué oscuridad estaba a la vista? Desde el punto de vista de la Reforma, la oscuridad se refería a lo que había sucedido de forma gradual, pero sin descanso, a la Iglesia católica romana durante los años oscuros a través de la Edad Media y hacia la Reforma. Ha habido un cambio constante en la comprensión de la iglesia en cuanto al cristianismo bíblico y, más aún, sobre la pregunta de la salvación. Y lo que se desarrolló en Roma en ese tiempo fue lo que llamamos en teología, «sacerdotalismo».
Ahora, puede que no estén familiarizados con el término «sacerdotalismo», pero básicamente de lo que se trata es, de la idea de que la salvación se logra, en principio, a través de las ministraciones de la iglesia, a través del sacerdocio y, en particular, a través de la administración de los sacramentos. Y todo este sistema de salvación que se desarrolló dentro de la Iglesia católica romana fue lo que terminó en una crisis con la Reforma del siglo XVI. Antes de entrar a los incidentes históricos que la provocaron y las personas que fueron utilizadas por Dios para llevar esto a cabo, quiero hacer una distinción que creo es importante, los propios reformadores consideraron que su trabajo era una reforma, no una revolución. No veían sus actividades como una revuelta organizada contra la iglesia o contra el cristianismo histórico.
Pero en muchos sentidos, así como los profetas de Israel de los siglos VIII y VII a. C., ellos vieron su tarea como el llamado a la iglesia a regresar a las formas originales y a la teología original de la iglesia apostólica. Es decir, no estaban tratando de crear algo nuevo. No estaban tratando de hacer una forma nueva, sino de reformar, de llamar a la iglesia de vuelta a sus raíces y a sus orígenes. Esta mañana, en el periódico, leí esta sección que leo todos los días que nos cuenta lo que sucedió en esta fecha en particular en la historia pasada. Y me interesó esta mañana, cuando leí el periódico, donde decía que, en esta fecha en el año 1504, la escultura de David de Miguel Ángel se dio a conocer al público. Y pensé en lo interesante que es, que eso sucediera un año antes de que ocurriera una de las crisis más importantes en la vida de Martín Lutero, que tuvo lugar en 1505, lo cual veremos en unos momentos.
Pero me pregunté esto: ¿Qué estaba haciendo Martín Lutero en ese día en 1504? Bueno, en ese día de 1504, Martín Lutero tenía 21 años. Había completado su Maestría en Artes, en sus estudios, y se había matriculado en la universidad, en la facultad de derecho. Cuando completó su Maestría en Artes, su padre Hans le presentó el corpus juris de ese día con gran orgullo y celebración. A los 21 años Lutero ya se había distinguido por su inteligencia y por sus conocimientos formados en el sistema educativo clásico, donde a los estudiantes de aquella época se les requería que fueran capaces de hablar latín con fluidez, porque el latín era la lengua de la universidad. Era el lenguaje de los que tratan con la jurisprudencia. Era el lenguaje de los teólogos y de los médicos y otras personas profesionales.
Y así, el entrenamiento de Lutero, en su educación, para convertirse en abogado, le sirvió bastante bien a lo largo de su vida. Lutero nació en el año 1483. Ya saben eso, si han hecho los cálculos desde 1504 y han calculado hacia atrás 21 años. Ahora, si quieren tener una idea de dónde encaja el nacimiento de Lutero en la historia occidental, imaginen esto. Nació en 1483. Eso significa que solo tenía nueve años cuando todo el Nuevo Mundo fue descubierto por Cristóbal Colón. ¿Cómo lo sabemos? Porque sabemos que, en 1492, Colón navegó el océano azul. Así que hubo todo tipo de cambios tumultuosos que estaban ocurriendo en el mundo occidental en ese momento. El descubrimiento del Nuevo Mundo no fue el menor de estos nuevos sucesos que estaban ocurriendo.
Su padre y su madre habían sido campesinos en Alemania, por el bosque de Turingia y Hans Lutero, su padre, dejó los campos de la granja y se convirtió en minero y tuvo éxito en la industria minera de la región hasta el punto de que, a través de sus habilidades gerenciales y habilidades empresariales, logró convertirse en propietario de seis fundiciones, elevando así la posición económica de su familia de forma significativa. Pero su gran sueño era que al educar a su hijo Martín, él tendría un hijo que se convertiría en un abogado prominente, que se haría rico y así sería capaz de cuidar a sus padres cuando estos alcanzaran la vejez. Y todo estaba progresando muy bien en esa dirección, pues Lutero en los primeros años de su educación estaba ganando una reputación como estudiante de jurisprudencia, de notable brillantez, en el campo del derecho.
Ahora recuerden que a medida que continuamos analizando el papel que Lutero jugó en la Reforma protestante, tuvo mucho que ver con su comprensión de la ley, porque tomó las habilidades y la educación que tenía en jurisprudencia y las aplicó a su estudio de la ley bíblica. Bueno, la crisis que cambiaría su vida, que cambiaría el mundo para siempre, tuvo lugar en julio de 1505, cuando Lutero caminaba a casa, desde la universidad, y en medio del día surgió una repentina tormenta eléctrica de gran intensidad. Y mientras caminaba, de repente un rayo golpeó el suelo tan solo a pocos metros de donde estaba parado, de hecho, tan cerca de él que lo tiró al suelo. Y él vio esto como un mensaje de Dios. Él estaba aterrorizado y gritó de miedo: «Ayúdame, Santa Ana, me convertiré en monje».
Y la razón por la que invocó a Santa Ana fue porque Santa Ana, que era la madre de María, era la santa patrona de los mineros y ella había tenido un lugar prominente en las oraciones diarias dentro de la casa de los Lutero. Y así, en este momento de crisis, invocó al cielo por la protección de Santa Ana. Y fiel a este voto, se trasladó a toda prisa al monasterio agustino en la ciudad de Erfurt, cerca de la universidad, y eligió entrar en ese monasterio en particular porque era conocido por ser el más riguroso y exigente de las diversas órdenes monásticas, reflejando la profundidad de su fundador, San Agustín. Ahora, en su deseo de convertirse en monje, se presentó él mismo en la puerta principal del monasterio, fue recibido por el abad del monasterio, entró y se le hizo la pregunta que se le hacía a cada novicio: «¿Qué es lo que buscas?». Y la respuesta de Lutero fue: «La gracia de Dios y tu misericordia». Y así fue admitido en la orden como novicio y el día de su ordenación, como monje, fue uno que estaba tan lleno de ironía, creo, como cualquier otro momento en la historia de la iglesia.
Como era la costumbre en la ordenación de hombres al sacerdocio o a las órdenes monásticas, el ordenado se presentaba frente a las escaleras del cancel del presbiterio. Y tenía que postrarse en el suelo con los brazos extendidos, su cuerpo haciendo la forma de una cruz y se tenía que vestir con la ropa más incómoda. Pero en este estado de humillación, el proceso de ordenación tenía que preceder. Bueno, ¿cuál es el giro de ironía que tiene esta historia? Para explicarlo, tengo que decirles que hace varios años, guie un tour por la Alemania de Lutero y visitamos todas las ciudades importantes de su vida, la ciudad en la que nació, Eisleben, la que, en la providencia de Dios también fue la ciudad de su muerte.
Fuimos a Wittenberg, donde enseñó en la universidad y donde colocó las 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio. Fuimos a Worms, donde se celebró la Dieta Imperial en 1521. Fuimos a Leipzig, donde tuvo lugar una disputa importante que veremos más adelante. Y, por supuesto, visitamos Erfurt. Y entré en la iglesia del monasterio allí y miré el sitio donde Lutero había sido ordenado. Y aquí está la ironía. El año que hicimos ese tour, hubo una celebración de Lutero y los retratos y carteles de Lutero estaban por todo lo que era el este de Alemania, en cada edificio de iglesia, vallas publicitarias en todas partes con un retrato de Martín Lutero contra el fondo de la silueta de un cisne. Y yo ni siquiera era consciente en ese momento de la importancia de eso.
Así que investigué y descubrí que la razón por la cual la imagen del cisne adornaba estos carteles con el retrato de Martín Lutero, se remontaba a los hechos que ocurrieron, en lo que fue Checoslovaquia, en la ciudad de Praga, donde un destacado profesor en ese lugar había publicado obras declarando, por ejemplo, que las Escrituras por sí solas contenían la palabra inspirada de Dios y no podían ser igualadas a los edictos y a las enseñanzas de la iglesia. Y por esa y otras doctrinas que estaba enseñando, tuvo problemas con la iglesia establecida y fue juzgado como hereje. Y el nombre del hombre era Juan Hus.
Ahora la palabra Huss o Hus en checoslovaco significa ganso y resultó que cuando Hus fue interrogado y no se retractó de sus escritos, el obispo que presidía lo sentenció a ser quemado en la hoguera y Huss se negó a retractarse y cuando estaba a punto de ser ejecutado le dijo al obispo que presidía: «Puedes quemar este ganso», o «cocinar este ganso, si así lo quieren, pero vendrá después de mí un cisne, a quien no podrán silenciar» y esa historia se hizo muy conocida en toda Europa. Y cuando Lutero apareció en escena, fue recibido como el cumplimiento profético de la idea de Juan Hus del cisne que vendría, de ahí los carteles sobre el fondo del cisne. Bueno, entonces, aquí está la ironía.
Cuando Lutero se presentó para la ordenación en los escalones del presbiterio, en el monasterio de Erfurt y yacía en el suelo con los brazos extendidos, estaba justo frente al altar y enterrado frente al altar bajo las piedras de la capilla, estaba el obispo que condenó a muerte a Juan Hus. Y me gustaría reescribir la historia un poco, embellecerla. Esa es la prerrogativa del predicador de todos modos. Y me gustaría pensar que cuando Juan Hus le dijo al obispo: «Puedes quemar o cocinar este ganso, pero vendrá un cisne al que no podrás silenciar», me gustaría pensar que el obispo le dijo a Hus: «Sobre mi cadáver». Pero como digo, eso es lo que desearía que hubiera sido el registro de la historia, pero solo estoy embelleciendo un poco la historia.
Bueno, parecería que, en los primeros años de Lutero, él tendía a tener una crisis de algún tipo, que ocurría aproximadamente cada cinco años. La primera crisis de todas en 1505 con un rayo. Me gusta llamarlo: el rayo que cambió el mundo. Pero también tuvo otra crisis en 1510 cuando hizo una visita a Roma y aún una tercera crisis en 1515 cuando tuvo su famosa experiencia de la torre donde entendió el evangelio por primera vez en su vida. Pero primero tenemos que entender lo que le sucedió cuando entró en el monasterio. Las cosas no estaban bien en casa. El padre Hans estaba furioso con su hijo por decepcionarlo al no seguir su vocación y carrera en derecho. El propio Lutero, cuando entró en el monasterio, juró convertirse en el mejor monje que él podía ser. Más tarde reflexionaría y diría, «si alguien alguna vez iba a llegar al cielo a través del monacato, ese sería yo».
Y así, en los años de su noviciado y más tarde, como monje completamente ordenado, pasó por el riguroso horario de la vida monástica, la oración en varios intervalos durante el día y eso tuvo un impacto en su vida porque fue un hombre disciplinado de oración mientras vivió. Pero no solo eso, estaba el proceso de confesión diaria. Cada monje tenía un padre confesor con quien tenía que reunirse todos los días como un asunto de disciplina religiosa. Y Lutero no hizo más que irritar a su padre confesor y a las otras autoridades del monasterio porque el resto de los hermanos entraban: «Padre, he pecado, porque, en las últimas 24 horas he codiciado la cena del hermano Jonatán, o anoche me quedé despierto cinco minutos después que apagaron las luces». ¿Cuántos problemas puedes tener en un monasterio como ese? Pero así confesaban sus pecados en cinco minutos, obtenían su absolución y luego volvían a sus tareas en el monasterio.
El hermano Lutero entraba y confesaba sus pecados de las últimas 24 horas, durante 20 minutos, media hora, una hora, a veces dos horas o tres horas hasta que el confesor se exasperaba con él diciendo: «Hermano Martín, no venga a mí con estas infracciones menores. Si vas a pecar, dame algo que valga la pena perdonar». Pero la mente de Lutero funcionó de esta manera. Era un gran estudiante de derecho. Se dio de lleno a la ley, meticulosamente. Se dio cuenta, por ejemplo, de que el gran mandamiento era amar al Señor su Dios con toda su mente, toda su alma y todas sus fuerzas y a su prójimo tanto como se amaba a él mismo y sabía que no lo hacía ni una sola hora. Y mientras aplicaba la plenitud de las profundidades de la ley de Dios a su propia vida, todo lo que podía ver era culpa. Y así fue impulsado por una pasión por experimentar el perdón que era real y que era duradero, pero esta pasión nunca se cumplió en el monasterio. Veremos en nuestra próxima sesión la crisis que tuvo lugar desde allí hasta su visita a Roma en 1510.