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Llegamos ahora al segmento final de nuestro estudio general de las Escrituras “Del polvo a la gloria”. Y llegamos ahora a la sección, que creo que es una de las más emocionantes y fascinantes, y sin embargo peligrosas, de todo nuestro estudio, porque ahora se trata de la gloria.
Estamos entrando en un breve estudio de las últimas cosas de la gloria futura que Dios ha preparado para su pueblo y para su iglesia, y estaremos viendo brevemente algunas de las preguntas principales que surgen con respecto al “libro de Apocalipsis”.
Ahora, mencioné hace un momento, la idea acerca de las últimas cosas, y tenemos una subdivisión especial en la teología llamada escatología, la cual centra su atención en el futuro. Es la ciencia de las últimas cosas, aquellas relacionadas con la consumación del reino de Dios; y se ocupa de tales asuntos como la Parusía o la Segunda Venida de Cristo.
Vemos temas como el rapto, la gran resurrección, la manifestación del Anticristo, el Cielo y el Infierno, y ese tipo de asuntos que están todos ubicados bajo el título de “Escatología”. Es también un área donde encontramos gran desacuerdo entre los cristianos.
Una cosa es interpretar los eventos del pasado con cierto grado de coherencia y reconociendo acuerdos y llegando a un cierto punto de consenso y otra cosa muy distinta cuando estamos hablando de material profético y estamos tratando de determinar el significado de esas profecías.
Ahora, el problema se agrava para nosotros cuando vemos que muchas de las predicciones proféticas de sagrada Escritura son entregadas en una forma literaria, que es algo difícil de interpretar; donde, por ejemplo, en el Antiguo Testamento vemos la literatura apocalíptica de Daniel y Ezequiel, en el Nuevo Testamento nos encontramos con el libro de la Revelación de Jesucristo, llamado Apocalipsis.
Y la palabra “apocalipsis” significa una revelación o descubrimiento, pero se lleva a cabo en el contexto de un lenguaje imaginativo muy alto. Un lenguaje que aparentemente es intensamente simbólico.
Algunas personas han argumentado, por ejemplo, que el libro de Apocalipsis fue escrito durante un tiempo de persecución severa y que el autor está tratando de comunicar a sus contemporáneos, quienes estaban luchando por su supervivencia en medio de un ambiente hostil de las autoridades políticas, que el libro estaba en realidad escrito en código, y el problema es que no tenemos la clave para descifrar ese código con ningún grado de certeza absoluta en nuestros días.
Sin embargo, he de decir esto: que la forma más segura de interpretar la literatura apocalíptica, la forma más segura de interpretar el libro de Apocalipsis es estudiando las imágenes que encontramos en esos libros y ver cómo ese lenguaje imaginativo se utiliza en otras partes en la Sagrada Escritura, porque existe una consistencia del uso del lenguaje imaginativo.
Ahora, cuando llegamos al libro de Apocalipsis vemos que, como ya había dicho, hay un gran desacuerdo sobre los asuntos del futuro y de escatología, y quizá hayas escuchado términos por ahí de las diversas escuelas de pensamiento tales como el premilenialismo, o el postmilenialismo, o la posición amilenialista, e incluso dentro de la teología premilenialista existe el premilenialismo histórico y el premilenialismo dispensacional, e incluso dentro del esquema premilenialista, están las posturas pretribulacionista, midtribulacionista y postribulacionista y uno escucha todas estas designaciones, y algunas personas quedan un tanto confusas y aturdidas por tantos significados.
Ahora, muchas de esas diferencias en los sistemas de escatología se remontan a diferentes puntos de vista del libro de Apocalipsis y diferentes formas de abordar el libro de Apocalipsis, y voy a mencionar cuatro en el transcurso de hoy. Los cuatro enfoques básicos del libro de Apocalipsis, y estos no son los únicos enfoques, pero los cuatro básicos que compiten entre sí para tener aceptación son los que llamaremos el enfoque preterista, el segundo es el enfoque futurista, el tercero es el enfoque historicista, y el cuarto es el enfoque idealista.
Ahora, estos representan cuatro enfoques claramente distintivos para interpretar el último libro del Nuevo Testamento. Y, brevemente, estas son las diferencias: El enfoque preterista interpreta el libro de Apocalipsis, básicamente, como si ya se hubiera cumplido en el pasado.
Interpreta el libro de Apocalipsis como tratando sustantivamente los eventos que estaban próximos y que se llevaron a cabo dentro de los límites del primer siglo, principalmente la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. con la dispersión de los judíos en todo el mundo.
El enfoque futurista ve el libro de Apocalipsis como una maqueta de una serie de eventos que precederán el regreso futuro de Jesús, y por eso, en su mayor parte, los futuristas creen que las cosas que se registran para nosotros en el libro de Apocalipsis aún no han tenido lugar, al menos desde el capítulo 6 hasta el resto del libro.
El enfoque historicista, o enfoque cronológico histórico, enseña que el libro de Apocalipsis empieza con esto, su preocupación inmediata en el primer siglo por las iglesias locales que se habían establecido, pero a partir del capítulo 6 y pasando por el resto del libro, lo que vemos es un patrón de una descripción de los eventos que tienen lugar en diversos períodos a lo largo de la historia del mundo así que lo que hay es un enfoque esquemático completo de la historia de la iglesia.
Y el cuarto enfoque es el punto de vista idealista, que considera que el libro es básicamente simbólico y que se refiere a los períodos de conflicto y resolución que tienen lugar a lo largo del tiempo en la historia de la iglesia, y que el libro no está diseñado para darnos una cronología de los eventos específicos que tendrán lugar en momentos específicos, sino, más bien, para comunicar el mensaje fundamental de triunfo del evangelio y del reino de Cristo en tiempos de conflicto y persecución.
Por lo tanto, pueden imaginarse cómo uno se acerca al libro de Apocalipsis a través de uno de estos sistemas que darán una comprensión significativamente diferente del mensaje del libro.
Ahora, como dije antes, con respecto al libro de Hebreos, uno de los problemas que tenemos para la comprensión del libro de Hebreos es tratar de determinar quién lo escribió, a quién, bajo qué circunstancias, y al tener ese tipo de información a nuestro alcance podemos avanzar un largo camino que nos ayude a entender el mensaje de la literatura que estamos tratando de interpretar.
Ahora, en el caso del libro de Apocalipsis, hay un amplio consenso en que el libro fue escrito por el apóstol Juan, y que él era el último miembro sobreviviente del núcleo apostólico de Jesús, y que vivió más de 90 años antes de morir.
Así que ese no es tanto el problema aquí, a pesar de que la autoría del libro ha sido cuestionada por algunos sectores, eso lo dejaremos de lado por ahora. La gran pregunta en relación con el libro de Apocalipsis es: “¿Cuándo fue escrito?”.
Y según como respondamos esa pregunta nos ayudará en la manera de cómo vamos a interpretar la información que contiene. Ahora, de nuevo, los estudiosos están divididos en esa pregunta, y podría decir que, en diferentes momentos de la historia de la iglesia, el mundo académico alcanzó un consenso, pero, luego ese consenso fue cuestionado y lo que había sido un enfoque popular se desvaneció en el entorno y otro punto de vista tomó su lugar y eso alcanzó un consenso, pero los consensos que hemos tenido no han sido duraderos.
Pero el enfoque tradicional del libro de Apocalipsis es que fue escrito algún momento entre el 95 d.C. y 96 d.C., muy tarde en el primer siglo. Ahora eso es importante porque si en realidad hubiese sido escrito (no debí decir hubiese sido) ciertamente ‘fue’ escrito después del 95 dC o después del 70 dC, eso eliminaría por lo menos uno de los cuatro sistemas de interpretación que ya hemos delineado, y ese es el enfoque preterista del Apocalipsis, a menos que el autor haya participado en un fraude, escribiendo de los eventos futuros como si fueran futuro, pero, en realidad ya habían ocurrido.
Pero, miren, si el libro fue escrito en el año 95, difícilmente podría pronosticar o predecir los eventos que tuvieron lugar en el 70 d.C. Eso no sería profecía en absoluto. Y, ahora, en nuestros días, ha habido un esfuerzo concertado entre algunos estudiosos para argumentar que el libro fue escrito mucho antes del 95, y yendo hacia atrás a la década de los años 60, tal vez en el año 67, o el año 68, algunos incluso lo han puesto antes de esa misma década de los 60, pero en cualquier caso, el argumento es que fue escrito antes de la caída de Jerusalén en el 70 d.C.
Y, dicho sea de paso, esa fecha, el 70 d.C., la caída de Jerusalén es una de las fechas mejor fijadas que tenemos para cualquier acontecimiento en el mundo antiguo, así que, podemos estar bastante seguros en asumir que es una fecha correcta para ese evento en particular.
Ahora, cada vez que vemos la pregunta de la fecha de un libro de la Biblia, dividimos la evidencia en dos tipos de pruebas, y los dos tipos de evidencias que los estudiosos miran podrían llamarse externas e internas.
La evidencia externa se refiere principalmente a los testimonios de personas fuera de los límites del propio libro, quienes son contemporáneas o que viven cerca del momento en que un libro se escribió, y alguien podría decir: “Sí, me acuerdo cuando Felipe escribió su carta en el ’09”.
Ahora, ahí tenemos una referencia externa a la datación de un documento en particular. O podríamos encontrar, como sobrevivientes de la historia de la iglesia primitiva, por ejemplo, documentos que sabemos que fueron escritos en el siglo segundo y estos documentos citan largos pasajes del libro de Apocalipsis o hacen alusiones al libro de Apocalipsis, y si sabemos que esa literatura que está citando el libro de Apocalipsis fue escrita en el segundo siglo, sabemos con seguridad que el libro de Apocalipsis fue escrito antes que esos libros y no es un documento del siglo III.
Ese es el tipo de trabajo de detective que los estudiosos hacen cuando examinan la evidencia externa. La evidencia interna de la redacción de un documento se podría obtener cuando una persona se identifica a sí misma y, en efecto, pone una fecha y dice: “Estoy escribiendo esto en tal y tal año”, o si una persona hace claras referencias a los eventos dentro del documento que se sabe que han ocurrido en un período de tiempo determinado, todo eso se convierte en importante para el establecimiento de la fecha.
Así que, sin entrar en toda la tecnicidad de eso, vamos a ver a esos dos enfoques básicos para la datación de los libros. Cuando vemos el libro de Apocalipsis, la principal evidencia externa, no la única evidencia externa, sino la principal evidencia externa a la que los estudiosos han señalado históricamente tiene que ver con una referencia hecha al libro de Apocalipsis por el padre de la iglesia Ireneo, quien fue uno de los teólogos más respetados de su época.
Ireneo hace una referencia a la visión que Juan recibió en la Isla de Patmos, y él habla de esto en términos que se relacionan con el reinado del emperador Domiciano, lo que situaría al libro en la década de los años 90. Ahora, el único problema con la referencia de Ireneo, a la cual se le ha dado mucho peso históricamente, es que existe alguna ambigüedad en el lenguaje que él usa y de una manera deja abierta la interrogante de si él está diciendo que la revelación que Juan recibió se llevó a cabo bajo el reino de Domiciano o si la persona que recibió la información que Juan registró en el libro de Apocalipsis fue vista y conocida por la comunidad durante el reinado de Domiciano.
¿Ven la diferencia aquí? Si, por ejemplo, Juan vivió hasta los 95 años de edad, y supongamos que Juan tuvo su visión en el 67 d.C. y la registró y luego el mismo Juan vivió hasta el reinado de Domiciano, entonces podría ser que lo que Ireneo está diciendo aquí es de la aparición de Juan durante el tiempo de Domiciano en lugar del origen en sí del libro de Apocalipsis, en ese momento; y esa interrogante no ha sido resuelta de una vez y por todas.
Pero, de nuevo, cuando vemos la evidencia interna del libro de Apocalipsis, hay otras preguntas que surgen. Dos o tres cosas son muy importantes para la interpretación del libro de Apocalipsis. Una es, las referencias a períodos de tiempo que están esparcidas a lo largo del libro, de las cuales hay varias, pero permítanme citar un par para lograr que degusten algunas de las dificultades que tenemos para fechar el libro.
El libro de Apocalipsis empieza con estas palabras: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la dio a conocer, enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, el cual dio testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todo lo que vio. Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca”.
Ahora, en esa oración o declaración de apertura, se hacen dos referencias a períodos de tiempo, ninguna de las cuales es precisa o exacta, pero ambas cargan el peso de una cierta perspectiva con respecto a la época. En primer lugar, a Juan se le dice que registre una visión de las cosas que en breve se llevarán a cabo. Segundo, él hace referencia a que la hora está cerca.
Ahora, estos no son los únicos lugares en el libro de Apocalipsis donde encontramos estos marcos de tiempo. De hecho, hay muchos lugares a través del libro de Apocalipsis, que tienen este mensaje de urgencia con respecto a un período de tiempo que está próximo, que está cerca, y que es inmediato.
Ahora, aquellos que ven el libro como si hablara de eventos que todavía no (tos) han tenido lugar argumentarán que ese lenguaje se refiere a la rapidez con la que las cosas van a suceder una vez que empiecen, pero no han comenzado todavía. O podrían argumentar que Pedro nos dice que un día a los ojos del Señor, es como 1.000 años.
Por otra parte, tienen a los estudiosos de la alta crítica que se han burlado y han ridiculizado la confiabilidad de las Escrituras debido a las referencias del marco de tiempo como esta y como las que se encuentran en el Sermón del Monte, en la enseñanza de Jesús, cuando Jesús hace algunas predicciones certeras y dijo: “No pasará esta generación hasta que todo esto suceda”.
Y los de la alta crítica no se amilanan para decir, “Jesús estaba equivocado”, y “la Biblia estaba equivocada”, y que “la profecía de Apocalipsis está mal porque difícilmente se puede decir que se está refiriendo a 2.000 años o más desde el momento en que la profecía es dada, ¿Cómo sería posible con un poco de imaginación, llamar a ese cumplimiento algo que tuvo lugar ‘en breve’, o estaba ‘cerca’, o era ‘próximo’?”
Esa es la fuerza de la posición preterista que ve que la mayor parte del material aquí estaba dirigido a una crisis que estaba en el horizonte inmediato, la acción histórica de redención más significativa que se lleva a cabo fuera del Nuevo Testamento es el juicio que cae sobre Jerusalén y, por tal juicio, la iglesia cristiana surge ahora con su propia identidad como el Cuerpo de Cristo.
Pero, en cualquier caso, esa es una de las referencias internas. Una segunda referencia interna que los defensores de la fecha temprana han visto como significativa es el lenguaje a lo largo del libro que habla como si el templo todavía estaba en pie, lo cual sería difícil de explicar si el libro fue, en efecto, escrito en el 95 después de que esta devastadora destrucción del templo se llevó a cabo.
Una tercera, solo para darles una idea de la dificultad con la que nos enfrentamos cuando estamos tratando de determinar la fecha e interpretar el libro -permítanme darles un pasaje difícil- se encuentra en el capítulo 17 del libro Apocalipsis, verso nueve: “Aquí está la mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes sobre los que se sienta la mujer”.
Ahora, este es el tipo de simbolismo con el que se van a encontrar. Se está dirigiendo a la ramera de Babilonia, la discusión de la bestia y todo eso, y decimos, “¿Quién es la ramera? ¿Qué es Babilonia? ¿Quién es la bestia? ¿Cuál es la ciudad de las siete Colinas? ¿Es Jerusalén?, ¿es Roma?”, etcétera. Porque no dice: ‘Las siete cabezas y las siete colinas o montes sobre las cuales se sienta la mujer’; no dice, ‘las siete cabezas son el Imperio Romano’.
También, “son siete reyes”. ¿Quiénes son los siete reyes? “Cinco han caído, uno es y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que permanezca un poco de tiempo. Y la bestia que era y no es, es el octavo rey, y es de los siete, y va a la destrucción”.
Te da una jaqueca fulminante solo con las imágenes que se encuentran en ese par de versículos que les acabo de dar. Pero, ves a los estudiosos que miran esto y dicen: “Espera un minuto. Esto debe referirse ya sea a Jerusalén o a Roma”, y algunos tomarían la posición de que los siete montes solo se pueden referir a Roma, que Roma era la Babilonia de esa era, la que mantenía al pueblo de Dios cautivo, y era famosa en la antigüedad por ser llamada la Ciudad de las siete colinas.
Bueno, habla de los reyes, pero los romanos no llamaban a sus líderes reyes, aunque hay muchas referencias en la antigüedad a los emperadores romanos como reyes. Incluso en el Nuevo Testamento cuando los fariseos dijeron: “No tenemos más rey que el César”. Aun nosotros encontramos en el Nuevo Testamento una referencia a los emperadores como reyes. Y luego sigue la pregunta de “¿Quién es este rey que ahora es?” Este es el tipo de trabajo de detective que continúa.
“Hay siete reyes, cinco han caído, uno es, y el otro aún no ha venido”. Entonces, tienes cinco reyes que se presentan en tiempo pasado, uno en futuro, y uno en tiempo presente. Ahora, si supieras quién era ese rey, y si él está presente, eso favorecería mucho para ayudar a fechar el libro.
Hay varias teorías al respecto, pero si los reyes se refieren a los emperadores romanos, y si tú empiezas a contar los emperadores romanos desde Julio César, como la mayoría de los estudiosos de la antigüedad hicieron, entonces podrías llegar a los seis reyes, o el rey que es, sería Nerón.
Y si el libro fue escrito durante el reinado de Nerón, entonces, obviamente, esto sería un libro que se ocupa principalmente de eventos que se están desarrollando durante la gran persecución antes de la guerra de los judíos y la destrucción final de Jerusalén.
Ahora, de nuevo, no estoy diciendo que eso es definitivamente lo que eso significa. Simplemente estoy diciendo que ese es el proceso para tratar de evaluar y analizar la evidencia interna y externa. Y, como pueden ver, solo con esto, hay tantas preguntas acerca de la identidad de Babilonia, las siete colinas, y los reyes, y cuáles reyes son contados y desde qué punto, que lo que estamos haciendo aquí es el mejor trabajo de detective que podemos hacer, pero espero que veamos, en el tiempo que nos queda, que a pesar de que estos diferentes enfoques del Apocalipsis son virtualmente incompatibles y que alguien ciertamente está equivocado, incluso en ese contexto, no debemos desesperar porque el mensaje central del triunfo de Cristo y de su reino aparece tan magníficamente en este libro, que ha servido como un tesoro para la iglesia desde el primer siglo hasta nuestros días, dando el aliento de Dios a todos los que sufren aflicción a manos de los enemigos de Dios.