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Transcripción
Hoy vamos a comenzar una nueva serie de estudios y tendremos seis mensajes con respecto a la doctrina de la Trinidad. Todo el concepto de la Trinidad está lleno de dificultades y controversias a lo largo de la historia de la iglesia. Aun así, se ha convertido en un referente de la verdad y en un artículo no negociable de la ortodoxia cristiana. Sin embargo, hay tanta confusión en torno a este concepto que, hasta el día de hoy, encontramos personas que lo malinterpretan de maneras muy graves. Algunas personas realmente piensan que la doctrina de la Trinidad significa que creemos en tres dioses, lo que se conoce como triteísmo, lo cual, sin duda, la iglesia ha rechazado categóricamente en la historia. Otros lo han visto como el retroceso de la iglesia hacia la contradicción.
No hace mucho tuve una conversación con un hombre que tenía un doctorado en filosofía, y él se oponía al cristianismo sobre la base de que en el corazón de la fe cristiana estaba esta doctrina de la Trinidad que era una contradicción manifiesta: decir que Dios es tres y uno. Y eso me sorprendió, porque como era profesor de filosofía, supuse que había tenido al menos cursos elementales de lógica y conocía los ingredientes básicos de la ley de no contradicción, la cual se define históricamente como: «A no puede ser A y no-A al mismo tiempo, y en la misma relación». Y cuando vemos nuestra confesión de fe, en la Trinidad la iglesia confiesa que Dios es uno en esencia y tres en persona. Dios es uno en A y tres en B.
Si dijéramos que Él es uno en esencia, y tres en esencia, eso sería una contradicción. O si dijéramos que Él es uno en persona, y tres en persona, eso también sería una contradicción. Por más misteriosa que sea la Trinidad y por muy superior a nuestra capacidad de comprensión en su plenitud, la fórmula histórica no es contradictoria. Pero, ¿por qué la iglesia entró en esta discusión sobre la Trinidad en primer lugar? Creo que lo que necesitamos entender inicialmente es que el desarrollo de la comprensión de la iglesia de la naturaleza de Dios, se basó en las Escrituras. Y cuando miramos las Escrituras, vemos lo que llamamos en teología revelación progresiva.
Lo que queremos decir con revelación progresiva es que a medida que pasa el tiempo, Dios revela más y más de Su plan histórico de redención. Él da más y más contenido de Su auto-revelación por medio de la revelación. Ahora bien, este progreso en la revelación no significa que lo que Dios revela en el Antiguo Testamento, luego lo contradice en el Nuevo Testamento. La revelación progresiva no es un correctivo donde la última revelación de Dios corrige una revelación anterior errónea. No, no, no. Lo que queremos decir con revelación progresiva es que hay una construcción sobre lo que se ha dado en el pasado, y una dimensión más amplia de contenido a esa revelación.
Mencioné eso al principio porque no vemos en la primera página de las Escrituras una enseñanza clara y manifiesta de Dios como siendo trino en Su naturaleza. Hay indicios de eso muy temprano en el Antiguo Testamento, pero no tenemos el alcance de la información sobre el carácter trinitario de Dios en el Antiguo Testamento, que encontramos en el Nuevo Testamento; y por lo tanto, tenemos que rastrear este desarrollo a lo largo de la historia de la redención para ver lo que la Biblia realmente está diciendo sobre estas cosas.
Entonces, antes de hablar de Trinidad, primero tenemos que hablar de unidad, porque Trinidad significa tri-unidad. Y lo que está detrás del concepto de unidad, es la afirmación bíblica del monoteísmo. Creo que la mayoría de nosotros estamos familiarizados con este término: monoteísmo. Mono significa uno, o único. Teísmo tiene que ver con Dios. Entonces, la idea es que hay solo un Dios. Escuchamos el hebreo shema, en el libro de Deuteronomio, donde se hace el llamado: «Escucha, oh Israel, el Señor tu Dios uno es». Y luego viene el gran mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón», etc. Pero esta afirmación del monoteísmo es una dimensión sorprendente de la fe y de la religión del Antiguo Testamento debido a la rareza de tales afirmaciones en el mundo antiguo.
La mayoría de las culturas de la antigüedad, de las que tenemos registros históricos, tenían religiones que no eran de naturaleza monoteísta. Algunos han sostenido que los egipcios fueron los primeros monoteístas debido a su adoración de Ra o Atón del dios sol y demás, pero hay una singularidad que se encuentra en el tipo particular del monoteísmo que es nativo de Israel y de la fe judía del Antiguo Testamento.
Ahora, debido a que las raíces del monoteísmo en las Escrituras se remontan básicamente al relato de la creación, eso creó una enorme controversia en el siglo XIX, en el campo de la religión y de la filosofía. Uno de los filósofos más dominantes del siglo XIX fue Frederick Hegel. Y Hegel desarrolló una filosofía de la historia. Es una filosofía muy compleja y especulativa de la historia que tiene en su núcleo un concepto de desarrollo histórico o evolución.
En el siglo XIX vimos a los pensadores preocupados por el concepto de evolución, no solo con respecto a la biología. Sino que esta idea se convirtió casi en una palabra de moda en el mundo académico y en la comunidad científica, y se aplicó no solo al desarrollo de animales o seres vivos, sino también a instituciones políticas. Había un darwinismo social que se aplicaba a la comprensión de la historia en términos de modelos de civilización y modelos sociológicos y similares.
Pues bien, las mismas ideas fueron aplicadas, por los seguidores de Hegel, al desarrollo de los conceptos religiosos, y en el centro de esto estaba lo que se llamó la escuela de la historia de las religiones. Y la escuela del pensamiento de la historia de las religiones en el siglo XIX trabajó con esta suposición: que al igual que en el caso de todas las demás formas de evolución, la religión evoluciona históricamente siguiendo el mismo patrón de evolución en el ámbito biológico y ese es el patrón de desarrollo de lo simple a lo complejo.
Por lo que, cuando esta suposición fue traída al texto del Antiguo Testamento, la suposición era esta: que todas las religiones se desarrollan con un patrón similar, comenzando en primer lugar en la forma simple del animismo. Y el término animismo proviene de la idea de que hay almas vivientes en lo que normalmente entenderíamos como objetos inanimados o no vivos, como almas o espíritus que habitan rocas, o almas o personalidades que habitan árboles o tótems, o estatuas, etc. De nuevo, esto fue confirmado, por supuesto, por estos estudiosos al examinar aquellos edificaciones de los pueblos primitivos que aún sobreviven hasta nuestros días. Cuando vas a los rincones más remotos del mundo y examinas la religión de la gente primitiva, encuentras que todavía hay un fuerte elemento de animismo.
Entonces, la suposición era que todas las religiones comienzan con el animismo, y luego se mueven de una manera evolutiva, progresivamente, al siguiente paso, o lo que es la siguiente etapa, que es el politeísmo: muchos dioses. Tienes las religiones de la antigüedad, como las religiones nórdicas, la religión romana, la religión griega, donde tenían un dios o una diosa para casi todas las funciones humanas: un dios de la fertilidad, un dios de la sabiduría, un dios de la belleza, un dios de la guerra, etc. Todos estamos familiarizados con eso en términos de la mitología del mundo antiguo, es decir, que la gente creía en una multitud de dioses que existían para cumplir diversas funciones de la vida humana.
Luego, la siguiente etapa del desarrollo religioso, después del politeísmo, se llama henoteísmo. Y el henoteísmo es una especie de híbrido entre el politeísmo y el monoteísmo. Es una etapa de transición entre las especies, por así decirlo. El henoteísmo es la creencia en un dios (de nuevo, el prefijo «hen» viene de la palabra griega para uno, una palabra diferente que mono), pero la idea aquí es que hay un dios para cada pueblo, o para cada nación, y él reina soberanamente sobre el área geográfica de su dominio.
De modo que, habría, por ejemplo, un Dios para el pueblo judío que era Yahvé, un dios para los filisteos que era Dagón, y un dios para los cananeos que era Baal, y así por el estilo. De modo que cada grupo de personas o cada nación tenía un solo dios. Pero, no creían que hubiera un solo dios, en última instancia. Reconocían la realidad de los dioses de otras naciones y, muchas de las veces, las batallas que se libraban entre las naciones eran vistas como batallas entre los dioses individuales del pueblo.
Y veremos esto en un momento, cómo la gente encuentra esto en el Antiguo Testamento, porque vemos muchos de estos conflictos registrados cuando el Dios de Israel se enfrenta al dios de Baal, al dios de Astoret, o al dios de los filisteos y otros. Pero esto se convierte en una fase de transición hasta que se alcanza el pleno desarrollo del monoteísmo. Ahora, asumiendo este marco evolutivo, los críticos del siglo XIX desafiaron la idea de que la Biblia es consistentemente monoteísta.
Había un debate en curso sobre cuándo comenzó realmente el monoteísmo en Israel. Probablemente el más conservador de estos críticos diría que había indicios de ello en Abraham. Muchos de ellos dijeron que el monoteísmo no comenzó entre los judíos hasta Moisés, y muchos rechazaron incluso la idea de que Moisés era un monoteísta, diciendo que el monoteísmo no comenzó sino hasta los profetas del siglo VIII, particularmente con la obra de Isaías. Y algunos aún más escépticos sostuvieron que el monoteísmo no comenzó hasta después del exilio y que era un desarrollo bastante reciente en la religión judía.
Entonces, los estudios ortodoxos han tenido que pelear esta batalla durante los últimos cien y más años, tratando de demostrar que la idea de la unidad de Dios, la unicidad de Dios, está arraigada en el comienzo mismo de la historia bíblica. Verás, por ejemplo, en el primer versículo de las Escrituras que dice: «En el principio Dios creó los cielos y la tierra». En la narración de la creación vemos la afirmación de que el Dios que se presenta en la primera página del Pentateuco es el Dios cuyo dominio es toda la creación, no solo las fronteras geográficas limitadas del Israel del Antiguo Testamento, sino que Él es el Dios sobre el cielo y la tierra.
Otra frase que se usa para Dios con frecuencia en el Antiguo Testamento es el «Dios Altísimo». Ahora, una de las razones por las que los críticos ven una falta de monoteísmo, incluso en las narraciones de la creación, es porque en esas narraciones hay una vacilación entre dos nombres diferentes para Dios. Por un lado, se hace referencia a Dios como Jehová o Yahvé; y por otro lado, el nombre Elohim se usa para Dios. Ese nombre, Elohim, es sorprendente porque el «him» al final es la terminación plural del sustantivo hebreo, por lo que uno podría traducir el nombre Elohim por la palabra en español «dioses».
Al mismo tiempo, hay otra anomalía con eso, ese nombre Elohim, que aunque tiene una terminación plural, aparece con una forma verbal singular. Entonces, el escritor obviamente está diciendo algo que no puede interpretarse de manera simplista como «muchos dioses». Pero, de nuevo, el carácter de este Elohim o de este Jehová, que se nos revela en los primeros capítulos de Génesis, es Aquel que es soberano sobre todas las cosas. Por eso, creo que estás sacando conclusiones precipitadas al asumir que por el nombre Elohim existía este politeísmo. Realmente se vuelve a veces absurdo.
Recuerdo cuando estaba en el seminario, escuché a un profesor decir que la religión judía comenzó en el animismo debido a la experiencia de Abraham, al encontrarse con los ángeles junto al encinar de Mamre. Y el profesor dijo: «¿Ven lo que está pasando aquí? Abraham está entablando una conversación con estos supuestos tres ángeles junto al encinar». Él dijo: «Realmente lo que está sucediendo es que Abraham está conversando con los dioses en los árboles».
¡Hola!… no hay ni una pizca de evidencia en el texto de que Abraham participó en algún tipo de animismo. Pero la acusación de animismo también se presenta porque en el relato de la caída, tenemos la tentación de ser llevados a Adán y Eva por una serpiente, que asume características personales. Puede razonar, puede hablar y puede actuar con voluntad. Así que, esta atribución de características y rasgos personales a una serpiente sería vista por algunos críticos como un ejemplo de animismo. Lo mismo podría decirse más adelante de la experiencia del asna de Balaam cuando se puso a hablar allí. Ellos dicen: «Bueno, ¿ven?, allí está el espíritu en el asna, así como había un espíritu en la serpiente». Y estas son evidencias, por así decirlo, del animismo.
Luego la idea del henoteísmo es atribuida porque, como dije, hay mucho conflicto registrado en el Antiguo Testamento entre el Dios de Israel y el dios de las otras naciones. Entonces, la pregunta sigue siendo, ¿fue realmente monoteísmo desde el principio? Pero, como he dicho, el relato de la creación afirma que Dios es el creador sobre todas las cosas, el cielo y la tierra. Cuando avanzamos rápidamente a Éxodo 20, el relato de la entrega de la ley, el primer mandamiento recibido por Moisés en el Sinaí es uno que es fuertemente monoteísta, porque Dios está diciendo: «No tendrás otros dioses delante de Mí».
Ahora, algunas personas dirán: «Eso es solo henoteísta, porque Dios está diciendo, puedes tener otros dioses, siempre y cuando no me superen, siempre y cuando te asegures de que Yo soy la deidad principal, la deidad principal. Nadie puede estar por delante de Mí. No pongas a nadie antes que a Mí». Excepto que cuando Dios está hablando allí: «No tendrás otros dioses delante de Mí». Lo que Él está diciendo en el «delante de mí» es en mi presencia. Y Su presencia, por supuesto, es ubicua, y es omnipresencia.
Entonces, lo que Dios está diciendo cuando dice: «No tendrás otros dioses en mi presencia», básicamente está diciendo que si adoras cualquier cosa aparte de Él, ya sea que vivas en Israel o que vivas en Canaán o que vivas en Filistea, estás participando en un acto de idolatría, porque hay un solo Dios. Y el segundo mandamiento refuerza ese primer mandamiento con su prohibición manifiesta de toda forma de idolatría.
Cuando llegas a los profetas, lees una diatriba casi constante contra los falsos dioses de otras religiones: que no son vistos como deidades que compiten entre sí, sino como ídolos inútiles. De hecho, los profetas con frecuencia se burlaban de las personas que adoran a los árboles, que adoran estatuas, que adoran las cosas que han hecho con sus propias manos, y se burlan de las personas que creen que ese bloque de madera está habitado por algún ser inteligente, como si ese bloque de madera pudiera oír o como si ese bloque de madera pudiera ver. Y ridiculizaban así la idea del animismo, y toda la idea del politeísmo consistentemente a lo largo de su crítica.
Así que, de paso, creo que debemos entender que lo que está firmemente establecido en la religión de Israel y en el Antiguo Testamento es este concepto de monoteísmo: hay un solo Dios. Pero es precisamente debido a esta clara enseñanza del monoteísmo que todo el tema de la Trinidad se ha vuelto tan problemático, porque para cuando llegamos al Nuevo Testamento, la iglesia del Nuevo Testamento está afirmando que Dios el Padre es divino, Dios el Hijo es divino y Dios el Espíritu Santo es divino; sin embargo, el Nuevo Testamento todavía mantiene fuertemente la noción del monoteísmo.
De modo que, de alguna manera tenemos que entender que las distinciones en la Deidad no son esenciales, es decir, no es que no sean importantes, sino que no son parte de la esencia. No se refieren a una fragmentación o compartimentación del ser mismo de Dios. El Nuevo Testamento continúa afirmando la unicidad de Dios, como veremos en los próximos mensajes, espero. Pero, ven cuál es el problema: todo el asunto de la Trinidad está enraizado y fundamentado en primer lugar en la afirmación bíblica del monoteísmo, y por lo tanto la lucha ha sido cómo podemos mantener la doctrina del monoteísmo del Antiguo Testamento con la clara afirmación del Nuevo Testamento del carácter trino del Dios bíblico.
Fue Agustín quien dijo una vez que «lo nuevo (refiriéndose al Nuevo Testamento) está oculto en lo antiguo; lo antiguo se revela en lo nuevo». Y esa es nuestra tarea: mostrar en esta progresión del pensamiento y de la revelación divina, que hay una unidad de pensamiento muy firme.