El origen y la presencia de la falsa enseñanza | 1ra parte
29 mayo, 2018El origen y la presencia de la falsa enseñanza | 3ra parte
31 mayo, 2018El origen y la presencia de la falsa enseñanza | 2da parte
Nota del editor: Esta es la segunda parte del articulo “El origen y la presencia de la falsa enseñanza“, que es la introducción a la serie “Falsos maestros“, publicada por la Tabletalk Magazine.
En esta oportunidad analizaremos las tres vías por las que la falsa enseñanza puede entrar en la iglesia: la búsqueda de alguna enseñanza o doctrina nueva e interesante, una reacción exagerada ante otros errores de enseñanza en la iglesia, y un afán de evitar las críticas, particularmente las críticas del mundo que nos rodea.
La búsqueda de nueva enseñanza
Tal vez la forma más “inocente” en que la falsa enseñanza puede llegar a la iglesia es cuando alguien intenta encontrar una forma nueva e innovadora de entender la Biblia. La Biblia es un libro antiguo que pastores, ancianos y eruditos han estudiado durante milenios. Es difícil pensar en un tema bíblico sobre el cual no se hayan escrito cientos de libros. En los temas más polémicos, como el bautismo o la escatología, prácticamente todas las posiciones teológicas han sido replanteadas. No todos los maestros están satisfechos con relatar las diversas interpretaciones históricas o presentar la verdad bíblica histórica de una manera clara y convincente. Para algunos, es necesario ir a donde nadie haya ido antes, enseñando la Biblia de una manera que no dependa de ningún predecesor.
Un ejemplo de esto fue John Nelson Darby, cuyo deseo de organizar la Biblia y su profecía en un solo sistema definitivo produjo lo que ahora se conoce como dispensacionalismo. Sus enseñanzas llevaron a desviaciones de la comprensión histórica de la iglesia, los sacramentos y, de alguna manera, el pecado original.
Para otros, existe ese afán de resolver definitivamente algún tema bíblico espinoso sobre el cual teólogos han debatido durante siglos. Esto los lleva a un territorio inexplorado, expresando ideas e interpretaciones no probadas de la Biblia. El erudito jesuita Luis de Molina pensó que había descubierto una manera de reconciliar el conflicto antiguo entre teólogos sobre el libre albedrío y la predestinación en su nueva enseñanza del “conocimiento medio”. Al final, todo lo que logró fue confundir a la gente acerca de la voluntad de Dios y Su cuidado providencial. Un ejemplo más actual sería aquellos que han presentado la idea del “teísmo abierto” en un esfuerzo por proteger a Dios de ser acusado de responsabilidad por el mal en el mundo. El resultado ha sido presentar a un Dios que es débil, incapaz de proveer a Su pueblo y, finalmente, a merced de las acciones de los hombres. Deberíamos estar conscientes de este punto de entrada a la falsa enseñanza, tanto cuando otros vienen a convencernos de una gran nueva revelación que nunca se ha escuchado antes, así como cuando nosotros somos tentados a hacernos famosos con alguna nueva enseñanza. Es mucho mejor ser considerado como monótono o aburrido mientras nos mantenemos firmes y “contendemos ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos” (Jud 3).
Una reacción exagerada ante el error
Una segunda manera en que la falsa enseñanza puede entrar a la iglesia es cuando algunos maestros intentan proteger exageradamente a la iglesia del error. Al decir “exageradamente”, no me refiero al mero esfuerzo realizado para proteger a la iglesia del error, sino más bien a los extremos que algunos llegan en nombre de la protección de la iglesia. Las verdades más grandes y preciosas de la Biblia han sido explicadas y entendidas con gran cuidado a lo largo de los siglos. Doctrinas como la Trinidad, la persona de Cristo y la relación entre la fe y las obras se han desarrollado a partir de una comprensión de la totalidad de las Escrituras, y con el conocimiento de que existen errores iguales y opuestos en los que alguien puede caer. En El progreso del peregrino, Juan Bunyan describió el viaje del cristiano a través del valle de la sombra de la muerte como un caminar entre dos peligros: una profunda zanja a la derecha y un peligroso atolladero a la izquierda. Si uno se mueve bruscamente en una dirección para evitar un peligro, puede caer en el otro peligro opuesto.
Quizás el mejor ejemplo histórico de esto es la forma en que la falsa enseñanza sobre la persona de Cristo entró en la iglesia. Al tratar de entender cómo Cristo puede ser a la vez humano y divino, Nestorio y sus seguidores enseñaron una clara división en Cristo que esencialmente lo hizo dos personas, una humana y otra divina. La iglesia discrepó de esta enseñanza y la condenó en el Primer Concilio de Éfeso. Pero en un intento exagerado de corregir el error nestoriano, Eutiques y sus seguidores enseñaron que la manera de evitar concebir a Cristo en dos personas era entender que la divinidad de Cristo aplastaba Su humanidad, esencialmente negando Su verdadera humanidad. Ellos habían evitado exitosamente una falsa enseñanza solo para caer de cabeza en otra. Otro ejemplo es cuando varios falsos maestros a lo largo de la historia han intentado lidiar con el supuesto problema del triteísmo en la doctrina de la Trinidad (que la doctrina parece enseñar que hay tres Dioses). Desde Sabelio en el siglo III y Miguel Servet durante la Reforma, hasta los teólogos unicitarios de hoy en día, los intentos por “asegurar” que la iglesia enseñe el monoteísmo a menudo han resultado en falsas enseñanzas sobre la Trinidad.
Ser cristiano significa creer que lo que Dios dice en Su Palabra es verdad, aun cuando todos a tu alrededor no estén de acuerdo.
El afán de evitar la crítica
Una tercera manera en que la falsa enseñanza entra en la iglesia es cuando algunos maestros tratan excesivamente de evitar la crítica, especialmente cuando esa crítica proviene de la cultura que nos rodea. Aquí es donde interviene la naturaleza humana, especialmente nuestro orgullo pecaminoso. A las personas no les gusta que se les considere ignorantes, incultos o sin educación. No les gusta que otros les desprecien por cosas que creen o dicen. Y, sin embargo, esta es una parte fundamental de ser cristiano.
Ser cristiano significa creer que lo que Dios dice en Su Palabra es verdad, aun cuando todos a tu alrededor no estén de acuerdo. “Sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso”, nos dice la Biblia (Rom 3:4). Martín Lutero lo expresó con su ingenio característico: “Uno con Dios es la mayoría”. Pero a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. Algunos maestros dentro de la iglesia pueden llegar a temer que no tendrán ningún impacto en el mundo a menos que enseñen de una manera que sea culturalmente aceptable.
Fue esta manera de pensar que llevó a una desviación de la verdad bíblica sobre la expiación y el sacrificio de Cristo. Los gritos contra el “abuso infantil cósmico” y un “Padre duro y vengativo” han llevado a algunos a enseñar en contra de la expiación sustitutiva de Cristo. Esto, a su vez, ha llevado a la redefinición del pecado, el arrepentimiento y la santidad. Una vez que el hilo comienza a deshacerse, toda la tela comienza a rasgarse.
Otro ejemplo de esta tendencia es la forma en que algunos maestros dentro de la iglesia se han alejado de la doctrina bíblica de la creación como se establece en Génesis 1-2, Isaías 40 y Colosenses 1, entre otros lugares. Con tal de no parecer ir en contra de un “consenso” científico, tales maestros negarán hasta que Dios es el Creador de todas las cosas.
Algo que es particularmente peligroso es que la falsa enseñanza puede entrar en la iglesia desde la cultura porque las personas tienen buenas intenciones: quieren llegar a los perdidos, por lo que intentan eliminar todo lo que consideran como una barrera. No deberíamos atacar intencionalmente a nuestros vecinos, pero tampoco debemos tener miedo de pararnos firmes en la Palabra de Dios, incluso cuando tal postura no sea popular. Eso también significa que debemos ser cautelosos con aquellos dentro de la iglesia que constantemente intentan acomodarse al último pensamiento cultural.
Nota del editor: En la tercera parte de este articulo, “El origen y la presencia de la falsa enseñanza”, veremos cómo la falsa enseñanza echa raíces y qué podemos hacer para estar listos a combatirla.
Este articulo fue publicado originalmente en la Tabletalk Magazine.