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Este artículo forma parte de la colección 3 cosas que debes saber.
Tito es una de las Epístolas Pastorales, que es un término del siglo XVIII para referirse a los libros de 1 y 2 Timoteo y Tito, porque son cartas del apóstol Pablo a sus compañeros pastores. Aquí te presento tres cosas importantes para tener en cuenta al leer esta carta.
1. Tito trata de la verdad que conduce a la piedad.
Al comienzo de su carta a Tito, Pablo dice que es un apóstol «conforme a la fe de los escogidos de Dios y al pleno conocimiento de la verdad que es según la piedad» (Tit 1:1). El énfasis en la verdad y la piedad se mantiene a lo largo de toda la carta: ambas deben ir siempre juntas.
A la hora de describir el tipo de personas que Tito debe designar como ancianos en las iglesias de Creta, Pablo deja muy claro que deben ser «irreprensibles» y que deben «retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza» (Tit 1:6-9). Por el contrario, los falsos maestros con los que tiene que luchar Tito «profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan», lo que demuestra que están equivocados tanto de labios como en la práctica, tanto en sus enseñanzas como en su comportamiento (Tit 1:16).
Para contrarrestar a los tales, Tito debe «enseñar lo que está de acuerdo con la sana doctrina», ya que la misma gracia de Dios, que ofrece la salvación a todos, también nos enseña a «[negarnos] a la impiedad y a los deseos mundanos» (Tit 2:1, 11-12). Si pasamos por alto esa conexión entre la verdad y la piedad, habremos ignorado el punto principal de esta carta.
2. Pablo llama a Jesús «Dios».
En el capítulo 2, Pablo dice que los cristianos deben «[vivir] en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús» (Tit 2:12-13). Algo que podríamos fácilmente pasar por alto aquí es la referencia a Jesús como «nuestro gran Dios».
Por supuesto, sabemos que Jesús es Dios por otros pasajes de la Biblia. Sus palabras y acciones, Su cumplimiento de las profecías y la forma en que el Nuevo Testamento habla de Él lo demuestran. Es un principio central del Credo Niceno que Jesús es «Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero». Pero no hay muchos lugares en el Nuevo Testamento donde esto se afirme tan claramente como en Tito 2. ¿Se te ocurre algún otro? Juan 1:1 es un ejemplo obvio: «el Verbo era Dios». Y Pablo también habla en Romanos 9:5 de «el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos».
El contexto de esta tremenda identificación es que estamos esperando que aparezca la gloria de nuestro Dios y Salvador Jesucristo cuando regrese. Esta es nuestra gran esperanza. Nota que Pablo lo menciona al mismo tiempo que nos recuerda que el Dios y Salvador que aparecerá es el mismo que «se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD Y PURIFICAR PARA SÍ UN PUEBLO» (Tit 2:14). Es decir, su identificación de Jesús como Dios está al servicio de la línea melódica de esta carta: su llamado a recordar la verdad que conduce a la piedad.
3. Pablo nos dice cómo lidiar con los herejes.
A Tito se le dice que «[evite] controversias necias» con los falsos maestros de Creta porque «son sin provecho y sin valor» (Tit 3:9-10). Él necesita ser capaz de refutar sus argumentos y silenciarlos cuando pueda, incluso reprendiéndolos duramente si es necesario (Tit 1:9, 11, 13). Pero llegará el momento en que habrá que reconocer que los que han estado trastornando familias enteras y perturbando hogares con sus enseñanzas son divisivos y hay que lidiar con ellos con firmeza.
La palabra que Pablo utiliza para «hombre que cause divisiones» en Tito 3:10 es hairetikos, de la que más adelante obtenemos la palabra hereje. Hereje tiene un significado algo diferente en el español moderno que la palabra original en el griego antiguo. En Tito, no significa necesariamente alguien que predica una herejía específica o una doctrina falsa, sino alguien que inicia o fomenta facciones, aunque posiblemente lo haga por medio de enseñanzas heterodoxas, así como de especulaciones sin sentido.
Es importante notar que en Tito 3, al hombre que cause divisiones se le da una advertencia y no es rechazado de inmediato. Al igual que en Judas 22-23, se debe tener misericordia y arrebatar a los tales del fuego, amonestándolos como a hermanos antes de tratarlos de otra manera (ver también 2 Ts 3:15). Las definiciones clásicas de herejía incluyen la idea de que una persona solo debe ser clasificada como hereje divisiva, y por lo tanto evitada, si persiste en su falsa enseñanza después de ser instruido en oración y concedido tiempo para el arrepentimiento (un arrepentimiento que también se espera en 2 Ti 2:25-26).
Aquí la suposición subyacente es que la unidad de la iglesia se ve amenazada por personas divisivas que enseñan mala doctrina (es decir, dañina). Es por eso que, preocupados justamente por la unidad de la iglesia, debemos «rechazar» a tales personas. Son ellos los que causan los problemas y deben ser evitados (ver Jud 1:19; Ro 16:17).
En su comentario sobre Tito 3, Tomás de Aquino (1225-1274) dice que «si una persona sostuviera que Dios no es trino y uno, o que la fornicación no es pecado, sería un hereje». Estos dos ejemplos de herejía resumen muy bien el énfasis de la carta de Pablo, mostrando cómo la teología y la ética, la verdad y la piedad, van juntas.