Para la adoración y la gloria de Dios
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Nota del editor: Este es el décimo y último capítulo de la serie de artículos de Tabletalk Magazine: El gozo
Defino el «hedonismo cristiano» como un estilo de vida arraigado en la convicción de que Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. Las implicaciones de esta convicción son amplias y emocionantes, incluyendo la sorprendente verdad de que toda virtud verdadera y toda adoración verdadera incluye necesariamente la búsqueda de la felicidad en Dios.
La razón es que toda virtud verdadera y toda adoración verdadera debe involucrar la intención de glorificar a Dios. Esto es así porque fuimos creados para glorificar a Dios (Is 43:7), y también porque Pablo dijo: «Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Co 10:31). Así que hacer cualquier buena obra o cualquier acto de adoración sin la intención de glorificar a Dios es pecado.
Pero Dios no es glorificado cuando lo encontramos menos agradable que otras cosas. Eso es menospreciarlo. Sabiendo esto, no podemos ser indiferentes a que Dios sea agradable para nosotros en las acciones que hacemos. Si queremos glorificar a Dios en todas esas acciones, nuestra meta debe ser deleitarnos en Él más que en cualquier otra cosa.
Cuando Jesús dijo: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hch 20:35), no tenía la intención de que ignoráramos esta realidad al momento de dar. De hecho, en ese mismo texto donde Pablo cita a Jesús, el apóstol dice que debemos «recordar» esa realidad al momento de dar. El deseo de ser bendecidos al dar a otros es simplemente egoísta y avaro si la bendición que deseamos es algo más que Dios y si no tiene como propósito llevar a otros a que se unan a este gozo por medio de nuestra dádiva.
UNA FRASE AMADA
Pero todo eso no llega al ethos —el sentimiento, el espíritu, la actitud, el tono— del hedonismo cristiano. La frase bíblica que he utilizado más frecuentemente para capturar este espíritu está en 2 Corintios 6:10: «… como entristecidos, mas siempre gozosos». Sin embargo, son pocas las veces que he comentado sobre este texto exegéticamente o he dado ilustraciones sobre el mismo. Quiero hacer ambas cosas brevemente.
En 2 Corintios 6:3-10, Pablo explica que su estilo de vida no ha sido motivo de tropiezo para nadie (v. 3); por el contrario, se elogia a sí mismo como una persona auténtica en todo lo que hace… con treinta tipos de experiencias.
Dentro de estas treinta está «como entristecidos, mas siempre gozosos». Esta frase aparece entre varios pares similares: «como impostores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, y he aquí, vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo» (2 Co 6:8-10).
LO QUE ES CIERTO SOBRE PABLO
En una oportunidad me preguntaron por qué considero «entristecidos» como algo que era cierto en la vida de Pablo cuando otros pares en esta lista presentan algo que era falso y luego se corrige (por ejemplo, «como impostores, pero veraces»). Quizás Pablo quiere decir que es visto como alguien que está entristecido cuando en realidad no es así, pues siempre está gozoso.
La razón por la que no creo que Pablo quiera decir eso es que él hace un cambio de pares que contrastan lo falso y lo verdadero (como «impostores, pero veraces») a pares en los que ambos elementos son verdaderos (como «pobres, pero enriqueciendo a muchos»).
En la mente de Pablo, «desconocidos», «moribundos», «castigados», «entristecidos», «pobres» y «como no teniendo nada» son características verdaderas acerca de él. Así que al inicio del versículo 9, él pasa de afirmaciones falsas corregidas por las verdaderas a un listado de pares en los que ambas afirmaciones son verdaderas pero suenan algo paradójicas: desconocido/conocido, muerto/vivo, castigado/no muerto, entristecido/gozoso, pobre/enriquecido.
Por esto podemos afirmar que Pablo de hecho se considera a sí mismo «entristecido». Esto no es una sorpresa en vista de lo que dice Romanos 9:2-3: «… tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón… por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne». Tristeza y angustia continuas. Sorprendente.
Si esto era verdad en la vida del gran apóstol del gozo, ¿cuánto más lo será en las nuestras? Sin lugar a dudas, nuestras vidas también serán marcadas por tristeza continua y gozo continuo. De no ser así, podría indicar que no amamos a los perdidos de la forma en que Pablo hacía.
UN GOZO SERIO
Así que el ethos del hedonismo cristiano no es un gozo o una felicidad ligera, simplista, chistosa, insignificante, tonta o cómica. El hedonismo cristiano podría expresarse con carcajadas, pero esto tiene poco que ver con una frivolidad dominante que no deja espacio para un gozo serio.
En sus Letters to Malcolm [Cartas a Malcolm], C.S. Lewis dijo: «El gozo es una prioridad seria del cielo». Amén. Y en sus Christian Reflections [Reflexiones cristianas], escribió: «Debemos divertirnos. Pero nuestra alegría debe ser la clase de gozo (y de hecho es el mejor gozo) que se da entre personas que desde un principio se han tomado en serio unas a otras, sin frivolidad, sin superioridad, sin arrogancia.
Hay un corazón tierno que se goza con los que se gozan y a la vez llora con los que lloran. A veces se ve el gozo; otras veces se ve la tristeza. Pero cada uno le da sabor al otro. Tú puedes degustar el sabor peculiar de este gozo y de esta tristeza.