Año 1000
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8 febrero, 2022Discernimiento frente al entretenimiento
Mi abuelo materno, James Robson Featherstone (1915-1995), nació en Wallsend, Inglaterra, y emigró a los Estados Unidos cuando tenía trece años. Como era un cantante talentoso, adquirió prominencia a comienzos de los años cuarenta, durante la época dorada de las orquestas de jazz de Chicago. Vivió con los ricos y famosos, grabó muchos temas, jugó póquer con los Tres Chiflados y, en el proceso, perdió la fe que profesaba, y también su familia, su fama y su dinero. Mi abuela, la esposa de Jimmy Featherstone, que también estuvo involucrada en el mundo del entretenimiento en la década de los cuarenta, introdujo a mi mamá en el modelaje cuando ella era joven. Con ese trasfondo, era natural que mi madre quisiera ver qué tan bien me iría en el mundo del entretenimiento, y eso hizo que, durante un breve tiempo, yo formara parte de los primeros Backstreet Boys y terminara rechazando una oferta de Lou Pearlman, quien quería que fuera en uno de los primeros integrantes de la banda que terminó llamándose NSYNC.
Aunque solo alcancé a vislumbrar lo que es la industria del entretenimiento, eso bastó para ayudarme a apreciar todo lo que la gente tiene que hacer para conseguir el éxito en ese mundo, y también para producir en mí un profundo pesar y disgusto por gran parte de esas cosas. A través de mi experiencia en el mundo del entretenimiento, Dios ha aumentado mi sensibilidad para tratar de guiar a mi familia respecto a cómo vemos y disfrutamos todos los tipos de entretenimiento: desde los programas televisivos hasta las películas, desde la ópera hasta la música, desde los libros hasta los musicales de Broadway, desde los cuentos para dormir hasta los juegos de mesa.
Todos los tipos de entretenimiento pueden ser formas maravillosas de descansar y reponernos del ajetreo, el bullicio y los conflictos de la vida. El entretenimiento permite que nuestra imaginación viaje por el mundo y explore el universo, que se una a las aventuras de los hobbits y de los caballeros de brillante armadura, que retroceda en el tiempo para experimentar la historia y que entienda mejor a la gente y a nuestra cultura. Sin embargo, siempre debemos cuidar nuestros ojos y nuestro corazón, pues ni siquiera somos capaces de comenzar a entender todas las maneras en que nos ha afectado Hollywood. El entretenimiento afecta nuestra mente, nuestro hogar, nuestra cultura y nuestras iglesias. Por lo tanto, debemos estar alertas y usar el discernimiento en la manera en que gozamos del entretenimiento, con la mirada fija en la luz de la Palabra de Dios, de modo que ella nos guíe e informe nuestras conciencias. El entretenimiento no es malo en sí mismo, y podemos disfrutarlo siempre que recordemos que, en todo lo que hagamos, nuestro fin principal es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre viviendo coram Deo, delante del rostro de nuestro Dios omnisciente y misericordioso.